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Entre la normalización, los derechos y las alternativas: Caso México

Molecularización posmo-neoliberal del matrimonio y la familia burgueses.

Fuentes: Rebelión

«La familia convertida en deseo abstracto de todos, es la realidad esencial del Estado»: G.W. F. Hegel «El matrimonio homosexual es tan antinatural como el heterosexual, el matrimonio es una creación social y cultural y por tanto puede modificarse de acuerdo a la cultura a la sociedad y al momento histórico: Cartel del grupo Soy […]

«La familia convertida en deseo abstracto de todos, es la realidad esencial del Estado»: G.W. F. Hegel «El matrimonio homosexual es tan antinatural como el heterosexual, el matrimonio es una creación social y cultural y por tanto puede modificarse de acuerdo a la cultura a la sociedad y al momento histórico: Cartel del grupo Soy homosensual «Estoy a favor del matrimonio gay porque todos los seres humanos, cualquiera que sea su preferencia sexual, tienen derecho a ser miserables y desgraciados»: Dolly Parton. Matrimonio, familia y antropología

A pesar del reconocimiento extendido en sociedades arcaicas, indivisas y tribales de uniones y agrupaciones de parentesco, filiación y descendencia de diversos tipos a partir de acuerdos e intercambios estructurados y funcionales (que justifican positivamente la prohibición del incesto) como son los linajes matrilineales, patrilineales, bilaterales o cognaticios1, etcétera. La definición de «matrimonio» ha sido una de las más difíciles para los estudiosos sociales, específicamente los antropólogos desde los años 30, 40 y 50 del siglo pasado entraron en fuertes polémicas porque en las etnografías que realizaban sobre diversas etnias y pueblos encontraron varias modalidades de cohabitaciones, uniones sexuales y domésticas de parejas que estaban legitimadas por las normas e instituciones sociales imperantes en ellas; incluso en una misma sociedad se admitían dos o tres formas o variaciones de dichas uniones (por ejemplo entre intersecciones de castas y subcastas en la India, en el pueblo de los nayar en Kerala). Un problema que captaban dichos estudiosos era que éstas no coincidían con las que predominaban como uniones matrimoniales monogámicas heterosexuales en las sociedades modernas capitalistas de las que ellos provenían, y esto, por un lado, les problematizaba para ponerse de acuerdo en los conceptos, y, por otro, a varios esto les chocaba en sus concepciones mentales, ideológicas y morales. Sin embargo, para entender esas otras formas de uniones legitimadas social y culturalmente de permisividad sexual, de cohabitación, de solidaridad doméstica y de parentesco que incluía aceptación de reglas y reconocimientos de lazos y cuidados (incluidas las responsabilidades y compromisos entre las personas enlazadas y para con los hijos consanguíneos o no), se tuvieron que abrir las categorizaciones y, por consiguiente, ensanchar la definición de lo que era «matrimonio» y que para nada empataba con la modalidad imperante en las sociedades modernas occidentales.

La palabra matrimonio, viene del latín matrimonium, la cual proviene de matrem (madre)2 y monium (calidad de), es decir, se enfatiza el aspecto de la maternidad y, por tanto, el procreativo (embarazo, parto, amamantamiento, puerperio, cuidado y endoculturación de los hijos)3; en términos jurídicos, matrimonium era el estatus de la mujer casada y la maternidad legal, el derecho de ser la madre legítima de los hijos de un varón, y todos los derechos que de ello se derivan para la mujer (siempre que no fuera esclava, según el derecho romano); el plural matrimonia se empleaba para referirse al conjunto de mujeres casadas4. La palabra latina para la unión conyugal (llevar el yugo o lazo juntos) era conubbium o conubialis5, una unión social sancionada ritualmente (nuptiae) entre un hombre y una mujer (novios o «nuevos») con la finalidad de formar una familia y un patrimonium (bienes adquiridos que pueden heredarse).

Es de destacar el trabajo y la perspectiva abierta y visionaria del antropólogo y filósofo finlandés Edward Westermarck, quien a lo largo de 20 años (1891-1921) trabajó en la investigación y redacción de una obra en tres tomos dedicada a la Historia del matrimonio, que luego sintetizó en un volumen que llamó Short history of human marriage, publicada en inglés en 1926 (y en español hasta 19846). Productos de sus investigaciones al respecto, allí hizo una definición que se adelantó notablemente a su tiempo, rebasando las limitadas dimensiones monogámiicas y heterosexuales, una más abarcadora y comprehensiva que las realizadas posteriormente y que incluso hace comprensibles las variedades de matrimonio y de familia actuales; además captó claramente y con contundencia sus componentes fundantes y estructurales. Lo planteó de la siguiente manera:

La palabra matrimonio se emplea, de ordinario, para designar una institución social. Y en este sentido, puede definirse como relación de uno o más hombres para con una o más mujeres, reconocida por la costumbre o por la ley, y de la que se desprenden determinados derechos y deberes por parte de las personas que la contraen y de los hijos que de ella nacen. Estos derechos y costumbres varían en los distintos pueblos; y no pueden, por tanto, quedar todos incluidos en una definición general, aun cuando tiene desde luego que existir algo en común en todos ellos. El matrimonio implica siempre el derecho a la unión sexual: la sociedad, en términos generales, considera admisible esa unión o intercambio en el caso de los que son marido y mujer y hasta opina que es el deber de ambos el satisfacer en cierto grado el deseo de su cónyuge. Pero el derecho al intercambio sexual no es necesariamente exclusivo. Ni siquiera puede admitirse la suposición, desde el punto de vista legal, a no ser que se considere el adulterio como una ofensa que autoriza al otro cónyuge a disolver la unión marital, y esto no siempre ocurre.

El matrimonio es, al propio tiempo algo más que una mera relación sexual reglamentada. Es también una institución económica que puede afectar, por diverso modo, los derechos de propiedad de los contrayentes (pp. 7 y 8).

Podemos decir que palabra como categoría o concepto «matrimonio» se legitimó por la antropología moderna en las décadas de 1930 a 1960, a partir de las investigaciones de campo cada vez más constantes y sistemáticas, empero dando cabida a variedades histórico-etnográficas. En efecto, las investigaciones etnográficas corroboraban datos históricos (por ejemplo la existencia de formas similares a «matrimonios en grupo», de las que hablaba Westermarck) de diferentes tipos de «matrimonio» o de uniones semejantes y, por tanto, de diversas formas de familia y de unidades domésticas; daban cuenta, entre otras modalidades, de: poliginia7, poliandría8, sororato9, levirato10, covada11, uniones homoparentales y variacions y combinaciones de todas ellas ellas. Modalidades que tenían que ver con las reglas y gestiones de los vínculos sexuales, los roles genéricos, el sostenimiento económico, la cohabitación, la gestión de los espacios domésticos y la responsabilidad y cuidado del embarazo, del parto, de los descendientes y de la parentela, etc. Pero además algo muy importante era que esas relaciones -según las reglas sancionadas por la tradición, la costumbre y el derecho consuetudinario- podrían variar en cuanto a su duración y su permanencia, incluso en cuanto a las edades en que se establecían los compromisos de casamiento y la de los cónyuges (abarcando incluso la niñez y la adolescencia), y también desde los vínculos fijos y vitalicios hasta los temporales y laxos, etcétera.

Por su parte la etimología de la palabra familia tiene dos versiones: la primera, menos reconocida, que señala que viene del latín fames (hambre) y está asociada a la idea de una unión y reunión para resolver necesidades básicas como la necesidad de alimentarse, de protección, de techo, de afectividad, de ayuda mutua y de relaciones sexuales, etc.; la segunda, más difundida, que señala que proviene también del latín pero de famulus (sirviente), haciendo referencia originalmente al grupo conformado por criados y esclavos que un mismo hombre ( pater ) tenía como propiedad y a su cargo 12.

En 1974 apareció en español un librito compilatorio de artículos antropológicos (con textos de K. Gough, M. Spiro, C. Lévi-Strauss y J.R. Llobera) que trataba de dar cuenta de manera mínima de una Polémica sobre el origen y la universalidad de la familia. Los bandos se dividían básicamente en dos, los que planteaban la universalidad y por tanto la necesidad de la familia en cualquier tipo de sociedad humana y los que creían que la familia era una institución histórica y por tanto no era universal ni necesaria en toda sociedad humana. El eminente antropólogo belga-francés Claude Lévi-Strauss aseguraba (en un artículo de 1956) que la familia y específicamente la familia nuclear compuesta de un padre de sexo y género masculino y una madre de sexo y género femenino con sus hijos era, al parecer, una institución universal (con sus excepciones documentadas). Al respecto José R. Llobera aceptaba que todo indicaba que hasta la actualidad (1974) la familia nuclear había sido consustancial con las sociedades humanas, pero decía «ello no tiene que seguir siendo así en el futuro»13.

Claude Lévi-Strauss como antropólogo excepcional que fue, sabía perfectamente que la familia que él defendió como universal, tenía un presupuesto y variaciones, veamos. Para ser universal tenía que basarse en un presupuesto social o si se quiere cultural, y era el hecho de que como familia nuclear proveniente de un matrimonio (generalmente monogámico), tenía que formarse de cónyuges salidos de dos familias (o linajes) diferentes que por este medio matrimonial establecían una «alianza». Por otra parte, Claude Lévi-Strauss también era consciente de que no todas las familias nucleares habidas en la historia eran iguales, sino que existían estructural y socioculturalmente hablando diferentes tipos y procedencias matrimoniales. Incluso, por ejemplo, claramente distinguió entre familia conyugal y familia doméstica y planteó la siguiente afirmación: «Además, los pocos casos de familia no conyugal establecen sin la menor sombra de duda que la alta frecuencia del tipo conyugal de agrupación social no deriva de una necesidad universal. Es posible concebir la existencia de una sociedad perfectamente estable y duradera sin la familia conyugal. La complejidad del problema reside en el hecho de que, si bien no existe ley natural alguna que exija la universalidad de la familia, hay que explicar el hecho de que se encuentre en casi todas partes»14.

Así, junto con Lévi-Strauss, otros antropólogos y sociólogos de la familia y del matrimonio de esos años cincuenta y sesenta, consideraron que la familia desarrollada en la sociedad capitalista moderna era una forma más de familia nuclear que generaba históricamente sus variaciones y la de sus entornos domésticos.

Cuestionamientos a la familia capitalista occidental moderna y posmoderna

Por lo tanto, por nuestra parte, retomando y adecuando el planteamiento levistraussiano recién citado, lo que preguntamos es el hecho de por qué la forma familia capitalista monogámica privada (y conyugal) se ha mantenido y afianzado en todas los periodos de su historia a pesar de los cuestionamientos discursivos y prácticos y a pesar de sus variaciones (incluso el periodo de fines del siglo XX después del movimiento de revuelta juvenil antiaturitario e impugnador de dicha familia). Y también por qué ahora se plantea un «desorden» interno que parece llevarla a las posibilidades de una nueva adaptación o a su disolución desde «adentro», o sea desde las propias instituciones y la institucionalidad de la sociedad capitalista.

Más recientemente Elisabeth Roudinesco en su libro de 200215, lleva a cabo un recorrido histórico y analítico de los avatares que ha tenido la familia en la sociedad capitalista occidental moderna y posmoderna, muestra cómo dicha familia ha tenido transformaciones muy importantes y que durante ellas en cada periodo de la modernidad se ha señalado, por parte de los grupos conservadores y de algunos grupos disidentes, su eminente catástrofe. Sin embargo, los cambios de la familia occidental moderna se han dado sin que ella se haya derrumbado como tal, aún ahora con la llegada y participación, por un lado: 1) de las aplicaciones tecnomédicas y tecnobiológicas (contracepción, inseminaciones artificiales, asistencias médicas a la procreación, fecundación in vitro con trasplante, e incluso la posibilidad de la clonación reproductiva) en la conformación de las relaciones intrafamiliares; y, por otro lado: 2) de los matrimonios y familias monoparentales, coparentales, homoparentales y pluriparentales que han recompuesto y sacudido a dichas relaciones y esta forma de familia misma. Aún con eso, repito, dicha forma de familia como institución no se ha caído, sino que se está, más bien, diversificando sin perder su esencia normativa; por el contrario, en vez de su muerte, los sucesos señalan, nos dice con seguridad Roudinesco, que todos, «Los hombres, las mujeres y los niños de todas las edades, todas orientaciones sexuales y todas las condiciones, la aman, la sueñan y la desean».

