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Los retos de la fase pública

Fuentes: Revista Insurrección

Colombianas, colombianos, luego de una larga batalla política de complejas discusiones, que tenía como fin elaborar una agenda u hoja de ruta, e instalar una Fase Pública, dicha batalla supera una primera etapa el pasado 7 de Febrero en la hermana República de Ecuador, por lo que le reconocemos al presidente Correa a su pueblo […]

Colombianas, colombianos, luego de una larga batalla política de complejas discusiones, que tenía como fin elaborar una agenda u hoja de ruta, e instalar una Fase Pública, dicha batalla supera una primera etapa el pasado 7 de Febrero en la hermana República de Ecuador, por lo que le reconocemos al presidente Correa a su pueblo y a su gobierno nuestro infinito agradecimiento.

El Ejército de Liberación Nacional tiene claro que la instalación de la Fase pública ha sido posible por el compromiso de las partes, pero en tal logro ha sido fundamental el esfuerzo de millones de colombianas y colombianos, así como de diversas expresiones de la Comunidad Internacional, destacándose los seis Países Garantes, que desde el inicio de estos diálogos, jugaron importante rol, para que hoy haya Mesa Pública instalada y cinco países de Apoyo, Acompañamiento y Colaboración, quienes recientemente se vinculan a este proceso.

Destacamos el significado que tiene, el que varias sedes de las pasadas y futuras discusiones hayan sido y sigan siendo en países limítrofes con Colombia, dado que ellos han sido afectados por este conflicto social y armado. Además, esta cercanía facilita la Participación de la sociedad en este proceso, que es transversal al mismo y ello obliga a una constante interacción de la sociedad con la Mesa.

Ahora sigue una nueva etapa de esta importante batalla política; abordar las discusiones y concretar acuerdos sobre los contenidos de la agenda, en los que participe de manera protagónica la sociedad colombiana, así como el aporte con mayor realce de la Comunidad Internacional.

Las intervención de los Delegados de las partes en la instalación de la Mesa, el pasado 7 del mes en curso, deja claro que cada una, tenemos propósitos distintos, énfasis diferentes y valoramos el tiempo con criterios que no son coincidentes.

No podía ser de otra manera, estamos en la mesa, dos adversarios que nos hemos enfrentado a muerte hace más de medio siglo, donde unos han detentado el poder desde siempre y los otros, no encontramos otra manera de luchar por el poder para el pueblo, que levantarnos en armas, asumiendo el legítimo derecho a la Rebelión.

En el discurso gubernamental se mantiene la pretensión de hacer exigencias unilaterales; de limitar y burlar la participación de la sociedad; de eludir la responsabilidad estatal en el genocidio, encubriendo con la impunidad los criminales de guerra y de mantener su régimen de exclusión, privilegios y represión.

Es por ello, y porque hasta ahora, no vemos clara la voluntad de paz ni del gobierno, ni de la clase en el poder, que le seguimos dando a nuestra participación en el proceso, un carácter EXPLORATORIO.

El tamaño y carácter de las diferencias es tal que aún no encontramos el punto medio que permita avanzar; si sólo acotar una agenda de titulares nos ha llevado 4 años, ¿cuántos nos llevará hacer acuerdos para ver clara la perspectiva de una Colombia con cambios y transformaciones, donde la democracia esté al centro y se saque la violencia de la política?

¿Cuándo va a reconocer la clase en el poder, que las guerrillas surgidas en la década de los 60’s, tiene un carácter eminentemente político y no terrorista? Este reconocimiento sería un verdadero aporte al proceso de paz.

Expresar nuestra satisfacción por la instalación de la Mesa Pública el pasado 7 de febrero, no puede llevarnos a desconocer las difíciles condiciones que se viven en el país, que lejos de superarse se deterioran, como es la continuidad de la guerra abierta y encubierta contra la oposición social y política.

¿Como desconocer que las recientes denuncias de penetración de dineros foráneos e ilegales a las campañas presidenciales de los partidos tradicionales, tanto del uribismo como del santismo, además de hacer evidente la corrupción de quienes gobiernan, aumenta las riñas tendenciosas aprovechadas de manera politiquera, de cara a las próximas elecciones? De esa manera, pretenden restar esfuerzos para la organización de las mayorías en el proceso de paz, en una constante manipulación mediática.

Por todo lo anterior, hacemos un llamado a todos los interesados en la paz de Colombia, a no dejarse confundir, a asumir su propia organización y extender su esfuerzo para motivar y organizar a los millones de compatriotas marginados, de la urgente acción política de las mayorías, con posturas críticas al régimen político impuesto por las oligarquías.

Hoy, es urgente que todas las fuerzas políticas democráticas y de izquierda, se vinculen al proceso de participación de la sociedad, abrazados por el criterio de Camilo de tomar todo aquello que nos une.

Esta Fase Pública está al servicio de la sociedad, es la oportunidad para generar un nuevo momento político en Colombia, donde se posibilite un Gran Diálogo Nacional, para debatir las problemáticas que afectan al país y se busquen las alternativas que favorezcan a las mayorías; sólo así, será posible comenzar a construir las transformaciones que hagan posible una paz con justicia social y ambiental.

Es la hora de la unión del pueblo y la nación, para la movilización y el debate, no podemos permitir que la oligarquía vuelva a frustrar este proceso de participación democrático que se abre, este es el urgente llamado del ELN, porque solo así se alcanzará la paz con cambios, que es la paz de las mayorías, como lo reiteraron los comandantes y sacerdotes guerrilleros Manuel Pérez y Camilo Torres, a quienes estamos rindiendo un profundo homenaje, ante un nuevo aniversario de su fallecimiento y muerte en combate, los próximos 14 y 15 de febrero.