En el corazón del Madrid antifascista, de la «capital de la gloria» que cantara Rafael Alberti, en el salón de actos del emblemático Club de Amigos de la UNESCO, el candidato presidencial y presidente del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier, reunió en una fría tarde otoñal del 2 de diciembre a más de cien […]
En el corazón del Madrid antifascista, de la «capital de la gloria» que cantara Rafael Alberti, en el salón de actos del emblemático Club de Amigos de la UNESCO, el candidato presidencial y presidente del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier, reunió en una fría tarde otoñal del 2 de diciembre a más de cien personas en un acto titulado «La izquierda y los desafíos democráticos de Chile en la encrucijada del Bicentenario», organizado por la célula local el PCCh. Hasta la plaza de Tirso de Molina llegaron representantes del Partido Comunista del Perú, el Partido Socialista de Chile, el Partido Comunista de España, Izquierda Unida, Espacio Alternativo, el primer consejero de la Embajada de Cuba en España, Laura González-Vera (viuda de Carmelo Soria) y el querido poeta comunista Marcos Ana, quien acompañó a Teillier y a Marcos Suzarte, miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales del PCCh, en la mesa del acto. En su saludo, Marcos Ana habló de las «dimensiones políticas y humanas extraordinarias» de Teillier y ensalzó las relaciones fraternales que unen desde hace décadas al PCE con el Partido Comunista de Chile.
Horas antes del encuentro en el CAUM, tuvimos la oportunidad de conversar con Guillermo Teillier en la sede federal del Partido Comunista de España, donde se reunió con Cayo Lara (coordinador general en funciones de Izquierda Unida y dirigente del PCE) y Francisco Frutos (secretario general del PCE).
– ¿Cómo valora el resultado de las elecciones municipales?
– Me da la impresión de que los nichos electorales se mantienen más o menos igual. Por una parte, la derecha mantuvo la votación y la Concertación, que sigue siendo mayoría en el país, bajó pero, más que por la derecha, por la aparición del PRI, que obtuvo el 7% de los votos. El PRI es una amalgama de cosas muy distintas, no es un partido cohesionado. Creo que la posición del PRI ante el escenario electoral de 2009 variará en función de quién sea finalmente el candidato presidencial de la Concertación. Han tratado de ser atraídos por la derecha, pero, si el candidato oficialista es Frei, Adolfo Zaldívar puede pactar con él a cambio de elegir algunos parlamentarios.
Por su parte, la Concertación al llevar dos listas a concejales sujetó votación que de llevar una sola habría perdido. Perdieron varias alcaldías, más que por un ascenso abrumador de la derecha, por sus divisiones internas. Y perdieron alguna alcaldía emblemática por no dar la lucha contra la derecha: si hubiésemos extendido el pacto por omisión a las comunas de Estación Central, Valparaíso y Recoleta, la derecha no hubiera podido esgrimir el triunfo en la elección de alcaldes que tanto ha destacado puesto que no habría vencido en estas tres. Ese temor a ampliar el acuerdo con los comunistas y sus consecuencias (la pérdida de algunas comunas muy importantes) desencadenó, junto con otros elementos, la renuncia de Soledad Alvear.
Además, la Concertación presentó numerosos candidatos a alcaldes muy desgastados, mientras que la derecha llevó muchos candidatos nuevos, por lo que en esas comunas la gente le dio la espalda y votó por la derecha. La población también castigó mucho a la Concertación por los casos de corrupción, no así a la derecha, como lo probó el caso de Viña del Mar. También hay que destacar que en la comuna de Vitacura una hija de Pinochet salió elegida concejala con una alta votación a partir de una intensa campaña anticomunista y de homenaje a su padre, lo que prueba que persiste una derecha muy dura que impide que el sector más aperturista de la misma vote por las reformas políticas que precisa Chile. Y Piñera claramente está amarrado por eso.
