Nos dejó, un domingo 27 de junio de 2010. Nos dejó pero queda presente con nosotros, porque hasta su último aliento fue un militante y un intelectual al servicio de las luchas de los trabajadores y el pueblo, hasta el último aliento. Y fue así en un período en el que tantos y tantos abandonaron […]
Nos dejó, un domingo 27 de junio de 2010. Nos dejó pero queda presente con nosotros, porque hasta su último aliento fue un militante y un intelectual al servicio de las luchas de los trabajadores y el pueblo, hasta el último aliento. Y fue así en un período en el que tantos y tantos abandonaron la lucha para ocupar puestos en universidades, editoriales, librerías, imprentas, servicios estatales. O que pusieron su pluma al servicio de justificar (promover) el abandono de la militancia, el fin (o la inutilidad) de la lucha revolucionaria, el fin de la clase obrera. No sólo no abandonó su lucha, ni depuso su pluma, sino que recibía a militantes, estudiantes, intelectuales, curiosos, en su casa, en sus cursos, en los foros donde era invitado, y con generosidad discutía, formaba, seguía luchando.
¿Cuál fue su lucha? No toda su lucha es nuestra lucha, pero sí en toda lucha nos encontramos todos, nosotros, ustedes, y él.
Luis Vitale, en la historia del trotskismo en Chile
El trotskismo en Chile ha intentado ser ignorado. Su historia sinuosa lo facilita: nacido como un fuerte partido de vanguardia con la Izquierda Comunista, tuvo peso e influencia en sectores de la clase obrera y la intelectualidad, fue parte de la batalla de Trotsky contra el decurso hacia el abandono del marxismo revolucionario y hacia la colaboración de clases de los partidos comunistas stalinizado; y concluyó, ya bajo la forma del Partido Obrero Revolucionario, abandonando su marco estratégico de lucha por un partido de independencia de clase y por la revolución socialista, hasta disolverse. Vitale fue protagonista de toda esta historia: fue protagonista en la lucha del trotskismo en Chile -y gracias en parte a su figura se conservó en Chile el nombre del trotskismo cuando todo llevaba a su olvido-; y fue protagonista del abandono de su marco estratégico.
Nacido en la Argentina, vino a vivir a Chile en febrero de 1955, conociendo aquí a Humberto Valenzuela y al Partido Obrero Revolucionario (POR). Llegado a Chile, comienza a trabajar en un Laboratorio, donde iniciará sus primeras actividades sindicales. Logra convertirse así en el Presidente del Sindicato de Empleados de Laboratorios, y en el Presidente de la Federación de Química y Farmacia. Siendo elegido en representación de este sector, como dirigente nacional de la CUT en el año 1959. «En los mitines y huelgas generales allí está la persona y el accionar de Vitale. En las jornadas heroicas del 2 de abril de 1957, en los combates callejeros del 3 y 7 de noviembre de 1960 allí está Vitale en primera fila, junto a Clotario Blest» («Semblanzas de Luis Vitale» de Humberto Valenzuela en libro de Luis Vitale «Historia del Movimiento Obrero», 1962).
Más tarde ingresa al gremio de la industria gráfica, en donde colabora con el desarrollo de la Federación de Obreros de Imprenta de Chile. El trotskismo en Chile, y Vitale fue uno de sus dirigentes, fue un partido de la lucha de clases, parte viva de la clase obrera.
En 1962 Luis Vitale escribe su primer libro llamado «Historia del Movimiento Obrero», convirtiéndose a partir de ese momento en una pieza fundamental del Partido Obrero Revolucionario. E iniciará la investigación y publicación de su Interpretación Marxista de la Historia de Chile. Así, con sus escritos, que trascendieron temas, tiempos, fronteras, el trotskismo en Chile fue protagonista de la elaboración de una historia que enfrentaba la historia oficial de la burguesía, que investigaba los procesos de la lucha de clases, la relación entre el estado, la economía, la política y las clases, con sus partidos y sus luchas. Era también una historia que polemizaba con las versiones stalinistas que promovían una etapa de reformas dirigida por la burguesía progresista, en la perspectiva trotskista de la revolución socialista, sin temor a ser tachado de poco serio, poco riguroso, etc, como hace hoy la academia, sin caer en la distorsión deliberada de lo estudiado, que es eso lo único -y no la política y la ideología- que puede convertir un estudio en un folletín.
En 1965 Luis Vitale es parte del proceso mediante el cual el POR inicia el camino a su liquidación como partido independiente: junto con otras organizaciones, impulsará la formación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Incluso poco después se combina el abandono de la lucha por la dirección del MIR, con su expulsión por el grupo de Miguel Enríquez. Aunque habrá un intervalo en el que reintentarán una recomposición del trotskismo en Chile (con el Partido Socialista Revolucionario-PSR), el fin de sus esfuerzos por construir un partido trotskista en Chile se iniciaba. El golpe militar, que Vitale como tantos y tantos otros, enfrentó valientemente, empujaría en este sentido: A la llegada del golpe militar, Luis Vitale pasa por nueve campos de concentración…
Nueve campos de concentración. De tortura. De donde logra salir vivo, y exiliarse en 1975 en Alemania. Y seguiría este derrotero: colaboraría, sin ser parte, en la formación del FPMR. El fin de sus esfuerzos por construir un partido trotskista independiente en Chile, al disolver el POR en el MIR, se expresaría correspondientemente en su producción teórica: mencionemos sólo el libro «De Martí a Chiapas», donde la perspectiva de la revolución socialista según el marco estratégico del trotskismo es dejada de lado, disolviéndola en una pluralidad de sujetos y organizaciones.
