Las Fuerzas Armadas asesinan a sindicalistas, dice informe de la CSI, mientras el grupúsculo sindical de Uribe en Medellín dice que no son los patronos y el Estado que matan y apoya el TLC de su presidente.
Este viernes arribará una delegación de Estados Unidos integrado por el secretario de Comercio Carlos Gutiérrez, cuatro congresistas demócratas, un republicano y un independiente. El gobierno de Uribe y el secretario de Comercio intentan, por la segunda vez en Medellín, de convencer a estos personajes norteamericanos que en Colombia no se viola a los derechos humanos y menos a los derechos sindicales [1].
Pero unos días antes de su llegada, el diario más importante en Estados Unidos, New York Times, rechaza los argumentos del gobierno de Uribe y contraataca, exigiendo que «el presidente Álvaro Uribe y su gobierno no han hecho lo suficiente para enviar a la justicia a los matones paramilitares y a sus patrocinadores políticos, responsables de generalizadas violaciones de los derechos humanos». Semejante declaración contrasta totalmente al discurso de Uribe en la ONU recientemente en donde afirmaba que hay «cero paramilitarismo en Colombia», declaración en que nadie creía, ni en Colombia ni en Estados Unidos.
Pero hay más viajes de USA a Colombia. El secretario del Tesoro, Henry Paulson; el secretario de Agricultura, Mike Johanns, y el secretario para Servicios Humanos y de Salud, Mike Leavitt están preparando una delegación con al menos 50 congresistas demócratas para que puedan ver «esa otra cara de Colombia», como dicen los organizadores de la Oficina del Representante Comercial (Ustr) y la embajada de Colombia, según el diario colombiano El Tiempo.
La idea es convencer a los congresistas norteamericanos de votar y ratificar el acuerdo de TLC entre Colombia y Estados Unidos. New York Times quiere apretar a Uribe: «Retener la ratificación puede ser usado como un mecanismo para cambiar la conducta del señor Uribe», dice el Times en su editorial.
Sindicalistas «amarillos»
Los congresistas demócratas han exigido, para ratificar el acuerdo de TLC, que los derechos sindicales y humanos sean respetados. Para contrarrestar o para neutralizar los argumentos del movimiento sindical colombiano, organizó Uribe el pasado 16 de septiembre en la ciudad de Medellín un encuentro entre unos congresistas demócratas y supuestos sindicalistas colombianos, un encuentro que tuvo grandes titulares en la prensa colombiana por el contenido de las declaraciones de estos «sindicalistas».
Decía [2] el señor Luís Germán Restrepo Maldonado, presidente del Sindicato de la Compañía de Empaques:
– En 35 años de actividad obrera no he visto que se asesine a nadie por ser sindicalista. Ni el Estado, ni los empresarios nos persiguen. Eso lo hacen grupos al margen de la ley, que incluso pelean entre ellos.
Es un argumento idéntico lo de la charla de Uribe en la UNO; En Colombia son asesinados (los sindicalistas) por la guerrilla y narcotraficantes ya que no existe paramilitares.
Las FF.MM. asesinan a sindicalistas
Pero «contrariamente a lo que el Gobierno aduce, estas muertes no fueron víctimas casuales del conflicto armado interno. Sus nombres forman parte de los 2.245 trabajadores y trabajadoras asesinados en Colombia entre 1991 y 2006, de los cuales un 97 % fue asesinado por actores militares o paramilitares, con un 3% por la guerrilla u otros actores. El 22% de los asesinados eran líderes sindicales. Además de esta violencia física, existe también una campaña sistemática de los empleadores (patronos) y del Gobierno contra la libertad sindical, la negociación colectiva y esa ofensiva golpea la esencia misma del sindicalismo», fueron las palabras del Sr. Janek Kuczkiewicz cuando intervino [3] en el Parlamento de la Unión Europea el 18 de abril año en curso. Él es Director del Departamento derechos humanos y sindicales , de la CSI, Confederación Sindical Internacional, con 168 millones de afiliados en todo el mundo.
En el Informe Anual 2007, que fue publicado a final del mes de septiembre, el norteamericano Guy Ryder, presidente de la CSI, dijo lo siguiente sobre el genocidio sindical en Colombia:
«Colombia sigue siendo el país más mortífero del mundo para los sindicalistas. Sin embargo, en lugar de emplear sus recursos para hacer frente al problema real, el gobierno de Uribe destina millones de dólares a sufragar una amplia campaña de relaciones públicas, y envía a altos representantes del Estado al extranjero para decir al mundo que la situación en Colombia está mejorando. No son más que mentiras. En 2006, 78 sindicalistas fueron asesinados, ocho más que en 2005, y muchos otros fueron víctimas de amenazas, secuestros o ´desapariciones´ [4].»