En cuanto al resultado de la izquierda en las elecciones municipales, bajó el número de nuestros concejales como Juntos Podemos Más, pero como Partido Comunista subimos nuestros concejales, con una novedad significativa ya que la mayor parte de ellos fueron electos en las principales ciudades del país, como Santiago (por primera vez desde 1973), Florida, Maipú o Valparaíso. Fue muy buena la elección de concejales. Además, mantuvimos tres de las cuatro alcaldías que teníamos, puesto que perdimos Canela por la alianza de un sector del PPD con la derecha; una pena, ya que Nathan Trigo había sido un excelente alcalde y perdió por muy pocos votos. También ganamos como Juntos Podemos Más otras cuatro alcaldías, algunas como Yumbel o Lota con la alianza decisiva con el MAS de Alejandro Navarro y otras, como Pedro Aguirre Cerda, con el apoyo de la Concertación y nuestra compañera Claudina Núñez como alcaldesa electa.
– Parece que estamos ante el fin del sistema de partidos alumbrado por el plebiscito de 1988, por la descomposición de la Concertación y la aproximación a la izquierda de los sectores socialistas que encabezan Jorge Arrate y Alejandro Navarro…
– En las elecciones municipales hemos mantenido una considerable votación y ahora pretendemos alcanzar la convergencia del conjunto de la izquierda, incluyendo a fuerzas que están más allá del Juntos Podemos Más. En breve mantendré conversaciones con Tomás Hirsch para saber si están dispuestos a acoger a estas fuerzas que provienen de las filas del socialismo, nosotros sí lo estamos.
Hay un sector muy importante de la Concertación que no quiere continuar como hasta ahora y que apoya un programa de reformas profundas, no un simple maquillaje, y que pueda ser aprobado en el Parlamento. Por tanto, es necesario un pacto por omisión en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2009 para crear una nueva correlación de fuerzas en el Parlamento y romper el statu quo engendrado por los amarres autoritarios impuestos por la dictadura. Hay que llevar al Parlamento una mayoría política para democratizar Chile.
La izquierda en Chile tiene cada vez más fuerza y esto permite que cada día más sectores de la Concertación busquen un programa distinto. Sólo así puede evitarse una derechización del país, que la derecha asuma el gobierno en 2010, lo que supondría el final de la posibilidad de reformas políticas y económicas, el estancamiento del tema de los derechos humanos, la persistencia de las leyes laborales de la dictadura o la privatización de las pocas empresas públicas que quedan, como Codelco.
– El Partido Comunista ha levantado su candidatura presidencial en la mejor tradición de su historia casi centenaria: con el objetivo de unir a la izquierda y al pueblo en torno a un programa político para transformar la realidad chilena. ¿Cómo definirá la izquierda a su candidato presidencial? ¿En qué plazos?
– En el Partido Comunista no nos amarramos a ningún mecanismo de elección de ese candidato ni desechamos ninguno a priori. Por ejemplo, los compañeros de Nueva Izquierda apuestan por unas primarias abiertas en las que todo el mundo pueda votar, incluidos los no inscritos y los chilenos del exterior. Tenemos que ponernos de acuerdo en el mecanismo, que puede ser unas primarias abiertas o una convención con la participación de muchas organizaciones sociales, pero en todo caso el mecanismo será democrático y transparente. En el caso de hacer primarias, podrían realizarse hacia finales de marzo o abril.
En el próximo Pleno del Comité Central, que tendrá lugar los días 17 y 18 de diciembre, estudiaremos nuestra propuesta para la elaboración del programa y la elección del candidato y sobre cómo enfrentar las elecciones parlamentarias para poner fin a la exclusión. Sin embargo, previamente a esto tenemos que aclarar con las otras tres candidaturas presidenciales tres aspectos esenciales. En primer lugar, debe haber un programa único y dilucidar cómo se construye para constituir una alternativa social y política al neoliberalismo que tenga continuidad. En segundo lugar, todos los candidatos deberían apoyar al candidato finalmente elegido por el método que se priorice. Y, en tercer lugar, esta alternativa debe de tener como objetivo poner fin a la exclusión de la izquierda del Congreso Nacional y esto implica tener claro que no elegiremos parlamentarios en 2009 si levantamos una lista propia de candidatos en esta alternativa. Es muy posible que la derecha gane las próximas elecciones presidenciales; si es así, lo mejor es que nos pille con una alternativa de izquierdas constituida y con representación en el Parlamento.