¿Significa esto qué los apoyadores de la universalidad de la familia y específicamente de la universalidad de la familia nuclear tenían razón y triunfaron? ¿La familia nuclear es consustancial y necesaria a todas las sociedades humanas, aún las más dinámicas y complejas como las capitalistas en la actual época de globalización y posmodernidad? O es que acaso puede darse otra explicación y por lo tanto otra lectura al hecho de que la familia occidental capitalista moderna/posmoderna se haya recompuesto y reafirmado institucionalmente al grado que tod@s (todos y todas) la desean. Si esto se puede hacer (la explicación-lectura alterna del fenómeno reciente de diversificación familiar), entonces existe la posibilidad de continuar con la polémica y seguir planteando, por tanto, la idea de que la familia, y especialmente la familia nuclear o conyugal, no es universal y necesaria a la condición social humana; es decir que la familia y la familia nuclear son históricas por lo que es viable la construcción de otros modos de cohabitación y convivencia erótica, íntima, afectiva, amorosa, sexual, doméstica, reproductiva, educativa, etc. entre sexos y géneros iguales y diferentes, entre padres e hijos, entre parientes y no parientes, entre personas de diferentes y semejantes edades, más allá de ella y sus limitaciones implantadas, sobre todo, en su forma capitalista.

Lineamientos de la familia burguesa después de la segunda guerra mundial al presente

A continuación esbozamos una síntesis de la revisión histórica-analítica de la familia burguesa de E. Roudinesco en su época reciente. Después de la segunda guerra mundial (y tal vez un poco antes), se manifestó con claridad que la versión burguesa «clásica» o «romántica» de matrimonio y familia que surgió entre el siglo XIX y lo que iba del XX (patriarcal, nuclear, unívoca, conyugal, privada y fija) entraba en «crisis». Ese tipo de familia que Edward Shorter (1977) etiquetó como «sentimental» con aspectos como: «la separación física de la pareja (en hogar aparte) del tronco de la familia extensa y la constitución consecuente de la familia nuclear, de sólo dos generaciones: padres e hijos como organización familiar dominante. Y en esas condiciones, el establecimiento del amor romántico, la domesticidad, la privacidad y el predominio [aparentemente] de lo emocional sobre lo instrumental en las relaciones maritales y de padres e hijos»16

Específicamente durante la llamada «contracultura juvenil» en muchos países occidentales modernos, y principalmente en ciudades y áreas conurbadas, se llegó a creer (principalmente entre 1965 y 1975) que dicha familia «romántica» o «sentimental» capitalista estaba a punto de extinción, debido a que no sólo se cuestionaron sus nexos con los intereses del patriarcado, el mercado, la sucesión de la herencia y en, general, con la educación y transmisión de las conductas y valores morales e ideológicos burgueses; sino que porque se ensayaron y experimentaron modos gestión de emparejamientos, cohabitaciones y vida doméstica alternativos (como las comunas, las redes, los intercambios de pareja, el cuidado colectivo de los infantes) a dicho tipo de matrimonio y familia. De tal manera, que quedaron, en los hechos, seriamente cuestionados los preceptos de dicha versión burguesa típica, esto es: patriarcales, nucleares, monogámicos, monopólicos, privados y fijos-vitalicios o «hasta que la muerte nos separe».

Pero a raíz el declive de dicho movimiento y con la llegada de la posmodernidad, la globalizacón y el neoliberalismo, en los años ochenta «los cuidadores de la familia capitalista» (nos indica Elizabeth Roudinesco) se alarmaron y diseñaron estrategias de vigilancias y estudios especializados del fenómeno familiar (llevados a cabo por científicos sociales, destacadamente antropólogos y sociólogos) para proponer mecanismos de «flexibilización de la familia» para hacerla funcionar de acuerdo a los nuevos tiempos de consumismos y globalización-diversificación de los mercados, de las identidades y de las ideologías.

A la posmodernidad se le ha caracterizado y asociado con una época de incertidumbres, riesgos, miedos, vacíos y molecularizaciones. Al neoliberalismo como una forma de acumulación donde los gobiernos intervienen para liberalizar la economía privatizando, arruinando la seguridad social y creando mercados libres de trabas para mercantilizar la vida sociocultural. La globalización es precisamente el imperio de los capitales hegemónicos que se mueven por todo el globo acumulando mediante despojos, guerras, sometimientos, extractivismos, dominio de mercados y control de Estados instituciones y gobiernos nacionales e internacionales. Todas estas circunstancias económicas y políticas implementadas con imposiciones de todo tipo abonan al malestar y a la precariedad social: macrosocial, microsocial e individual.

Con el triunfo del posmo-neoliberalismo global, se instaló una familia «recompuesta» o «caótica» (como dice E. Roudinesco), irregular, frágil, volátil y queer (o de identidades sexo-eróticas-genéricas cambiantes, alternantes y/o secuenciales)17 basada en las relaciones duales conyugales que unen por un periodo temporal de extensión relativa a dos individuos (no necesariamente de sexo opuesto sino que pueden ser del mismo sexo o de preferencias sexuales semejantes o diferentes) en busca de relaciones íntimas y/o de satisfacción sexual y/o cohabitación, y con opciones más o menos deseadas y realizadas de tener hijos y buscar una legitimación social y/o legal a esa unión y a esos hijos. Dicha familia sigue manteniendo el matrimonio diádico, la propiedad privada y la lógica mercantil, sigue reivindicando la monogamia formal en los discursos aunque en los hechos se presente y se promueva una monogamia frágil y más o menos aparencial, es decir, la monogamia formal y abstracta combinada con otros tipos de situaciones amatorio-sexuales-afectivas (adulterios, las y los cornudos, concubinatos, triángulos, swingers, neo-solteros y prostitución de todo tipo, etc.). Abordamos enseguida brevemente el caso de los triángulos amorosos, empero recalcamos que las prácticas y el consumo de los llamados «mercados (demanda-oferta) del sexo»18 (prostitución, pornografía, pedofilia, liges sexuales por internet y otros medios, tratas de personas, swingerismos, orgías, bestialismos, turismo sexual, etcétera) es uno de los sectores o ramas de negocio más lucrativos de la economía «semi-subterránea» o «tolerada» de las sociedades posmodernas actuales y tiende al alza compitiendo con los otros mercados semiclandestinos de drogas, armas, órganos y biodiversidad19.

Triángulos Amorosos

En efecto, como ha ilustrado Mario Campuzano (2016b: 8-10) a nivel de la psicología individual y la psicología social, los «Triángulos amorosos» son un fenómeno psico-sociológico que sólo se presenta en el modelo monogámico de matrimonio-familia, pues es resultado y al mismo tiempo condición de reproducción de él; los denominados adulterios, infidelidades,  relaciones paralelas, extramaritales que generan el fenómeno de los y las amantes, concubinas, segundas o terceras casas (grandes y chicas), catedrales y capillas, etc.

En realidad es producto de un forzamiento o atrapamiento de las capacidades de intimidad, afectividad y sexo-amorosas de los sujetos, pero que en «la posmodernidad» y el neoliberalismo, con la acentuación de las limitaciones económicas, del estrés físico-emocional, del consumismo, del individualismo, del narcisismo, de los vacíos existenciales, de la incomunicación y del auge de los petit discursos e ideologías, afloran a la luz pública y de manera creciente y dramática como situaciones, tipologías, y caracteriologías (pre-edípicas, edípicas, neuróticas y otras psicopatologías) de los participantes de dichas dinámicas triangulares y sus consecuencias emocionales, de reconocimientos y de entendimientos en la díadas; de tal forma que evidencian que estos lazos de pareja que ya no están respondiendo a los cánones establecidos de los tiempos anteriores.

Los conflictos, tensiones, fricciones, y contradicciones inconscientes y conscientes (siendo un componente sobresaliente de ellos la cuestión de las rivalidades, los dominios y los poderes que se manifiestan en amenazas, miedos, fobias, agresiones, sados-masoquismos, minusvalorizaciones, faltas de atención, inseguridades, etc.) se agudizan al interior de los enlaces duales y entonces se hacen patentes los sexo-amoríos extra-parejas. Así, las cifras de relaciones extramaritales por parte de mujeres y varones emparejados (casados o no) se incrementan escandalosamente, siendo para los varones mayores, más permisibles y aceptables socialmente, pero para las mujeres también avanzando en estos los niveles cuantitativos y cualitativos.

Las explicaciones y analíticas psicológicas, psicoanalíticas y de la psicología social -como las resume el artículo de Campuzano (2016b)- ponen el acento en que a pesar de culpas, sentimientos reparatorios, equilibrios y re-equilibrios más o menos temporales/duraderos que se intentan por parte de los implicados y que se recomiendan a nivel psicoterapeútico mediante, por ejemplo, los acting outs o los diálogos verbales, afectivos y genitales; las parejas necesitan y desean las relaciones y affairs exteriores a manera de compensaciones, renegociaciones, reafirmaciones o salvaciones (internas para cada miembro o para la pareja, el matrimonio y/o la familia), o a manera de ser usadas para los rompimientos (con divorcios o no) y las búsquedas de alternativas de nueva pareja (para uniones libres, matrimonios, familias) o no (neo-solterías, aventurismos, etc.), ello para tratar de rehacer sus vínculos sexo-amorosos-afectivos. Siguiendo a Mario Campuzano (2016b), pero ampliando el panorama, diremos, pues, que estás dinámicas triangulares -o, más bien, de en-red-dos-, expresan una profunda crisis de los individuos, de las parejas (matrimoniales o no) y por ende de las familias y de las sociedades burguesas posmodernas y neoliberalizadas-globalizadas que dicen o quieren seguir basándose en el matrimonio y en la familia monogámicos.

Familias en desorden, diversas o recompuestas

Estamos, pues ante la presencia, como observa agudamente Elisabeth Roudinesco, de una «familia» (abstracta) generalmente «consciente» de su desorden pero (abstractamente) deseosa de recrear un cierto equilibrio entre parejas, hombres y mujeres, padres, madres e hijos-hijas, padres y Estado, padres-hijos y mercado, etc. Hoy día, pues, se habla de «familias recompuestas» constituidas de mujeres solas, de hombres solos (soltería), personas con mascotas, parejas en unión libre, parejas sin hijos, parejas de 2 varones, parejas de 2 mujeres, adultos complementados, madres solas, padres solos, parejas con hijos adoptados, menores viviendo con familiares, familia nuclear, familia extensa, familia extensa, familia ensamblada, adultos viviendo juntos, sociedades de convivencia, familia homoparental, familia lesbomaternal con o sin hijos consanguíneos de una y/u otra mujer, la familia pluriparental, con varios padres o madres biológicos y/o adoptivos (fecundaciones artificiales, madres y padres de alquiler, padre(s)-madre(s) adoptivos20). Una de la modalidades de la familia monogámica que destaca porque la diada queda incompleta y, por ende, los roles paternales se concentran y ajustan es la monoparentalidad, es decir, donde sólo existe un solo padre o madre al frente de la misma con algunas posibilidades de encontrar pareja más o menos estable en algún tiempo de su existencia; la autoridad también es inestable y movible pues puede recaer en el marido, en la esposa, en el padre o en la madre o en los dos (alternada y contradictoriamente), o en ninguno (por ejemplo en el Estado o directamente en el mercado, por ejemplo a través de la T.V., la radio o ahora Internet).

El asunto es que todas ellas representan lo que Ilán Semo (2016, 24 de septiembre, p. 16) llama las «vidas moleculares» debido a que la gente sigue organizando sus vidas o «remedios contra la soledad» de mil y una maneras: «uniones entre iguales, o bien reconfigurando los más impredecibles encuentros con seres cercanos nuevos o antiguos, o restableciendo la convivencia con familiares nunca calculados». Esta situación de la molecularización de las vidas y las familias, al parecer no se ha registrado oficialmente y de manera adecuada en México por parte de los censos estadísticos del INEGI21; sin embargo es una realidad que está siendo consignada por estudios etnográficos y antropológicos recientes en México22.