«Guerrilleros dados de baja» eran sindicalistas
La misma CUT (Central Unitaria de Trabajadores de Colombia), representada por su presidente Carlos Rodríguez, su secretario general Boris Montes de Oca Anaya y Carlos Julio Díaz L., p residente de la Subdirectiva Antioquia de la CUT, es decir el departamento en donde los «sindicalistas» de Uribe se encuentran, rechazan rotundamente las declaraciones de estos en un extenso comunicado el 24 de septiembre [5]:
«Invitamos al señor Restrepo Maldonado y a los periodistas, no a que lean las denuncias de la CUT, sino los fallos de la justicia que recientemente condenaron a varios militares a 40 años de cárcel por el asesinato de tres dirigentes de la CUT Arauca a los que inicialmente presentaron como guerrilleros dados de baja en combate. Los invitamos a que lean el fallo de un tribunal de justicia en los EE.UU. que condenó a Chiquita Brand a pagar una multa de 25 millones de dólares, por financiar grupos paramilitares para asesinar sindicalistas en Urabá, los invitamos a que lean las declaraciones del paramilitar Edgar Ignacio Fierro Flores, alias «Don Antonio» y del ex – funcionario del DAS (la policía política secreta del presidente Uribe) Rafael García, sobre un plan de exterminio a líderes sindicales orquestado por altos funcionarios del DAS y grupos paramilitares».
El movimiento sindical colombiano ha sido terriblemente reducido por una guerra sucia sin precedentes en el mundo. Y la guerra sigue. Y uno de los motivos por matar a los sindicalistas es «ablandar» su resistencia contra un Tratado de Libre Comercio, TLC con Estados Unidos, sencillamente por que el trabajador y el pueblo pierde, no solamente de ingresos, fuentes de trabajo sino la soberanía nacional, subrayan los altos dirigentes sindicales.
El grupúsculo sindical de Uribe
La CUT tiene 550.000 afiliados en el país de los cuales 80.000 se encuentran en Antioquia. Los sindicatos amarillos que Uribe presentó en Medellín el 16 de septiembre ante los gringos representan, según CUT, solo 0,25 % de todos los trabajadores sindicalizados en Colombia. Las tres centrales obreras existentes en el país están totalmente unidos en su rechazo al TLC, por lo cual el grupúsculo sindical de Uribe solo puede entenderse por haberse vendido a Uribe y el enemigo de clase.
Seguimos con el comunicado de la CUT:
El señor Walter Navarro, presidente de la Asociación de Profesionales de Empresas Públicas de Medellín, expresó según El Colombiano: «Las industrias de EE.UU. y Colombia son complementarias, lo cual implica que el 90% de las importaciones son de bienes que no se producen en esos mercados».
El señor Navarro está totalmente desinformado: Con el TLC las empresas de EE.UU. podrán vender en nuestro país más de 5.500 productos que hoy pagan impuestos de importación (aranceles) muchos de los cuales se producen (o se podrían producir) y subsisten en Colombia por esa protección. El sector manufacturero genera más de 2 millones de empleos y el sector agropecuario que se va a afectar negativamente más de 500 mil empleos.
¿El obrero colombiano por encima el gringo?
Para reforzar los argumentos vacios de Uribe, éste llevó a Medellín el señor Luís Carlos Villegas, presidente de la ANDI (As. Nacional de Empresarios de Colombia), que logró no reírse cuando sostenía ante el representante demócrata Rubén Hinojosa que El salario por hora de un trabajador colombiano, tiene mayor capacidad de compra que el de su similar norteamericano».
Pero la CUT no falta respuesta:
«Un estudio que hizo la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas titulado «El poder adquisitivo del tiempo de trabajo 2006. Una comparación internacional» que se puede descargar de la página web: http://www.imfmetal.org, prueba totalmente lo contrario:
- El estudio muestra que para comprar una libra de carne un trabajador de EE.UU. necesita trabajar 31 minutos, mientras que un colombiano necesita más de 4 horas.
- Para comprar un pantalón de calidad media, un trabajador norteamericano necesita trabajar 1 hora y 39 minutos, mientras que un colombiano necesita 32 horas y 50 minutos.
- Para comprar un automóvil, un trabajador norteamericano necesita laborar 918 horas y 49 minutos, un colombiano 10.261 horas y 20 minutos, etc.
