Existe en el corazón de América un refugio humano abrazado a tres cordilleras, arrullado por exuberantes valles, frondosas selvas, y bañado por dos océanos. Manantiales y caudalosos ríos convierten las tierras en prodigios de fertilidad, culminando al sur en la Amazonía: lo que convierte a Colombia en objeto de grandes codicias. Y desde ahí empieza […]
Existe en el corazón de América un refugio humano abrazado a tres cordilleras, arrullado por exuberantes valles, frondosas selvas, y bañado por dos océanos. Manantiales y caudalosos ríos convierten las tierras en prodigios de fertilidad, culminando al sur en la Amazonía: lo que convierte a Colombia en objeto de grandes codicias. Y desde ahí empieza el martirio de un pueblo: desde la cartografía de la codicia de un puñado. Colombia, a pesar de tenerlo todo para hacer posible la vida digna de la totalidad de sus 48 millones de habitantes, padece una élite continuadora de la violencia colonial, que se atornilla en el poder local ofertando las riquezas del país al poder transnacional, condenando al pueblo a una sangrienta historia de despojos. Hemos olvidado ya cuántas generaciones no han conocido jamás un asomo de paz, ni voluntad de los gobernantes para permitir que sobre este suelo habite por fin una democracia real, no una pantomima macabra de rituales de urnas que pierden su sustancia democrática ante el exterminio contra la oposición política. A fuerza de represión incesante para apagar el germen de la dignidad, los gobernantes han pretendido forzarnos a enterrar en las profundidades del dolor nuestros gritos de apabullada humanidad.
1. Hacemos de la empatía social el primer paso hacia una verdadera paz
Nosotros hemos decidido conjugar el sentir de nuestro pueblo a la primera persona del plural, porque somos pluralidad, y porque hacemos de la empatía social el primer paso hacia una verdadera paz: el sentir de nuestro pueblo clama justicia en la voz de sus desterrados, despojados, empobrecidos, marginados, desaparecidos, encarcelados, amordazados, torturados, asesinados. Y nosotros decidimos ser ‘nosotros’ también con nuestros presos y muertos: porque si bien la violencia de una intolerante élite ha pretendido borrar sus ideas y sus sueños eliminándolos físicamente o separándolos de nosotros mediante rejas abyectas, en nosotros siguen vivas sus ansias de justicia y dignidad.
2. Terror que configura el latifundio a favor del gran capital
El 68% de los colombianos vivimos en la pobreza, ocho millones de nosotros deambulamos por las calles en la indigencia. Más de 5 millones hemos sido desplazados violentamente por las fuerzas represivas oficiales o paramilitares que colaboran fielmente con el regimiento militar. Hemos sido sometidos al terror que configura el latifundio a favor del gran capital transnacional, en detrimento de nuestras condiciones de sobrevivencia y dignidad, en detrimento de la soberanía alimentaria, y de la paz. Masacres, bombardeos, aspersiones y envenenamientos del suelo y del agua, preceden nuestras enlutadas marchas de destierro forzado. Nosotros los campesinos, los afrodescendientes, los indígenas que hemos intentado vivir en los suelos de nuestros ancestros, hemos sido exiliados.
Reventamos de dolor porque ya se ha rebasado el límite de resignación al sufrimiento. Cuando protestamos sufrimos exterminio, o somos sometidos al ostracismo y al silencio que impone el terror estatal.
3. Abrir los espacios de tolerancia a la reivindicación social, para hablar de paz
Somos ocho mil presos políticos a quienes se nos violentan todos los derechos humanos, ocho mil que gritamos en medio de la indiferencia de esta sociedad amordazada y empujada a la alienación, que gritamos bajo las torturas aberrantes que la dignidad no se arranca como se nos arrancan las uñas, que las rejas no impiden que los sueños existan. La institución carcelaria que denunciamos como campo de exterminio de la reivindicación social, llega incluso a denegarnos la asistencia médica como forma de tortura, empujándonos a la muerte. La organización social, el pensamiento crítico, el estudio de la historia y la sociedad colombiana han sido proscritos; a los defensores de los derechos humanos, a los sindicalistas, a los intelectuales críticos, a los artistas comprometidos con su entorno, a los ambientalistas, a los líderes comunitarios, a los campesinos, se nos considera criminales y «terroristas».
