Los presos políticos, saludamos al pueblo explotado, reprimido, pero aún con esperanza, que lucha, que batalla contra la injusticia y contra el odio. Saludamos con beneplácito estas nuevas jornadas de resistencia, de lucha, de combate, de empeño vital por la esperanza.Vivimos tiempos de zozobra, de angustia y de una miseria impuesta como si fuese un […]
Los presos políticos, saludamos al pueblo explotado, reprimido, pero aún con esperanza, que lucha, que batalla contra la injusticia y contra el odio. Saludamos con beneplácito estas nuevas jornadas de resistencia, de lucha, de combate, de empeño vital por la esperanza.
Vivimos tiempos de zozobra, de angustia y de una miseria impuesta como si fuese un valor social. Nuestra gente es la mercancía que trafican los mercaderes de la ignorancia, los verdugos que imponen el temor como requisito para existir. Vivimos en el imperio del miedo y la miseria.
Cada día los poderosos que encabezan el Estado narcoparamilitar se avasallan contra nuestro pueblo, con nuevos tributos de guerra, con medidas tan cínicas y anti-soberanas como el TLC, que entrega al capital Estadunidense toda la riqueza industrial, agrícola, cultural y humana de nuestro terruño. La política de transferencias sigue recortando opciones a los pobres, les quita lo poco de bienestar social para gastarlo en el falso espejismo de la seguridad y en la cruenta realidad de la guerra. El desplazamiento, la desaparición forzada, la cárcel siguen campantes por las laderas y las calles de nuestra patria. Como si fuera poco, el gobierno de turno en cabeza del paramilitar Alvaro Uribe Vélez, impone la cultura del silencio, de la conformidad, del chantaje y la altanería reflejada en cada uno de sus discursos y sus políticas.
El pueblo se nos muere de hambre, de plomo, de enfermedades curables, de la locura producida por la angustia colectiva de verse sin futuro y sin presente. El país se desmorona, se desbarata al ritmo que los usurpadores de la dignidad le chupan la sangre.
Sin embargo el gobierno nos hace vivir en un país, espectro, ficticio, de mentiras, un país construido por los medios masivos de desinformación y el marketing. Un país que se inventaron para ocultar el real, el explotado, el sumido en la miseria y el terror. Nos llena de sus realitis, de sus novelas, de una cultura del consumo y la felicidad del dinero, para que no veamos la realidad de lo que pasa.
Hoy Uribe sigue vanagloriándose como el salvador, como el hombre elegido y por eso se inventa y se pone a la cabeza de la gran farsa, y que mejor ejemplo para ello que la denominada y rimbombante crisis de la parapolítica.
Nos hacen creer que los resultados de los testimonios son producto de la mano dura de Uribe, cuando en realidad es el fruto de arduos y duros años de denuncia, de resistencia y de gritos de dignidad de los luchadores sociales, populares y políticos del pueblo oprimido y subyugado. Sin embargo siguen sin respuesta las víctimas, los principales jefes e ideólogos del proyecto paramilitar están ahí, intactos, sin que les duela un pelo. Con toda esta parafernalia que parece en realidad una crisis, el gobierno viene desplazando otros procesos; lo de la ley de transferencias, lo del TLC, lo de la guerra. Por eso aunque debemos denunciar y seguirle el paso al asunto de la narcoparapolítica, no hay que bajar la guardia frente a otros asuntos de fondo.
Por eso hoy el pueblo colombiano y a su cabeza las organizaciones sociales, políticas, progresistas y revolucionarias están llamadas a continuar la batalla por la vida.
Basta ya de dogmatismos, de sectarismos, de luchas interinas por figurar, por el protagonismo. Lo que realmente importa es liberar a nuestra patria del veneno que nos impone el Capital. Atrás deben quedar las rencillas de partidos, los intereses de grupo y los individuales. En Colombia ninguna organización por grande, por antigua o por transparente tiene la verdad absoluta, ni mucho menos es la pionera del proceso de transformación social. Partamos de reconocer que si hoy no estamos al nivel de otros países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia y Cuba que caminan por el sendero de la liberación, no es solo por la acción represiva de nuestro enemigo histórico, sino y de manera fundamental por las falencias de una izquierda inmadura que en los momentos decisivos del proceso se ha quedado desgastada en luchas por el poder y el reconocimiento grupista.
La Unidad nace de reconocerse como parte no como el todo, de entender que para hacer hay que ser con otros, que no basta el discurso beligerante o demócrata, sino ante todo la acción colectiva en pro de los intereses del pueblo.
Basta ya de andar por las vertientes, de la política de brochazos, es necesario confluir en un proyecto de nación común, en una propuesta y programa político de transformación social. Estamos de acuerdo con que la lucha electoral, pero consideramos que esta no es la principal lucha, y que la lucha política, ideológica y de masas es vital para ir construyendo opinión y acción favorable hacia el cambio social.
Hoy tenemos una oportunidad histórica, pero esta oportunidad parte de la Unidad por la base, por la confluencia, el respeto y la solidaridad de clase PARA VENCER AL ENEMIGO JAMAS PODEMOS ESTAR DIVIDIDOS… SOLO CON LA UNIDAD EFECTIVA VENCEREMOS.
Porque aquí no se trata de definir si el MOIR, EL PARTIDO COMUNISTA o el FRENTE SOCIAL Y POLITICO, EL PT o X o Y o Z organización tiene la fuerza y la razón. Aquí de lo que se trata es de lo que hagamos por vencer el sectarismo, la arrogancia y la soberbia que siguen tan arraigadas en nuestra izquierda y en algunos sectores progresistas. Porque aquí de lo que se trata es de desmentir el odio, de derrotar la mentira, de asesinar la injusticia y para eso necesitamos del esfuerzo de todos.
Entre los prisioneros de guerra y los presos políticos nos encontramos distintas vertientes y distintas formas de proceder, pero confluimos en la necesidad de la liberación nacional y social, en la necesidad de rescatar la dignidad y edificar el humanismo, con armas o sin ellas, cada cual desde sus capacidades y sus percepciones. Lo vital es luchar, trabajar y batallar por un mundo mejor, con esperanza, con alegría, donde los niños sean niños, donde los hombres sean hombres, donde la felicidad se despierte con el amanecer y la muerte se asfixie en su soledad.
Es tiempo compañeras y compañeros de empezar a dar pasos definitivos por nuestro propósito. Porque es ahora ó nunca, porque la vida lo requiere y porque la historia no nos perdonará haber fracasado en nuestra lucha, porque la historia dirá sí cumplimos con nuestra tarea.
Una vez más saludamos las jornada de resistencia; que no sea una más sino el comienzo del nuevo amanecer que debemos construir para nuestros hijos, para las nuevas generaciones.
Desde las mazmorras en la cual encierran el cuerpo de los soñadores, más nunca su espíritu, ni su corazón.
Fraternalmente.
Colectivo de Presos Políticos – Prisioneros de Guerra
Los presos políticos no somos terroristas terrorista es la dictadura uribista.
Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)