Como si la historia le hubiese reservado una fecha inolvidable para que partiera a la posteridad, Milton Hernandez murió el 9 de Abril de 2007, cincuenta años después del asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán. El canciller del ELN, como era conocido por las demás fuerzas guerrilleras de entonces el comandante Milton, dedicó sus […]
Como si la historia le hubiese reservado una fecha inolvidable para que partiera a la posteridad, Milton Hernandez murió el 9 de Abril de 2007, cincuenta años después del asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán.
El canciller del ELN, como era conocido por las demás fuerzas guerrilleras de entonces el comandante Milton, dedicó sus últimos 10 años a representar al ELN ante las demás fuerzas guerrilleras, varios países y organizaciones hermanas.
Su carácter unitario despojado de sectarismos, le hizo ganarse la confianza y el cariño de los revolucionarios y amigos, al tiempo que representaba con altura al ELN.
Su mirada y comprensión revolucionaria lo hizo auténtico bolivariano al entender a plenitud que cualquier proceso revolucionario del carácter que sea, requiere de la unidad continental para que se consolide y en tal sentido fue consecuente por aportar en ello, desde su ser de militante eleno, que lo hacía vibrar con los desarrollos y sufrir con las derrotas en la patria de Bolivar.
Su trayectoria revolucionaria nació como líder estudiantil en Medellín, la capital del departamento de Antioquia, donde se unía los trabajadores del Bloque sindical Independiente, para generar organización de base campesina, convencido de la urgencia de generar los embriones del Poder Popular cuando avanzaba la década de los 70 del pasado siglo.
Milton se hizo militante del ELN en una de las estructuras urbanas de Medellín, donde el ELN tenía influencia política entre los trabajadores y en el sector estudiantil. Por esos años, un importante contingente de jóvenes de la izquierda colombiana hacía su aporte a la revolución nicaragüense que poco después triunfaría, dando un lugar destacado a varios mártires que regaron su sangre en las calles de Managua y a quienes Milton en nombre del ELN alistó para hacer allí su esfuerzo internacionalista.
Como constructor de la Estructura urbana del ELN, sus méritos lo llevaron a ser nombrado por la estructura elena de Antioquia junto a otros valiosos cuadros del orden nacional para constituir la Dirección Nacional Provisional, en cuya misión fue capturado mientras este organismo realizaba un evento en la región de Suratá Santander, cerca de Bucaramanga su capital.
Juzgado por rebelión pagó la condena impuesta por el régimen y al salir pasó a la clandestinidad para luego ser reelegido en el II Congreso del año 1986, como miembro pleno de la Dirección Nacional.
Con su carácter alegre y jovial tenía la capacidad de burlarse de los demás y de si mismo sin ofender. Encontraba con impresionante facilidad la manera de generar alegría en los momentos tensos de las discusiones por contradicciones políticas o en las penurias de la vida guerrillera y después de cada acontecimiento o momento difícil construía con mucha creatividad chistes y anécdotas que ponían a todo mundo a reírse hasta el cansancio.
Milton fue trasplantado de riñón y cuando su vida se agotaba, nos dio muestras de templanza y serenidad dignas de ejemplo; siempre nos repetía cuando le hacíamos caer en cuenta de sus problemas de salud, «tengo limitaciones de salud como muchos, pero no soy enfermo».
Batalló como revolucionario hasta sus últimos momentos y murió en el año 2007, mamando gallo y echando chistes porque a la muerte no le dio el gusto de que lo derrotara.
Milton como los grandes, será eterno porque siempre camina y lucha desde nuestro ser de revolucionarios y hasta el final, como parte de un pueblo que busca la libertad y la dignidad.