Creo que nuestra posición en la hipotética segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales, en enero de 2010, dependerá en gran parte del final de la exclusión. Hoy existen condiciones para avanzar de la mano de las luchas sociales y las formas de lucha electorales para conformar una correlación de fuerzas distinta en el país y aspirar a un gobierno nacional, democrático y de justicia social, que supere el neoliberalismo, que emprenda reformas políticas, que recupere las riquezas básicas para el pueblo chileno, que reconozca los derechos de los pueblos originarios, que respete por fin los derechos de los trabajadores, que garantice verdad y justicia, el fin de la impunidad. Estos desafíos son imposibles con un quinto gobierno de la Concertación, sólo una gran alternativa de izquierdas los puede afrontar.
– Desde Frei en 1994, ningún candidato ha obtenido la mayoría absoluta en la primera vuelta. Tanto en 2000 como en 2006 el apoyo del electorado comunista y de izquierda fue decisivo para las victorias de Lagos y Bachelet y la derrota de la derecha.
– Hasta ahora la votación decisiva ha sido la del Partido Comunista y creo que, ante el escenario que ya se va definiendo para diciembre de 2009, la votación de esta amplia convergencia de la izquierda aún será más decisiva, ya que estoy convencido de que superará las votaciones que hasta ahora hemos obtenido en las sucesivas elecciones presidenciales.
– En su discurso de junio de 2007 en el Teatro Caupolicán, con motivo del 95º aniversario de la fundación del Partido Comunista, reconoció el viraje en la política del Partido. ¿Por qué se ha producido este cambio tan llamativo en la línea política del PCCh? ¿Ha habido una mayor apertura en la Concertación a lo que representa el Partido y sus planteamientos sobre los cambios que necesita el país?
– El elemento principal ha sido que tenemos que hacer un esfuerzo por establecer una línea de acción con dos puntos esenciales. En primer lugar, está la lucha social de masas que tienda a la unidad de los trabajadores y ahí estuvo la movilización de los trabajadores subcontratistas del cobre, con nuestros compañeros al frente, que ya triunfaron con sólo obligar a sentarse a negociar con ellos a los auténticos dueños de las empresas. Otros ejemplos son las luchas de los salmoneros o de los obreros forestales.
Y como segundo punto está nuestra decisión de disputar la centralidad política y lo hemos logrado ya que hemos sido capaces de conversar con todo el mundo, de buscar convergencias para objetivos específicos, como la recuperación de los derechos de los trabajadores o la reforma profunda de la ley electoral. Forzamos a la Concertación a que se pronunciara sobre su voluntad de cambiar el sistema electoral y el pacto por omisión que acordamos para las municipales fue sobre todo una señal al país de que ambos conglomerados coincidimos en la necesidad de concretar reformas políticas que pongan fin a la exclusión política de la izquierda en Chile.
El viraje ha dado sus frutos, el Partido Comunista es hoy más fuerte, más visible, está más relacionado con las luchas de los trabajadores, de los estudiantes, de los sectores medios que se están movilizando (tenemos dirigentes nacionales en las pequeñas y medianas empresas, en el Colegio Médico por primera vez desde 1973). También se nota que se está produciendo un regreso de compañeros que habían abandonado las filas del Partido.
– ¿Por qué conceden tanta importancia al fin de la exclusión de la izquierda en Chile?