Somos defensores de la paz, y se nos acalla por no estar de acuerdo con que decenas de miles de niños mueran anualmente en Colombia por desnutrición, falta de agua potable y enfermedades curables; por reclamar una educación gratuita que se piense para la soberanía, por reclamar que la salud sea un derecho y no una mercancía, por alzar nuestras voces contra el saqueo de nuestros recursos. Hay una guerra estatal contra el pensamiento y la empatía: nos asesinan las fuerzas represivas oficiales o las paraestatales sin que hayamos siquiera empuñado las armas. Infinitas voces yacen en las fosas comunes, otras tantas quedan esparcidas en el pavimento entre los charcos de sangre que dejan los sicarios pagados para eliminar la voz disidente.
4. La guerra de la que no se habla: la guerra sucia
Los civiles estamos siendo diezmados por la guerra sucia: el terrorismo de estado es también parte de la guerra, esa parte que nunca se nombra en los mass-media y que sin embargo representa el raudal más caudaloso del baño de sangre. La llave de la paz es exigir que cese la práctica estatal de exterminar la participación política civil, porque al verse esta participación política arrinconada de manera sistemática, los medios de reivindicación social devienen armados.
No somos «la democracia más antigua de América Latina» porque no la hemos conocido. Se nos obliga a callar para que seamos cómplices de la sanguinaria «Seguridad», que no es otra cosa que la seguridad para que ejerzan el saqueo las transnacionales sin tener que escuchar la justa reivindicación popular; una «seguridad» que se traduce en violación de la soberanía alimentaria para las mayorías.
5. Intervencionismo de EEUU apuntala la guerra y es peligro regional
Los mismos que han convertido a una parte de los empobrecidos de Colombia en carne de cañón para proteger los intereses de las transnacionales y de una minoría criolla, permiten la instalación de la amenaza imperialista contra nuestros hermanos de la región. Hemos sido condenados a renunciar a la soberanía que heredamos de las campañas libertadoras del siglo XIX, y asistimos a la instalación de bases militares estadounidenses, desde donde se imponen las doctrinas de apisonamiento de los derechos humanos y el manejo del narcotráfico como una herramienta más de dominación. Los estadounidenses gozan de total impunidad para los crímenes que cometan en Colombia, en virtud de la inmunidad que les es otorgada por el estado colombiano. Los EEUU justifican su intervencionismo bajo el pretexto de la «lucha contra el narcotráfico», cuando en realidad éste fortalece sus mismas arcas y asimismo a un gobierno y a sus estructuras narcoparamilitares, a la par que criminalizan al campesino cultivador de la hoja de Coca a sabiendas que ésta no es cocaína.
6. La paz no es degradar en extremo al opositor
Son los mismos gobernantes que posan exhibiendo manos cortadas y lanzan carcajadas de júbilo al lado de cadáveres, los que pretenden convertirnos a todos en aplaudidores del exterminio. Son los mismos gobernantes que han puesto tarifas a la vida, impulsando los mal llamados ‘falsos positivos’ que no son otra cosa que asesinatos de civiles para implementar los montajes militaro-mediáticos para la guerra sicológica: usando los cadáveres para el exhibicionismo necrofílico que busca degradar al opositor al presentarlo en bolsas negras, como pedazo de carne. Nosotros decimos que las y los colombianos no son pedazos de carne, y rechazamos dicha estrategia del terror estatal que enferma a la sociedad entera, degradando la ética.
Se alza el clamor por una paz con justicia social para las mayorías: una paz que nazca del debate conjunto.
7. Negociación política, cambios estructurales, cuestionar el modelo económico
La solución política es el clamor del pueblo colombiano: implementar cambios estructurales de fondo que eliminen las condiciones de despojo, desigualdad y exclusión que han dado lugar a las múltiples formas de resistencia. Urge una verdadera reforma agraria, urge la cesación de la práctica estatal de exterminar la oposición política, el desmonte de la estrategia paramilitar, la cesación de la entrega del país en concesiones a multinacionales (el 40% del país está hoy pedido por multinacionales mineras), el fin del sometimiento a la bota estadounidense. Se trata de replantear el modelo de desarrollo de la sociedad colombiana: el ser una economía dependiente, concebida como una bodega de recursos, con un desarrollo endógeno nulo, es el gen de la guerra.
