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La ciudadanía, indignada con la decisión gubernamental de otorgarles un salvoconducto para hablar en el Parlamento

Los paramilitares colombianos justifican en el Congreso sus masacres afirmando que han liberado de la guerrilla a media Colombia y evitado que se consolide otra Cuba»

Fuentes: Rebelión

La intervención de tres cabecillas de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) ante el Congreso continúa generando rechazo entre políticos, analistas y gente común en esta nación andina. Emisoras locales abrieron sus micrófonos a los radioyentes para que opinaran sobre el hecho y la mayoría expuso serias dudas acerca de la poca responsabilidad asumida […]

La intervención de tres cabecillas de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) ante el Congreso continúa generando rechazo entre políticos, analistas y gente común en esta nación andina.

Emisoras locales abrieron sus micrófonos a los radioyentes para que opinaran sobre el hecho y la mayoría expuso serias dudas acerca de la poca responsabilidad asumida por esos paramilitares en el conflicto armado interno, así como su pretensión de no reparar los daños causados a sus miles de víctimas en sus dos décadas de existencia.

Aunque algunos radioescuchas consideraron necesario un perdón y olvido para lograr la paz, al mismo tiempo aseguraron que eso no puede darse sin el compromiso real y cierto de esos irregulares de extrema derecha de que no volverán a las armas.

Sin embargo, en sus propios discursos, los cabecillas de las AUC Salvatore Mancuso (jefe del Estado Mayor), Ernesto Báez (líder político), y el comandante Ramón Isaza, manifestaron que seguirán combatiendo, pese a las negociaciones de paz que adelantan con el Gobierno para desmovilizar a unos 20 mil efectivos antes de 2006.

Durante su intervención, Mancuso dijo que «como recompensa a nuestro sacrificio por la patria, haber liberado de la guerrilla a media república y evitar que se consolidara en el suelo patrio otra Cuba, o la Nicaragua de otrora, no podemos recibir la cárcel».

Asimismo, todos los que se comunicaron con las emisoras refirieron el incumplimiento constante y reiterado por parte de los paramilitares del acuerdo de cese de hostilidades firmado con el Gobierno en diciembre de 2002, pues desde esa fecha hasta ahora son centenares los asesinatos y decenas las masacres masivas cometidos en todo el país.

Por otro lado, familiares de las víctimas de los paramilitares, en especial los más de tres mil militantes del partido Unión Patriótica (izquierda) asesinados desde la década de los 80 del pasado siglo hasta ahora, abogaron por un proceso en que haya justicia, verdad y reparación.

Incluso, algunos de los parientes de asesinados por los paramilitares acudieron al Salón Elíptico de la Cámara de Representantes del Congreso colombiano para pedirle a esos cabecillas dijeran la verdad sobre esos crímenes y dónde están los cuerpos de sus familiares.

El silencio y el hecho de que esos tres jefes de las AUC fueran sólo a culpar a las fuerzas guerrilleras de su surgimiento y accionar, así como a indicar cómo debe ser el diálogo entre ellos y el Gobierno y plantear que no están dispuestos a guardar ni un día de cárcel o entregar sus bienes causó un malestar aún mayor.

La situación se agudizó cuando los tres cabecillas abandonaron el Salón Elíptico una vez concluyeron sus intervenciones y no se quedaron a escuchar ni responder los cuestionamientos que le tenían preparados varios congresistas, incluidos algunos oficialistas, quienes coincidían en lo inconveniente y apresurada de esa invitación.

Tan grande fue el escándalo y rechazo provocado que el presidente Alvaro Uribe -cuyo Gobierno fue el principal promotor y patrocinador de esa participación paramilitar en el Congreso- expresó su disposición de cursar una invitación similar a líderes de las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Por su parte, el analista Alfredo Rancel, director de la Fundación Seguridad y Democracia, aseguró que después de un año y medio de acercamientos, el Gobierno contempla impasible cómo los paramilitares violan permanentemente el cese de hostilidades, condición indispensable para iniciar aproximaciones.

Otra de las sorpresas fue que los paramilitares colombianos afirmaron «tener la absoluta certeza» de que su líder histórico Carlos Castaño, desaparecido hace cuatro meses, «está vivo y un día cualquiera sorprenderá al país y al mundo».

Uno de los máximos comandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia afirmó que Castaño resolvió retirarse de la organización por la negativa de varios de sus miembros a «plegarse a su voluntad autoritaria», difundió DPA.

El pasado 1 de julio, durante la instalación de las negociaciones de paz con las AUC, el gobierno dijo disponer de indicios e informaciones que señalan que el jefe paramilitar está muerto, según palabras del ministro del Interior y Justicia, Sabas Pretelt.