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En el primer aniversario de su ausencia

Milton, unitario y bolivariano

Fuentes: Insurrección

Este 9 de Abril se cumplirá un año, de inmortalidad de uno de los más destacados comandantes del Ejército de Liberación Nacional, Milton Hernández. La salud no le permitió continuar su trabajo tesonero a pesar de la asistencia especializada que tuvo en el país y el exterior, recurso humano y solidario con que contó de […]

Este 9 de Abril se cumplirá un año, de inmortalidad de uno de los más destacados comandantes del Ejército de Liberación Nacional, Milton Hernández.

La salud no le permitió continuar su trabajo tesonero a pesar de la asistencia especializada que tuvo en el país y el exterior, recurso humano y solidario con que contó de manera efectiva.

Milton es conocido en la insurgencia colombiana  y entre muchos revolucionarios de América Latina como un cuadro dedicado a construir la unidad del movimiento democrático y popular y las relaciones diplomáticas insurgentes en el continente.

Activista y teatrero

Desde su juventud desarrolló  trabajo comunitario y actividad teatral en la capital de Antioquia, luego como militante insurgente consagró sus años iniciales al Frente Urbano y es así como asume la conducción de una de las estructuras urbanas del ELN en Medellín, conocida como la Columna Uno.

A finales de la década de los años 70, fue elegido miembro de la Dirección Nacional hasta 1980, año en el que fue hecho prisionero junto a otros compañeros, suceso en el que el ejército gubernamental dio muerte al comandante  Heliodoro así como al comandante y sacerdote guerrillero Diego Cristóbal Uribe Escobar en Suratá, cerca a Bucaramanga, la capital de Santander.

Su personalidad de liderazgo jovial y alegre, pronto le llevó a ganarse el cariño y respeto de sus compañeros de cautiverio, quienes lo reconocieron como referente para las reclamaciones con la dirección del presidio y como maestro que fue de muchos presos.

Artista de los consensos

Al salir de la cárcel, Milton pasó a la clandestinidad como miembro de la Dirección Nacional, responsabilidad que ejerció hasta el 2.006.
 
Los vientos de unidad popular empezaron a soplar en dirección favorable y la conducción del ELN no duda en asignar a Milton para esa actividad.

Él sabía conciliar con otras fuerzas sin detrimento para la unidad interna, sabía nutrir al ELN de los aportes del resto del movimiento revolucionario y era creativo para que la unidad fueran siempre más hechos que retórica. Ésta manera de apreciar los fenómenos, pronto le hizo ganar reconocimiento, convirtiéndose en verdadero líder de la unidad en la izquierda.

Sus angustias también fueron grandes ante las dificultades, se le dificultaba entender que hubiera análisis de las conducciones insurgentes, que priorizaran la acción particular por encima de las dinámicas unitarias.

La unidad era para él el espacio de tratar las diferencias y buscar que ni ellas ni las dificultades se convirtieran en obstáculos o distancias para unir fuerzas en el proceso revolucionario.

«Más allá de nuestras dificultades como insurgencia están los intereses que nos unen en la lucha contra los enemigos comunes del pueblo y de nosotros», sustentó muchas veces este conductor enamorado de la unidad popular.

Estoy convencido que su esfuerzo al escribir el libro Rojo y Negro, que tuve oportunidad de prologarle, más que hacer una historia del ELN, él quiso plasmar los avances e importancia de la unidad de los revolucionarios colombianos.

Luchador continental

Coincidente con su condición de representante del ELN para la unidad del movimiento popular, en la Dirección Nacional vimos que Milton era el más indicado para asumir además las relaciones internacionales del ELN, particularmente para América Latina.

Recuerdo que no fue fácil convencerlo empezando por su fobia a los aviones, pero pronto lo entendió, porque para él las relaciones internacionales se inscribían en la concepción bolivariana y guevarista de la revolución continental.

De esa manera se constituyó en el canciller del ELN para América latina y el Caribe, pendiente de la actividad  política y social  del continente, en particular de aquellos relacionados con la lucha antiimperialista,  por la democracia y autodeterminación de los pueblos.

Muchas virtudes, algunos defectos

Milton era leal, valiente, incansable y pleno, vivió para la causa sin reservas y sus delicados quebrantos de salud no fueron obstáculos para su compromiso. «No soy enfermo, repetía, tengo sí limitaciones de salud como otros».

Su personalidad abierta y sencilla, se convirtió en una cantera para construir relaciones personales, que favorecieron la causa del pueblo.
 
Fundió desde un comienzo una relación humana muy profunda con el comandante Manuel Pérez, que le sirvió para llevar adelante su trabajo de unidad y lo internacional.
 
Milton siempre fue crítico de los dogmas y los esquematismos, trataba de mirar los desarrollos con espíritu fresco buscando sumar al máximo para la causa, esto lo llevó a tener fricciones con compañeros más cautos, frente a las novedades del desarrollo de los procesos revolucionarios.

Mantuvo hasta sus últimos días un pensamiento optimista, que lo hacía mantener mucha confianza de sí mismo y en sus compañeros, pero que en algunos momentos lo llevó a pecar de ligerezas.

Le gustaba la picardía, la chanza y era el hombre de los mil chistes, las mil anécdotas, era maestro para colocarle el picante necesario a los momentos difíciles y convertirlos luego en recuerdos, que nos hacían estallar en carcajadas.
 
Hoy cuando su dimensión se ha puesto por encima de los que seguimos batallando, reconocemos que su partida nos dejó un vacio grande, en cuanto a quien ocupe su lugar en la tarea unitaria y en la ausencia de alguien, que siempre estuvo a nuestro lado en la primera línea.

Milton fue muchos para quienes lo conocimos, ante todo, un verdadero revolucionario. Siempre quiso vivir para servir a su pueblo y hoy cuando ha partido, su presencia se queda entre todos, para hacer suya la causa revolucionaria.

A un año de su partida y en su homenaje, el Frente Internacional del ELN se seguirá llamando Milton Hernández.

Honor y gloria eterna a un esclarecido conductor de las generaciones presentes, buen hijo, buen padre, buen esposo, buen amigo.

Nicolás Rodríguez Bautista es primer comandante del ELN.