A esta diversidad múltiple de arreglos de cohabitaciones, unidades domésticas, relaciones de pareja y vínculos sexo-amorosos, sexo-genéricos y genérico-procreativos ahora se le denomina «familia diversa», hasta allí llega la confusión y el desorden; una de las peculiaridades que las une es la gran inestabilidad que despliegan, otra es que todos estos arreglos han derruido ↓ el apotegma bíblico: «hasta que la muerte los separe», o sea el que sentencia que el matrimonio tiene que durar toda la vida (y además tiene que ser entre varón y mujer). Se habla pues, de tipos o «constelaciones familiares», pero casi no se habla de la gran cantidad de rupturas, de cambios de parejas, de «trayectorias» personales por la que se experimentan varias roles y condiciones transicionales, y, por supuesto, de separaciones (con desgarramientos emocionales y con divorcios de por medio o no23) y con duras disputas por recursos, poderes, hijos y propiedades mayores o menores.

Matrimonio homosexual y homoparentalidad

Respecto a la homoparentalidad esto es, las uniones entre personas del mismo sexo, se ha venido planteando desde finales del siglo XX y principios del XXI, el reconocimiento jurídico de ella mediante la legalización de matrimonios no heterosexuales y derechos de paternidad-maternidad a emparejamientos matrimoniales lésbico/homosexuales o de otros tipos (transexuales, transgéneros, etc.). El escritor Enrique Serna señaló hace 10 años que el «anhelo» o «deseo» de normalización mediante la legalización del matrimonio gay era sólo el deseo de una «minoría de una minoría», (sobre todo de líderes ya acomodados económica e institucionalmente al sistema, que conformaban una especie de «Puritanismo en Sodoma»24) que quería casarse y tener hijos, y que de hecho -según él- la mayoría de homosexuales se mantenía indiferente y sólo unos cuantos se oponían a dicha normalidad oficial reivindicando todavía el talante subversivo y transgresor y el amor libre dentro de la comunidad gay (y fuera de ella). Sin embargo, después de varios años, pasada la mitad de la segunda década del siglo XXI, el matrimonio homosexual ha ganado cada vez más adeptos a partir que dicho matrimonio ha sido legalizado en varias ciudades del mundo y en algunos países25; o sea, lo que se ha mostrado es que una significativa parte de esa mayoría de indiferentes de alguna manera se dejó seducir a la normalización queriendo adoptar reglas y dictados del establishment. Y, por supuesto, ha mutado a la aceptación, al deseo y a la reivindicación «masiva» matrimonial (planteándose como reconocimiento de «derechos» humanos, civiles, sexuales, adoptivos, etc.); así se constata con las movilizaciones y marchas gays y de la diversidad sexo-genérica en las ciudades más importantes del mundo, en las cuales esa demanda ha sido un eje destacado (aunque no unánime). A defensa del planteo de E. Serna, hay que reconocer las estimaciones que indican que a nivel mundial (con muchas variaciones en cada país debido a la falta de estadísticas por ser un tema delicado, íntimo y hasta peligroso, como en los países de predominancia de religiones musulmanas u otras que reprimen las diversidades en preferencias sexo-genéricas) existen entre un 3 a un 10% de personas mayores de 15 años que se identifican con sexo-géneros lésbico-gays y similares (bisexuales, transexuales, etc.)26 y de ellas sólo un mínimo porcentaje de ellas, hasta el momento, ha optado por casamientos o uniones civiles reconocidas por los Estados-gobiernos.

Para entender dicha seducción y, en parte, subordinación -por lo menos a nivel político de demanda de reconocimiento legal de matrimonio, familia y adopción- hacia las normas capitalistas, según nuestra perspectiva; habría que considerar tres aspectos históricos relativamente recientes, a nivel internacional, a saber:

Uno, el impacto represor que tuvo la campaña oficial mundial del Sida y de la pandemia misma en las relaciones sexuales y amatorias llevándolas a su inhibición y/o a su práctica con temores tanáticos; dos, el consumismo dado el elevado poder adquisitivo que han tenido los(las) gays en muchas ciudades del primer, segundo y tercer mundos, a tal grado que son considerados(das) un sector especial («rosa») dentro del mercado «globalizado» que incluso influye «en los hábitos de consumo de la sociedad entera» (dado que son gaf y dink: gay friendly y double income no kids); y tres, la indiferencia-aceptación acrítica misma de las reglas de la mercantilización de la vida cotidiana y sus instituciones. Por lo que el reclamo del derecho al matrimonio monogámico, a la homoparentalidad, al hogar-familia consumista y alineada; o sea a «queremos ser marido y mujer o esposos como los demás» y «queremos ser padres como los demás» y «queremos ser consumidores reconocidos como los demás», etc., son manifestaciones de esos sectores gays, y de una parte importante del movimiento LGBTTTIQ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Trasvestis, Transgéneros, Intersexuales y Queer).

Matrimonio igualitario en México

En México, recientemente una parte de la clase política (grupos, partidos, funcionarios) ha visto en dichas deseos, reclamos y reivindicaciones normalizadoras de esos derechos a ser maridos-esposas y padres-madres, una oportunidad para presentarse como democrática, como no discriminizadora y como promotora y respaldadora de esos derechos civiles. Está el caso de que el mismo presidente Enrique Peña Nieto presentó en mayo pasado una iniciativa al Congreso de la Unión para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. La propuesta se propone reforzar el artículo primero constitucional que se refiere a los derechos y libertades individuales y a la no discriminación27 y concretamente «busca que los matrimonios se realicen sin discriminación por motivos de origen étnico o nacional, de discapacidades, de condición social, de condiciones de salud, de religión, de género o preferencias sexuales». De esta forma, quedaría explícito el matrimonio igualitario, en la Constitución mexicana modificando el artículo 4º. Sin embargo, cabe aclarar que dicha iniciativa está congelada por el PRI, el PAN y sus socios para su dictamen; por lo que el PRD ha tenido que retomarla (con algunas variantes) para presentarla como iniciativa propia. Igualmente se han ingresado otras iniciativas apoyadas por miles de firmas por parte de aquellos partidos y de asociaciones religiosas (como Consejo Mexicano por la Familia y grupos evangélicos) que pretenden derogar el artículo 4º constitucional para imponer un tipo de familia «natural» (Barranco, 21 de septiembre de 2016, p. 19)

No obstante ese gesto presidencial que maniobra a partir de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió la resolución de jurisprudencia 43/2015 el 12 de junio de 2015. En ésta se estableció el matrimonio como contrato igualitario con indiferencia del sexo de los contrayentes y cuya finalidad es la «protección de la familia como realidad social y no la procreación», por tanto, cualquier ley que prohíba el matrimonio entre personas del mismo sexo es inconstitucional; además reconociendo la SCJN que las sociedades de convivencia (similar al matrimonio o concubinato) entre parejas del mismo sexo o heterosexuales, conforman un modelo de familia reconocido por la Constitución y que por tanto tienen el derecho a la adopción, así como a compartir o encomendar la patria potestad, guardia y custodia de los hijos menores del otro convivente.

Todo lo cual obliga a todos los jueces de todas las entidades a seguir este criterio favorable en todos los amparos que se interpongan, en cualquier parte del país, y en donde aún no están legalizados este tipo de matrimonios; ésta resolución en los hechos sienta jurisprudencia, da cobertura jurídica y garantiza protección constitucional a las parejas del mismo sexo que quieran enlazarse vía amparo o vía leyes estatales. Esta resolución así como está, sin embargo, es insuficiente y limitante, desde la perspectiva de las parejas no heterosexuales que pretenden contraer nupcias civiles, pues para lograr éstas hay que seguir y pagar procedimientos jurídicos (amparos) que son innecesarios y engorrosos cuando puede haber una jurisdicción que sin cortapisas y explícitamente reconozca ese derecho.

Por su parte, hay que tener en cuenta que en la capital del país fue la que inició el reconocimiento a las sociedades de convivencia en 2006 y después en 2009 a los matrimonios homoparentales y que ahora ya son 10 entidades28 las que reconocen dicho matrimonio y amparan 8 mil enlaces de parejas del mismo sexo, más de la mitad realizados en la Ciudad de México29.

Así pues, Peña Nieto cediendo a las demandas de buena parte de la comunidad de la diversidad sexual30 y a una parte de la opinión pública mexicana que acepta o está de acuerdo a el matrimonio igualitario31, además de querer posicionarse favorablemente en la coyuntura político social, su iniciativa ha llevado a una situación de polarización política, axiológica, moral y religiosa en el seno de los grupos implicados directa e indirectamente, tanto de laicos como de religiosos que se presentan divididos bajo dos bloques de alguna manera coincidentes respecto a la legalidad y legitimidad de los matrimonios igualitarios y concretamente de los homosexuales ( y por consiguiente a aspectos vinculados con ello). Veamos:

La polarización en torno al matrimonio igualitario en México

Por un lado, están los grupos de derecha encabezados por la jerarquía católica (Conferencia del Episcopado Mexicano) y la arquidiócesis Primada de México bajo el mandato del cardenal derechista Norberto Rivera Carrera y aglutinados en organizaciones (como la Unión Nacional Cristiana por la Familia) que conforman el Frente Nacional por la Familia o FNF (financiado por grandes empresarios conservadores y homófobos del norte) y en partidos como el PAN (con el yunque a su lado) y Encuentro Social, junto a ellos están las Universidades del Opus Dei, los Legionarios de Cristo, los cristianos, los pentecostales (adventistas, metodistas, etc.) y los evangélicos que consideran que la aceptación al matrimonio igualitario atenta contra el matrimonio y la familia heterosexual monogámica a la que llaman «natural», «la verdadera familia», la «original», la «tradicional», etc., y que el derecho a la adopción de hijos a parejas LGBTTI sería la peor aberración hecha contra el mandato natural/divino y hasta la realización de un plan satánico.

Por el otro lado, y, al parecer, a la defensiva, están los integrantes (al parecer un sector importante) del movimiento LGBTTIQ (incluida la comunidad muxe de Juchitán) que plantean que el reconocimiento jurídico constitucional al matrimonio igualitario es de justicia a sus derechos, a la igualdad de derechos respecto a los heterosexuales, esto es, a ser legalmente reconocidos como matrimonio, familia y a la adopción, de su lado en apoyo más o menos explícito y más o menos completo a este kit de derechos (además de defender la no discriminación y, la pluralidad/diversidad y el respeto a la laicidad del Estado) existen multitud de grupos laicos (intelectuales, académicos, etc.) de derechos humanos (organizaciones como frente Orgullo Nacional México y otras ONG´s) e incluso religiosos (católicas por el derecho a decidir, el grupo del padre Solalinde, etc.), además -de manera contextual- del Papa Francisco que no ha condenado explícitamente dicho matrimonio32, igualmente algunos obispos como el de Saltillo (Vera) y jesuitas (como el rector de la Universidad Iberoamericana), los lasallistas y los maristas, entre otros.

El Día 10 de septiembre fue el día clave donde se expresaron y chocaron de manera empírica los dos bandos, pues ambos convocaron y organizaron marchas a nivel nacional. Destacan por su cantidad y por su extensión a todo el país las del Frente Nacional por la Familia y la Conferencia del Episcopado Mexicano y sus aliados que aseguraron que en todo el territorio lograron movilizar más de un millón de personas (1,140, 580 o sea 0.88% de la población nacional) en 124 ciudades de 31 estados (obviamente hay cálculos diferentes que giran en torno a los 300 o máximo 500 mil manifestantes). Con las convicciones de que salieron a defender las instituciones naturales del matrimonio verdadero y La Familia (con mayúsculas), el derecho de los niños (y de sus hijos, dijeron), el derecho del papá y la mamá a procrear y educar libremente a sus hijos y por la reconciliación, la paz y la vida; los asistentes se pronunciaron contra la iniciativa del presidente33, contra el aborto, contra la educación sexual en la escuelas, contra la adopción de menores por parejas homosexuales, contra el estilo de vida homosexual y contra la ideología de género34.

Por su parte, los marchistas de la comunidad LGBTTTIQ, y sus aliados al parecer fueron menos numerosos pero denunciaron que hubo manipulaciones tanto en la convocatoria de los «ultraderechistas» (desde los púlpitos, lugares de trabajo, etc.) como en la cifra de asistencias a sus marchas. Lo que sí es un hecho es que fueron pocos en relación a las masivas marchas del «Orgullo» de los recientes dos años35. Sus exigencias fueron, entre las más importantes, que se respetara la diversidad sexual, sus derechos humanos y civiles al matrimonio, familia y adopción, la laicidad del Estado y se pronunciaron contra los discursos que fomentan el odio, la discriminación, la violencia y que se ha construido sobre la base de mentiras, distorsiones y falsedades sobre el modo de vida, los hábitos y las relaciones de dicha comunidad y sus consecuencias en la vida social y privada. Denunciaron que quieren acabar con el Estado laico y que dichos grupos como el Frente Nacional por la Familia nunca se han manifestado contra los curas pederastas ni han defendido a los niños abusados. Se manifestaron por el reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas sin distinción alguna y por «un mundo donde quepan todas las familias», asimismo dijeron que están a favor de la libertad religiosa y de libertad de expresión pero no contra la discriminación por las ideas que se tengan sobre el matrimonio de parejas de todo tipo.

