La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Melissa Sepúlveda, advierte al menos tres bloques que pugnan en la definición de la próxima reforma educacional. Los sectores conservadores de la Iglesia y la derecha intentan convencer a la población de que la exclusión, la segregación y el individualismo son mecanismos […]
La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Melissa Sepúlveda, advierte al menos tres bloques que pugnan en la definición de la próxima reforma educacional. Los sectores conservadores de la Iglesia y la derecha intentan convencer a la población de que la exclusión, la segregación y el individualismo son mecanismos adecuados para resolver los problemas de la educación, y en ese empeño, usan el legado cultural de la dictadura. Con esta estrategia, la derecha mantiene su influencia pese a su escasa legitimidad.
Por su parte, las tensiones en la Nueva Mayoría más que centradas en aspectos programáticos, tienen que ver con quiénes adquieren protagonismo y se perfilan como candidatos presidenciales. «Se quiere reformar el sistema binominal -dice Melissa Sepúlveda- pero hay evidencia de una defensa corporativa de los parlamentarios, cuyo objetivo es asegurar sus propias reelecciones. Las reformas que se quiere impulsar están muy medidas en función de intereses particulares».
Por último, el eje Democracia Cristiana-Partido Socialista, que condujo los gobiernos anteriores de la Concertación, se desplazó hacia el PPD y sectores que no estaban en el pacto inicial, como Revolución Democrática y el Partido Comunista, que debían servir de puentes hacia los movimientos sociales. Tal compromiso se expresa, por ejemplo, en la defensa de la reforma tributaria que hizo el 1º de mayo -y ahora del salario mínimo- la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa (PC).
«En la Nueva Mayoría -dice la dirigente estudiantil- hay acuerdo para generar cambios, pero sin que estos impacten en los grupos económicos que operan los sistemas privados de salud, educación y previsión. Cualquier persona que conozca el sistema previsional sabe que la AFP estatal refuerza el modelo neoliberal de pensiones; corrige algunos aspectos, pero sin impacto significativo en las condiciones de los pensionados. Algo similar ocurre con la reforma tributaria, que no toca la principal riqueza del país, que es la gran minería del cobre».
REFORMA EDUCACIONAL
SE DESMORONA
Melissa Sepúlveda argumenta que los estudiantes y sectores del movimiento popular buscan instalar demandas sociales generadas desde la base, y rescatar el legado cultural solidario de la Izquierda. Exigen cambios estructurales y critican el contenido y la manera como se han generado los primeros proyectos de ley del gobierno, que consideran parte de una política deliberada para consolidar el modelo subsidiario y el abandono de la educación pública.
«Mientras exista un sistema nacional de educación pública que tenga que competir con los privados por los recursos, no habrá solución. Los sostenedores están más preocupados de rellenar con nombres falsos los libros de clases o de falsificar asistencia para echarse dinero al bolsillo, que de su tarea de educar. Las municipalidades caen en el mismo juego para no quedar fuera de competencia. Lo que el Ministerio de Educación anunció como un plan de fortalecimiento de la educación pública, no es sino un salvavidas para que los municipios tapen hoyos de 30 años de municipalización forzada. Los recursos irán a pagar proveedores, cotizaciones previsionales atrasadas o a cubrir dinero que se ha perdido en los bolsillos de alguien», afirma la presidenta de la Fech.
Pero la derecha acusa al gobierno de querer estatizar la educación… ¿Qué tiene eso de cierto?
«Es una falsedad; en todas las instancias del sistema educativo existe una creciente privatización. Más del 80% de las universidades, prácticamente el 100% de la educación técnica y el 60% del sistema escolar, son privados. Los colegios municipales están a la baja porque las políticas públicas fortalecen el sistema particular subvencionado. Mediante manipulación informativa han impuesto la idea de que a través de esos 20, 40 ó 60 mil pesos que paga mensualmente una familia por educar a su hijo, se está marcando la diferencia con una mejor educación. Múltiples estudios dicen, por el contrario, que la única manera de terminar con la segregación en la educación es fortalecer el sistema de enseñanza pública.
