Pocas veces tendremos la ocasión de leer a un autor con una trayectoria de vida comprometida con la historia de los pueblos y con la expresión literaria como manifestación de ello: Andrés Sorel, (1937) que hoy es Secretario General de la Asociación de Escritores de España (ACE), y fue director del periódico «Liberación», escritor crítico, […]
Pocas veces tendremos la ocasión de leer a un autor con una trayectoria de vida comprometida con la historia de los pueblos y con la expresión literaria como manifestación de ello: Andrés Sorel, (1937) que hoy es Secretario General de la Asociación de Escritores de España (ACE), y fue director del periódico «Liberación», escritor crítico, enemigo del acomodo, sabedor de la importancia fundamental para la conciencia social de la memoria, del conocimiento del pasado, ese cuerpo o columna en que se asienta el presente, sufrió la censura permanente, prohibición de su obra en el franquismo, y el exilio, durante el cual dirigió «Información Española», periódico para la emigración publicado por el Partido Comunista de España.
Ha escrito ensayo, filosofía, novela: «Las voces del estrecho» (Muchnik, 2000); «La noche en que fui traicionada» (Planeta, 2002); «La caverna del comunismo» (RD,2007); y, «Miguel Hernández, memoria humana» (Vitruvio,2010). Su última novela «Las guerras de Artemisa» nos expone la guerra de Cuba o contra Cuba, la guerra que emprendieron la casta de colonos, generales, aristócratas y banqueros españoles contra los independentistas cubanos que buscaban su propio futuro.
Andrés Sorel traza una elipsis que va desde Weyler, el general de los invasores coloniales, (Weyler, parece ser el primer militar asesino en la dimensión moderna, con placa conmemorativa en su vivienda en Madrid, lo que dice todo de los regidores del estado y de la ciudad), hasta el golpe de estado que dieron sus sucesores al gobierno constitucional de la República española; franco, franquistas, franquicia de Weyler, -en mayúscula para que se recuerde. Si Shakespeare abre el libro y el primer capítulo, después el dramaturgo inglés va a hacer apariciones fugaces para urdir el desarrollo de la novela, aunque cada capítulo se leerá encabezado por párrafos de obras que iluminan sus páginas: palabras de Fiodor Dostoievski, de Robert Walser, de Witold Gombrowiz, de William faulkner, de Joseph Conrad, de León Tolstói, de Albert Camus, y de Thomas Mann.
Se nos cuenta lo que «pudo narrar el escritor Manuel Ciges Aparicio», arrastrado a la guerra, y que siendo militar escribió contra ella sirviendo de réplica a Weyler.
Los propósitos de Weyler quedaron escritos en un periódico: «Someter a sangre y fuego a las poblaciones a un régimen draconiano, incendio de todas las mieses, del arbolado de toda especie, destrucción de todos sus puentes, requisa general del ganado, millares de familias arrancadas de sus hogares»; y encontraron resistencia en la izquierda del estado español, y además leemos en la novela la respuesta de las Diputaciones de Navarra y Álava: «Dejad en paz a los pueblos». La Diputación de Alava repartió un pasquín entre la población en el que incidía sobre el aspecto más terrible de la guerra emprendida : «Ningún general ni conquistador de los tiempos modernos ha osado decir que venía a hacer la guerra al país que invadía, sino tan solo a su gobierno o autoridades; pero aquí se ha sentado por principio que la guerra es contra el país, es decir, contra las personas indefensas y pacíficas». Atento a la guerra en Cuba y a su desenlace estaba el gobierno de eeuu.
Andrés Sorel me declara que le llevó a poner la vista en la guerra que los explotadores españoles llevaron al pueblo cubano cuando visitaba el campo de exterminio de Auswitch, pues siguiendo su historia le recordaron en la documentación el nombre de Weyler y su proceder maestro para los nazis. Triste Historia la que arrastramos. Cuando usted piense en qué sabe de lo ocurrido en Cuba hallará refranes, tópicos chovinistas, y el vacío, cuánto se han empeñado en que lo desconozcamos; sin embargo es el pasado que tenemos. Seguro que esta novela le interesa. Andrés Sorel emplea un lenguaje que ocupa espacios gigantescos, desde el más poético a los términos más directos y obscenos, es la expresión viva de los seres que participaron en aquella barbarie. Desde una estructura que alterna voces y tiempos se llevan a la conciencia de quien lee el espanto y la rabia producidas.
«Las guerras de Artemisa» es una novela de aquella realidad, de los actos y el pensamiento que formaron a quienes asesinaron la esperanza entre nosotros en 1936. Usted va a recordar su lectura, seguro.
Título: Las guerras de Artemisa. Autor: Andrés Sorel. Editorial: El Olivo Azul. 2010.
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