Recomiendo:
0

Mira quién tortura

Fuentes: Gara

Hay momentos en los que pienso que el término «género» pierde la capacidad de significar, que no es la luz que nos muestra la vía del conocimiento; a no ser que, como Petrarca, confiemos ciegamente en los ojos de Laura, que nos guían hacia el cielo. Si es ahí adonde queremos llegar. El género se […]

Hay momentos en los que pienso que el término «género» pierde la capacidad de significar, que no es la luz que nos muestra la vía del conocimiento; a no ser que, como Petrarca, confiemos ciegamente en los ojos de Laura, que nos guían hacia el cielo. Si es ahí adonde queremos llegar. El género se está convirtiendo en un comodín propio de los discursos de la generalización: blanco-negro, varón-mujer. De ser un producto histórico, en relación con otros como la raza, la etnia, la clase social, la nacionalidad o la orientación sexual, resultante de tensiones, ambigüedades y resistencias, el género ha pasado a ser un factor predominante y esencial independiente y estructuralmente dado en la construcción de la identidad social, y desvinculado de otros procesos sociales.

No creo que exista una Historia universal y objetiva de las mujeres o de los hombres. El género forma parte del entramado, del montaje de nuestra identidad en interacción con otros elementos. Y esto es muy importante, puesto que es el punto de partida desde el que definimos tanto el sujeto de teorización, como lo que problematizamos: de quién y de qué hablamos; y comporta diferentes implicaciones y consecuencias políticas, económicas, afectivas, sociales y culturales. ¿Es lo mismo cuestionar el androcentrismo del conocimiento que cuestionar la militarización del conocimiento? Del mismo modo, ¿a quién beneficia una ley sobre la paridad (representación equilibrada de los sexos), en un contexto de restricción y limitación del sufragio pasivo y/o activo en Euskal Herria? Sojourner Truth, en el discurso «Ain’t I a woman?» (¿Acaso no soy una mujer?), pronunciado en 1851 durante la Convención de Akron, reflexiona sobre la condición humana desde su experiencia como mujer que había huido de la esclavitud. También lo hizo Primo Levi, en «Se questo è un uomo» (Si esto es un hombre), a partir de su historia de superviviente en un campo de concentración nazi. Truth era norteamericana, sufragista, negra y abolicionista. Levi era italiano, judío, antifascista y partisano.

Mengele necesitaba médicas y trabajadoras sociales para defender su política eugenésica. Así fueron denunciadas casi el 10% de las mujeres esterilizadas. Cuando Lynndie England se jacta de torturar a ciudadanos iraquíes, ¿cómo analizamos las imbricaciones entre violencia y opresión sexual? Género y documento de la barbarie.

* Belén Martínez. Investigadora de Género.