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Michele Bachelet busca modificar Constitución heredada de Pinochet

Fuentes: Mapocho Press

Trascurridos 34 años desde que fue impuesta por decreto de la dictadura pinochetista en 1980 aún rige en Chile una Constitución de rasgos ultra derechistas y con olor a fascismo, lo que explica la promesa de modificarla planteada a una ciudadanía que por segunda ocasión eligió a Michele Bachelet como Presidenta del país, cargo que […]

Trascurridos 34 años desde que fue impuesta por decreto de la dictadura pinochetista en 1980 aún rige en Chile una Constitución de rasgos ultra derechistas y con olor a fascismo, lo que explica la promesa de modificarla planteada a una ciudadanía que por segunda ocasión eligió a Michele Bachelet como Presidenta del país, cargo que ejercerá desde el 11 de marzo y por cuatro años.

La Junta Militar que asumió el poder el once de septiembre de 1973 mediante el golpe de Estado, que provocó además la muerte del Presidente Salvador Allende, gobernó al margen de la Constitución que regía desde 1925. Durante los siete años siguientes utilizó el mecanismo de 778 «Actas Constitucionales»-así las denominaron- que contradecían la Carta Magna que rigió durante 46 años.

El historiador chileno Gonzalo Vial Correa, quien fuera ministro de Educación y luego despedido por Augusto Pinochet, relató en 1998 que tal carencia de normas hizo crisis y se activó entonces una «Comisión de Estudios de la Nueva Constitución», que integraron ocho abogados adictos. Vial resume las circunstancias que obligaron a «fabricar» una carta magna:

-La ONU venía condenando anualmente a la tiranía por la violación de los Derechos Humanos (DDHH);

-Las protestas de Estados Unidos por el asesinato en Washington de Orlando Letelier, ex canciller de Allende exiliado allí;

-Amenaza de un boicot contra Chile por los trabajadores portuarios del orbe;

-Preparativos de eventual guerra con Argentina;

-Amenaza de ataque peruano hacia 1979;

-Aspiraciones marítimas de Bolivia

Siempre según Vial, muy creíble en este caso, Pinochet sugirió a la Comisión del caso que se imitara al español Francisco Franco a propósito de una Carta Magna que regiría sólo después de su fallecimiento.(Vid: Vial, Gonzalo, «Pinochet: Decisiones Claves», vespertino «La Segunda», Santiago de Chile, 9/4/98)

Ultramontanismo

Aprobada en 1980, incluso con una comedia de plebiscito, la Constitución de los ocho huele a ultra derecha, posee rasgos fascistas y ha sido modificada después en cuestiones no vitales de manera que se mantiene su esencia. Un ejemplo: Artículo 15:

«La Constitución Política garantiza el pluralismo político. Son inconstitucionales los partidos, movimientos u otras formas de organización cuyos objetivos, actos o conductas no respeten los principios básicos del régimen democrático y constitucional, procuren el establecimiento de un sistema totalitario».

Para reír o llorar. También es tragicómico que Pinochet hablase de…democracia y «repudiara» el totalitarismo…Otros artículos de la misma tónica. Acerca de los trabajadores:

Artículo 16, llamado «La libertad de trabajo y su protección». Texto: «No podrán declararse en huelga los funcionarios del Estado ni de las municipalidades. Tampoco podrán hacerlo las personas que trabajen en empresas que atiendan servicios de utilidad pública». Artículo 18: «Las organizaciones sindicales no podrán intervenir en actividades político partidistas».

En ese mismo terreno, véase el artículo 18: «Las organizaciones sindicales no podrán intervenir en actividades político partidistas. Artículo 23: «La ley establecerá las sanciones que corresponda aplicar a los dirigentes gremiales que intervengan en actividades político partidistas y a los dirigentes de los partidos políticos, que interfieran en el funcionamiento de las organizaciones gremiales»…

Fue, asimismo, en ese remedo constitucionalista adonde se estableció el negocio de la educación pública, una rama que había adquirido fama extra fronteras antes de la tiranía. El aparentemente inocente artículo 11 proclama: «La libertad de enseñanza incluye el derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales». Dicha «libertad» legalizó la emergencia de un fabuloso negocio con la creación de entes privados desde los rasgos de primaria hasta la universitaria. Ello, al mismo tiempo, determinó la muerte de los organismos públicos del caso.

Treinta y tantos años después y en todo el país, se vienen efectuando manifestaciones estudiantiles de protesta y que exigen la restauración de la enseñanza pública.

 Suma y sigue

Un precepto de la índole ya comentada establece una afirmación de antología que corresponde al artículo 9: «El terrorismo, en cualquiera de sus formas es por esencia contrario a los derechos humanos» (sic). Nótese que no hay definición alguna pero sí un agregado: «Los responsables de estos delitos quedarán inhabilitados por el plazo de quince años para

-Ejercer cargos públicos

-Ser directores educacionales; funciones relacionadas con los medios de comunicación o difusión de opiniones o informaciones

-Dirigentes de organizaciones políticas.

Con cimiento en esa insólita disposición se fabricaría después la «Ley Antiterrorista» que -todavía vigente- se ha aplicado para impedir y sancionar acciones políticas y sociales calificadas como «terroristas». Un ejemplo magno de esta situación es el uso de esa ley para perseguir y castigar las protestas de la etnia Mapuche.

La coalición política «Nueva Mayoría» que respaldó la candidatura de Bachelet logró, además, obtener la mayoría en el Parlamento (Senado y Cámara de Diputados) aunque no puede derogar o modificar la Constitución pinochetista, pues para ello se requiere un quórum inalcanzable. Otro obstáculo es la existencia de un llamado Tribunal Constitucional integrado por diez miembros, que permanecen diez años en sus cargos provistos de un gran poder, con el agravante de que «Contra las resoluciones del Tribunal Constitucional no procederá recurso alguno» (Artículo 94).

Al proclamarse la Constitución de 1980 fue respaldada por un remedo de plebiscito pero, al mismo tiempo, se resolvió que en 1988 habría una consulta popular si Pinochet pretendiera gobernar otros ocho años. Recordemos que el dictador perdió la votación que se denominó del «Si o el NO» y con ello, abandonó la «Presidencia», aunque permaneció en la jefatura del Ejército.

En 1998, siendo «senador vitalicio», hizo un viaje de placer a Londres adonde fue apresado y estuvo a punto de ser extraditado a España para ser procesado allí como autor intelectual de innumerables crímenes.

* Hernán Uribe, periodista/escritor chileno