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Mejor es dialogar que combatir

Fuentes: Rebelión

Si se parte del hecho de que un enfrentamiento armado entre EEUU y Rusia no sólo que arrasaría con ambos países sino que exterminaría la vida de todo el planeta, el encuentro entre los presidentes, Vladímir Putin y Donald Trump, que tendrá lugar en Finlandia este 16 de julio, debe ser saludado por todo ser […]

Si se parte del hecho de que un enfrentamiento armado entre EEUU y Rusia no sólo que arrasaría con ambos países sino que exterminaría la vida de todo el planeta, el encuentro entre los presidentes, Vladímir Putin y Donald Trump, que tendrá lugar en Finlandia este 16 de julio, debe ser saludado por todo ser pensante como un gran paso de Muscú y Washington, pues la sola reunión, de por sí, es el acontecimiento más importante de este año ya que baja las tensiones entre ambas potencias, resultantes de la falta diálogo y, curiosamente, no se puede responsabilizar a ninguno de estos mandatarios por la tirantez existente, puesto que ha sido mutuo el interés por encontrarse y conversar sobre los graves problemas que aquejan a la humanidad.

Pese a que reuniones de este tipo contribuyen a reducir la tensión acumulada y conducen a relaciones más constructivas, que fortalecen la paz y la seguridad del mundo, estos mandatarios no han podido reunirse para dialogar y cuando lo han hecho, ha sido en encuentros cortos realizados sin la debida planificación, mientras caminaban para tomarse una foto o cuando se sentaban a la mesa para la cena oficial de algún encuentro internacional. Por cierto, nada serio pasaba después y lo de siempre, los problemas que no se resuelven, se complican más aún.

Sucede que grandes sectores del partido demócrata, y del republicano también, que fueron derrotados por Trump, no aceptan el mandato del que consideran incapacitado para gobernar y, con razón o sin ella, son críticos de todo lo que haga, diga, proponga, promulgue o deje de hacer Trump. La cloaca, tal como este atípico presidente denomina a la clase política de Washington, y la gran prensa, con toda razón llamada por Trump «fabricante de mentiras», no le perdonan el haber sido tan olímpicamente derrotados y, para combatirlo, crearon el bodrio de la intervención rusa en las pasadas elecciones presidenciales de EEUU, algo sin fundamento alguno, más que nada porque nadie sino ellos mismos son culpables de tener el sistema electoral más enrevesado del mundo, en el que, legalmente, un perdedor puede ganar una elección sin que esta aberración sea corregida por más que les suceda lo mismo algunas veces; en el que se vuelve imposible vencer si no se es promocionado por los demócratas o los republicanos; en el que, si se quiere, se puede votar algunas veces; en el que, por decir lo menos, el balotaje es engorroso. No se menciona sobre mafias, trucos sucios, corrupciones y todo tipo de presión, por ser anomalías que se dan en todas partes.

Esto explica, en parte, el por qué Trump no han podido encontrarse con Putin todavía, pese a que lo ha hecho con políticos de toda laya del mundo entero y que, según el Secretario de Estado, Pompeo, Trump piensa que Rusia debe ser parte de las discusiones que afectan las cuestiones de política exterior global, por lo que debería ser invitada de nuevo a las reuniones del G7, pero sucede que, como nunca, pesa especialmente en los asuntos internacionales el desgobierno interno de EEUU. Tuvo que Trump afianzarse en la Casa Blanca antes de dar este audaz paso; audaz, porque, pase lo que pase y sean los que fueren los resultados que se obtengan de esta reunión, la cloaca y la gran prensa van a poner todos los peros posibles a lo que ambos mandatarios acuerden en Finlandia.

Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, Trump y Putin «se preparan para Helsinki, realmente se trata de un encuentro que esperan muchos, la conversación será seria y abordará asuntos muy complicados». A pesar de ello, no es mucho lo que ambos mandatarios podrán acordar, puesto que el tiempo no ha corrido en vano y para EEUU los problemas sociales, políticos, económicos, militares y del mercado del petróleo se han complicado, particularmente, en Corea, Europa, Siria, Ucrania, Irán, en los que el control absoluto se ha escapado de las manos a Washington.

A buena hora, Donald Trump tuvo un éxito relativo en Corea, donde, en apariencia, se ha evitado la intervención militar de Estados Unidos y sus aliados, acto que conduciría inevitablemente a una guerra generalizada, peor que la que se dio en esa península en la década de los cincuenta; en Europa, además de los problemas comerciales, debe resolver los embrollos de la OTAN, organismo enjundioso porque compete a muchos, que se ha vuelto bueno para nada por no cumplir con su finalidad y únicamente escuchar los sollozos de Polonia y los países de bálticos sobre la supuesta amenaza rusa; en Siria debe lograr una retirada honrosa, tal como pasó en Vietnam; en Ucrania debe permitir que su pueblo recupere la democracia y controlar a las fuerzas fascistas incrustadas en el poder; además debe evitar el estrangulamiento económico de Irán, que pone en riesgo la estabilidad de los precios del petróleo, y aceptar que desarrolle su potencial nuclear con fines pacíficos.

Lo más probable es que ninguno de estos objetivos se logren en este encuentro, pero el sólo hecho de que se reúnan para tratar algunos de estos problemas, porque la agenda todavía no se conoce, permite augurar que con el tiempo sean tratados y se arribe a soluciones positivas, que eviten los peligros de un enfrentamiento bélico que, como ya se dijo, no dejaría títere con cabeza.

Lo anecdótico de este encuentro es que Trump delegó para su preparación a Jonh Bolton, enemigo jurado de Rusia, así a nadie se le puede ocurrir mencionar que algo de esta futura reunión fue amañado en favor de los rusos. Según este alto funcionario, el mandatario estadounidense «considera que en este encuentro se puede alcanzar progresos que beneficien tanto a América como a Rusia, porque facilitará la paz y la seguridad en todo el mundo»; además, informó que el presidente Putin le aseguró que no hubo intromisión por parte del Gobierno ruso en el proceso electoral en el que Donald Trump derrotó a la candidata demócrata Hillary Clinton, lo que confirma el informe del Congreso Norteamericano que reconoce que ningún testigo tuvo evidencias de esa presunta injerencia. «Al organizar esta reunión, el presidente de EEUU muestra claramente que quiere entender la postura rusa y probablemente lo más importante es que quiere que Vladímir Putin entienda nuestras posturas», señaló Jonh Bolton.

Se espera que después de esta cumbre se establezca entre ambas potencias un diálogo constructivo. Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia en la la ONU, confía en que se trate sólo del comienzo y que luego «se establezca un diálogo aún más intensivo en todos los demás niveles y no sólo al nivel de los presidentes», que deben hablar «principalmente de las relaciones bilaterales, pero también repasar la agenda internacional, incluida Siria, Oriente Próximo, el Plan de Acción Integral Conjunto sobre el programa nuclear iraní, Ucrania y otras cuestiones».

Resumiendo, se trata del juego de negociación ganar-ganar, en el que, puesto que la paz y la estabilidad mundial dependen en gran medida de las relaciones entre ambas potencias, no sólo ganan EEUU y Rusia sino que gana el mundo entero.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.