El vocero de la Coordinadora NO+AFP conversó con Juan Pablo Cárdenas sobre el plebiscito que convocó el viernes pasado en Casa Central de la Universidad de Chile. La instancia buscará que las personas voten la continuidad del sistema de AFP o el cambio a un sistema de reparto solidario. El viernes pasado en la Casa […]
El vocero de la Coordinadora NO+AFP conversó con Juan Pablo Cárdenas sobre el plebiscito que convocó el viernes pasado en Casa Central de la Universidad de Chile. La instancia buscará que las personas voten la continuidad del sistema de AFP o el cambio a un sistema de reparto solidario.
El viernes pasado en la Casa Central, la Coordinadora NO+AFP convocó a un plebiscito nacional para decidir qué se hará con el sistema previsional actual, es decir, si continúan las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) o se cambia el modelo por un sistema de reparto solidario. Además, harán un llamado a un cacerolazo masivo el día 24 de julio.
En conversación con Juan Pablo Cárdenas, el vocero de la Coordinadora Luis Mesina, se refirió a este plebiscito y criticó las propuestas presentadas por el Gobierno y los partidos de la Nueva Mayoría, acusando al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, de respaldar los intereses de los grandes grupos económicos.
Han creado conciencia casi toda la sociedad, pero en un año electoral yo no estoy tan seguro que la clase política esté concientizada con este tema ¿Qué se va a consultar en este plebiscito? ¿Cuál es la intención?
Tiene varios objetivos, pero antes de señalarlos creo que es importante subrayar algunas cuestiones. El ministro de hacienda se ha convertido en un representante, sin ningún pudor, de los grandes grupos económicos de este país. Hay que decir con claridad que las AFP son un instrumento de estos conglomerados, porque ponen nuestro ahorro previsional a su disposición, son la cara visible sobre la cual nos enfrentamos para intentar restituir un derecho fundamental.
Acá los que realmente están manteniendo y usando todo sus recursos -medios de comunicación y funcionarios públicos políticos- para continuar con este sistema son los grandes grupos económicos, como los Luksic, Matte, Agelini, Yarur, entre otros. Ellos se financian con nuestro ahorro a un costo bajísimo y terminan enriqueciendo su patrimonio de manera vergonzosa y escandalosa. Es bueno que la gente lo sepa porque aquí se miente descaradamente y de la mano del Gobierno.
Dicen: «qué importante que el ahorro previsional chileno haya permitido el desarrollo del mercado de capitales». Ese es su discurso, pero el mercado de capitales es el lugar donde los grandes grupos tienen un capital, compran ese capital y lo venden después. Lo cierto es que han sacado de nuestro ahorro la rentabilidad para expandir su negocio fuera de las fronteras, importándole muy poco lo que pasa en nuestro país. Uno va a Colombia y se da cuenta que un grupo importante del dominio de los centros comerciales lo tienen los chilenos. En Perú Ripley tiene expansiones y lo mismo ocurre con Falabella en otros países.
Recientemente, el Ministro de Hacienda no solo defendió a las AFP en el Chile Day, sino además cometió otra falta gravísima porque censuró toda la manifestación popular. Dijo que era injusto que los chilenos tuvieran un juicio tan crítico de este sistema previsional y eso no ha merecido hasta el momento ningún reparo de la presidenta.
De este modo, hay que decir con la suficiente responsabilidad y fuerza que la presidenta es quien privilegia a las AFP, ella es la responsable de que todo esto se mantenga. Nosotros no tenemos ninguna confianza que desde el Gobierno, desde la Nueva Mayoría, vayan a venir conductas tendientes a modificar este sistema. Nada más alejado de la realidad.
Del Partido Socialista no hablo porque quedó en evidencia que son parte de la política de Soquimich y de toda su corrupción, pero no es posible que el Partido Comunista valide la propuesta que ha hecho el Gobierno.