Luis Vitale, en la historiografía marxista chilena
La historiografía marxista en Chile tuvo entre sus principales protagonistas a Julio César Jobet, Marcelo Segall, Hernán Ramírez Necochea, Luis Vitale y Fernando Ortiz. Estos autores transformaron radicalmente las problemáticas historiográficas tradicionales, de la burguesía: una historia de elites, de batallas, de presidentes. Fueron sus figuras: Diego Barros Arana, Miguel Luis Amunátegui, Alberto Edwards, Jaime Eyzaguirre o Francisco Antonio Encina.
Entre los elementos nuevos que aporta la historiografía marxista en Chile, están:
· La centralidad de las condiciones materiales, y de los procesos económicos en específico (que no es lo mismo);
· La centralidad de la formación de clases -con las dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado- y de la lucha de clases;
· La proposición de que la clase obrera tiene la misión histórica de ser vanguardia en la construcción de una sociedad sin clases;
· El planteo de que el quehacer intelectual, en este caso de los historiadores, no es un mero ejercicio intelectual, un pasatiempo, sino que tiene un sentido militante, de transformación socialista de su presente, y su futuro;
· Hay otro factor, hoy obscurecido por el torbellino de la globalización: el peso del imperialismo en la configuración de nuestras formaciones histórico- sociales.
A su vez, la escuela historiográfica marxista, dio también fuertes batallas en su seno. Por recordar sólo un ejemplo: el carácter del modo de producción de nuestros países -si capitalista o feudal- fue una dura batalla teórica al servicio de la construcción de una estrategia que guiara el accionar político de los partidos marxistas (trotskista, comunista, socialista) de la clase obrera. En esto también, Luis Vitale fue protagonista en desarrollar el marco estratégico del trotskismo, en este terreno historiográfico, con su perspectiva de la revolución proletaria socialista, contra la versión de los partidos comunistas de la colaboración de clases que promovían una revolución democrática con sectores de la burguesía progresista.
En esta larga batalla, Luis Vitale se formaría como intelectual militante, discutiendo con sus compañeros obreros de militancia, a la par que se internaba en los archivos y bibliotecas: «Yo empiezo a escribir este libro («Historia del Movimiento Obrero»), con comentarios de Humberto Valenzuela (dirigente obrero del POR), que es la presentación que hace de mi el viejo. Pero bueno, yo sigo investigando, me meto en la historia de Chile profundamente, empiezo a sacar los primeros tomos de la Interpretación Marxista de la Historia de Chile, que salen a fines de la década del ´60 más o menos. Me da la impresión que en el ´71, por ahí. Entonces yo escribía en los ratos libres, investigaba, iba a la Biblioteca, al Archivo, esto y lo otro. Pero me costó muchos años en darme cuenta de que hay un oficio, así como hay obreros de la construcción, empleados, etc., es un oficio, que para practicar este oficio hay que disponer de tiempo, trabajar la mayor cantidad de tiempo posible» (Entrevista de Dolores Mujica a Luis Vitale, 29 de Noviembre, 2008).
Su producción historiográfica, también sinuosa como vimos su trayectoria política, fue abundante, y alcanzó reconocimiento y renombre internacional. Mantuvo en alto, a su modo, cierto, la teoría marxista cuando todos arriaban las banderas. Entre sus muchísimos libros recordemos: Los discursos de Clotario Blest y la Revolución Chilena; Historia del Movimiento Obrero Chileno; Esencia y Apariencia de la Democracia Cristiana; Interpretación marxista de la Historia de Chile (8 tomos); La mitad invisible de la Historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana; 159 años de agresiones yanquis en Latinoamérica; Balmaceda, sus últimos días; Los Pueblos Originarios; Introducción a una Teoría de la Historia para América Latina; Historia General de América Latina (9 tomos); De Martí a Chiapas, balance de un siglo; Contribución a la Historia de Anarquismo en América Latina; De Bolivar al Che. La larga marcha por la Unidad y la Identidad Latinoamericana.
Luis Vitale, y nosotros, los revolucionarios de hoy
Luchando por recomponer el marco estratégico del trotskismo para las próximas batallas de la lucha de clases, no queremos dejar de afirmar que LA MUERTE NO MATA AL MILITANTE. EL BAGAJE DE SU TRADICIÓN SE TRANSMITE A LAS NUEVAS GENERACIONES, EN CADA PALABRA QUE NOS DIO, EN ESOS PEQUEÑOS SECRETOS QUE CONTABA ENTRE SILENCIOS, EN ESOS OJOS TRAMPOSOS CUANDO RECORDABAN ALGUNA INFIDENCIA, EN ESAS PÁGINAS, ESCRITAS CON SU PUÑO Y LETRA SOBRE MI ESCRITORIO, ESPERANDO A QUE SU AUTOR LAS RECLAME.
VITALE NO MURIÓ. Y EN ESO HEMOS INSISTIDO SIEMPRE. COMO NO MURIÓ HUMBERTO VALENZUELA CUANDO SE FUE CON SU PUÑO IZQUIERDO EN ALTO. COMO NO MURIÓ LUIS LÓPEZ Y SU LUCHA POR EL TARIFADO NACIONAL PARA LOS OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN, PESE A QUE LO ASESINÓ EL STALINISMO. COMO NO MURIÓ MANUEL CONTRERAS DIRIGIENDO COMBATES CALLEJEROS CONTRA LOS NAZIS. ESTOS MILITANTES DE AYER, VIVIRÁN EN LA LUCHA DE NOSOTROS, LOS TROTSKYSTAS DE HOY.