Se habla también de tener colegios particulares subvencionados gratuitos, y eso genera nuevos incentivos para que las personas se desplacen desde la educación pública a la particular subvencionada. Con esta reforma se seguirán cerrando establecimientos públicos porque la subvención es la fórmula a través de la cual se genera competencia entre colegios, y nuevamente serán castigados los establecimientos municipales.
Los proyectos enviados al Congreso tienen grandes titulares, pero poco contenido. El ministro Eyzaguirre habla de un cambio de paradigma, de consolidar la educación como un derecho social y de terminar con el negocio de la educación; a renglón seguido, señala que se le dejará un espacio al mercado. Se dice que los estudiantes somos intransigentes; pero el problema real es que estos proyectos ni siquiera nos encaminan hacia una reforma estructural, que apunte a la eliminación del sistema de mercado en educación. El plan del gobierno es más de lo mismo, con un poco más de recursos del Estado».
RELACION CON EL
MINISTRO EYZAGUIRRE
¿La Confech le cree al ministro de Educación?
«La reforma educacional no es un asunto de confianza, sino de correlación de fuerzas. La Confech saca conclusiones a partir de su aprendizaje histórico desde 2006, cuando el anterior gobierno de Bachelet incluyó a los estudiantes en el Consejo Asesor Presidencial y finalmente no ocurrió nada. En 2011 tuvimos un gobierno empeñado en mantener el statu quo . Ahora tenemos uno dialogante, que busca legitimar su reforma en el movimiento social, pero que no ofrece la posibilidad de incidir en el contenido de la reforma.
Los estudiantes somos un actor político relevante y tenemos la responsabilidad de no entregar lo que hemos construido en más de ocho años de movilizaciones. Seguiremos levantando las necesidades en educación sin traicionar nuestras convicciones».
Cuando se inició, el ministro de Educación parecía tener gran poder de decisión, sin embargo hoy se han incorporado otros actores.¿Eso fortalece o debilita la reforma?
«El ala progresista del gobierno había tomado la batuta de las reformas. Pero ante la incapacidad de ese sector para generar consenso social, son los sectores más conservadores de la Nueva Mayoría, con intereses en el negocio de la educación, los que comenzaron a pesar. Nos preocupa que este conflicto se resuelva a través del cuoteo político y de los llamados ‘consensos’, terminando como siempre con la marginación del movimiento social. Tenemos la responsabilidad de impedir que esto suceda y seguiremos volcando la discusión hacia la calle para incidir, entendiendo que este ciclo de lucha no termina este año. Seguirá hasta abrir camino a un nuevo sistema educacional».
LOS CAMBIOS EN LA «U»
¿Cómo ha sido la relación con el nuevo rector de la «U», Ennio Vivaldi?
«Hay un cambio importante en los énfasis, pero al rector le será difícil conciliar las intenciones de cambio con la gobernabilidad interna de la Universidad de Chile. Hay sectores de académicos que ofrecen mucha resistencia a los cambios y a la democracia interna. Un rector de Izquierda no asegura transformaciones en la Universidad. La comunidad universitaria está exigiendo la redistribución de recursos, porque hay unidades que son verdaderos feudos que se autofinancian y generan muchos recursos. Pero tenemos carreras muy precarizadas, existe mala distribución salarial, precariedad laboral, subcontratación, brechas laborales entre académicos y funcionarios, etc. Con la ley de transparencia fue escandaloso comprobar cómo los sueldos más altos del sistema público están en la Universidad de Chile.
Si la Universidad quiere generar cambios sociales, debe contradecir su propio modelo de administración y ser la primera en desarrollar armónicamente todas las áreas del conocimiento. Luego de 30 años de una política sistemática de desmantelamiento de la Universidad de Chile, es nuestro deber entrar en el debate de la educación con una voz potente. No es tan difícil dar un giro al timón, porque hay amplios sectores de la comunidad universitaria que deseamos estos cambios y en última instancia, es el país el que está demandando transformaciones profundas. Eso requiere del rector Vivaldi una apuesta política valiente».