El día 11 de septiembre siguieron las protestas de las organizaciones LGBTTTIQ en varias ciudades del país, siendo la más destacada la que realizaron en el zócalo de la ciudad de México, frente a Catedral Metropolitana, después de una marcha de cientos de personas, en la que pidieron no más homofobia y respeto a la diversidad sexual y a sus derechos humanos, porque éstos son de todos no sólo de los heterosexuales; además difundieron una carta dirigida al papa Francisco, en la que se exige la remoción del cardenal Rivera de la Arquidiócesis de México «por violar los derechos humanos de la comunidad LGBTTTI. Y como en otras manifestaciones de dicha comunidad que realizaron «besotón» para enfrentar las agresiones, terminó dicha protesta en un «beso colectivo».

El día 24 de septiembre volvieron a salir a las calles principalmente de la ciudad de México en multitudinarias manifestaciones que coincidieron, los bandos de la derecha religiosa (en marcha del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia) y el de la diversidad sexual (en mitin en este mismo monumento). Esta vez hubo más confrontaciones directas que no llegaron a la violencia física porque hubo de por medio vallas y cientos de policías, pero lo novedoso fue que apareció un grupo de neonazis al parecer de filiación sinarquista que vistiendo camisetas con imágenes de Hitler y de la suástica y con lemas como «Patria y Familia», provocaron a grupos de activistas pro diversidad sexual.

Miles de opositores al matrimonio igualitario (según los organizadores más de 4000 mil, aunque en realidad tal vez menos) comandados por la FNF y la Unión Nacional Cristiana por la Familia exigieron que en México: la familia «sea como la de Nazaret»36, demandaron la creación de una ley de desarrollo humano y nacional de la familia y que se constituya un instituto nacional de la familia para «salvaguardar a esta importante institución». Volvieron a lanzarse contra la ideología de Género y contra la «ideología de Estado», leyeron un manifiesto de 10 puntos en los que plantearon que se constituirán en un movimiento cívico permanente37. Por su lado, cientos de participantes del movimiento LGBTTTIQ (especialmente la organización Frente Orgullo Nacional México que aglutina a más de 60 organizaciones y que es la que ha capitalizado la lucha contra los derechista anti-matrimonio igualitario38) y otros muchas personas «espontáneas» que los apoyaron se concentraron en el monumento a la Independencia (la «ángela alada de la victoria») para esperar a los del bloque contrario y hacerles ver que al asegurar que sólo existe un solo tipo de matrimonio y familia, fomentan discriminación; por ello enfatizaron que hay 16 tipos de familia que «conviven en México» y que estaban allí para hacerse visibles y hacer patente que la diversidad existe desde hace mucho. Hubo por momentos intercambios de ofensas y gritos (más por parte de los opositores a las bodas igualitarias39) pero en general, se contuvieron los ánimos con la intervención de la policía.

Algunos aspectos controversiales en torno al Matrimonio igualitario en México

En el periodo que abarca el ínterin en torno a la 1era. (10 y 11 de septiembre) y en torno a la 2da. oleada de marchas y manifestaciones en contra y a favor del llamado «matrimonio igualitario» (24 de septiembre); es decir, durante todo el mes de septiembre, se escribieron varios textos y hubo varios pronunciamientos, opiniones, caricaturas, carteles y memes (en la prensa y en redes virtuales) de diversos grupos e instituciones (intelectuales, académicos, eclesiásticos, líderes gay, etc.) alegando varios aspectos controversiales, es decir, la confrontación de ideas y posiciones se presentó durante el mes de septiembre (y sigue) con cierta intensidad. Retomamos aquí algunos puntos:

a) «Lxs LGBTTTI vistos por la iglesia católica». Los jerarcas de la iglesia católica de la Arquidiócesis de México expresan sus opiniones en un artículo titulado «¿Por qué la Iglesia se opone al ‘matrimonio gay’?», publicado en el semanario Desde la fe. A través de su publicación -nos cuenta Fernando Anguiano- la Iglesia mexicana hace una comparación entre una madre que le da consejos a sus hijos pequeños que van a la escuela, y afirma que aunque «no odia» a los homosexuales, advierte de sus consecuencias. «La Iglesia se opone porque no quiere que nadie sufra los daños que este tipo de unión suele provocar: daños a la salud física, psicológica y espiritual», dice la editorial en Desde la fe. «Es un grave problema de salud pública porque la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo», dice la Arquidiócesis de México. El texto describe por qué, a consideración de la Iglesia, el cuerpo de hombres y mujeres «no está diseñado para la relación homosexual», advierte los riesgos de contagio de enfermedades aun usando condón. Citando a los Centros para el Control de Enfermedades estadounidense, la editorial ejemplifica que en 2010 el número de contagios de VIH alcanzó 78% en los hombres y 63% en mujeres a consecuencia de las relaciones homosexuales. También dijo que los homosexuales «son los principales propagadores» de enfermedades sexuales. «Así como sucede cuando el niño al que su mamá hizo recomendaciones, no las sigue y se enferma, que ella no lo rechaza sino lo atiende amorosamente, también la Iglesia Católica dedica su amoroso cuidado maternal a los homosexuales que enferman por tener relaciones sexuales», dice la Iglesia». Por su parte el presidente del consejo editorial Hugo Valdemar, declaró ¨que los gays «por naturaleza son intolerantes». No obstante, el semanario recomienda que toda persona, independientemente de su orientación sexual, «sea respetada en su dignidad, y tratada con compasión y delicadeza, procurando evitar todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia» 40

Resulta altamente irrisorio que Desde la fe considere a las personas homosexuales: adictas al sexo (o sea «depravadas»), pro-promiscuas, aberraciones de la naturaleza, contagiadoras de enfermedades sexuales, peligrosas, intolerantes, etc. y luego hable de respeto, dignidad, no discriminación y justicia.

En ese mismo sentido resulta indignante la declaración de algunos sacerdotes cuestionando el hecho de que la OMS había sacado la homosexualidad del Manual Diagnóstico y Estadístico de «Enfermedades Mentales» DSM en el año 1974. Sin embargo no señalaron que fue una especie de mea culpa, pues luego de tres décadas de investigaciones científicas se demostró en estudios científicos de corte psicológico que la homosexualidad, lesbianismo y bisexualismo no tenían como característica pérdida del juicio de realidad, alteración del pensamiento o de las habilidades sociales o vocacionales. Así, según nos lo plantea Janet Noseda (201241) siguiendo investigaciones, la homosexualidad no implica un trastorno psicológico en sí misma pero la discriminación social puede tener como consecuencia depresión, ansiedad y baja autoestima; igualmente al comparar sujetos heterosexuales en relación a homosexuales (hombres y mujeres), las características psicológicas no mostraron diferencias entre ambos grupos.

b) «La dictadura Gay». A partir de que un grupo de jóvenes ultraderechistas le espetó al Presidente de la Suprema Corte de Justicia que «cuánto le pagaron por ceder ante la dictadura Gay». Se difundió está frase para resumir la fobia ideológica que han manifestado los grupos anti LGBTTTI que no sólo temen sino creen que los homosexuales han conformado un grupo internacional de depravados que conspira contra la familia (para «destruirla»), los buenos valores y la sociedad, y tiene tanto poder que está ganando espacios, posiciones y leyes (en el arte, en el espectáculo, en la intelectualidad, en la economía, el deporte y la política). En torno a esta cuestión la página digital simpatizante del movimiento gay, publico un artículo de Víctor Altamirano (2016) que responde de la siguiente manera: «No solo es falso que los homosexuales hayan llegado al poder, sino que aquellos que se han vuelto visibles y ‘tolerables’ son solo una minoría dentro de la amplia gama de sexualidades y relaciones divergentes. Los afeminados, las machorras, los travestis, los transexuales siguen conservando su marginalidad. Quienes se han vuelto aceptables son unos cuantos que no son ‘vulgares’, que no andan exponiendo su sexualidad como algo público, son los que comparten los mismos valores que siempre ha promovido la sociedad establecida. Solo los homosexuales y las lesbianas ‘de bien’ son los que entran en este nuevo contrato» 42 . Cabe recordar que estas oleadas coinciden in tempore con la muerte y la velada-homenaje pública e institucional en Tijuana y Bellas Artes del compositor y cantante gay (o bisexual) Juan Gabriel, durante la cual las masas lo aclamaron (y de alguna manera legitimaron no sólo su preferencia sexual sino su condición de padre de familia con hijos adoptivos, etc., aunque muchas de las letras de las canciones de Juanga son machistas 43 ) y luego durante las marchas a favor de la familia natural, esas masas o masas coincidentes rechazan a los que piden reconocimiento legal de esas preferencias y roles sexuales y familiares.

c) «Lista pública de clérigos con prácticas homosexuales». El día 22 de septiembre el Frente Orgullo Nacional (FON) dio a conocer la «lista péndulo» (primeras revelaciones) en la que incluyeron 38 clérigos de 6 estados de la República mexicana que han mantenido relaciones homosexuales, la mayoría de éstas han sido consensuadas pero, dijo el vocero Cristian Galarza, «también hay casos de abuso sexual»; entre dichos clérigos están 4 jerarcas católicos, incluso el vocero y el responsable de la vicaría de la Arquidiócesis Primada de México, así como el arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, Veracruz. El FON aclaró que dicha lista no la exhibían para condenar las prácticas de homosexualidad de los clérigos sino para denunciar y exhibir la «doble moral» de ellos pues llevan a cabo relaciones homosexuales en secreto pero se oponen al matrimonio homosexual y convocan a las marchas en contra de las familias diversas. Las denuncias se obtuvieron de testimonios de quienes «cansados de la doble moral», decidieron «sacar a la luz las relaciones amorosas» (y sexuales) que mantuvieron con algunos religiosos. Uno de los que dieron su testimonio (según se señala en el documento presentado) spara referirse a uno de los implicados señala que: «En sus sermones habla en contra de los movimientos LGBTTI y eso me enerva, si llega a ser necesario sí consideraría revelar detalles» 44 . Obviamente los «pastores del pueblo» aludidos, negaron dichas revelaciones y las calificaron de calumnia, infundios o «bromas», como la respuesta que dio Hugo Valdelamar, uno de los denunciados en la «lista», a la sazón director de comunicación de la Arquidiócesis Primada de México y presidente del consejo editorial del semanario Desde la Fe , que calificó las acusaciones en su contra de: «mala broma», «absoluta tontería», «suposiciones absurdas y sin pruebas» y «calumnias y difamaciones», no obstante descartó interponer alguna demanda 45 .

Este asunto es relevante pues aunque la «lista péndulo» en realidad no comprueba que por el hecho que mantengan relaciones homosexuales clandestinas los sacerdotes no puedan ser homofóbicos o anti matrimonios gay, sí se reveladora de un problema de fondo más grave y dramático, pues por años se ha venido denunciando y con pruebas jurídicas que hay gran cantidad de sacerdotes que amparados en su sotana y su rol, no sólo llevan a cabo prácticas sexuales y homosexuales, sino abusos sexuales tan denigrantes como las pederastias, siendo encubiertos por las propias jerarquías religiosas. Este asunto se ha convertido en un problema delictivo mundial a nivel de muchas naciones (donde México destaca) de mayoría católica, donde los oficiantes de esta iglesia juran abstinencia sexual.

d) «El Estado laico y sus significados y disputas». Hermann Bellinghausen (2016, p. 11ª), ha denunciado que con las concesiones del Estado neoliberal mexicano a la iglesia católica, ésta se ha atrevido a manifestar su intolerancia en las calles, desafiando al Estado supuestamente laico, pero no sólo eso, sino que las religiones cristianas ahora reclaman el «monopolio» de la familia, de las reglas morales, e incluso de las reglas del sexo (uso de genitales), del cuerpo y el erotismo46. Por su parte, el analista Alberto Barranco ha firmado que la ultraderecha católica se caracteriza por pretender instaurar un orden social cristiano u orden social teocrático protomedieval (2016a47), y por ello cuestionan la laicidad, pretendiendo caricaturizar el laicismo como una ideología antirreligiosa y específicamente «anticatólica»; siendo que en realidad, la laicidad es un «conjunto normativo», por consiguiente, para Barranco: «Son reglas jurídicas, que han permitido en nuestra historia moderna la convivencia pacífica entre diferentes confesiones, entre mayorías y minorías, entre creyentes y no creyentes. Por tanto, el Estado laico garantiza la libertad de los que creen y no creen bajo una normativa de equidad; es decir, el Estado laico tiene la obligación de proteger las minorías. Así, la laicidad ha sido una herramienta que fortalece la paz y la democracia (2016b, p. 1948).

