Rompiendo las expectativas de algunas personas y ratificando las de muchas, más de 100.000 personas marcharon por la avenida principal de Santiago de Chile, desde la Plaza Italia hasta la intersección de la Alameda con la calle Ricardo Cumming, a partir del mediodía del 16 de abril, bajo la común indignación causada por la corrupción […]
Rompiendo las expectativas de algunas personas y ratificando las de muchas, más de 100.000 personas marcharon por la avenida principal de Santiago de Chile, desde la Plaza Italia hasta la intersección de la Alameda con la calle Ricardo Cumming, a partir del mediodía del 16 de abril, bajo la común indignación causada por la corrupción del sistema político dominante y el empresariado que ha signado la contingencia en el país andino el 2015.
Todos los dolores sociales, todas las urgencias, todos los rostros. La convocatoria realizada por la Confederación de Federaciones de Estudiantes de las Universidades de Chile (CONFECH) superó con creces la sola reivindicación por una educación gratuita en todos sus niveles. Estudiantes secundarios y universitarios, profesores, jubilados, trabajadores de diversas áreas por un nuevo código laboral, el pueblo mapuche en resistencia, ambientalistas consecuentes, pobladores sin casa, agrupaciones antipatriarcales, artistas e intelectuales y organizaciones sociales y políticas cuyo horizonte de sentido es la lucha anticapitalista y cambiar la vida, llenaron las calles durante demasiado tiempo vacías ante la colusión entre el capital y las expresiones político-partidistas de sus intereses en el gobierno, en el Congreso, en la justicia. Lo que hasta ahora parecía ser una crisis posible de cocinar mediante un escandaloso acuerdo entre los mandarines y el sacrificio de algunas piezas implicadas a modo de somnífero y catarsis para la opinión pública y los inversores, siempre a espaldas de la inmensa mayoría de la población que apenas representaba su indignación mediante las encuestas, el 16 de abril terminó con la estrategia del orden y la impunidad. La protesta de la juventud y el pueblo trabajador ya se transformó en una variable concreta durante el primer tercio del año de la corrupción en vitrina en Chile (http://rebelion.org/noticia.
En el escenario del acto central el vocero estudiantil de la privada Universidad Diego Portales señaló que «no queremos universidades privadas: queremos sólo universidades públicas, democráticas, con acceso digno. Saludamos a todos los trabajadores presentes con un fuerte abrazo y en especial al Movimiento de Pobladores UKAMAU (http://mp-ukamau.blogspot.
La representante de los Trabajadores de la Educación, Johanna Salinas, indicó que «estamos aquí porque el año pasado presentamos una propuesta completa para la educación que el país necesita, pero fue archivada en un escritorio por las autoridades». Por su parte, Gloria Arévalo de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) manifestó que «basta de que la educación esté en manos de los ricos, de los poderosos, de los corruptos. La educación es un tema transversal: hoy nos están preparando en los colegios para ser mañana mano de obra barata. ¡Que se vayan todos!».
El portavoz de la comunidad de la Universidad Arcis, Manuel Erazo (http://rebelion.org/noticia.
La desobediencia necesaria
Así también se expresó el Movimiento por la defensa del Agua, Protección a la Tierra y Respeto al Medio Ambiente (MODATIMA, http://modatimapetorca.wix.
La Coordinadora 8 de Marzo realizó un llamado para alcanzar una «educación gratuita, laica y no sexista. No queremos que los corruptos decidan por la educación, por nuestros cuerpos y nuestras vidas. La democracia está en deuda con la mujeres, con todos y todas».
El representante de los Pescadores Artesanales de Chile manifestó que «nosotros traemos un dolor en el alma porque fuimos los pocos que luchamos contra Pablo Longueira (http://es.wikipedia.org/wiki/
Finalmente, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Valentina Saavedra, hizo hincapié en el valor unitario de la masiva manifestación popular y dijo que «no tenemos a ningún empresario detrás: sólo nuestra unidad y convicción. La mayoría de la sociedad debe tomarse la política ya».
Luego de terminado el acto central, mientras en distintas ciudades del país se realizaban protestas similares, se produjeron incidentes menores entre los asistentes y las fuerzas especiales de carabineros.
Uno de los aspectos que llamó la atención tuvo que ver con la ausencia de aprovechar la oportunidad para plantear inmediatamente una nueva protesta ante la multitudinaria participación social que hizo eco al llamado del 16 de abril. La presente inauguración del ciclo de luchas populares no sólo reveló la emergencia de los de abajo por sus razones históricas y contra la corrupción estructural del singular sistema político chileno, sino que también demostró la necesidad de que la unidad en la acción directa cuaje en la unidad política de los trabajadores y el pueblo. Esto es, que el movimiento real de la mayoría social, con sus maneras y contenidos y de acuerdo a las presentes relaciones de fuerza entre capitalismo y humanidad, camine democráticamente hacia las formas de una original conducción política capaz de ofrecer cuerpo, armadura, frecuencia, estrategia, proyecto y objetivos independientes de los intereses de la minoría en el poder.
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