LA RUTA DE LOS
MOVIMIENTOS SOCIALES
¿Cómo incide en lo que ocurre la debilidad de los movimientos sociales?
«Se desconoce la función reivindicativa y la autonomía que deben tener las organizaciones de trabajadores. Quince mil pesos más para el salario mínimo es un reajuste insignificante para superar la pobreza. Si queremos hablar en serio de trabajo, tenemos que conversar sobre derecho a huelga, negociación colectiva, reforma al código laboral. Estos son los temas que las organizaciones de trabajadores debieran poner sobre la mesa.
Hay que rechazar la instrumentalización de las organizaciones sociales que se ha impuesto en Chile. Los dirigentes tienen que entender que las decisiones no deben tomarse para satisfacer los intereses de sus partidos, sino para representar a sus representados. Estas prácticas sectarias son parte del diagnóstico que debemos discutir para resolver los problemas de legitimidad de las organizaciones sociales.
Tenemos que pensar cómo consolidamos ciertos espacios de transformación que se relacionan con el control comunitario y la democratización de lo local. Debemos apropiarnos de las instancias de decisión política y administrativa, quitárselas a los sectores que hasta ahora han decidido por nosotros. En países capitalistas hay niveles de inclusión y participación mucho más avanzados que en Chile. Por ejemplo, los usuarios de un consultorio de salud deben decidir qué hacer con los recursos».
UNA ALTERNATIVA DE IZQUIERDA
¿Existe la posibilidad de constituir un frente por la inclusión política?
«El 1º de mayo pasado la Izquierda se agrupó en diferentes actos públicos pese a que se requiere con urgencia un alto nivel de consenso, unidad programática y de acción para levantar una alternativa en el escenario político. Algunos optan por la vía electoral, otros por caminos alternativos pero más allá de esas divergencias, es necesario impulsar en conjunto demandas profundas que permitirían generar mayores niveles de unidad en los espacios políticos y en las organizaciones sociales. Por ejemplo por un nuevo Código del Trabajo, un nuevo sistema previsional, una ley de aborto, solución de conflictos ambientales como los del agua, etc.
Hasta ahora ese trabajo ha sido deficiente, también la capacidad de elaboración de la Izquierda para contrapesar el aparataje del Estado. Hoy está en manos de sectores que solo quieren cambios superficiales para aquietar las aguas. Hay discusión en la Izquierda sobre cuál es el mejor camino de convergencia. Si construye un partido político para la disputa electoral, o un gran movimiento que tenga como eje demandas sociales potentes, como la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Para avanzar debemos generar espacios de convergencia y evitar la mezquindad política y el sectarismo».
Ha aumentado la presencia de la mujer en la sociedad, ¿hay menos machismo?
«El machismo está anclado en las bases patriarcales de la cultura. Junto a la superación del capitalismo estamos también por superar el patriarcado. El machismo se inculca en la escuela y en el hogar. En lo que va del año ya han ocurrido 14 femicidios. Las mujeres terminan sujetas a contratos inestables de trabajo, ganamos menos que los hombres y el sistema de Isapres nos discrimina cuando estamos en edad fértil. El espacio público ha pertenecido a los hombres y el espacio privado a las mujeres. Eso ha llevado a que dejemos de ser sujetos de políticas públicas y que nos sea más difícil expresar nuestra voz al interior de las instituciones».
¿Quiénes son responsable de las tomas de colegios?
«Es necesario que los estudiantes defendamos nuestros espacios educativos con responsabilidad. El manejo comunicacional de la Municipalidad de Santiago y del gobierno se ha orientado a deslegitimar las demandas del movimiento estudiantil. Se intenta ocultar que la alcaldesa Tohá prometió una nueva relación con las instituciones educativas que no se ha logrado. Las movilizaciones invocan esos compromisos incumplidos.
Luego de ocho años de movilización, hay generaciones completas de estudiantes que se han criado en las marchas, con altos niveles de frustración y rabia. Lo que más daña a la sociedad chilena es que finalmente no hay respuestas a estas demandas»
Publicado en «Punto Final», edición Nº 809, 25 de julio, 2014
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