Por su parte, expertos y organizaciones nacionales e internacionales en materia de derechos humanos recomendaron al Congreso hacer valer lo que está dentro de la Constitución mexicana y fortalecer el Estado laico, para garantizar las libertades, y en ese sentido dictaminar y aprobar la iniciativa del presidente Peña Nieto sobre el matrimonio igualitario sin dejarse presionar e inhibir por las demostraciones de intolerancia y discriminación de los que quieren anularla, pues «no hay que confundir a la ciudadanía con la feligresía ni los delitos con los pecados»49

e) «Destrucción de la familia» Múltiples declaraciones de religiosos, conservadores y derechistas aseguran de una u otra manera que los que apoyan y demandan el matrimonio homosexual e igualitario (u otros modalidades de familia) contribuyen o participan del daño de la familia verdadera; incluso hablan (como Norberto Rivera) de una «conspiración extranjera» para desbaratar la familia «como Dios la creó». La justificación de muchas de las declaraciones de estos grupos para señalar que los que promueven y alientan el matrimonio igualitario, las adopciones y las familias diversas y sus respectivos reconocimientos legales y constitucionales son antifamilia y con sus iniciativas, actos o palabras contribuyen a la «destrucción de la familia natural» o la única reconocida por Dios y la Iglesia, es que es la única que basada en el matrimonio heterosexual monógamico hace posible la maternidad biológica (como dijo el obispo de San Cristóbal, Felipe Arizmendi). Pero como ya hemos revisado a partir de los datos etnohistóricos, eso se completamente falso, pues la reproducción y la procreación de los hijos se ha llevado a cabo bajo formas matrimoniales, familiares y comunitarias diversas y plurales, más allá de la heterosexualidad, la monogamia, o las instituciones eclesiásticas y religiosas. Por consiguiente, incluso más allá de la familia o el matrimonio, la reproducción biológica de la especie, así como la procreación, el cuidado de los hijos y la instrucción-enculturación-educación de los infantes ha sido, es y será posible. El discurso del daño, la destrucción de la familia y la supuesta defensa de una familia verdadera, original o natural sólo oculta la crisis, la molecularización y el desmoronamiento de la familia nuclear basada en la díada y el «casamiento para toda la vida».

f) «¿Hay un matrimonio natural?» Los religiosos cristianos en México, insistieron con la creencia de que el matrimonio homosexual es «antinatural» y el matrimonio heterosexual monogámico es «natural»; debido principalmente al diseño de los cuerpos y a que éstos, en el caso hetero-conyugal, son los únicos que pueden procrear bebés y reproducir, así, a la especie humana. Sin embargo, el matrimonio no existe en la naturaleza (existen apareamientos, coitos, y acaso cohabitancias temporales, guiadas preponderantemente por el instinto y el factor genético). En el caso de las sociedades humanas, se trata de una institución que fue creada, inventada y sancionada históricamente conforme a necesidades, acuerdos y reglas para reafirmar relaciones y estructuras que han posibilitado y se han adecuado a condiciones y potencialidades de sobrevivencia, vivencia y convivencia en circunstancias ecológicas, tecnológicas, políticas y socioculturales concretas. Por tanto, no hay un solo tipo o modalidad de matrimonio, éste tiene varias formas y arreglos, y ha sido y es susceptible de cambiar, transformarse e incluso desparecer. Tanto el matrimonio como la familia son dependientes de las condiciones y potencialidades histórico concretas referidas, y según varios antropólogos, como Claude Meillasoux en la segunda mitad del siglo XX (para no ir a F. Engels que habla de «orígenes») hubo sociedades primigenias que se las arreglaron sin matrimonio y familia como tales; lo fundamental son las comunidades, agregados o agrupaciones humanas (bandas, hordas, linajes, tribus, fatrias, clanes, confederaciones, etc.) y en todo caso a nivel de «intimidad» convivencial: las unidades de co-habitación y las domésticas.

Por su parte Luis de la Barreda, en un artículo titulado: «¿Matrimonio natural?», argumenta que: «Es sencillamente indefendible la creencia de que la atracción entre personas del mismo sexo es antinatural. Esa preferencia no es menos natural que la que se da entre personas de sexo distinto […]. Lo que sí es antinatural es el voto de castidad a que se someten las monjas y los sacerdotes católicos. Es antinatural porque la libido es tan natural como la lluvia en el verano o como el movimiento de rotación de la tierra. La creencia de que Dios quiere que los curas y las monjas renuncien a uno de los placeres más intensos, fieros y sublimes que nos pueden conceder los dioses es tan necia como la de que Dios se siente ofendido porque una persona guste de otra de su mismo sexo. Se trata de prejuicios que no se sostienen en argumento alguno. Pero aun suponiendo, sin conceder, que la relación erótica entre personas del mismo sexo fuera antinatural, eso no la haría reprobable»50.

En una visita de 33 representantes religiosos evangélicos y cristianos al presidente Peña Nieto el 5 de octubre, éstos declararon que no se oponen al derecho de las uniones entre parejas del mismo sexo, sino al uso específico del término «matrimonio»

g) «La adopción o la crianza de hijos en parejas del mismo sexo». Como hemos señalado arriba en junio de 2016 la SCJN de México estableció que las sociedades de convivencia (similar al matrimonio o concubinato) entre parejas del mismo sexo o heterosexuales, conforman un modelo de familia reconocido por la Constitución y que por tanto tienen el derecho a la adopción, así como a compartir o encomendar la patria potestad, guardia y custodia de los hijos menores del otro convivente. Hay muchos casos en México de parejas del mismo sexo (matrimoniadas o no) que comparten los hijos/as de uno de los emparejados o de ambos, según sea el caso y al parecer no ha habido problemas emocionales o mentales de importancia significativa más allá de los que presentan las familias heterosexuales, incluso se ha hablado de que hay tendencia en las parejas gays y/o lesbianas de que «existe una división más igualitaria del trabajo y de la crianza (según Católicas por el Derecho a Decidir51). El asunto de la crianza y la adopción no «legal» y «legal» ha desatado pruritos y ha expuesto nuevamente juicios o imaginarios discriminatorios no comprobados; esto, a partir de declaraciones, opiniones y creencias de las personas, incluso de parejas de homosexuales que afirman que ellas no adoptarían por el miedo a «dañar a los niños», etcétera. Desde las perspectivas tendenciosas de varios dirigentes religiosos la adopción y/o crianza de niños por parejas homosexuales es «afectar derechos de terceros».

El mejor antídoto para todos estos prejuicios son las investigaciones y estudios comparativos y empíricos que ha recopilado y realizado la Asociación Americana de Psicología (APA) en los últimos 50 años, y que han llegado a las siguientes conclusiones más significativas al respecto: a) Los hombres y las mujeres homosexuales tienen las mismas habilidades parentales que los padres heterosexuales, y en algunos casos más habilidades. b) Los padres del mismo sexo no tienen más tendencia al abuso de menores que los padres de diferente sexo. c) Los niños hijos de padres del mismo sexo no difieren psicológica ni socialmente de los niños criados por padres heterosexuales. d) Los hijos de los padres del mismo sexo no se hacen gays (homosexuales o lesbianas) por vivir y ser educados por gays, de hecho más del 90% tienen preferencias heterosexuales. e) Que la madre o el padre críen a sus hijos con pareja del mismo sexo no afecta al saludable desarrollo de los hijos e inclusive, estudios señalan que la presencia de esta pareja es un factor protector (citado por Noseda, 201252).

Matrimonio igualitario en México: entre el control y la normalización

Por nuestra parte sí apoyamos las demandas y derechos (y sus reconocimientos jurídicos dentro del derecho, la democracia y el Estado burgués) a los matrimonios, a las uniones libres, a las sociedades de convivencia, a las adopciones, y a los divorcios de los grupos y personas LGBTTTI, porque, en efecto, son reivindicaciones democráticas y derechos humanos/civiles (ciudadanos) individuales y colectivos y no tienen que ser negados, ninguneados, escamoteados, vituperados o estigmatizados por motivos religiosos, moralinos, discriminatorios y sexistas. Los conservadores, las derechas y las ultraderechas civiles y especialmente las religiosas buscan coartarlos, suprimirlos adoptando posturas, acciones y discursos obscurantistas, retrógrados, cerrados, dogmáticos y provocadores de prejuicios y odios ante la diversidad de las preferencias, las orientaciones y las prácticas sexo-genéricas.

Consideramos, por un lado, que las organizaciones y los grupos religiosos católicos, evangélicos y otros que rechazan el matrimonio igualitario y los derechos y las demandas de los colectivos y las personas de la diversidad sexual, con sus discursos y acciones mostradas en los tiempos recientes buscan posicionarse y re-posicionarse a partir de fabricar un «enemigo» visible y peligroso («la dictadura gay», «el matrimonio igualitario», «la ideología de género», «el Estado de género») en los escenarios políticos nacionales y obtener con ello «raja» política; coincidimos en esto con la antropóloga Renée de la Torre cuando declara que para dichos grupos el presente es momento propicio para demostrar «que pueden ser interlocutor importante y que en distintos estados en donde son un grupo muy fuerte, como Jalisco o el Bajío, incluso pueden poner o quitar gobernadores»53, etcétera.

Por otro lado, que los políticos en México que apoyan de buena o mala manera el matrimonio igualitario, lo que en realidad buscan es poner un poco de orden al desorden familiar, o sea institucionalizar lo que en los hechos ya ha irrumpido de los clósets y ha crecido abiertamente con demandas político-sociales-jurídicas por todo el mundo y particularmente en México. En verdad no se trata de priorizar una actitud sinceramente democrática ni siquiera tolerante u anti homofóbica, sino de control y de intereses politicistas con miras clientelares y/o electoreras. Lo mismo podemos decir de los políticos que no quieren perder clientes y votos y que ahora tienen congelada la iniciativa presidencial, y que ya impulsan otras supuestamente restauradores o integradoras de la familia tradicional heterosexual; situación que, como ya vimos, es imposible, pues tanto el matrimonio como la familia «naturalizados» por la etapa anterior de las sociedades capitalistas occidentales, están ya carcomidos, en crisis y molecularizados, en México y en otras muchas naciones del planeta.

Por el lado del movimiento LFBTTTIQ (y en general de la liberación sexual y del feminismo), estamos de acuerdo con la postura de Irving Radillo, pues, en efecto la radicalidad de este movimiento perdió fuerza a la par de la contrarrevolución de finales de principios de los ochenta y ello coincidió con la llegada del VIH-SIDA y sus efectos estigmatizadores e institicionalizadores-asistencialistas y también con el desarrollo del mercado «rosa»; ambos fenómenos bien establecidos en México con consecuencias despolitizadoras54. Por ello es que con la lucha por los derechos al matrimonio «igualitario», a la adopción gay y la familia homoparental vía plegamiento institucional se corre el peligro de «la normalización», el «control», la «cooptación» y la dependencia a los aparatos estatales y gubernamentales burgueses; además de generar divisionismo al interior del movimiento mismo y en relación a alianzas con movimientos hermanos como el de las mujeres, y otros sectores de oprimidos y explotados por la globalización capitalista posmoneoliberal. Lo que procede, entonces, es mantener la independencia o autonomía respecto de los Estados y sus instituciones y las confluencias unitarias con otros movimientos anticapitalistas55.

