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Más de 500 detenidos en la Protesta Nacional convocada por la Central Unitaria de Trabajadores

Miles de trabajadores protestan contra el modelo neoliberal y enfrentan la represión en las calles

Fuentes: Rebelión /Crónica Digital

Desde la madrugada piquetes de trabajadores se hicieron presentes en los principales nudos viales de la capital de Chile. Ha habido bloqueo de calles con manifestantes y barricadas. A medio día Santiago se encuentra con escaso movimiento de vehículos. En el resto del país se informa de desfiles acciones en Valparaíso, Concepción, Temuco, Iquique, Antofagasta, […]


Desde la madrugada piquetes de trabajadores se hicieron presentes en los principales nudos viales de la capital de Chile. Ha habido bloqueo de calles con manifestantes y barricadas. A medio día Santiago se encuentra con escaso movimiento de vehículos.

En el resto del país se informa de desfiles acciones en Valparaíso, Concepción, Temuco, Iquique, Antofagasta, Rancagua y otras capitales de provincia. Recién recibimos información de la protesta en la lejana isla de Chiloé a 1200 km al sur de Santiago por parte de los trabajadores del salmón. La protesta tiene carácter nacional y se extiende a todo el territorio.

En Santiago, en el transcurso de la mañana, se han ido reuniendo miles de trabajadores en los cuatro puntos determinados por la CUT . La protesta no es aún un paro sin embargo, como expresan los manifestantes, es un ensayo para el paro nacional que llamaría la central de los trabajadores. Se observan banderas chilenas y cientos de carteles de organizaciones sindicales y un entusiasmo que no se veía desde años.

El descontento por la inequidad del neoliberalismo ha llegado a sectores muy amplios, todos golpeados por las alzas, la cesantía, la inseguridad y la marginalidad económica y política que el sistema ha instalado en la sociedad. Para nadie es un secreto el agudizamiento de la desigualdad, el contraste entre los salarios miserables y las utilidades espectaculares de los grupos trasnacionales que saquean al país y que son apoyados por el Ministro de Hacienda cabeza de los neoliberales.

El Gobierno de la Presidenta Bachelet, por su parte, ha movilizado a miles de policías con carros lanza agua y vehículos lanza gases además de policías a caballo y con corazas especializados en apaleos. Ellos, a las 11 de la mañana iniciaron una violenta represión para desalojar los miles de trabajadores que pretendían desfilar hacia el centro de la capital. Desde donde preparamos este despacho se siente la lucha callejera y es difícil respirar por los gases. Dirigentes del Partido Comunista han acompañado a los dirigentes sindicales que dirigen la protesta. El senador Alejandro Navarro fue apaleado por los carabineros debiendo ser trasladado a un hospital.

Se rememoran los tiempos de Pinochet en que también se impedía a los manifestantes desfilar y se los reprimía brutalmente.

Dirigentes sindicales chilenos destacaron hoy la masividad de las movilizaciones realizadas por miles de trabajadores en el país para condenar el neoliberalismo y la exclusión social.

Movilización masiva

La vicepresidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, María Rozas, dijo en declaraciones exclusivas a Prensa Latina que a las protestas se sumaron profesionales de la salud, la educación, subcontratistas del cobre y estudiantes, entre otros.

Rozas, por otra parte, condenó la violenta represión ejercida por Carabineros en enfrentamientos contra manifestantes, que incluye el uso de carros lanzaaguas y gases lacrimógenos.

Según fuentes gubernamentales, la jornada de este miércoles, marcada en el país por cortes de carreteras y barricadas, dejó un saldo hasta el momento de más de un centenar de detenidos.

La dirigente de la multisindical precisó a Prensa Latina que Chile y el mundo son testigos de los actos de fuerza policial, los cuales son repudiados por amplios sectores sociales.

En Plaza Italia, uno de los cuatro puntos capitalinos de mayor concentración de inconformes, se leían pancartas como «Chile Ejemplo de Democracia y Expresión, según la Constitución Fascista», «ÂíNo al Neoliberalismo!, o «Reforma Previsional, Vergüenza Nacional».

El manifestante Ignacio Flores declaró a Prensa Latina que la concentración «es un tremendo paso de unidad de las fuerzas progresistas contra la actual legislación laboral, hecha a la medida de los empresarios, y la desigualdad social».

Por su parte, Patricio Véjar, de Izquierda Cristiana, expresó a esta agencia que «hoy condenamos el esquema neoliberal, el cual ha generado destrucción del medio ambiente y precariedad laboral».

Con los ojos inflamados por efecto de los gases lacrimógenos, el estudiante universitario Gonzalo Salazar, rodeado de sus compañeros, dijo a este medio, que pese a la represión, continuaremos dando la batalla por lograr un Chile más igualitario y no excluyente.

La presidenta Michelle Bachelet exhortó, por otro lado, a los manifestantes a expresar sus demandas y ejercer sus derechos de manera pacífica.

El país requiere de diálogo y no de presión, de acuerdos y no de violencia, subrayó la mandataria, mientras en algunos puntos de la capital ocurrían enfrentamientos entre manifestantes y Carabineros.

El trasfondo de la Protesta Nacional

En la mañana de hoy, 29 de agosto, se está iniciando una de las más importantes jornadas de protesta convocada por la Central Unitaria de Trabajadores. Numerosas organizaciones que agrupan a asalariados de la industria, minería y servicios, estudiantes, profesionales universitarios, cesantes y habitantes de los barrios periféricos, demuestran de diferentes maneras su descontento en contra de la política neoliberal del Gobierno y de los empresarios.

En el mundo se muestra al gobierno de la Presidenta Bachelet como progresista y avanzado, exitoso en lo económico y democrático en lo político, sin embargo Chile es un país cuyos habitantes viven acosados por una Constitución, un parlamento y una economía impuestos durante la dictadura de Pinochet y cuyo cambio ha sido imposible por las ataduras legales dejadas por la dictadura y por el poco interés de los partidos de la coalición gobernante por democratizar el país.

Chile es un país con una de las peores distribuciones del ingreso del mundo. A ello contribuye la legislación laboral de la dictadura que propicia la división de los trabajadores en pequeños y múltiples sindicatos en una misma empresa y que negocian separadamente y en tiempos diferentes de acuerdo a la ley, impidiendo las negociaciones por rama de la producción y, además, externalizando las diversas funciones productivas, es decir, entregándoselas a muchas empresas externas a fin de impedir la unidad de los asalariados.

Las leyes han sido inmodificable por la existencia de un parlamento con elección basado en un sistema binominal que, al elegirse dos parlamentarios en cada distrito, permite que 34 % de votos equivalen a 66 %. De esta manera la derecha, siendo minoritaria, elige tantos parlamentarios como el resto. Además es evidente que con este sistema se requiere disponer de más de un tercio de la votación en un distrito para poder elegir a alguien. Agrupaciones de partidos con 10 % de la votación en el país no tienen representación sino los dos bloques: la derecha y los partidos de la coalición de gobierno.

Por otra parte, la Constitución de Pinochet establece cuorums elevados para modificar cualquiera de las leyes fundamentales entre las cuales están las laborales, la educación, los sistemas de pensiones, la participación del Estado en actividades productivas y de servicios, la salud pública, etc.

Bajo este manto protector el país es saqueado por las empresas trasnacionales y el gran capital interno. Las utilidades de la banca, las empresas de pensiones, las mineras del cobre, las eléctricas y telefónicas, el agua y el gas, el comercio de las grandes cadenas han logrado utilidades fabulosas. Los salarios pierden su poder adquisitivo por las enormes alzas propiciadas por una especulación sin control.