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Solidarios en Acción

Microcines para combatir los conflictos sociales en Perú

Fuentes: Solidarios en Acción

Una ONG peruana se ha decidido a combatir la escasa oferta de cine independiente frente a la gigantesca llegada de películas comerciales desde EEUU. Las nuevas tecnologías y los bajos precios de las entradas son su gancho para demostrar que el mejor cine no es siempre el más espectacular.

«En la televisión por cable es todo producción de Hollywood», denuncia Melthon Vasquez desde Ayaviri, en la región peruana de Puno. Vasquez ha descubierto los documentales sociales gracias a una red de microcines que llegó hace casi diez años a su ciudad. En la comunidad donde vive Vasquez están manteniendo «un conflicto social importante con varias empresas mineras».

«Nos ha enseñado a organizarnos», dice el peruano de 45 años de edad. El documental del que habla fue producido en una población cercana y con problemas muy parecidos. Pero la norma en Perú no es ver películas producidas a nivel nacional.

De los 22 millones de entradas que cada año se venden en Perú, el 97 por ciento corresponden a películas estadounidenses. En España en 2010, el dato era similar, EEUU superó el 70 por ciento de la cuota de los cines españoles.

Lourdes Medina, otra de las espectadoras del microcine Tarpuy en Ayaviri, confirma lo que dice su vecino. «No veo mucho la televisión porque es muy violenta, todo son películas de ficción, [tele]novelas o de sexo», desarrolla Medina. La maestra peruana de 33 años echa de menos películas reales, y Chasky está consiguiendo que las pueda ver.

Tecnología a medida

Las nuevas tecnologías fueron un gran avance para la industria cinematográfica, principalmente para la estadounidense. Pero una vez los precios de los nuevos sistemas han caído, una ONG peruana ha adaptado las técnicas a su fin. «Las nuevas tecnologías te permiten empezar de cero», explica Stefan Kaspar, director y productor de la ONG Chasky.

El proyecto de Chasky está en marcha desde 2002, el objetivo: crear una red de microcines para «juntar, fusionar y acercar» diferentes realidades en el país». La red ya alcanza a 32 barrios y comunidades en ocho regiones del país. «Tenemos las ventajas de lo fijo con las ventajas de lo móvil», explica Kaspar.

Así mismo, los microcines son la mejor manera de luchar contra la «dominación cultural de productos de consumo rápido venidos de EEUU», dice el cineasta peruano. Perú había llegado a un punto en el que no tenía «nada que ganar y nada que perder [en el mercado audiovisual]», dice Kaspar. Allí donde se veía una amenaza, Kaspar vio una oportunidad.

«Empezamos con lo más difícil», explica desde Lima el director de la ONG. Al comenzar, la ONG sabía que el primer obstáculo estaba en la gente. Aunque el precio de la entrada es bajo, Chasky quiere llegar a personas que ganan cinco o seis soles (uno o dos euros) al día, así que debían convencerles de que les merecía la pena gastarse un sol en acudir a la proyección.

«Me parece muy económico y creo que es algo simbólico», explica Medina, que ha visto decenas de películas de calidad en menos de dos años.

¿El truco de Chasky? Trabajar con las películas que los espectadores puedan considerar importantes para sus vidas. «He visto películas de varios países y todas me han enseñado algo» , explica Medina. Las que tratan sobre la carencia de valores, la discriminación sexual o las históricas son sus favoritas.

Para gustos, películas

Cada microcine recibe cada mes cuatro largometrajes y cuatro cortos en formato digital, y siempre alrededor de un mismo eje temático.

Por ejemplo, en el mes de junio celebrarán la segunda muestra de cine y ecología social o un mes después, se emitirá la llamada «Una mirada al Perú», que contará con películas que cuentan historias de la costa, sierra y selva del país.

Además, el proyecto ha encontrado un compañero en las redes sociales. Gracias a ellas los usuarios se están multiplicando y creando una nueva dinámica en las comunidades, que abren la puerta a peticiones.

El lugar donde se desarrolla es variable, una parroquia, una organización civil o gremial o una sala de reuniones de una empresa, lo importante es ver buen cine. Desde Chasky calculan que en 2010 tuvieron más de 100.000 espectadores. «Las sesiones se llenan, incluso vienen profesores y artistas de otros lugares«, afirma Medina.

Pero desde Chasky dejan claro que no es cine para cinéfilos, «en las zonas donde trabajan los microcines no hay cinéfilos».

Fuente: http://noticias.lainformacion.com/mundo/solidarios-en-accion-micro-cines-para-combatir-los-conflictos-sociales-en-peru_k0ye4yzIDR84Q4IDWqL0m3/