«Y a quién no le guste lo que canto acá Los americanos le hemos de enseñar Armas en la mano la pura verdad Qué nunca hubo ricos en este lugar Qué junto a los pobres vengan a pelear Hemos dicho basta…y echado a andar» Canción Popular […]
«Y a quién no le guste lo que canto acá
Los americanos le hemos de enseñar
Armas en la mano la pura verdad
Qué nunca hubo ricos en este lugar
Qué junto a los pobres vengan a pelear
Hemos dicho basta…y echado a andar»
Canción Popular
Lejos de mi teclado andaba esta vez cuando nos enteramos de la muerte del veterano luchador Manuel Marulanda Vélez, el campesino humilde que prefirió vivir y morir en sus verdes selvas que firmar la paz con un gobierno guerrerista y pro imperialista.
Recientemente se ha evocado el año portentoso de1968.Parece haber transcurrido un siglo desde entonces.
Aquel año que parecía que componía el futuro en contestación multitudinaria…Allá cuando huelgas, guerrillas, manifestaciones, palabra y canción iban de la misma mano y el mundo empezaba por Viet Nam, seguía por París, por los negros de Estados Unidos, las selvas del continente americano, África …hasta el socialismo real tuvo lo suyo en aquel año en Praga. Ese fue el año que con la bandera del Che en la frente la Tierra tuvo su primer espasmo global.
En aquel 1968 ya estaba Tirofijo en el frente de combate.
Ha sucedido que el resto del mundo se apartó de la lucha escondiéndose en una pueril amalgama de dicharachos supuestamente marxistas que abogan de manera explicita en contra de la violencia revolucionaria.
Ahora frente a mi pantalla le quiero rendir un homenaje al gran luchador del pueblo colombiano que tuvo que combatir aislado …sobre todo por la pretendida izquierda que se viste con la camiseta del Che y se olvida que el Che murió en una selva como Tirofijo, esa izquierda que haciendo un fino deslizamiento teórico asume que la guerrilla o el «foco guerrillero» no es el camino por no sé cuantas pretendidas enseñanzas de los que nada han logrado en este mundo que no sea repartir un montón de papeles. Esta izquierda de un lado y del otro que se ruboriza al ver una pistola Marulanda es el recuerdo vivo y pertinaz de lo que hay que hacer cuando pensamos en liberarnos de la miseria. Convengo en que la imagen del viejo guerrillero es bien molesta para los que andamos tan sólo apuntando con el teclado y tratando de recordar la vida desafiante de nuestros padres que nos deja vacíos y estériles.
¡Un Congreso debiéramos hacer, pero en las selvas americanas! A ver si retomamos el camino en que el fin de la historia nos ha abandonado y nos convencemos que todos los revolucionarios que de verdad sirvieron recurrieron a la violencia para poder echar al enemigo.
Bolívar…por supuesto…pero incluso el intelectual más importante de América, el poeta José Martí…Martí tenía la pluma más afilada de su época, el mejor verso y la más universal de las ideas. El que haya leído a José Martí tan sólo dos minutos ya se invade de amor holístico y de su penetrante ternura…y sin embargo fue un hombre que supo usar la violencia necesaria, a diferencia de muchos marxistas constituyó un partido revolucionario con la clase trabajadora para tomar el poder político y no para jugar a la política. Dijo Martí:
«Es lícito y honroso aborrecer la violencia, y predicar contra ella , mientras haya modo visible y racional de obtener sin violencia la justicia indispensable al bienestar del hombre , pero cuando se está convencido que por la diferencia inevitable de los caracteres, por los intereses irreconciliables y distintos por la diversidad, hondo como la mar de mente política y aspiraciones no hay modo pacífico suficiente para obtener siquiera derechos mínimos en un pueblo donde estalla ya, en nueva plenitud la capacidad sofocada-o es ciego el que sostiene, contra la verdad hirviente el modo pacífico ; o es desleal a su pueblo el que no lo ve y se empeña en proclamarlo». (1)
Es por eso que ahora cuando nos abandona Marulanda, nos quedamos muchos de nosotros sin nada que decir…Porque estamos en tiempos muy pacíficos para la izquierda, aunque nuestro enemigo sea paradójicamente más violento y se prepare para nuevas contiendas armadas.
Desde el Che Guevara y Fidel Castro la lucha armada constituyó un punto discorde entre los revolucionarios, y es si se quiere una de las controversias más agudas y tristes desde que vamos retomando la ruta después que vaticinaran la impertinencia de las ideas comunistas y con ella los empeños revolucionarios.
Y eso es tal vez el recuerdo «molesto» que nos legara el incansable luchador: Su fidelidad a los principios. Bien dice James Petras (2) que le tocó luchar al camarada Marulanda en un momento donde toda la izquierda orgánica le huye a las armas como si el olor a pólvora no combinara bien con estos tiempos. Esta actitud de los revolucionarios modernos es penosa, será por eso que perdemos la voz en tanto grito y en tanta reunión ¿Bajo qué argumento esperamos que nuestros enemigos entiendan la pobreza, la devastación del planeta, la corrupción y todos los males que empiezan a ser endémicos? ¿A razón de qué tanta plática con sordos, tanto jueguito a la democracia, tanto referendo inútil?
¿Alguien cree de verdad que Álvaro Uribe cumplirá con sus compromisos contraídos en la OEA en relación a su bárbaro crimen en el Ecuador? ¿Y alguien sostiene la esperanza de que Luis Posada Carriles sea extraditado a Venezuela y sea inculpado por terrorista? Parafraseando de nuevo a Martí ..o somos ciegos o somos desleales
Son verdades que vamos a tener que respondernos. Ya ven…hasta los gobiernos burgueses se roban el show del 80 natalicio del Che Guevara. De acá a unos años le quitarán al Che su fusil y sólo seguirá siendo el dulce mártir que presta su imagen a las empresas de marcas de vestuario.