Los comunistas han planteado una política respecto del sistema previsional, una fórmula híbrida que no tienen ninguna relación con los sistemas de seguridad social. Yo los invito a que lean el informe del Cenda (Centro de Estudios Nacionales de desarrollo Alternativo), donde está Hugo Fazio y Manuel Riesco, dos comunistas, que están una postura totalmente diferente.
Volvamos al tema central, ¿por qué un plebiscito? Primero, no se está convocando dentro de la institucionalidad. El objetivo es tensionar en un año electoral la demanda de un pueblo que se levantó contra este sistema espurio, entonces vamos a exigirles a los candidatos que se pronuncien al respecto.
Queremos restituir la soberanía a la voluntad popular, es decir, que después de tantos años, ese 62 o 64 por ciento de gente que no vota piense y tome conciencia de que acá, en este plebiscito, tiene sentido votar ¿Por qué aquí vale el voto? Porque se pondrán dos alternativas: Sí más AFP, (sistema de capitalización individual) o no más AFP (sistema de reparto solidario). Con esto se ponen en tensión dos principios, el individualismo con el de la solidaridad y los chilenos tendrán que expresarse.
Como Coordinadora eso nos permite que en estos casi tres meses vayamos a las ferias y a los espacios públicos a disputar esta ofensiva comunicacional que tienen las AFP a través de los medios de comunicación, partiendo por TVN, con Ricardo Solari a la cabeza. Vamos a tener que convencer a la gente para que ese viernes, sábado y domingo, se levante a votar. Nosotros creemos que ahí el voto es importante porque significa luchar la restitución de un derecho que ya habíamos ganado los chilenos. Hoy somos el único país que tiene este sistema tan salvaje de capitalización individual.
Es difícil organizar un plebiscito sin el auxilio del Estado, sin una institución como el Servel (Servicio Electoral) que incluso financia a los candidatos actuales ¿Cómo lo hará NO+AFP para que esto prospere?
Ese es el desafío más grande que tenemos como Coordinadora. El plebiscito será desde Magallanes hasta Arica y lo haremos con los sindicatos que forman parte de la organización. Este es un esfuerzo gigantesco como los de la dictadura, pero en una etapa post dictatorial. Queremos cero pesos del Estado porque no confiamos en ellos, son corruptos en general. Tampoco buscamos financiamiento del Servel. Vamos a pedir colaboración, estamos repartiendo 100 mil cartillas y la gente coopera con eso. Por supuesto que también necesitas un trabajo gigantesco, que ya están realizando las distintas comisiones.
La próxima semana tenemos conferencias sobre el plebiscito y esperamos contar con el apoyo de mucha gente. De hecho, el fin de semana pasado participé de la reunión de la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) y muchas federaciones de estudiantes comprometieron su esfuerzo para participar activamente, cooperar y movilizar gente detrás de esta gran demanda. Pretendemos llevar a un millón de personas.
Si asiste esa cantidad por fuera de los organismos estatales, estaremos demostrándole al país que los movimientos sociales tienen mucha potencia y mucho poder de convocatoria. En las primarias, con propaganda electoral y con recursos millonarios apenas lograron mover a un millón 800 mil personas, entonces si nosotros conseguimos mover un millón, quedará claro cuál es la democracia y la importancia de restituir la soberanía a la gente.
Está claro que la clase política ha fracasado y ha defraudado las grandes expectativas que tuvo el pueblo chileno después de la dictadura ¿Ustedes tuvieron alguna confianza que en las últimas primarias podría surgir alguna expresión o un movimiento que se hiciera cargo justamente de estas demandas sociales?
Al comienzo, con el nacimiento de una nueva fuerza política, hubo mucha esperanza en algunos sectores por la posibilidad de que este país pudiese tomar en sus manos programáticamente las banderas del mundo social, la lucha por la previsión, la educación pública, la vivienda digna, la salud, etcétera.