Vistas las cosas desde la lógica del sistema capitalista y su establishment de propiedad privada, en el fondo lo que hacen los que alaban tanto al matrimonio hetero como al igualitario es seguir apostando y reafirmando el matrimonio monogámico, monopolista, consumista y de garantía de la reproducción de la ideología privatizadora y mercantilista. Friedrich Engels (siguiendo a W. Hegel, K. Marx y ha antropólogos de su época) lo planteó muy claramente señalando el papel funcional de este tipo de matrimonio, su consecuente tipo de familia y sus correlaciones con el Estado para el mantenimiento del sistema burgués. Justamente el meollo de la molecularización, la recomposición o el desorden e inestabilidad de las familias posmodernas es que todas ellas son variaciones, combinaciones y desprendimientos al interior de ese mismo modelo que con ello, en vez de anularse se justifica y se mono-diversifica (acordes a los tiempos posmo-neoliberales); pues los matrimonios igualitarios y las tipologías de «familias» homoparentales, lésbicomaternales, uniparentales, nucleares, tradicionales, uniones libres, de solteros, etc., e incluso de enlaces temporales y flexibles, así como las triangulaciones, los enredos sexo-amorosos, las separaciones y los divorcios «hacen agua» (o como diría Bauman se hacen «liquido») por todas partes. Todos giran en torno al modelo monogámico/privado/mercantil de fachada romántica/sentimental/emocional que jura fidelidad/felicidad eterna pero que está saturado de conflictividades, psicopatías e infidelidades/infelicidades; recién particularmente agudizadas por las asfixias económicas del capitalismo neoliberal sobre dichas dinámicas de enlazamientos y vínculos internos (dentro del matrimonio-familia) y externos (fuera de la familia). Paradigma que sigue y seguirá generando los mismos vicios exclusivistas, de compra-venta, de explotación de unos a otras (y viceversa), de consumismos, de posesiones, de envidias, de competencias, de dominios, de celos, de infidelidades y de traiciones, de romanticismos, de sadomasoquismos, de cornudos-cornudas, de etcétera, in crescendo.

Subvirtiendo los matrimonios y a las familias burgueses

Así, si lo que realmente se impulsara como necesidad y como derecho para superar las restricciones y crisis matrimoniales y familiares fuera trastocador y subversivo de esa lógica modélica capitalista, entonces se plantearía y se lucharía porque se permitieran y reconocieran abiertamente y en total libertad, uniones y enlazamientos sexo-genéricos realmente plurales y opcionales (mutuo consentimiento como principio permanente56) fuera de dichas coacciones matrimoniales. Uniones de cohabitancia, de convivencia, domésticas y procreativas poligámicas, poliamorosas, multiparentales, grupales, de multilealtades y comunitarias, en los cuales se implementara y se desarrollara la co-gestión de la vida cotidiana, de la domesticidad, de la solidaridad, de la convivencia de la afectividad, de lo sexo-amoroso y de la educación y el cuidado autogestivo y recíproco de sus integrantes, especialmente de los niños en la procreación y en su formación. Entonces sí estaríamos hablando de soluciones democráticas, profundas, radicales y revolucionarias Acordes éstas sí a la naturaleza gregaria, colectiva, polisexual y poliamorosa-poliamistosa de los seres humanos, como lo han demostrado las investigaciones científicas críticas de etólogos, primatólogos, paleoantropólogos, psicólogos evolutivos y como ya vimos los etnontropólogos y sus etnografías, todos ellos a partir de evidencias bio-ántropo-psico-socio-históricas y recientes.

En efecto, se necesitan propuestas, modos, experimentos y alternativas inmediatas y viables para ir dando verdaderas soluciones a las crisis, a las contradicciones y a las asfixias de la monogamia posmo-neoliberalizada de la familia burguesa actual. En este sentido no estamos de para nada de acuerdo con la «fórmula trascendente y difícil» de Mario Campuzano (2016a) de concentrase en «una buena educación familiar», pues apuesta a tratar de re-afirmarla cuando ya está desfondada57.

Al respecto de las alternativas (para el caso de México, pero no sólo), el politólogo, ensayista e historiador Ilán Semo plantea que una «tercera vía», que debería ser elegible, diferente a los matrimonios y familias tradicionales y a las igualitarias y posmodernas, son «las comunidades de convivencia» como parte del derecho a decidir y como opción jurídica, pues en ellas resaltan los «vínculos de responsabilidad fincados en el no matrimonio». Así dice Semo: «Las comunidades de convivencia no atañen sólo a la unión entre iguales: atañen a todas las formas de convivencia que se hayan celebrado bajo el mismo techo durante un tiempo considerable (sean familiares, allegados, amigos, cual sea que haya contribuido a construir una forma de vida)» (p. 16).

Por su parte el médico, psiquiatra y psicoanalista Mario Campuzano (2016b) hace una sintética recomendación de pasada respecto a la antinomia colectividad-individualidad, cuando señala: «El desafío para todos, es la posibilidad dinámica de poder entrar y salirse de los espacios compartidos, poder unirse y disfrutar la temporal sensación de fusión y poder recuperar la individualidad para disfrutar la soledad y el trabajo» (p. 10).

Para poder realizar no sólo una combinación dinámica de la unión/fusión y la individualidad/privacidad sino una coherencia responsable, gestionada y perfeccionada democráticamente de estos dos planos del ser social, en efecto -y como observa Semo-, el medio y la forma micro-macro social son las comunas y comunidades de convivencia; pero si bien es cierto que se pueden experimentar varias composiciones, resulta que tenemos ya una larga historia de ellas desde las precapitalistas (tanto las preestatales como las desarrolladas dentro de los Estados), hasta la capitalistas antiguas y las recientes. Como lo hemos estudiado (Adame, 2014), la última oleada de experimentación-constitución de ellas justamente se dio durante los años sesenta-setenta del siglo XX (la era de la contracultura y la rebeldía estudiantil-juvenil) y fueron experiencias constitutivas transformadoras e incluso revolucionarias58, sin embargo la contrarrevolución neoliberalizadora, mediante su lógica y sus estrategias y tácticas específicas (con participación de científicos sociales en los planes), las echó para atrás con complicidades reaccionarias. En la actualidad se han desarrollado muchas otras experiencias colectivas y comunitarias de diversa índole (políticas, autonómicas, de economía sustentable, etc.) pero que intentan y se proponen ser alternativas frente al periodo capitalista posmo-neoliberal actual de decadencia y superexplotación del planeta y la humanidad. Por ello creemos que dichas comunidades junto con las domésticas, las comunidades ecológicas, los movimientos populares, las desarrolladas dentro de la llamada economía solidaria y de multitrueques59; en su conexión y retroalimentación enriquecedora se pueden fortalecer formas de convivencia que rompan con el matrimonio monogámico, sus taras y sus achaques y, como lo dijimos que impulsen y construyan relaciones sexogéricas, de cohabitación, consanguíneas, procreativas, de gestión de los cuerpos-libidos y de la salud humana y medioambiental realmente libertarias e integrales en ambos sentidos de ser humano: lo social y lo individual.

Referencias

Adame C., Miguel Ángel (2014). Crítica de la vida cotidiana y contracultura juvenil. De las calles a las comunas postfamilia, Editorial Ítaca, México, D. F.

Bellinghausen, Hermann (2016). «La iglesia en manos de Norberto», 26 de septiembre de 2016, pp. 11a.

Campuzano, Mario (2016a). «La familia: evolución histórica y desafíos contemporáneos», en La Jornada Semanal, No. 1119, 14 de agosto, pp. 8-10.

Campuzano, Mario (2016b). «en La Jornada Semanal, No. 1125, 25 de septiembre, pp. 8-10.

De la Barrera, Luis (2016). «Matrimonio natural?», Excelsior, 29 de septiembre, en http://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/2016/09/29/1119626.

Olavarría, Eugenia (2013) (Coord.). Parentescos en plural, Editoriales UAMI y MAPorrúa, México.

Lamas, Marta (2015). «La Suprema Corte y la homosexualidad» En Revista Proceso, 12 de julio, pp. 45-46.

Semo, Ilán (2016). «Vidas moleculares», en La Jornada, 24 de septiembre, p. 16.

Westermarck Edward (1984). Historia del Matrimonio, Editorial Laertes, Barcelona, España.

Notas

1  Un Linaje es un grupo de parientes vinculados por filiación que forman una estructura piramidal que parte de un antepasado común, concreto y demostrable , a partir del cual se perfila la línea de sucesión, reconocimiento, membrecía y pertenencia de los miembros. En los linajes matrilineales, la línea de filiación y sucesión, etc., es del lado de la madre. En los linajes patrilineales de lado del padre y en los cognaticios de ambos lados complementados o alternados. Cfr. » Parentesco y filiación, definición y funciones, reglas y grupos de descendencia, clasificación de parientes y terminología de parentesco», en http://b.se-todo.com/pravo/15337/index.html?page=2. Consulta 2 de octubre 2016.

2 Que a su vez deriva de matris (matriz o espacio corporal de la mujer donde se desarrolla el feto).

3 Así, para defender el matrimonio tradicional heterosexual monogámico (defendido como el único sacral y eclesiásticamente válido por la jerarquía católica en México) el actual obispo de San Cristóbal de la Casas, Chiapas declaró que: «Los católicos a nadie negamos que pueda cohabitar con quien quiera. Siempre lo han podido hacer, con leyes y sin ellas. Sólo luchamos porque no se califique como matrimonio una unión entre personas del mismo sexo, pues la raíz etimológica de esa palabra tiene que ver con la maternidad, que es imposible, biológicamente en esas uniones» (22 de septiembre, p. 35). Siguiendo su propia lógica, observamos que el obispo Felipe Arizmendi aquí no toma en cuenta la variedad de opciones reproductivas consanguíneas o por afinidad (incluyendo la adopción) que hay actualmente para hacer madre a una cónyuge lésbica o para hacer «madre» o «madre-padre» a una o un cónyuge gay.

4 Véase http://etimologias.dechile.net/?matrimonio

5 Véase http://etimologias.dechile.net/?novia

6 Cfr. Historia del matrimonio,

7 Unión conyugal de un varón con varias mujeres.

8 Unión conyugal de una mujer con varios varones.

9 Unión conyugal de un varón con dos o más hermanas. Por extensión también se denomina cuando un varón queda viudo debe o puede enlazarse con una o más hermanas de la que fue su mujer.

10 Unión conyugal de una mujer con dos o más hermanos. Por extensión también se denomina cuando una mujer queda viuda debe o puede enlazarse con uno o más hermanos del que fue su cónyuge.

11 Es el término etnográfico se designa un rito de «magia simpática» o «simpatética» (lo semejante produce lo semejante y lo que ha tenido contacto ejerce su influencia a distancia) o actos de reconocimiento del recién nacido practicada en algunos pueblos durante el embarazo y especialmente en el momento del nacimiento de un hijo, que consiste en una especie de simulación de aspectos o «síntomas» del embarazo, pre-parto y del momento del parto por parte del padre (pareja o marido), que, p. e., llega a acostarse en el lecho junto al recién nacido. Ha sido interpretado fundamentalmente, pues, como un rito de aceptación de la paternidad y de legitimación del recién nacido. A nivel psicológico también ha sido sujeto a diversas concepciones respecto a los roles simbólicos femeninos y masculinos. Véase «La Covada», en Nihil Novum Sub Sole http://es.antiquitatem.com/covada-matriarcado-ginecocracia-apolonio; consulta 23 de septiembre de 2016.

12 Véase, por ejemplo, http://definicion.de/familia/.

13 Véase su «Nota Introductoria» (1974), en Claude Lévi-Strauss y otros: Polémica sobre el origen y la universalidad de la familia, Cuadernos Anagrama, Barcelona, tercera edición, 1982, p.6.

14 Véase Claude Lévi-Strauss: «La familia» (1956), en Op. Cit., p. 16.

15 Consúltese Elisabeth Roudinesco: La familia en desorden, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 2003.

16 El libro de E. Shorter lleva el título en español de El nacimiento de la familia moderna y fue editado por editorial Crea, Buenos Aires, Argentina. Cita en Campuzano 2016ª, p. 9.

17 Por ejemplo el caso del género «no binario», también conocido como «genderqueer», se refiere a un conjunto de identidades transgénero que agrupa a todas aquellas personas que no se sienten identificadas con lo masculino o lo femenino, Los no-binarios pueden sentirse hombre o mujer a la vez, ninguno de los dos o identificarse con un género durante un periodo y con otro durante otro. http://www.latercera.com/noticia/mundo/bbc-mundo/2016/09/1433-697116-9-bbc-no-soy-ni-nino-ni-nina-leo-de-10-anos-te-cuenta-que-es-ser-nobinario.shtml; consulta 23 de septiembre de 2016.

