Los niños, niñas y adolescentes además de ser gravemente afectados por el conflicto armado, igualmente lo son por la falta de educación, salud y trabajo, o por la imposibilidad del disfrute de los tiempos de ocio para la creatividad. La infancia y la juventud colombiana además de sufrir la inclemencia de la guerra, son también […]
Los niños, niñas y adolescentes además de ser gravemente afectados por el conflicto armado, igualmente lo son por la falta de educación, salud y trabajo, o por la imposibilidad del disfrute de los tiempos de ocio para la creatividad. La infancia y la juventud colombiana además de sufrir la inclemencia de la guerra, son también las principales víctimas del incumplimiento del deber de protección integral por parte del Estado y sus instituciones.
En medio de esta desgarradora realidad, debemos alcanzar un acuerdo humanitario para el mejoramiento de las condiciones de atención y garantías de derechos de los jóvenes, niños y niñas que han sido lanzados a las dinámicas del conflicto social y armado que desangra al país; todo ello en el marco de la inquebrantable decisión de avanzar de manera definitiva hacia la firma de un acuerdo humanitario que ponga fin a las condiciones indignas y de exclusión que padece la juventud y la infancia en nuestra patria.
Ante la posibilidad del fin de la guerra, sigue siendo recurrente la vinculación masiva de jóvenes a las fuerzas militares, mediante la práctica conocida como Detenciones Masivas con Fines de Reclutamiento, mal llamadas batidas ilegales, junto con la continuidad del Servicio Militar Obligatorio de jóvenes que son reclutados en contra de su conciencia, afectando fundamentalmente a los hijos de las familias empobrecidas de nuestra nación. A esta realidad se suma que gran parte de los reclutados se les destina, sin ninguna contemplación, a proteger empresas multinacionales en zonas con alto nivel de confrontación. Invitamos al Presidente Santos a hacer realidad su promesa electoral y finalizar de inmediato el Servicio Militar Obligatorio y las practicas de reclutamiento de menores para su infiltración en estructuras guerrilleras.
La llegada de jóvenes a las FARC-EP, se ha producido por motivos de necesidad y desprotección social por parte del Estado. La mayoría son habitantes de zonas rurales y urbanas marginadas y desprovistas de las mínimas garantías sociales; en estos casos, nos hemos visto en la obligación de cumplir una función de protección y refugio a estos menores víctimas del conflicto social y armado.
Recordamos que nuestro estatuto, en concordancia con el derecho internacional humanitario, siempre han contemplado la edad de 15 años como mínima para la vinculación a las FARC-EP, así como que, en febrero del año 2015, acordamos finalizar cualquier aceptación de menores de 17 años a nuestras filas.
En aras de avanzar lo más rápidamente posible hacia el fin del conflicto armado, hoy comunicamos al país nuestra decisión de poner fin a la incorporación de menores de 18 años a las FARC-EP. Esta decisión debiera ser correspondida por el gobierno Colombiano con una verdadera política de Estado dirigida a proteger y garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes del conflicto social y armado, acabando con cualquier forma de marginación o exclusión social de menores y jóvenes en el territorio nacional. Nuestra aspiración es que, por fin, el Estado garantice la realización de todos los sueños de las niñas, niños y adolescentes en un ambiente de paz, para poder recoger las cosechas del bienestar.