Sin embargo, con el correr del tiempo la gente se fue dando cuenta que esto se iba desvaneciendo porque uno de los grandes problemas de estos movimientos políticos, concretamente el Frente Amplio, es que no ha logrado una cuestión que es fundamental, que tiene que ver con que debe ser montado sobre la base de la movilización de los movimientos sociales. Quien piense que entre cuatro paredes se puede diseñar una estrategia política y de construcción de una nueva fuerza, no solamente se equivoca, sino que no ha entendido absolutamente nada. Ese problema es gravísimo.
Para tener un poco de historia reciente, el año 1983 cuando comenzaron las grandes batallas contra la dictadura en este país, después de 10 años, me tocó participar el 11 de mayo de la convocatoria, porque fui uno de los fundadores del Comando Nacional de Trabajadores (CNT). Recuerdo que fue el movimiento social quien lideró todo esto en su inicio. Los partidos estaban totalmente desarticulados y después, al calor de la lucha del movimiento social, se fueron rearticulando. Quien pretende suplantar ese rol no entiende la historia.
Uno se pregunta, ¿por qué el movimiento social no entra de plano a la política? ¿Por qué no destaca a sus dirigentes sociales como candidatos al parlamento e incluso a La Moneda? ¿Van a seguir esperando que surja alguna expresión política que se haga cargo de las demandas sociales?
Yo creo que es muy legítimo que los movimientos sociales disputen el escenario político. En la lucha por políticas públicas, como es el caso nuestro, está totalmente justificado que el movimiento social pretenda tomarse las instituciones del Estado para dirigirlas con un contenido distinto. El problema surge cuando uno observa que aún los movimientos sociales no han madurado lo suficiente.
Uno de los grandes daños que hizo la dictadura y los gobiernos de la Concertación fue naturalizar esta suerte de apoliticismo en el movimiento social, es la política de Jaime Guzman. Él falleció pero tuvo herederos en la Nueva Mayoría que instalaron el apoliticismo. Cuando Guillier dice que no es político, Guzman triunfa.
Lo que tenemos que desterrar los movimientos sociales es esta idea de que se nos está vedada la participación política y que son otros los profesionales, cuando realmente esta gente no tiene legitimidad.
Es consustancial la ética y la política, para decirlo más claro. Yo creo que al movimiento social le hace falta un pequeño impulso para convencerse que es necesario que tomemos en nuestras manos la decisión de las transformaciones, porque de la mano de ellos no va a venir. Si estos no son capaces de asumir su rol protagónico, político e histórico en un momento de coyuntura cuando les corresponde, pueden terminan desarmando, destruyéndose también.
Claramente el movimiento social tiene que asumir las banderas de la política, no solo para luchar por sus reivindicaciones parciales y sectoriales, sino para que todas las transformaciones se puedan hacer sobre la base de profundizar la democracia. Ha sido muy exitoso lo que ha hecho NO+AFP, pero creo que ha llegado el momento en que usted se proponga entrar de lleno a la política porque, de otra forma, lo que puede pasar es que se frustren estas expectativas de cambiar el sistema previsional.
Una de las tares que nos propusimos como movimiento social es justamente llevar adelante esta acción política del plebiscito, que la consideramos trascendental, porque nos obliga a debatir y discutir mucho con la gente estos temas.
Algunos políticos se han engolosinados con el tema electoral, creen que lo electoral es lo único y yo creo que ahí hay un profundo error.
Nosotros estamos convocando para el 24 de julio a una protesta nacional porque se cumple un año de la prima gran marcha. Vamos a hacer sentir nuestra voz y es un espacio de disputa porque si la Coordinadora NO+AFP no es suficientemente capaz de mover un millón nuevamente para que golpeen la calles, entonces quiere decir que la gente dio un paso en la dirección incorrecta. Nosotros tenemos la opinión que esto no es así porque lo vemos a diario.
Pasado mañana vamos a salir en un acto coordinado a las ferias públicas a disputar espacios y a decirle a la gente que tienen que politizarse, de Arica a Magallanes, de las 11 de la mañana hasta las 14 horas. Esto significa que tienen que asumir la responsabilidad de definir el curso de la historia de sus propios derechos, basta ya que en los sectores populares se vote por la derecha.