18 Ejercidos mayormente por varones por lo menos hasta 2002 en los EUA, véase Laverde http://revistas.usta.edu.co/index.php/viei/article/view/847/1128. Aunque en los últimos 10 años la tendencia tiende a emparejarse por el aumento de la participación de la mujeres en el mercado, debido a la inserción de la mujeres en el mercado laboral y a las crisis de las parejas.

19 A continuación sólo una pequeña muestra al respecto: «El crecimiento que ha tenido la prostitución es la manifestación más brutal de la descomposición histórica del capitalismo. Desde Rusia a los países latinoamericanos, recrudece la mafia de explotadores y rufianes y su corte de funcionarios corruptos […]. Se listaron más de 100 portales en Internet promoviendo sexo con niñas y adolescentes. Los dueños de estos portales de Internet, de acuerdo con las ONGs cobran entre US $100-150 por proveer extensa información sobre contactos, lugares y tarifas. Hay 4 países que están a la cabeza de la prostitución en el mundo, 2 están en América Latina y dos en el Sudeste Asiático. Tailandia es el país a la cabeza en la región, se estima que los niveles de prostitución están entre 300, 000 y 2.8 millones de mujeres, de ellos los niños son 33%. Las prostitutas de Tailandia viajan frecuentemente entre muchos países asiáticos. También a Australia, Europa y los Estados Unidos. El mercado más importante, digamos la industria del sexo en términos de dinero, en la zona, es Japón donde existen 150.000 mujeres no japonesas en el negocio de la prostitución. Más de la mitad vienen de Filipinas 40% son de Tailandia. Además, los japoneses son los turistas sexuales de Asia. En la ciudad de Tokio, la capital de Japón, en un área de 5000 metros cuadrados, el turista encuentra más de 3.500 locales dedicados al sexo y espectáculos sobre sexo» […].

«En América Latina, la estimación de niños envueltos en el negocio de la prostitución se estima en más de 2 millones de niños, de acuerdo con la estadística de la fuente antes mencionada. El país que provee mayor afluencia de prostitutas para el mundo es República Dominicana, y después Brasil. Cuba, que había sido considerada fuera de toda consideración acerca de éste asunto social, es hoy llamada «la Tailandia del Caribe». A partir de 1992 la prostitución comenzó a subir abruptamente. Hoy está considerada entre los países del mundo con alto porcentaje de prostitución.» […].

El adicto al sexo, al igual que el adicto a los videojuegos o a la televisión, no nace sino que se va haciendo tras una práctica cada vez más regular. En estas patologías [también llamadas desórdenes hipersexuales] es bastante frecuente observar cómo el adicto niega sistemáticamente su problema, e intenta actuar sin ser visto. Los estudios más serios reflejan que entre un 8% y un 10% de los varones puede padecer este trastorno, así como un porcentaje de mujeres considerablemente menor. Las revistas los video-clubes, los sex-shops y los teléfonos eróticos alimentan constantemente la obsesión por el sexo, ofreciendo regularmente nuevos productos y mayores sensaciones. Las cifras siempre son frías e impersonales, pero nos permiten hacernos una idea global sobre aquello a lo que nos estamos enfrentando. Sólo en la India entre 270.000 y 400.000 menores están siendo prostituidos en estos momentos, y cada año 3.000 niñas son obligadas a prostituirse por primera vez. En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años de edad. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad. La realidad es que la mayoría de los niños y niñas explotados termina muriendo de SIDA, tuberculosis u otras enfermedades como consecuencia de las relaciones que son obligadas a tener. En las grandes potencias mundiales como Estados Unidos y Canadá se prostituye en la actualidad a cerca de 100.000 menores (20.000 en la ciudad de Nueva York). Al menos otros 100.000 son explotados en la ‘industria’ de la pornografía infantil. El motor principal de la prostitución infantil en muchas zonas es el turismo sexual, y proceden fundamentalmente de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón. Según la Organización Mundial del Turismo cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. Un 20% de los viajeros consultados reconoce buscar sexo en sus desplazamientos, de los cuales un 3% confiesa tendencias pedófilas; esto supone más de 3 millones de personas». Véase Jeimy Carolina «Prostitución y Pornografía en la era de la Globalización», en El rincón del vago, 2002, pp. 24- 30, 36. 47-48. disponible en http://html.rincondelvago.com/prostitucion-y-pornografia-en-la-era-de-la-globalizacion.html ; consulta 20 de septiembre de 2015.

20 El día 28 de septiembre se acaba de anunciar el nacimiento de un bebé producto de un ADN combinado de tres personas: una madre, un padre y una mujer donante de óvulo que fue insertado con parte del ADN de óvulo fertilizado (por semen del padre) de la madre. Véase «Nace bebé con ADN combinado de 3 personas», La Jornada, 28 de septiembre de 2016, p. 3ª.

21 Mario Campuzano ofrece algunos datos del INEGI pero no dice a qué año se refieren o la fuente exacta; dice lo siguiente: «Observadas desde el nivel macro, la estructura de las familias mexicanas sigue siendo muy conservadora de acuerdo con los datos oficiales del Inegi: nueve de cada diez hogares son de tipo familiar, lo cual implica que los hogares unipersonales o de conjuntos de no parientes son una franca minoría. De los hogares familiares siete de cada diez son de tipo nuclear (padres de hijos) y de familia extensa 2.8 de cada diez. No existen estadísticas sobre familias homoparentales. Las familias monoparentales, la mayoría con jefatura materna, son casi el veinte por ciento del total» (2016a, p. 10).

22 Véase la compilación de estudios hecha por la antropóloga Eugenia Olavarría (Coord., 2013): Parentescos en plural.

23 En México, las cifras de divorcios indican que se han incrementado ampliamente, por ejemplo de 2002 a 211 crecieron en 74. 3% (Milenio, 15/10/2013, en http://www.milenio.com/tendencias/Divorcios-aumentan-ciento-Mexico_0_172182894.html). Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de cada centenar de matrimonios que se realizan en México, 18.7 por ciento terminan en divorcio, más del triple respecto a los 4.9 por ciento de separaciones que se registraban en 1993. Además, en promedio, la duración de tal vínculo social es de apenas 13.5 años. El organismo aclaró que si bien los divorcios se han incrementado en el país desde hace 20 años y se han reducido los matrimonios, tiende a aumentar el número de parejas que viven en unión libre. «Entre los años 2000 y 2013 el monto de divorcios aumentó 107.6 por ciento, mientras que el de matrimonios se redujo 17.7 por ciento», precisó. En cambio, «desde hace algunos años se advierte una aumento de la población que vive en unión libre. Datos del Censo de Población de 1990 y de la Encuesta Nacional de la Dinámica Geográfica (ENADID) levantada en 2014 señalan que la proporción de personas que se unen consensualmente aumentó al doble, pasando de 8.3 a 16.4 por ciento, mientras que los matrimonios disminuyeron de 51.5 a 42.3 por ciento. Otra tendencia observada en este periodo es el aumento de la población separada ya que su proporción pasó de 2.2 a 5.4 por ciento, es decir más del doble»; véase «De cada 100 matrimonios, 18.7% terminan en divorcios: Inegi», en La Jornada, 13 de febrero de 2016, disponible en: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/02/13/de-cada-100-matrimonios-en-mexico-18-7-terminan-en-divorcio-inegi-9684.html. Pero además debemos considerar que hay separaciones temporales, intermitentes y reincidentes que pueden ser definitivas o no y que no se registran en las estadísticas de este tipo.

24 Revista Nexos, 1 de febrero de 2005, disponible en http://www.nexos.com.mx/?p=11411, consulta mayo de 2015.

25 «24 países han legalizado el matrimonio igualitario, la mayoría de ellos en Europa. Esa unión es legal en: Holanda, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Luxemburgo, Noruega, Irlanda, Suecia, Portugal, Grecia, Inglaterra, Gales, Escocia, Islandia, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Uruguay, Brasil, México (varios estados), Sudáfrica, Nueva Zelanda y Colombia. Otro país en el que ha sido aprobado es Finlandia, donde el Parlamento aprobó la legalización en noviembre de 2014, pero sólo entrará en vigor en 2017. En Eslovenia, aunque fue aprobado en marzo de 2015, el pasado 20 de diciembre fue anulado mediante un referéndum popular». Sin embargo, cabe resaltar que a nivel mundial en siete países las uniones gay siguen penadas con la pena de muerte y en 39 naciones suponen la cárcel. Véase: «Estos son los países que han aprobado el matrimonio homosexual en el mundo», en El País.com.co, 7 de abril de 2016, http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/noticias/estos-son-paises-han-aprobado-matrimonio-homosexual-mundo.

26 «Un estudio reciente realizado en Estados Unidos por la empresa Gallup encontró que 3.4% de los adultos en ese país se identifican como LGBT (lesbianas, gays, bisexuales o transgéneros), es decir, aproximadamente 9 millones de personas […]. Al hablar de número de personas homosexuales, es común que se cite a Alfred Kinsey quien afirmaba que un 10% de la población podría ser bisexual o gay. Sin embargo, los números pueden cambiar si se consideran las experiencias sexuales versus la orientación sexual asumida. Diferentes estudios muestran cifras muy diversas como en Gran Bretaña donde de acuerdo a la Oficina para Estadísticas Nacionales, el 4% podría ser una persona no heterosexual o en Brasil, donde de acuerdo a una encuesta de la Universidad de Sao Paolo, hasta un 10% de la población que habita en grandes ciudades podría ser LGBT. Uno de los retos más importantes en este tipo de estudios es que las personas digan la verdad, sobre todo considerando que se trata de un asunto que para muchas personas puede acarrear discriminación si abiertamente señalan su orientación sexual, por lo que en todos los casos, los números podrían ser mayores. En México hay aproximadamente 79 millones de personas mayores de 15 años, por lo que incluso tomando cifras conservadoras respecto al porcentaje de la población como un 3%, con base a lo expresado anteriormente, estaríamos hablando de que hay por lo menos 2 millones y medio de personas LGBT.

27 Segundo párrafo a la letra dice: «Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquiera otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y la libertades de las personas».

28 Dichos Estados son: «Ciudad de México , Quintana Roo , Chihuahua , Coahuila de Zaragoza , Nayarit , Jalisco , Campeche , Michoacán , Morelos , Edo. México y Colima próximamente estarán disponibles en los estados que sus congresos ya han votado en el pleno pero no ha entrado la ley respectiva en vigor en: Chiapas «. Cfr. «Matrimonio entre personas del mismo sexo en México», Wikipedia, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Matrimonio_entre_personas_del_mismo_sexo_en_M%C3%A9xico, consulta, 3 de septiembre de 2016

29 Los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo en la ciudad de México, ascienden a cuatro mil 900 casos, de los cuales dos mil 599 fueron hombres homosexuales y dos mil 301 mujeres lesbianas. Los índices de edad en el que la mayoría de las parejas decidieron unir sus vidas fueron de 21 a 31 años; 31 a 40 años y 51 a 60 años. En cuanto a la nacionalidad de las parejas, el registro civil informó que únicamente 983 parejas fueron extranjeros y que el resto son mexicanos de la comunidad LGBTTI. Cabe resaltar que el índice de divorcios de este tipo de matrimonios fue de sólo 1% en la ciudad de México, fue más bajo que el promedio de divorcios heterosexuales a nivel nacional. Cfr. «Triunfan matrimonios entre personas del mismo sexo en México», 25 de mayo de 2016, en Formato Sie7e, disponible en http://formato7.com/2016/05/25/triunfan-matrimonios-entre-personas-del-mismo-sexo-en-mexico/, consulta 23 de septiembre de 2016.

30 La editorial del 24 de septiembre (2016) del periódico mexicano La Jornada, observa que: «la iniciativa presidencial que busca incluir el matrimonio igualitario en el marco legal federal, empezando por la Constitución, no nace como gesto de buena voluntad del titular del ejecutivo ni mucho menos de una simpatía personal de quien detenta ese cargo hacia las disidencias sexuales y sus derechos. Por el contrario, se trata de una respuesta del gobierno federal, por demás tardía, a las demandas de colectivos, movimientos y miles de ciudadanos que históricamente han sido atropellados sus derechos» (p.2).

