Ofrecer condiciones dignas de vida, brindar una atención en salud permanente, oportuna y conforme a las necesidades del paciente, suministrar una alimentación balanceada y de calidad, proteger la vida e integridad de personal de la población reclusa, son algunas de las obligaciones del Estado en el marco del derecho internacional de los derechos humanos y […]
Ofrecer condiciones dignas de vida, brindar una atención en salud permanente, oportuna y conforme a las necesidades del paciente, suministrar una alimentación balanceada y de calidad, proteger la vida e integridad de personal de la población reclusa, son algunas de las obligaciones del Estado en el marco del derecho internacional de los derechos humanos y su cumplimiento es ineludible, inexcusable e ininterrumpido.
Es decir, que la observancia cabal de tales compromisos estatales no tiene relación alguna con el conflicto armado que en el país se vivencia hace más de cinco décadas. Sin embargo, en el marco del cese al fuego nacional, bilateral y temporal pactado con el Ejército de Liberación Nacional – ELN, el Gobierno «adoptó» el compromiso de mejorar las condiciones humanitarias de los presos políticos. Posteriormente, el presidente Santos informó a la opinión pública que había cumplido con tal propósito.
En contraste, las voces de lxs presxs políticxs no han sido escuchadas con la misma difusión e importancia; no sólo en relación con sus condiciones de reclusión -pues es claro que su demanda no se limita a la obtención prebendas parciales, cuando las grandes mayorías en prisión viven una cotidianidad de ignominia y humillación (Al respecto ver «Expectativas desde la prisión»)-, sino también sobre sus visiones alrededor de la prolongación del cese y los diálogos entre el Gobierno y el Eln en general.
Por esta razón, nuestro equipo de comunicaciones se ha propuesto sacar una serie de entregas, que exprese a través de entrevistas las opiniones de las mujeres y hombres de la insurgencia tras las rejas, sus planteamientos y reflexiones como sujetos políticos que desde prisión forman parte de los procesos de transformación y exigencia de derechos.
Dos preguntas sencillas: ¿Qué opinan lxs presxs políticxs sobe la suspensión de los diálogos en Quito y del cese al fuego? Y ¿qué cambios se presentaron en los distintos centros penitenciarios del país durante el cese? animaron la siguiente deliberación, desde la Penitenciaría El Bosque de Barranquilla y el Complejo penitenciario de Cúcuta. Voces que presentan visiones por lo general excluidas, descalificadas y demonizadas, que desmienten el parte de cumplimiento reportado por Santos en materia de mejoramiento de las condiciones de reclusión de las y los presos del Eln.
Las voces desde la Penitenciaria el Bosque de Barranquilla
Sobre la suspensión de diálogos y cese al fuego, nos parece que hay que insistir en pactar otro cese bilateral en mejores y respetables condiciones de ambas partes. Poniendo en funcionamiento los mecanismos de verificación. Es importante que las organizaciones sociales impulsen la presión para la continuidad del proceso, ya que hay sobrados intereses de la oligarquía guerrerista en que se rompan.
Ahora nos parece también que el ELN tiene que jugársela con propuestas e iniciativas audaces, ¿cómo comprometemos con hechos al gobierno para que combata a los paramilitares y que pare el asesinado de líderes/as sociales y la represión a las luchas populares?.
Es pertinente oír otras voces favorables al proceso.
…En las cárceles se aplica una política de represión institucional y desconocimiento de derechos a la población reclusa en general, que debe parar.
No vemos cambios sustanciales, un ejemplo: qué ganamos nosotros con que en algunos casos hubieran atendido a los presos políticos, médicos del Inpec, y qué pasa con los tratamientos, consultas y procedimientos especializados que no nos prestaron?.
En síntesis fue un asunto de mero maquillaje, dejamos un interrogante: Qué pasa con los procedimientos represivos de una fuerza entrenada como el Comando de Reacción Inmediata – CRI que tanto ha atropellado y propinado torturas a los presos, incluyéndonos a los presos políticos?».