No se trata de una negociación superficial, ni de negociar prebendas a la ‘reinserción’ para los insurgentes, que lo único que haría sería reinsertar a miles de mujeres y hombres a la pesadilla del hambre que crece a diario en los cinturones de miseria de las ciudades. Tampoco se trata de negociar una ‘reinserción’ para avalar que luego miles de ‘reinsertados’ sufran el exterminio estando inermes, como ya ha sucedido más de una vez en la historia de Colombia. Apelamos a la responsabilidad social e histórica: no queremos avalar otro genocidio descomunal, ni podemos pretender que el campesino despojado se resigne a la indignidad.
8. Redefinir las partes en conflicto con una visión integral, para caminar hacia la paz
La paz no es un acuerdo solamente entre el gobierno y las guerrillas, porque las partes en este conflicto van más allá de esa definición estrecha que lo único que busca es quitarle su carácter esencialmente social y económico al conflicto: las partes somos todos los colombianos; también consideramos parte del conflicto a las transnacionales que se benefician del despojo fomentando masacres y desplazamientos poblacionales; a los Estados Unidos que constantemente intervienen en nuestros asuntos. Uno de los puntos medulares del problema es el negocio gigantesco que el complejo militar-industrial estadounidense y europeo tiene con el gobierno colombiano: la compra de aparatos de destrucción es financiada por el erario público, y por una creciente deuda externa que se le endosa de manera ilegítima a todo el pueblo colombiano.
9. Por la paz con justicia social hasta la última gota de nuestros sueños
No creemos en acuerdos que se basen sólo en la entrega de armas, porque lo que sustentaría una verdadera paz en Colombia sería que los codiciosos depusieran su codicia, cesaran la depredación de los recursos de Colombia a costa del despojo y genocidio contra sus gentes. Para la paz haría falta que el latifundio, las transnacionales, el estamento militar, desactivaran su herramienta paramilitar; y que cesaran definitivamente las pretensiones del fuero penal militar y demás artimañas del lúgubre aparato de impunidad que perpetúa el horror. El gasto militar es descomunal: más de 12.000 millones de dólares anuales; para la paz reclamamos que esta suma sea invertida en salud, educación, vivienda, desarrollo endógeno.
Queremos poder participar en el debate político amplio, en la construcción social sin ser asesinados; queremos que cese el exterminio contra la reivindicación social, que sean liberados los presos políticos, que cese la desaparición forzada… Son algunos pasos.
Nuestra intención es acercarles al sueño de un pueblo, que a fuerza de terrores se ha tardado en nacer. Hacemos un llamado a la opinión pública internacional para que se solidarice con el pueblo colombiano, y lo acompañe en un proceso de negociación política del conflicto social y armado. Entendemos que el conflicto es ante todo social, y deviene armado ante la intolerancia política del estado, y que la guerra en Colombia tiene su principal factor de durabilidad en la alimentación que los Estados Unidos suplen a los aparatos del estado.
En el corazón de América, al son de tambores, de gaitas, acordeones, el alma de un pueblo danza; custodia en la policromía de su piel milenios de historia; guarda recónditos saberes susurrados por las selvas. Un pueblo llora sobre las tumbas desparramadas en su latitud silente. Latiendo está Colombia con una geografía repleta de cantarinas cascadas, de multitud de verdes; se enrisca, se extiende, se oculta selvática, se asoma abisal y oceánica; nada en ella es avaricia, es toda abundancia; su pueblo clama por vivir dignamente en el paraíso que unos pocos pretenden atesorar: «¡POR LA PAZ, HASTA LA ÚLTIMA GOTA DE NUESTROS SUEÑOS!»