– El Partido Comunista sólo coincide con la Concertación en la necesidad de acabar con la exclusión política en Chile. Hemos preferido mantener nuestra independencia, pero pensamos que podemos converger con la Concertación y otras fuerzas para poner fin a la exclusión de los trabajadores del Congreso Nacional. ¿Por qué es tan importante para nosotros tener parlamentarios? En primer lugar, para llevar al Parlamento las luchas sociales. Además, en Chile no se puede aprobar ninguna ley en la actualidad sin el apoyo de la derecha y elección tras elección se reproduce en el Congreso Nacional el empate político entre la Concertación y la derecha.
En la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales (marzo de 2006) apoyamos a Michelle Bachelet a cambio de cinco puntos, uno de ellos la modificación de la ley electoral. Sabíamos que era muy difícil que esto saliera adelante con la actual correlación de fuerzas, pero pretendíamos que estas ideas se pusieran en boga y también logramos vincular a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que llamó a la convergencia de fuerzas sociales y políticas para poner fin a la exclusión, como primer paso para la democratización de Chile. Queremos acabar con la exclusión, cambiar la correlación de fuerzas en el Parlamento… y seguir adelante.
CRISIS DEL CAPITALISMO
– En el último año el capitalismo, en su fase actual de la globalización neoliberal, se desmorona. Millones de trabajadores en todo el mundo sufren las consecuencias de una crisis del sistema sólo equiparable a la de 1929. Veinte años después de la proclamación por Fukuyama del «final de la Historia», el modelo neoliberal pierde credibilidad. ¿También en Chile, donde hasta hace muy poco los críticos del neoliberalismo eran ridiculizados?
– En Chile, tenemos un chiste que dice que habría que hacer elecciones para elegir al ministro de Hacienda y que después éste designara a dedo al presidente de la República… Cuando la crisis empezó a hacerse visible, hablaron la Presidenta y el ministro de Hacienda y ambos aseguraron que Chile estaba blindado frente a esta crisis, que el presupuesto nacional no se vería afectado, como tampoco se verían perjudicados las políticas sociales o el poder adquisitivo de los trabajadores.
La presidenta también reunió a los presidentes de los partidos para explicarnos qué iba a hacer el Gobierno ante la crisis. Nosotros asistimos y fuimos los únicos que planteamos que los efectos de la crisis no podían recaer sobre los trabajadores y propusimos que el Gobierno impulsara la construcción de hospitales, escuelas, obras viales, viviendas…para incentivar la creación de puestos de trabajo, ya que estamos ante el inicio de una gran cesantía. Le planteamos también el tema del cobre, cuyo precio internacional iba a caer en picado, como así ha sido, y expresamos nuestro estupor por que el Gobierno no haya hecho nada por recuperar los 27.000 millones de dólares que las empresas transnacionales que manejan las pensiones de los chilenos a través de las AFP habían perdido con sus inversiones especulativas en el exterior. Pero el Gobierno no interviene en las AFP.
La crisis ya está instalada en Chile, por el aumento de la cesantía, la reducción del poder adquisitivo, las repercusiones serias en las pequeñas y medianas empresas, el notable encarecimiento del crédito, la pérdida de puestos de trabajo en la construcción…
– Sin embargo, la política económica del Gobierno persiste en la ortodoxia neoliberal…
– Hay una crítica de la Presidenta de la República hacia abajo a la especulación, la falta de control y de regulación, pero no adoptan medidas de carácter estratégico como las que le planteamos. Por eso es tan necesaria la alternativa de izquierda que ahora tenemos la oportunidad de construir para recuperar la soberanía económica del país, poner fin a la exclusión y emprender las reformas democráticas que siguen pendientes.
– Los trabajadores fiscales acaban de obtener un triunfo notable tras su huelga…
– El Gobierno partió ofreciendo un alza salarial del 4,8% para llegar hasta el 9,5% y finalmente, tras la enorme movilización de 450.000 trabajadores, ceder y aceptar el reajuste del 10% exigido por la ANEF. Las movilizaciones han sido muy grandes en todo el país, que casi se ha paralizado. Ha sido una gran victoria de estos trabajadores.
