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María José Azócar de Fundación SOL: «Los nuevos liderazgos de mujeres sindicalistas hablan de la vida total, no sólo del bono de fin de conflicto»

Fuentes: Rebelión

Asimismo, he visto que ahora se están dando otras articulaciones. Claro, están los referentes clásicos del sindicalismo como las federaciones y centrales. Pero hoy, además, existen coordinaciones entre sindicatos y movimientos sociales que, por ejemplo, defienden el agua y el mar, agrupaciones de disidencias sexuales, etcétera. Esto es, emergen nuevas conjugaciones propias de la riqueza del movimiento popular.

En el marco del ampliado nacional de la Federación de Trabajadores de la Compañía de Cervecerías Unidas, CCU, propiedad del grupo económico Luksic, el más poderoso del país y uno de los más ricos del continente, la socióloga e investigadora de la Fundación SOL, María José Azócar, realizó una completa exposición sobre la negociación colectiva, en la que participaron activamente los dirigentes de la multisindical.

– En Chile, las cifras de sindicalización son muy bajas y más escasa aún la posibilidad que tienen las y los trabajadores de negociar colectivamente sus contratos y reajustes salariales y condiciones laborales. Respecto de las negociaciones colectivas, ¿qué factores concurren de manera ampliada en la relación contradictoria entre capital y trabajo?

María José Azócar: Desde siempre en Fundación SOL hemos querido compartir la idea de que el capitalismo no sólo es un sistema económico que nos explota, sino que también es una formación histórica que gobierna nuestros deseos, nuestros imaginarios, nuestras relaciones y, por tanto, también es un sistema de opresión. Y ello se refleja en una mesa de negociación entre trabajadores y representantes del capital.

Por eso, hoy nos dedicamos a examinar cómo, en ese espacio, se ponen en juego jerarquías de masculinidad también. En la sociedad patriarcal a los hombres se les exige seguir un cierto ‘ideal’, un ideal hegemónico, en donde deben primar las conductas agresivas, competitivas, de sometimiento a la otra parte. Y allí encontramos un desafío que tienen las dirigencias sindicales en la actualidad, con el propósito de salirse de ese paradigma, porque se trata de un modelo que nos aprieta botones. ¿Cuántas veces nos enojamos porque algún gerente hace un comentario clasista o machista? Entonces, en ese momento es preciso reflexionar y abandonar la cuestión personal y comprender que estamos en una mesa donde el dirigente representa los intereses de un colectivo.

– De acuerdo a tu experiencia y del equipo que hace Fundación SOL, ¿cuál es la situación concreta que se establece en las negociaciones colectivas entre sindicatos y representantes de la patronal?

Si bien la tasa de sindicalización en Chile es muy baja, también es cierto que ha aumentado la sindicalización de mujeres. Hoy existen más mujeres que están tomando liderazgos, que se auto-organizan, pese a todas las limitantes que impone una institucionalidad y cultura antisindical. Aquí podemos detenernos a verificar cómo las mujeres protagonizan una redefinición de los liderazgos sindicales.

Muchas veces se les ha pedido a las mujeres que deben masculinizarse para adoptar los liderazgos sociales, o sea, tienen que volverse firmes, intransigentes, debido a que en la sociedad hemos equiparado el poder a la masculinidad. Sin embargo, existen mujeres que están ejerciendo su liderazgo no necesariamente desde ese lugar. Están efectuando muchas innovaciones. Y esas nuevas maneras van permeando a las generaciones más jóvenes de dirigentes, las cuales, al ver las formas distintas del liderazgo de las mujeres, se abren a conversaciones nuevas y a nombrar sus emociones.

Asimismo, he visto que ahora se están dando otras articulaciones. Claro, están los referentes clásicos del sindicalismo como las federaciones y centrales. Pero hoy, además, existen coordinaciones entre sindicatos y movimientos sociales que, por ejemplo, defienden el agua y el mar, agrupaciones de disidencias sexuales, etcétera. Esto es, emergen nuevas conjugaciones propias de la riqueza del movimiento popular. Aquí cito a la dirigente Nicole Bravo de la comuna de Maipú cuando afirma que el sindicato ya no es sólo un lugar ligado con un lugar de trabajo específico, sino que allí actualmente se debate sobre los bienes comunes en peligro, la discriminación, migración, racismo.

Son formas de sindicalismo que están en contacto con los barrios y donde se intencionan prácticas de educación popular en terreno. El sindicalismo de Nicole y de compañeras tan carismáticas como ella, habla de la vida en su totalidad, no se reduce a fijar el monto del bono de término de conflicto.