Primeras firmas:
Mundo
Atilio A. Boron, politólogo argentino
Santiago Alba Rico, escritor, España
Franck Gaudichaud, Catedrático. Francia
Bernard Duterme, Sociólogo, director del Centro Tricontinental (CETRI) basado en Louvain-la-Neuve, Bélgica
Fausto Giudice, escritor y traductor. Miembro fundador de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística
Michel Collon, periodista, Bélgica
Luis Casado, escritor, Editor de Politika, Chile, colaborador de La Pluma
PAIZ (Partido de Izquierda) Chile
Salvador Muñoz Kochansky, Presidente PAIZ (Partido de Izquierda). Chile
Camilo Navarro, Sociólogo. Miembro Dirección PAIZ. Chile
Luis Alberto Jaqui Muñoz. Administrador Público. Universidad de Santiago de Chile (Ex UTE). Coordinador Nacional Estudiantil PAIZ (Partido de Izquierda). Chile
Silvia Cattori – Periodista. Suiza
Carlos Aznárez, periodista, director de Resumen Latinoamericano, Argentina
José Bustos, periodista argentino residente en Francia, colaborador de La Pluma
Manuel Talens, novelista, traductor y articulista, miembro fundador de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.
Renán Vega Cantor, historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia. Premio Libertador, Venezuela, 2008
Miguel Ángel Beltrán V., Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia y perseguido político
Víctor Montoya, escritor boliviano
Carlos (Koldo) Campos Sagaseta de Ilúrdoz, Poeta, dramaturgo y columnista, Republica Dominicana
Ossaba, Artista Plástico, Colaborador de La Pluma. Francia
María Piedad Ossaba, periodista, directora de La Pluma. Francia
Lilliam Eugenia Gómez, Ph.D. Eco-Etología, IA. Colaboradora de La Pluma Colombia.
Álvaro Lopera, Ingeniero químico, Colaborador de La Pluma Colombia.
Juan Diego García, Doctor en Sociología, Colaborador de La Pluma. España
Marta Lucía Fernández, filósofa, Colaboradora de La Pluma. Colombia.
Jorge Eliécer Mejía Diez, abogado colombiano, colaborador de La Pluma. Bélgica
Azalea Robles, periodista, poeta. Colaboradora de La Pluma y de otros medios
Lía Isabel Alvear. Ingeniera Agrónoma. Colaboradora de La Pluma. Colombia.
Rafael Enciso Patiño, Economista Investigador. Colaborador de La Pluma. Venezuela
Matiz, artista colombiano. Colaborador de La pluma. Bélgica
Éric Meyleuc poeta, escritor, hombre de teatro y militante sindical. Francia
Salvador López Arnal, colaborador de rebelión y El Viejo Topo.
Elio Ríos Serrano, médico, ambientalista y escritor. Maracaibo, Venezuela
Gilberto López y Rivas, Profesor-Investigador Instituto Nacional de Antropología e Historia, Cuernavaca, Morelos, México
Pedro Vianna, poeta, escritor, hombre de teatro y militante asociativo. Francia
Cristina Castello- Poeta y periodista argentina residente en Francia
André Chenet. Poeta y editor de revistas. Francia
Sandrine Féraud. Poeta. Francia
Cédric Rutter, periodista. Bélgica
David Acera Rodríguez, actor. Asturias (España)
Sinfo Fernández Navarro, Traductora Rebelion.org. Madrid
Susana Merino, Traductora Rebelión. Buenos Aires, Argentina
Agustín Velloso, profesor de la UNED. Madrid
Rosina Valcárcel, escritora, Lima, Perú
José Antonio Gutiérrez D. analista político solidario con los movimientos populares de Colombia
Carlos Casanueva Troncoso, secretario general Movimiento Continental Bolivariano
Dick Emanuelsson, Reportero Suecia-Honduras
Mirian Emanuelsson, Reportera Suecia-Honduras
José Rouillon Delgado, Sociólogo-Educador Lima-Perú
Martín Almada, Defensor de los Derechos Humanos de Paraguay.
