Por estos días hemos asistido a un violento y controvertido debate respecto al papel de la educación privada en un posible nuevo escenario para la educación pública. Dimes y diretes entre los defensores de la educación y los «sostenedores» de la educación, cuya nominación es por sí misma un eufemismo respecto al papel que han […]
Por estos días hemos asistido a un violento y controvertido debate respecto al papel de la educación privada en un posible nuevo escenario para la educación pública. Dimes y diretes entre los defensores de la educación y los «sostenedores» de la educación, cuya nominación es por sí misma un eufemismo respecto al papel que han tenido los privados en el funcionamiento del sistema político- económico en el que vivimos.
Los dueños de colegios privados «sostienen» que ellos son un aporte fundamental a la diversidad, a la cobertura y a la calidad de la educación.Para «sostener» aquello, los «sostenedores», se «sostienen» (valga la redundancia) en los medios de comunicación, en los seminarios de expertos y en entidades universitarias y no universitarias que gestionan millones y millones de pesos, entre otras cosas, en la evaluación de la «calidad» de dichos «sostenedores».
Recordemos que la primera Prueba Nacional para medir los logros de aprendizaje de los estudiantes chilenos se aplicó en el año 1968 sólo a los 8vos básicos y progresivamente después del ’90 se ha ampliado a 2°, 4°, 6°, 8° básico, II y III medio. Imagine usted el costo que tiene para el Estado: el diseño, la aplicación, el análisis y la difusión de los resultados de esta prueba que hoy parece indispensable desde nivel preescolar hasta la enseñanza media.
Sume y lo que obtendrá quizás sea una cifra lo suficientemente interesante como para que una golosa entidad privada esté dispuesta a «sostener» la posición de los «sostenedores» en lo que sea y al costo que sea.La educación en este país parece una gallina de los huevos de oro y son muchos los que la quieren cuidar.
En medio de este escenario recordé un estudio que realizamos hace algunos años respecto a la gestión escolar. Recordé mi indignación ante sus resultados. Los «sostenedores» de los colegios particulares subvencionados, en los sectores más pobres de la región metropolitana, no sólo «sostienen» una peor gestión escolar sino peor infraestructura y peores resultados que sus pares municipales.
No logro comprender por qué se sigue atribuyendo a la administración privada superioridades que, hasta ahora, no se han podido demostrar cabalmente. Esta difusión de información tergiversada se vuelve especialmente riesgosa en momentos como estos en los que hay que tomar decisiones en torno a la reforma educacional.
Los estudios sobre gestión escolar han sido enfáticos en decir que los factores asociados a una mejor gestión no son directamente dependientes de la administración pública o privada y que es imposible hablar de este tema sin aislar seriamente los factores relacionados con el nivel socioeconómico y con las prácticas de selección de estudiantes, natural o intencionadas de parte de los establecimientos de administración privada.
De hecho, en el estudio que comento(1), nosotros llegamos a la misma conclusión que muchos expertos. Conclusiones que no tienen nada de novedoso para quienes observen detenidamente los datos públicos entregados por el ministerio (si es que no hay no tiene intereses privados comprometidos).En resumen, las consecuencias de la administración privada en la reproducción de la desigualdad son siniestras.
1. La diversidad que aportan las escuelas particulares subvencionadas es la de segmentar según estrato socioeconómico sus objetivos, misiones y visiones, favoreciendo en los sectores medios – bajos y bajos la entrega de hábitos y disciplina por sobre la excelencia académica
2. Los establecimientos municipales en los sectores medios – bajos y bajos entregan una educación más efectiva en términos de resultados escolares que los particulares subvencionados.
3. En las variables de gestión no se encontraron diferencias significativas según dependencia y en muchos de las variables las pequeñas diferencias favorecían la gestión de tipo municipal.
En este sentido, la dilapidación de fondos públicos en instituciones que segregan, diferencian y reproducen las desigualdades (de clase, de género, de etnia, etc.) ha sido responsabilidad de los «sostenedores» pero ¡cuidado! ¿No será que los «sostenedores» no son solo los dueños de colegios particulares subvencionados?
¿No serán «sostenedores» también los que venden pruebas para medir la calidad o los que venden argumentos para la segregación escolar?, y por qué no: también aquellos que desde el Estado compran «argumentos» para el diseño de las políticas educacionales.
Los que «sostienen» este modelo siniestro de educación quizás también sean todos aquellos que, bajo el nombre de «educación de calidad», han hecho de este un negocio tan grande, del cual ahora nadie se quiere bajar.
(1) Los detalles de ese estudio están en la Revista Estudios Pedagógicos de la Universidad Austral de Valdivia: CASTILLO, Patricia; GONZALEZ, Alejandra y PUGA, Ismael. Gestión y efectividad en educación: evidencias comparativas entre establecimientos municipales y particulares subvencionados. Estud. pedagóg. [online]. 2011, vol.37, n.1 [citado 2014-06-25], pp. 187-206.
http://blogs.cooperativa.cl/opinion/educacion/20140627104757/los-sostenedores-de-siempre/