31 «Un estudio conducido por la Universidad de Vanderbilt en el año 2010, concluyó que sólo 37,8% de los mexicanos apoyaban el matrimonio entre personas del mismo sexo. Por su parte, un estudio hecho por el Pew Research Global Attitudes Project concluyó que el 61% de los mexicanos están de acuerdo con que la homosexualidad debería ser aceptada por la sociedad. En otro estudio conducido por Parametría en julio de 2013, concluyó que el 52% de los mexicanos está a favor de que las personas LGBT puedan contraer matrimonio y donde sólo el 23% está de acuerdo con que puedan adoptar niños». Cfr. «Triunfan matrimonios entre personas del mismo sexo en México», 25 de mayo de 2016, en Formato Sie7e, disponible en http://formato7.com/2016/05/25/triunfan-matrimonios-entre-personas-del-mismo-sexo-en-mexico/, consulta 23 de septiembre de 2016.

32 Aunque en recientes declaraciones dio el espaldarazo a los obispos mexicanos y a la sociedad «civil» en su «empeño», por defender a la «familia». Véase La Jornada, 26 de septiembre de 2016, p. 9.

33 Se divulgó por parte de los ultraderechistas religiosos un volante donde se aseguraba que: «A partir de la reforma impulsada por Enrique Peña Nieto en favor del matrimonio igualitario, cualquier hombre que se sienta mujer puede entrar en baños públicos de mujeres, aumentarán los homosexuales porque ya se aprobó, los niños desde prescolar podrán ser vestidos de niña o niño para que decidan qué quieren ser, el gobierno se gastará los impuestos para difundir anuncios contra la familia, los menores de edad podrán tener relaciones con adultos, los niños adoptados por homosexuales serán dañados de por vida con trastornos sicológicos, los libros de texto afectarán el desarrollo emocional…» Véase «Interpondrán amparo contra la SG por no atender denuncia», La Jornada, 11 de septiembre de 2016, p. 18.

34 Según argumentó el rector de la Universidad Pontificia de México (UPM), Mario Ángel Flores, hay una diferencia entre «ideología de género» (contra la que están los grupos anti-matrimonio igualitario) y «perspectiva de género» (a la que no se oponen); ésta hace referencia a la valoración de la mujer en medio de la sociedad en igualdad de derechos ante el hombre, y aquella es el relativismo de la sexualidad humana (23 de septiembre de 2016, p. 36).

35 Irving Radillo observa: «Confiada en la vía legal que le otorga pasivamente algunos derechos civiles, la comunidad LGBTIQ ha actuada de forma meramente defensiva. Como respuesta a la convocatoria del FNF a la marcha nacional del 10 de septiembre, se organizaron contramarchas en lugares como la ciudad de México y Guadalajara, mientras que en ciudades más pequeñas como Mérida y Colima hubo besadas públicas a manera de protesta. Sin embargo las movilizaciones han sido muy reducidas en comparación con las personas que salen a la calle el día del Orgullo. Por ejemplo se calcula que asistieron a la marcha del 11 de septiembre en la ciudad de México alrededor de 500 manifestantes, mientras que el Orgullo de este año en la misma ciudad congregó a 200 mil personas». Cfr. «Cruces y arcoíris, la ofensiva de la derecha reaccionaria y la respuesta del movimiento LGBTIQ», disponible en http://rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Irving%20Radillo%20Murgu%EDa&inicio=0. Consulta 12 de octubre de 2016.

36 Varios carteles, memes y declaraciones de los apoyadores y simpatizantes del matrimonio igualitario han hecho sarcasmo y crítica a esta familia nazarena, pues, en realidad, según el dogma católico, se trata de un hijo (Jesús cristo) con una madre que concibió del «espíritu santo» y cuyo «verdadero padre» no fue el esposo de María (José) sino «Dios padre»; ¿qué tipo de familia es esa?, no se trata de una familia nuclear común, sino realmente una familia sui generis , por tanto «diversa» (un hijo, que además vivió con 12 hombres y convivió con una prostituta).

37«Miles exigen que la familia sea como la de Nazaret», en La Jornada, 25 de septiembre, p. 2.

38 Según I. Radillo el FONMX se originó en torno a la marcha del Orgullo de 2015 como una coalición de varias asociaciones pro-LGBTIQ dedicadas al trabajo institucional y ligadas al Estado. Forman parte de él también las secretarías de diversidad sexual de los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido Revolucionario Institucional (PRI); entre las caras más visibles de esta coalición está Patria Jiménez, exdiputada del PRD y persona cercana al jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

39 Por ejemplo «‘¡Pinches jotos!’, ‘¡la ley del hombre no está por encima de la ley de Dios!’, ‘¡sáquense, putitos!'». Véase «No fuimos acarreados como el FNF, claman partidarios de la diversidad sexual», en La Jornada , 25 de septiembre de 2016, p. 3.

40 Cfr. «Triunfan matrimonios entre personas del mismo sexo en México», 25 de mayo de 2016, en Formato Sie7e, disponible en http://formato7.com/2016/05/25/triunfan-matrimonios-entre-personas-del-mismo-sexo-en-mexico/, consulta 23 de septiembre de 2016

41 Véase «Hijos de padres del mismo sexo: estudios empíricos de los últimos 50 años», disponible en: http://www.eldinamo.cl/pais/2012/11/21/hijos-de-padres-del-mismo-sexo-estudios-empiricos-de-los-ultimos-50-anos/; consulta 12 de septiembre de 2016.

42 Cfr. » La ‘dictadura gay’: ¿ homosexuales al poder?» en Horizontal comunidad, agosto de 2016, disponible en http://horizontal.mx/la-dictadura-gay-homosexuales-al-poder/. Consulta 20 de septiembre de 2016.

43 Lucía Saad observó en su Facebook (24 de septiembre de 2016), sobre las letras de Juan Gabriel: «¿Por quién doblan las campanas? El legado de Juan Gabriel sobre la imagen cultural de la mujer: Farsante, traicionera: Porque tú a mis espaldas me hiciste traición…Yo te juro por todo lo que sucedió que te arrepentirás de este mal que me has hecho. Castigadora: Oh querida, ven a mí que estoy sufriendo. Yo era muy feliz, yo vivía, yo vivía muy bien, hasta que, hasta que te conocí, vi la vida con dolor…

Pero cuando se trata de los hombres, de todas maneras Juan se llama: Soy honesto con ella y contigo, a ella la quiero y a ti te he olvidado… ya no te aferres a un imposible, ya no te hagas ni me hagas más daño, ya no.

Problemática, autoritaria, prescindible: Pero que necesidad, para que tanto problema, no hay como la libertad de ser, de estar, de ir, de amar, de hacer, de hablar, de andar así sin penas. Insensible: que seas muy feliz, mientras que yo te sigo amando».

44  Véase «Señalan a jerarcas católicos de tener relaciones homosexuales», La Jornada , 23 de septiembre de 2016, p. 35.

45  Véase «Mala broma que me llamen gay de clóset, responde Hugo Valdelamar», en La Jornada , 23 de septiembre de 2016, p. 35. Además el prelado indicó que con esta «delación que hacen a nivel público están manifestando su homofobia. Qué curioso, ellos que dicen luchar contra esa aversión, exponen a supuestos sacerdotes gays al escarnio público, a la hoguera pública; eso es odio. No los entiendo… ellos tienen un serio problema de aceptación de su propia persona, y por eso reaccionan con homofobia».

46 Cfr. «La iglesia en manos de Norberto» (26 de septiembre de 2016), p. 11a.

47 «El acecho del fundamentalismo católico en México», en La Jornada, 7 de septiembre, p. 17.

48 Véase: «La irrupción de la ultraderecha católica en México», La Jornada, 21 de septiembre, p. 19.

49 Ver «Las peticiones internacionales de legalizar bodas gay topan con un muro de Pan y PRI», en La Jornada, 25 de septiembre, p. 5.

50 Excelsior  29 de Septiembre de 2016 , disponible en: http://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/2016/09/29/1119626. Consultado 29 de septiembre de 2016.

51 Véase: «Matrimonios gays dividen la crianza de hijos de forma más equitativa: católicas», La Jornada, 24 de enero de 2010, p.2

52 Véase «Hijos de padres del mismo sexo: estudios empíricos de los últimos 50 años», disponible en: http://www.eldinamo.cl/pais/2012/11/21/hijos-de-padres-del-mismo-sexo-estudios-empiricos-de-los-ultimos-50-anos/; consulta 22 de septiembre de 2016.

53 Véase » ‘Intenciones electorales’, tras modelo conservador de familia, en La Jornada, 10 de octubre de 2016, p. 17.

54 Irving Radillo apunta que el llamado mercado «rosa» en México deja la cifra de 71 millones de dólares al año y «ha abierto un espacio artificial en el que, sobre todo la población gay masculina de clase media y alta, se siente incluida en medio de un mundo amenazante. El mercado rosa es la manera en que el capitalismo responde a la comunidad LGBTIQ, alentando el consumo que grandes ganancias a los empresarios y, al mismo tiempo, desmovilizando a un posible sujeto político de ruptura» , art. cit, pp. 3/3.

55 «…se debe alentar la crítica a las respuestas legalistas a la ola reaccionaria, señalando la complicidad del Estado y sus instituciones con las iglesias. Además, es necesario organizar a la comunidad LGBTIQ que se encuentra dispersa, fragmentada y apartada de la arena política por desconocimiento o porque no encuentra un espacio convincente para participar, esto quiere decir que no basta con hacer coaliciones entre las asociaciones civiles pro-LGBTIQ que ya existen, sino tener una vocación de mayorías e ir a donde el trabajo asistencialista no ha llegado, en clave de auto-organización e independencia del aparato estatal. La ofensiva del FNF contra cualquier otro tipo de familia distinta a la tradicional ataca también los derechos de las mujeres, base de una alianza estratégica con el movimiento feminista que lucha por erradicar las violencias sexistas. Los recientes asesinatos de mujeres trans urgen a una movilización conjunta para frenar el odio transfóbico y los feminicidios. Esta alianza no será posible sin una revisión de las conductas sexistas al interior de la comunidad LGBTIQ, que invisibilizan las demandas propias de las lesbianas y las trans y reproduce la dominación machista privilegiando la agenda de los hombres homosexuales. Por último, es imprescindible destacar que si no se revierte el proceso de privatización y despojo impuesto por la aplicación de las contrarreformas neoliberales, los derechos democráticos y sociales alcanzados no podrán ser garantizados. Para muestra un botón: el presupuesto destinado al combate del VIH-SIDA para 2017 se redujo en un 13.3%, afectando a las personas LGBTIQ seropositivas de bajos recursos, mientras que la violencia aumenta y cobra víctimas entre la población trans dedicadas al trabajo sexual. La lucha por frenar la profundización de las políticas neoliberales implicará la confluencia con otros sectores golpeados por éstas como los trabajadores, los campesinos, los indígenas y los estudiantes». Idem

56 Marta Lamas (2015, p. 46) habla que lo fundamental en el matrimonio no es la corporalidad de los cónyuges sino «el tipo de relación que se debe establecer»: consensuada y responsable; empero el matrimonio monogámico homosexual u heterosexual está diseñado y contiene como núcleo central constitutivo la posesión y la propiedad privada como principio ideológico-político.

57 Él dice seguir recomendaciones de Makarenko, el gran educador ruso post Revolución de octubre de 1917: quien apela «a la rehabilitación de la multitud de niños abandonados, en situación de calle o con diversas problemáticas psicosociales graves. Él destacaba la gran dificultad y los resultados limitados de un proceso de reeducación y, por eso, enfatizaba la necesidad de concentrase en una buena educación no sólo escolar sino, fundamentalmente, familiar» (p. 10). Pero ahora la educación «familiar» no tiene asidero, ¿a qué familia se referiría?; si se trata de la familia tradicional o «natural» de los religiosos o a la «familia romántica» de los conservadores (que para el caso es lo mismo), o a las «familias diversas» de los posmodernistas; de todas formas sólo serviría para hacerle el juego al sistema.

58 Véase capítulos de mi libro Crítica de la vida cotidiana y contracultura juvenil. De las calles a las comunas postfamilia, Editorial Ítaca, México, D. F.

59 Véase mi artículo «Trueques y similares: Formas de intercambios antropológicos-históricos y ahora alternativos y anticapitalistas», en la revista Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216915.

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