Graciela Rosenblum, presidenta Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Argentina
Annalisa Melandri, periodista. Italia
Sandra Marybel Sánchez, miembro del Colectivo de Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión. Honduras
Miguel Segovia Aparicio, Poeta. Barcelona, España
Badi Baltazar, escritor. Bélgica
Antón Gómez-Reino Varela, Tone. Activista social. Galicia
Winston Orrillo. Premio Nacional de Cultura del Perú
Myriam Montoya, Poeta. Francia
Jaime Jiménez, abogado colombiano
Enrique Santiago Romero, abogado, ex director del CEAR. España
Hernando Calvo Ospina, periodista y escritor colombiano. Francia
Ramón Chao, periodista y escritor gallego. Francia
Jaime Corena Parra, Físico, Ingeniero Industrial y Doctor en Didáctica de las Ciencias. Venezuela
Fernando Reyes U., Economista. Venezuela
Sergio Camargo, escritor y periodista colombiano. Francia
Colectivo Regional de apoyo a Vía Campesina y Salvación agropecuaria. Colombia
Campaña Permanente por la Libertad de lxs Prisionerxs Políticxs Colombianxs, Capítulo Cono Sur
Juan Cristóbal, poeta peruano y periodista
Cristóbal González Ramírez. Periodista y profesor universitario retirado y pensionado. Colombia
Antonio Mazzeo, periodista, escritor, Italia
Mario Casasús, periodista, México
Mario Osava, Periodista, Brasil
Félix Orlando Giraldo Giraldo, Médico. Colombia
Polo Democrático Alternativo-Seccional Suiza.
ARLAC-Suiza
Mónica Alejandra Leyton Cortes .Estudiante; Miembro del Colectivo Soberanía y Naturaleza. Colombia
Eliecer Jiménez Julio-Periodista-Suiza
Ángela Peña Marín, socióloga MsC en educación Ambiental, Colombia
Marta Eugenia Salazar Jaramillo, comunicadora social, Colombia
Diana María Peña Economista, Colombia
Adolfo León Gómez, Economista. Colombia
Héctor Castro, abogado. Francia
Elisa Norio, defensora de de derechos humanos y ambientalista. Italia
Guadalupe Rodríguez, activista e investigadora de Salva la Selva. España
Jaime Corena Parra, Físico, Ingeniero Industrial y Doctor en Didáctica de las Ciencias. Venezuela
Fernando Reyes U., Economista. Venezuela
Enrique Lacoste Prince, artista cubano. Colaborador de La pluma. Cuba
Argentina
Aurora Tumanischwili Penelón, FeTERA FLORES (Federación de trabajadores de la energía de la República Argentina en CTA)
Guillermo López., FeTERA FLORES (Federación de trabajadores de la energía de la República Argentina en CTA)
Ingrid Storgen, Responsable del colectivo Amigos por La Paz en Colombia.
Marta Speroni, Militante por los DD.HH.
Igor Calvo, Militante de base del FNRP Honduras
Aline Castro, Red por ti América, Brasil.
María Rosa González, Comunicadora Social
Alejandro Cabrera Britos, Delegado general, ATE, Senasa Martínez, Dilab en CTA
Carlos Guancirrosa, Agrupación Enrique Mosconi
Carlos Loza, Junta Interna de ATE, AGP (Asociación General de Puertos en la Central de Trabajadores de La Argentina, CTA)
Eduardo Espinosa (Asociación de Trabajadores del Estado, en CTA), Ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires
Carina Maloberti, Consejo Directivo Nacional – ATE-CTA
Convocatoria por la Liberación Nacional y Social, Frente Sindical, Argentina:
Agrupación Martín Fierro ( Varela – Alte. Brown – Matanza – Mar del Platay Neuquen )
,Agrup.Sindical Tolo Arce-ATE-SENASA,
Agrupación «Germán Abdala» – ATE-Ministerio de Trabajo de la Nación,
Agrup. Agustín Tosco-Río Segundo-Córdoba,
Movimiento de Trabajadores Desocupados Flamarión-Rosario, Democracia Popular-Rosario, Comunidad Campesina de Tratagal-Salta,Biblioteca Popular Fernando Jara-Cipoletti-Río Negro, Unión de Trabajadores de la Provincia de Chubut.-
Europa
RedHer Europa (Red europea de Hermandad y Solidaridad con el pueblo colombiano)
Tribunal Internacional de Opinión Sur de Bolivar, Paris, Francia
La Confederación General del Trabajo del Estado Español (CGT).