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
– Acaba de asistir en Lisboa al XVIII Congreso del Partido Comunista Portugués (PCP). De los cuatro principales partidos comunistas de Europa Occidental (Italia, Francia, España y Portugal) es sin duda el que mayor influencia social y política conserva en su país. ¿Qué le ha llamado la atención de los debates del Congreso?
– La política del Partido Comunista Portugués se parece bastante a la nuestra, guardando las proporciones. Se mantienen como un partido marxista-leninista y preconizan el socialismo, sobre todo ahora, como única posibilidad de la humanidad de resolver sus enormes problemas e injusticias. En el camino hacia esa meta luchan en la actualidad por una democracia avanzada, como nosotros. Han logrado mantener el partido muy activo, han tomado medidas novedosas para favorecer su crecimiento. Muchas de las intervenciones de camaradas de células y fábricas en el Congreso explicaban cómo habían afrontado los problemas y cómo habían ganado organización y militantes para el PCP. Es un partido de cuadros y de masas que otorga mucha importancia a la formación política. Muchas cosas son una enseñanza muy valiosa para nosotros. Con su secretario general, Jerónimo da Sousa, acordamos estrechar los vínculos entre ambos partidos e intercambiar experiencias.
– América Latina vive una nueva era, después de las dictaduras militares del periodo 1960-1980 y de la década neoliberal de los años 90. ¿Cuáles cree que son los factores que determinan que la mayor parte de América Latina tenga gobiernos que con mayor o menor intensidad se proponen superar el neoliberalismo e incluso construir el socialismo del siglo XXI?
– Este fenómeno responde a algo que ya está desde los tiempos de Allende, que estaba germinando en esa época hasta que fue aplastado: el pueblo a través de la movilización, las luchas sociales, la unidad, logra conquistar el gobierno y hace las transformaciones que hoy se dan en Venezuela, Ecuador o Bolivia, hasta el punto de que Venezuela se propone ya la construcción del Socialismo del Siglo XXI, en Bolivia gobierna un movimiento indigenista y Ecuador acaba de dotarse de una Constitución avanzada. A estos países se unen Paraguay, Nicaragua, hay grandes posibilidades en El Salvador y también en cierta manera Brasil, Argentina y Uruguay. Todos estos países participan de la búsqueda de la independencia frente a Estados Unidos y ya lograron el hito de hacer fracasar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). También ha sido muy importante la creación de Unasur que en su reunión en Chile apoyó al Gobierno de Evo Morales, defendió la integridad territorial de Bolivia y rechazó la intervención norteamericana.
Vivimos una nueva era en América Latina, antes los gobiernos estaban solos frente a las agresiones de Estados Unidos: Allende estuvo solo. Nadie puede decir que no son gobiernos democráticos. Es muy promisorio lo que está pasando, América Latina se puede transformar en un nuevo polo en la correlación de fuerzas internacionales.
– En 2009, Chile se puede unir a esta ola de cambio y esperanza o, si ganan Frei, Lagos o Insulza (no digamos ya Piñera), persistir en un modelo de sociedad agotado…
– Así es. Los candidatos de la Concertación, dos de ellos ex presidentes de la República, desarrollaron el neoliberalismo hasta su máxima expresión. Nada puede esperarse de ellos.
MEDIO SIGLO DE MILITANCIA COMUNISTA
– ¿Por qué ingresó en el Partido Comunista?
– Ingresé en la Jota (Juventudes Comunistas) hacia 1957, cuando el Partido aún estaba en la clandestinidad producto de la Ley Maldita. Estudiaba en un liceo en Temuco y fue decisiva la influencia de la poesía de Neruda; había allí unos Círculos Nerudianos y pronto leí el Canto General. También me influyó el discurso de Allende: la nacionalización del cobre, del latifundio, que entonces era una realidad terrible en Chile… Fui dirigente estudiantil de la Jota y me trasladé después a Valdivia, donde fui secretario político del Partido hasta el golpe de estado de 1973 y candidato a diputado en las elecciones parlamentarias de marzo de aquel año.