Es decir, con argumentos, datos y elementos básicos, los «sindicalistas de Uribe» en la ciudad bajo control de la mafia para-estatal, se quedan realmente cortos. Y los norteamericanos no son para nada tontos que tragan cualquier cuento.
Sigue el terror en las plantas de Coca Cola
Al contrario. Los sindicatos estadounidenses cada vez expresa más su solidaridad con la clase obrera organizada en Colombia. Como el ejemplo de United Steelworkers (USW) (sindicato de obreros siderúrgicos) – Estados Unidos – Canadá, que en un comunicado el 8 de octubre de Leo W. Gerard, presidente del USW, exige que el Uribe adopta «todas las medidas necesarias para proteger la vida de los integrantes del SINALTRAINAL, sus dirigentes y sus familias». SINALTRAINAL organiza los trabajadores de las plantas de embotelladoras de Coca Cola y también de Nestlé pero ha sido víctima por una persecución constante en los últimos 15 años y ha tenido que enterrar más de diez trabajadores de las plantas de Coca Cola.
Al contrario a Uribe, el sindicalista norteamericano acusa a los reagrupados paramilitares en «Aguilas Negras» por liderar la guerra contra el sindicato y menciona el último caso con el dirigente sindical José Domingo Florez, cuyo hijo fue secuestrado y torturado por tres hombres encapuchados y fuertemente armado en la ciudad Sabanalarga.
El modelo no genera fuente de trabajo
El modelo neoliberal también ha hecho «tierra arrasada» en Colombia en los últimos 14 años en donde NO SE HA GENERADO UN SOLO TRABAJO FORMAL/FIJO, según el Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID, de la Universidad Nacional, recogido en el libro Bien-Estar y Macroeconomía 2007 [6]. Por el contrario, se ha perdido 215.000 empleos. La demanda de mano de obra en la industria ha sido reemplazada por personal temporal que desde el 1993 se ha triplicado en Colombia. Este sector informal llega a casi 64 por ciento de los empleos en donde generalmente es negado el derecho de seguridad social.
Uribe fue el Padrino de la Ley 50 y Ley 100 en la década -80, que prácticamente desarmó el trabajador colombiano, pero paralelamente le dio una tremenda arma a los patronos con derecho de despedir a sus empleados como le daba la gana.
Fue también el mismo Uribe, ahora como presidente, que propuso que los desempleados o los trabajadores que fueron colocados en la calle como consecuencia de las privatizaciones de empresas como Telecom, crearían sus propias «empresitas», que se volvieran «sus propios patroncitos» para así sintieran la libertad del capitalismo, y otras propuestas neoliberales, aplicadas en el mundo con resultados desastrosos.
Grandes ejércitos de vendedores ambulantes
A pesar que Colombia muestra un crecimiento económico, como por ejemplo en el 2006 en donde el PIB creció 10,8 por ciento, solo aportó el 1,9 por ciento de los puestos de trabajo ADICIONALES en la economía, sostiene Ricardo Bonilla, coautor de la investigación del CID en declaración al diario El Tiempo.
Y es una muestra muy ilustrativa de que el crecimiento económico y el aumento de la productividad no necesariamente coinciden en más empleos sino en mayores utilidades para el gran capital. Sin embargo, el trabajador ha perdido diez puntos durante este tiempo, y no solamente en poder adquisitivo sino en pago por horas extras, que Uribe quitó al trabajador colombiano, le extendió la jornada de trabajo y empeoró las vacaciones y una cantidad de otras conquistas sociales del movimiento obrero colombiano.
Lo que se ve en las calles de Bogota, Medellín o Cali son grandes ejércitos de vendedores ambulantes del sector informal, que trabajan desde tempranas horas de la mañana hasta la medianoche para poder sobrevivir.
Y con el TLC, según las centrales obreras, sería un desastre para el pais y el pueblo trabajador. Y sin duda, reforzaría la guerra.
* Reportero en América Latina
Nota:
[1] El Tiempo, 8 de octubre 2007: Indignación del Gobierno por editorial del The New York Times que pide frenar el TLC
[2] El diario El Colombiano,
[3] Janek Kuczkiewicz.
[4] Guy Ryder, presidente de la CSI
[5] Carlos Rodríguez (Presidente de la CUT) Boris Montes de Oca Anaya ( secretario general) y Carlos Julio Díaz L. (p residente CUT Subdirectiva Antioquia), en un extenso comunicado el 24 de septiembre.
[6] El Tiempo, octubre 3 de 2007: La industria no ha generado ni un empleo permanente en los últimos 14 años.