Colectivo Coliche, La Rioja. España
El Comité de Solidaridad Internacionalista de Zaragoza. España
PASC Projet Accompagnement Solidarité Colombie. Canadá
CO.S.A.L. XIXÓN(Comité de Solidaridad con America Latina de Xixon)
ASSIA (Acción Social Sindical Internacionalista).Estado Español
Komite Internazionalistak de Euskal Herria-País Vasco
Comitato di Solidarietà con i Popoli del Latino America Carlos Fonseca (Italie)
Colectivo Iquique de la Universidad de Zaragoza. Estado español
Colombia
RedHer Colombia (Red de Hermandad y Solidaridad con Colombia)
Aca – Asociación Campesina De Antioquia
Acader – Asociación Campesina Para El Desarrollo Rural- Cauca
Afasba – Asociación De Familias Agromineras Del Sur De Bolívar y Bajo Cauca Antioqueño
Alianza De Mujeres De Cartagena: «Nelson Mándela»
Amar – Arauca
Ascatidar – Arauca
Asedar – Arauca
Asoagros – Asociación De Agrosembradores. Valle
Asociación Agroambiental Y Cultural De Taminango – Nariño
Asociación Agrominera Del Rio Saspí – Nariño
Asociación De Arrierros De La Montaña De Samaniego – Nariño
Asociación De Mujeres Y Familias Campesinas Sanpableñas – Cima Nariño
Asociación Movimiento Campesino De Cajibío – Cauca
Asociación Agroambiental Y Cultural De Arboleda – Nariño
Asojer – Arauca
Asonalca – Arauca
Asoproa – Antioquia
Cabildo Indígena del Sande Nariño
Cabildo Indígena de Betania Nariño
Cecucol – Centro Cultural Las Colinas. Valle
Ced Ins – Instituto Nacional Sindical
Cima – Comité De Integración Del Macizo Colombiano
Cisca – Comité De Integración Social Del Catatumbo
Cna – Choco
Cna – Coordinador Nacional Agrario
Cna Huila
Colectivo Icaria – Antioquia
Colectivo Orlando Zapata – Antioquia
Colectivo Soberanía Y Naturaleza
Colectivo Surcando Dignidad – Valle
Comité De Integración Del Galeras – Ciga Nariño
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Antioquia
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Atlántico
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Centro
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Eje Cafetero
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Nororiente
Confluencia De Mujeres Para La Acción Pública – Suroccidente
Comité De Derechos Humanos De La Montaña De Samaniego – Nariño
Consejo Comunitario Del Remate Rio Telembi Nariño
Coordinador Nariñense Agrario
Corporación «Somos Mujer y Nación»
Corporación Aury Sará Marrugo
Corporación Jurídica Libertad – Medellín
Corporación Sembrar
Corporación Social Nuevo Día – Medellín
Cospacc – Corporación Social Para El Asesoramiento Y Capacitación Comunitaria
Cut – Subdirectiva Arauca
Escuelas Agroambientales De La Unión – Nariño
F.C.S.P.P. – Fundación Comité De Solidaridad Con Los Presos Políticos
Fcspp – Seccional Valle
Fedeagromisbol – Federación Agrominera Del Sur De Bolívar
Fedejuntas – Arauca
Frente De Mujeres Populares De Bolívar
Fundación De D.H Joel Sierra – Arauca
Fundación Del Suroccidente Y Macizo Colombiano – Fundesuma Nariño
Fundación Territorios Por Vida Digna – Cauca
Fundación Tomas Moro -Sucre
Kavilando – Antioquia
Lanzas Y Letras – Huila
Movimiento De Mujeres De Los Pueblos De Nariño
Movimiento Juvenil De Nariño
Movimiento Juvenil Macizo Joven De Nariño
Mujeres Sobre Ruedas
Nomadesc – Asociación Para La Investigación y Acción Social
Organizaciones Sociales De Arauca
Periódico Periferia – Medellín
Pup – Poder y Unidad Popular
Proceso Nacional Identidad Estudiantil- Palmira
Proceso Nacional Identidad Estudiantil-Cali
Red De Jóvenes Populares De Cartagena
Red De Agrosembradores De La Cordillera Nariñense
Red De Chigreros De Guachavez – Nariño
Red De Familias Lorenceñas «Las Gaviotas» – Nariño
Red Proyecto Sur – Huila
Firme aquí el Manifiesto : http://www.tlaxcala-int.org/campagne.asp?reference=2
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