Las voces desde el Complejo penitenciario de Cúcuta
Frente a la suspensión de los diálogos, uno cree que ahí esta la irresponsabilidad del gobierno, uno siente desde estos espacios de las cárceles, que el gobierno no es coherente en su propuesta de solución política en la salida de negociar el conflicto con el ELN, por qué ellos mismos son los que han propuesto como lo planteado en la Habana, que se debe negociar en medio de la guerra y cuando ellos atacan campamentos o territorios donde se mueven la insurgencia no pasa nada, por que salen con el argumento de que el Ejército Nacional tiene que controlar todo el territorio, sencillamente la insurgencia tiene que esconderse y si hay bajas pues normal, porque supuestamente ellos tienen que ejercer el control de los territorios.
El gobierno siempre juega sucio, mientras estaba el cese bilateral ellos hacían inteligencia en los territorios, estaban ubicando campamentos, base social, dirigentes y es conocido públicamente que en el país mientras duró el cese no pararon los asesinatos contra dirigentes sociales, entonces no existe seriedad, no hay un interlocutor válido que de verdad muestre y dé señales para respetar un acuerdo tan importante como lo es un cese al fuego entre las partes en un conflicto.
Uno siente que hay doble moral en el Gobierno, dicen unas cosas en los medios de comunicación pero hacen otras cosas en los territorios, eso es muy grave, porque vulnera la confianza que se había construido.
Fueron 3 meses donde la insurgencia cumplió con el propósito del cese bilateral y generó en los territorios ese ambiente de confianza en las comunidades, con los acompañantes, las iglesias, las academias, con todos los sectores sociales y populares que estuvieron incluidas.
Consideramos el interés del gobierno más de pacificación que de construcción de una paz con justicia social, una paz con transformaciones, una paz donde se discuta la problemática nacional donde todos construyamos el país que queremos.
Para nosotros como presos, ese cese al fuego por parte del Gobierno, fue una parafernalia y una guerra mediática, entonces así no se puede seguir o son serios o esto se rompe.
Entorno a los alivios humanitarios eso es una palabra que no se debiera decir, por ejemplo en esta cárcel de Cúcuta durante esos tres meses del cese al fuego ninguna de las propuestas se cumplió, ni siquiera la encuesta de salubridad… a esta cárcel no vino nadie a preguntar cuantos enfermos existen, no cumplieron con la palabra.
Lo dicho por parte del comisionado con la regionalización, no movieron a nadie y al contrario en esta cárcel si han pasado cosas bien complicadas en esos tres meses, el 18 de octubre la guardia en cabeza del capitán hicieron un falso positivo llevando una granada al patio 3 de presos sociales para justificar remisiones y la venida del CRI comenzando diciembre, acabando con esos patios y robando todo lo que encontraron, eso fue denunciado ampliamente.
Lo único que se logro participar desde acá fue la audiencia pública nacional sobre cárceles, donde expusimos toda la temática que desde el Movimiento Nacional Carcelario venimos construyendo como puntos reivindicativos y posibles soluciones a la tremenda crisis estructural que esta viviendo el sistema penitenciario en Colombia, el sistema penitenciario es obsoleto y no quieren transformarlo.
La militarización del Inpec y la política criminal, hoy el Inpec está tomado totalmente por militares y policías que imponen un régimen policivo en el interior de las cárceles y que vienen acabando con los pocos derechos conquistados a lo largo de la lucha carcelaria que hemos desarrollado los presos y presas de Colombia, eso es una gran preocupación, uno siente que el Inpec agoniza y el estado lo deja agonizar para justificar su privatización, por eso esas arremetidas en las cárceles en cabeza de los militares para acabar con las conquistas de los presos.
Nos están asfixiando y tampoco resuelven la crisis de salud que tiene que ver inclusive con la resocialización.
El rompimiento de los diálogos se veía venir por los incumplimientos del gobierno y por su afán de querer darle golpes certeros a la insurgencia para obligarlos a negociar en otras condiciones y seguir desarrollando en el país lo que hicieron con las FARC, que fue un proceso de pacificación y no de negociación, eso es lo que viene buscando el gobierno de Santos y todas las élites, producto de eso es la crisis en Quito.
Ver: https://equipopueblos.org/2018