En toda esta reflexión la imagen auténtica de Marulanda en las selvas de Colombia se convierte en revelación.
Empiezo a odiar el vocablo «terrorismo» La palabra; su uso y desuso, su falsificación y su globalización es mucho más dañina que los propios hechos terroristas. Con esa palabrita el enemigo ha comenzado nuevamente a dominarnos y nos debemos quedar muy quietecitos para que no nos llamen terroristas y caigan sobre nosotros de derecha e izquierda.
Al enemigo hay que causarle terror. Ellos nos despedazan día y noche. En Colombia exterminan cualquier posibilidad de paz, asesinan a luchadores sociales, violan fronteras, y luego al final de la jornada siguen siendo Hugo Chávez y Rafael Correa los terroristas… Esa palabra que usan contra mis cinco compañeros presos en Estados Unidos es el verdadero terror, y se ha convertido en un fantasma recurrente.
El grupo de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio…los compañeros del Directorio Revolucionario de mi revolución, saben de lo que hablo. Qué ahora no esté en las revistas de moda la lucha armada no le resta pertinencia a su necesidad.
«El proletariado no puede resolver el problema del poder, problema fundamental de toda revolución, sino quebrando la voluntad del ejército que se opone. La huelga general lleva aparejada la movilización por ambas partes, y permite una primera apreciación seria de las fuerzas de resistencia de la contrarrevolución; pero sólo los desarrollos posteriores de la lucha determinan el precio de sangre que ha de costarle al proletariado la conquista del poder. Que haya que pagar con sangre, que, en su lucha por tomar el poder y conservarlo, el proletariado debe saber morir y matar, ningún verdadero revolucionario lo ha puesto nunca en duda. Declarar que la aspereza de la lucha entre el proletariado y la burguesía -lucha a muerte- «destruye la evolución», prueba únicamente que la cabeza de algunos ideólogos respetados son cámaras oscuras-cameras obscuras-donde las imágenes aparecen invertidas».(3)
Y esto no lo digo yo….ni lo dijo Manuel Marulanda; tampoco Mao o el Che…. Lo dijo nada más ni menos que León Trotsky, al que quieren enfundar en una casaca pacifista, ecuménica y «democrática»: Este libro (terrorismo y comunismo) imprescindible para entender al fundador del Ejercito Rojo fue una suculenta contesta al reformismo cándido de Kautsky. No importa (como algunos me señalan) que Trotsky se arrepintió después de esas afirmaciones. Para entender a los hombres hay que contextualizarlos en su época y lugar. Frente a dos decenas de ejércitos, con una contrarrevolución interna y el mundo entero en contra, no veo cuál sería el papel de la vía pacífica
No hay un solo ejemplo de revolución donde la lucha armada haya sido descartada. Los ejemplos tristes son al revés. Pregunten no más a Chile el precio que hubo de pagarse por tratar de llevar al extremo los métodos pacíficos.
Marulanda llevó toda su vida en la selva colombiana, no creyó en dudosos pactos ni cejó su empeño por la indeferencia de la nueva izquierda actual que piensa retomar los caminos de Kautsky y Bernstein. Es por eso que con todos los defectos que puedan apuntarse (si es que es legitimo hablar de defectos a un grupo de camaradas que echaron su suerte en la rebeldía permanente), Manuel Marulanda constituye un símbolo de resistencia que Colombia y América toda tendrán que tener bien presente en las futuras batallas contra el más corrupto, desbastador y asfixiante gobierno de esta región del mundo.
Los revolucionarios en Colombia tienen ardua tarea. Ese gobierno es el émulo de un porta avión imperialista enclavado en nuestras tierras. Lo mismo que es Israel para el mundo árabe. Baste echar una mirada a los últimos acontecimientos con Ecuador y Venezuela, (el primero de marzo del 2008; el invulnerable ordenador de Raúl Reyes y las intrigas de INTERPOL) El rol de la revolución en Colombia es crucial para la liberación definitiva de Nuestra América
En esos caminos de búsqueda estará sin dudas la perseverancia y la coherencia de Manuel Marulanda y sus Fuerzas Armadas Revolucionarias tuvieron que hacer frente a las armas de Uribe, las del Imperialismo, la difamación…incluso la indiferencia y prurito democrático de gran parte de la izquierda, ahora que tomar un fusil para liberar a un pueblo resulta anacrónico. Pero no está lejos el momento aquel que le brindemos todos juntos el verdadero homenaje a Tirofijo. Allí cuando nos demos cuenta que la lucha de clases incluye también la insurrección.
Yo por mi parte le envío mis más sentidas condolencias a la familia de Manuel Marulanda y a sus camaradas de lucha…y lo hago en nombre de la única revolución socialista que queda en pie. Esta revolución del Che y Fidel….que es sin dudas también la del amigo y camarada Tirofijo
Gracias hermano por no haber abandonado nunca las banderas del comunismo
¡Hasta la Victoria Siempre!
Referencias
- José Martí Ciegos y desleales Patria 28 de Enero 1893 (Tomo II pág. 215 Obras Escogidas Editora Política La Habana)
- James Petras Homenaje a Manuel Marulanda Rebelión 27 de mayo 2008
- León Trotsky Terrorismo y Comunismo 1920 (Fundación Federico Engels 2005)