– ¿Cómo vivió los días del Gobierno de la UP?
– Muy intensamente, como dirigente del Partido en Valdivia tenía mucha relación con el gobierno provincial. La lucha política era sin descanso: teníamos que contrarrestar la campaña de desestabilización de la derecha, recorríamos los campos en los que se realizaba la reforma agraria, se expropiaron algunas empresas en la zona… Estaba presente en muchos lugares, organizando el Partido y a los trabajadores. Desgraciadamente, no nos hablaron de que había que defender al Gobierno de la Unidad Popular, ése fue nuestro gran vacío.
– Usted permaneció durante toda la dictadura en Chile, fue detenido, torturado y contribuyó a reorganizar el Partido en el momento más difícil de su historia…
– Después del golpe, logré huir a Concepción y un tiempo después pude conectarme con la dirección del Partido. Me llevaron a Santiago y en 1974 fui detenido por agentes del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, que me condujeron a los subterráneos de la Academia de Guerra Aérea, en la que permanecí durante seis meses con los ojos vendados y fui torturado. Después estuve un año y medio en distintos campos de concentración (Tres Álamos, Ritoque y Puchuncaví).
Cuando salí, me ofrecieron venirme al exterior, pero decidí quedarme en Chile. A principios de 1977, después de que dos direcciones completas del Partido cayeran en manos de la DINA, me contactaron porque no había quién quisiera estar al frente del Partido en el interior: nos propusieron a tres compañeros reorganizar el Partido y crear condiciones de seguridad para que volvieran compañeros del exterior. Cumplí esa función, rearticulando el Partido Comunista, creando normas de trabajo clandestino más seguras y así pudieron volver compañeros y compañeras como Gladys Marín, quien a partir de entonces dirigió el Partido desde dentro de Chile. Quedé en el equipo de dirección interior desde entonces y entre 1980 y 1987 fui el encargado militar del Partido. Como parte de la Política de Rebelión Popular de Masas que lanzó el Partido, que preveía todas las formas de lucha contra la dictadura, nació el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
– Su elección como secretario general del Partido en 2002, cuando Gladys fue elegida presidenta, fue una sorpresa para muchos, no era uno de los dirigentes más conocidos… Tras fallecer esta querida compañera, fue elegido la máxima autoridad del Partido. ¿Cómo lleva dirigir un partido que es parte de la Historia de Chile y que ha tenido tantos luchadores relevantes en sus filas, nombres que figuran en la memoria del pueblo como Elías Lafferte, Ricardo Fonseca, Galo González, Américo Zorrilla…?
– Es una gran responsabilidad que me haya tocado dirigir el Partido reemplazando a Gladys, una compañera tan querida. Muchos apostaban a que sin Gladys el Partido Comunista se acababa. Pero éste es un Partido que tiene una impronta, que analiza la realidad chilena y busca fórmulas políticas para salir adelante y defender a los trabajadores, fiel al legado de Recabarren. Soy consciente del peso que tengo encima y haber pasado por tantas vicisitudes… Creo que he asumido tareas muy difíciles: dirigir el Partido en 1977, ser el encargado militar, o ser el encargado de Finanzas cuando el Partido Comunista no tenía finanzas…
– Llama la atención la capacidad del Partido de formar notables cuadros como ahora Cristián Cuevas, que ha liderado la gran batalla de los trabajadores subcontratistas del cobre… O el gran resultado de Claudia Pascual, segunda concejala más votada en Santiago…
– No es casualidad, es fruto de nuestra inserción en las masas, como nos enseñaron Recabarren, Corvalán, Gladys… Nadie nace comunista y hay que ser valiente para decirle a alguien que se una al Partido Comunista. La elección municipal nos ha dotado de muchos liderazgos intermedios. Y tenemos una Jota muy grande.