Entre las diez y las once de la noche de este 7 de noviembre, Santa Rosa de Osos, Antioquia, fue escenario de una masacre en la que murieron diez cultivadores de tomate de árbol que fueron sacados por tres hombres de la finca La España, en la que trabajaban. Las víctimas son nueve hombres y una mujer que murieron tras la detonación de una granada lanzada por los sujetos que los retuvieron. Una de las hipótesis que se maneja es una posible extorsión que el dueño de la plantación no quiso pagar. De allí la retaliación contra sus trabajadores. Los Rastrojos es una de las bandas armadas en las que se han reagrupado los falsamente desmovilizados grupos paramilitares de las AUC.
Las masacres de la «Prosperidad democrática» de Juan Manuel Santos. Esta vez en Santa Rosa de Osos, Antioquia, la tierra de la bestia negra. Esa es la paz de la oligarquía colombiana.
Estamos en los tiempos de la «pax santista», la paz de la megamineria y de la agro industria capitalista, de las multinacionales y la confianza inversionista.
Sigue el mismo esquema de los últimos años, ahora el exterminio de campesinos, trabajadores y pobres, lo hacen los neoparamilitares, estructuras violentas conformadas por miembros de la fuerza pública y al servicio de poderosos señores locales y regionales. Deliberadamente les han asignado el nombre de bandas criminales para lavar la imagen del gobierno, el autor de millones de victimas en Colombia.
Ayer se repitió otro episodio de esta tragedia colombiana de eliminación en masa de campesinos. En Santa Rosa de Osos, municipio del norte de Antioquia, donde viven 35 mil colombianos, en la vereda San Isidro, fueron asesinados 10 campesinos, agricultores, dedicados al cultivo del tomate.
Los habitantes de la zona han señalado que la autoría corresponde a un grupo paramilitar que actúa a la vista de las autoridades civiles y militares. Son estructuras armadas al servicio de poderosos narcotraficantes que controlan la región y con redes en el gobierno departamental y asociados a reconocidos clanes políticos antioqueños.
Este hecho que afecta a familias campesinas pobres nos muestra en que consiste la paz neoliberal del gobierno del señor J.M. Santos, el heredero y gerente del paraestado uribista.
Es la paz de la Prosperidad democrática.
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