En el curso de este año se constituirá el primer partido político mapuche, con el fin de avanzar hacia la autonomía territorial y el autogobierno del pueblo indígena más numeroso de Chile, aunque el camino se ve sinuoso. «Deseamos formar un partido político para ganar elecciones y gobernar en el Wallmapu (país mapuche) y de […]
«Deseamos formar un partido político para ganar elecciones y gobernar en el Wallmapu (país mapuche) y de esta forma mejorar las condiciones de vida y elevar la dignidad de nuestro pueblo», dijo a IPS Pedro Gustavo Quilaqueo, «wiritufe» del «Wallmapuwen», secretario político del partido actualmente en formación.
Wallmapuwen, que significa «compatriotas del país mapuche», pretende constituirse legalmente durante el segundo semestre de este año, para presentarse a las elecciones municipales (alcaldes y concejales) de 2008.
El partido es definido por sus dirigentes como autonomista, regionalista, demócrata, progresista, laico y pluralista, que «enfrentará la contienda política por medios pacíficos».
Detrás del proyecto se encuentran 25 ciudadanos de origen mapuche y un número creciente de simpatizantes, explica Quilaqueo, quien junto a Pedro Mariman, historiador del Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen, y Claudio Curihuentru conforman el comité político.
«Se trata de personas con orígenes y formaciones diversas, la mayor parte de ellos con estudios universitarios, residencia en el Wallmapu y experiencia en la lucha y en el trabajo social, a través de la participación en organizaciones e instituciones mapuche», explicó Quilaqueo.
Según los indígenas, el Wallmapu comprende la novena región de la Araucanía, donde 23,5 por ciento de población pertenece a esta etnia, y comunas adyacentes de la octava región del Bío-Bío y la décima región de Los Lagos, de 400 a 800 kilómetros al sur de la capital.
El grupo pretende «reconstituir el país mapuche bajo la forma de una entidad político-administrativa, regida por un estatuto de autonomía territorial que consagre los derechos de su población originaria e incorpore al mapuzugun como lengua oficial».
Entre sus propósitos está que el Wallmapu sea gobernado por «un ejecutivo y un parlamento autonómicos electos por el conjunto de la población regional bajo un sistema electoral proporcional de circunscripción única».
Es un modelo que existe en numerosos estados plurinacionales con profunda tradición democrática o en estados federales, afirma Quilaqueo.
«Necesitamos un partido político para discutir e impulsar las reformas necesarias en el largo camino hacia la autonomía territorial y la resolución de los problemas sociales que enfrenta la población regional», planteó el dirigente.
Esto implica debatir asuntos como «descentralización del país, democratización de los gobiernos regionales, atribuciones de los municipios, inversión regional, política tributaria, reformas electorales e institucionales, que doten al Wallmapu de la posibilidad creciente de autogobernarse».
«Me parece muy bien que la gente quiera organizarse y participar legítimamente de la vida democrática del país, más aún cuando el móvil es proyectar los temas que preocupan a un grupo indígena», dijo a IPS el senador Carlos Cantero, del opositor partido Renovación Nacional, de derecha liberal.
En cuanto a la autonomía, Cantero señala que es un tema nuevo, que no se ha tratado en el parlamento, pero que «no vislumbra razón por la cual la etnia mapuche debería obtenerla», opinión compartida por el diputado del oficialista Partido Por la Democracia, Antonio Leal.
«Nosotros somos partidarios del reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y de todas sus reivindicaciones, entre las que se encuentra la entrega de tierras, pero no estamos de acuerdo con la autonomía de ningún sector del país, porque el Estado y la nación son unitarios», dijo a IPS el parlamentario.
Para Leal, en todo caso, es necesario esperar que el grupo se constituya formalmente, porque antes hubo iniciativas similares que terminaron en fracaso.
Los dirigentes del Wallmapuwen reconocen que la fundación de un partido político es una antigua aspiración del pueblo mapuche, que data de 1934, pero la real adhesión de la población indígena sólo podrá ser comprobada en las contiendas electorales.
De hecho, en la fundación del Wallmapuwen no participa el dirigente Aucán Huilcamán, portavoz del Consejo de Todas las Tierras, una de las principales organizaciones mapuches, que el año pasado vio frustrado su intento de postularse a la Presidencia del país por formalismos legales.
«Existe un amplio consenso entre los grupos mapuches respecto del derecho al autogobierno como entre los chilenos respecto de la descentralización, y por lo mismo creemos que el partido no navegará en aguas extrañas», afirmó Quilaqueo.
A juicio del dirigente, el rechazo a esta petición mapuche «proviene de políticos y nacionalistas chilenos, generalmente conservadores, hiper centralistas y en algunos casos, sospechosamente racistas».
Por el contrario, la causa mapuche, entendida como el conjunto de demandas políticas, sociales, culturales o lingüísticas, sigue teniendo una amplia acogida en la población nacional.
Leal, en cambio, cree que la autonomía territorial de esta etnia no es compartida por todo el mundo indígena, y menos aún por el resto del país.
Quilaqueo reconoce que dentro del pueblo mapuche «existe diversidad de opiniones, de métodos, de liderazgos, lo que también sucede entre los chilenos, ya que no existe un solo partido político, ni una sola organización social, ni un solo credo. Existe diversidad y pluralismo».
«La autonomía, como propuesta de regulación de la convivencia plurinacional, como política de democratización y descentralización profunda, y como acto de justicia y reparación, no va en contra de los intereses de Chile. Es un mensaje que debemos esforzarnos en hacer comprender», arguyó el dirigente mapuche.
Wallmapuwen, que pretende convertirse en el partido político número 12 del país, está abierto a la participación de cualquier ciudadano que comparta el proyecto político indígena.
Si bien Quilaqueo afirma que el incipiente partido no tiene referencias internacionales, ha establecido relaciones con la Izquierda Republicana de Cataluña, y cuenta con apoyo del periodista y dirigente de ese partido, Daniel Condeminas, si bien no recibe recursos financieros del extranjero, asegura.
Según el censo de 2002, casi 700.000 personas, 4,6 por ciento de la población chilena, pertenecen a diversas etnias, entre las que se destaca la mapuche, que constituye 87,3 por ciento de esas minorías.
En los comicios municipales de diciembre de 2002 fueron elegidos 17 alcaldes indígenas en un total de 345 municipios.
Guillermo Tripailaf Manquelafquen, del Partido Comunista (PC), fue el único mapuche que aspiró a la candidatura de senador por la región de Los Lagos en los comicios del 11 de diciembre, si bien no resultó electo.
Igual suerte corrieron los otros seis candidatos indígenas a diputados, un independiente y los demás representantes del pacto de izquierda Juntos Podemos Más, de comunistas y humanistas, y de la coalición gobernante de centroizquierda Concertación de Partidos por la Democracia.