La gente tiene que comprender que debemos dejar de ser clientes de nuestros propios derechos fundamentales. Antes nosotros teníamos eso garantizado. Es necesario decirles a las personas más pobre y a los sectores medios, que la salud, la previsión y la educación pública ya la habíamos conquistado. Lo hicieron nuestros abuelos con sacrificio en los años 40, 50 y 60. No es efectivo que estos son bienes de consumo. Lo dijo Piñera, pero casi toda la Concentración también lo cree. Esa es la disputa.
Estamos planteando un programa reformista de restitución de derechos, de la previsión, la salud, la educación, el derecho a la vivienda digna, al transporte público, ese es el espacio que tenemos que salir a debatir. Hay que emplazar a estos políticos que se visten muchas veces con nuestra ropa y tienen un discurso totalmente desprovisto de contenido. Eso es lo que tenemos que desnudar y por eso este nueve partimos y el 24 vamos hacer sentir nuestra voz con un cacerolazo a nivel nacional.
Las AFP están gastando millones de pesos en propaganda para centrar el debate en la rentabilidad de los multifondos, cuando en términos prácticos eso a la gente no le sirve porque las pensiones siguen cayendo y están lejos de mejorar. Las personas no pueden ahorrar, los salarios son muy bajos, está aumentando el empleo informal que no tiene ningún tipo de previsión, en consecuencia, la perspectiva histórica para todos los trabajadores en el corto plazo es más pobreza.
Hay consenso que existe una crisis política y una crisis institucional, pero qué pasa con el movimiento social. NO+AFP, ha demostrado ser una organización convocante con un alto nivel de prestigio, pero uno se pregunta dónde está la CUT, la ANEF u otras instituciones ¿Los van a acompañar en esta jornada de convocatoria a un plebiscito y a las protestas?
Yo no creo que estén de acuerdo con nosotros, por los que no nos van a acompañar. Además, parte importante de su dirigencia ha sido tremendamente obsecuente con el Gobierno de turno, que es el gran problema que tiene el sindicalismo chileno. Extrañamente en este movimiento hay muchos militantes que pertenecen a la ANEF y a la CUT. Muchos de nuestros voceros son dirigentes de la CUT provincial y regional que están luchando. La gente en provincia es mucho más genuina, es mucho más directa. En Santiago está la máquina del aparato del Estado entonces es más fácil la coaptación.
Quizás el mérito más importante de esta Coordinadora es que es una organización de hecho, donde aquí no hay cargo, yo soy un vocero. Acá estamos porque adherimos a una causa no porque vayamos a lograr algún puesto determinado. El único rédito que ha tenido este movimiento es que tiene la confianza del pueblo, por supuesto que hay un cinco por ciento de la población que no está de acuerdo porque les estamos tocando sus intereses y eso lo queremos decir con claridad, sin subterfugios. Buscamos acabar con los privilegios de esa minoría que, además, hace uso de nuestro ahorro provisional para seguir gozando de privilegios. El famoso Ahorro Previsional Voluntario (APV, que tiene granjería tributaria, está hecho para el cinco o diez por ciento de la población chilena. Hay un millón se sujetos que tiene APV y somos diez millones. El 90 por ciento está condenado a pensiones miserables.
También tenemos que mandarles un mensaje a estos jubilados de las Fuerzas Armadas, quienes se jubilan a los 48 o 49 años con privilegios y defienden a las AFP, cuando tienen sistema de reparto. Eso solo ha sido posible porque estos gobiernos no han hecho absolutamente nada por cambiar las cosas. Nosotros no queremos acabar con el sistema de reparto de las Fuerzas Armadas, lo decimos claramente. Lo que queremos es que haya un solo sistema, fundado en uno de los principios de la seguridad social que es la unidad, un solo sistema para todos los trabajadores chilenos.