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Los verdugos no pueden ser convertidos en víctimas

Fuentes: Rebelión

«La solidaridad es la ternura de los pueblos» es quizás una de las hermosas frases del Che Guevara que más ha sido repetida y repetida en el mundo entero. Ella ha servido para la convocatoria de millones de jornadas con la causa de pueblos oprimidos por el imperialismo, sometidos a dictaduras, o regímenes despóticos. Ha […]

«La solidaridad es la ternura de los pueblos» es quizás una de las hermosas frases del Che Guevara que más ha sido repetida y repetida en el mundo entero. Ella ha servido para la convocatoria de millones de jornadas con la causa de pueblos oprimidos por el imperialismo, sometidos a dictaduras, o regímenes despóticos. Ha encabezado campañas por la libertad de los prisioneros políticos, por los torturados y los perseguidos. Proletarios de todos los países, uníos! Expresó con un claro sentido de clase Marx en el manifiesto. En nombre de la solidaridad miles de hombres y mujeres llegaron a pelear y a morir por la causa de la república española y centenares de españoles murieron en los frentes de batalla antifascistas de Francia o defendiendo a la Unión Soviética.

Con las banderas de la solidaridad Cuba contribuyo a la descolonización de África y al desmonte del apartheid. Tambien la solidaridad llega al corazón de gente humanista que se estremece ante el drama de víctimas de terremotos, de pobreza extrema, hambrunas o epidemias. Son ellas, con sus diferencias y sus énfasis, expresiones de amor y de ternura; estados de concientización y sensibilización que procuran la recuperación de la dignidad humana y el valor universal de la igualdad que debe existir entre los hombres.

Hay, también, quienes esconden en la solidaridad ambiciones de figuración en las páginas sociales, rebajas de impuestos, conquista de votos o contención asistencialista de posibles estallidos sociales.

Pero qué cosa más aberrante cuando se usa la palabra solidaridad, cuando se invoca la protección de los abandonados y los desprotegidos para defender a quienes cometen actos de barbarie, crímenes de guerra y graves violaciones a los derechos humanos.

En la clausura del primer congreso mundial de reinserción y reintegración realizado en Cartagena, Colombia, el presidente Álvaro Uribe propuso, como una urgente necesidad, «arbitrar recursos para pagar abogados que defiendan a los abandonados y desprotegidos militares judicializados por presuntas fallas en la prestación de servicios a la patria y que carecen de recursos para costearse la asistencia legal.»

Se refería Uribe a los militares que están siendo procesados por los «falsos positivos» o «Ejecuciones extrajudiciales», acciones en las cuales varios miles de jóvenes fueron secuestrados o llevados con promesas de trabajo a sitios distantes de sus lugares de residencia para ser asesinados y luego ser presentados como guerrilleros dados de baja en combate y de esta manera ganar prebendas de acuerdo a la siniestra circular del ex ministro de Defensa que hoy figura como uno de los firmes candidatos para sustituir al actual Fiscal General de la Nación. Uno de los esfuerzos que tiene que hacer Colombia de inmediato, es organizar la defensa judicial de nuestros soldados y policías. La falta de un Estado que los defienda los desmotiva. Los desmotiva mucho en sus ingresos. La contratación de abogados para cualquier defensa (con recursos propios) se constituye en una tragedia», apuntó.

Más de 400 militares, entre ellos tres coroneles, están siendo procesados por los «falsos positivos» ante la fuerte presión de los familiares de los asesinados, especialmente sus madres, muchas de las cuales vienen siendo amenazadas por las denuncias que valerosamente están realizando. La declaración del presidente Uribe desdice las promesas hechas ante organismos internacionales de contribuir a aplicar fuertes sanciones a los militares involucrados en estos crímenes de lesa humanidad. Por estos hechos el gobierno británico canceló una ayuda económica que otorgaba al ejército colombiano y es una de las razones para que no haya sido aprobado por el congreso norteamericano el Tratado de Libre Comercio con Colombia.

En los últimos días se han presentado nuevos casos de «falsos positivos», hechos que han tenido que ser reconocidos por el propio ministro de defensa, el mismo que hace varias semanas decía contundentemente que estos crímenes eran cosa del pasado.

No se pueden seguir invocando actos de barbarie como actos de servicio a la patria y los victimarios no pueden seguir siendo catalogados por el gobierno colombiano como victimas e incluso como héroes.