Para el 30 de mayo, la Asamblea de Estudiantes Secundarios convocó a un paro general en todo el país. Varios cientos de establecimientos de enseñanza media, están tomados por los estudiantes, en un movimiento que se ha ido extendiendo por todo el país durante mayo, muchos más liceos, e incluso algún establecimiento de educación básica, […]
Para el 30 de mayo, la Asamblea de Estudiantes Secundarios convocó a un paro general en todo el país. Varios cientos de establecimientos de enseñanza media, están tomados por los estudiantes, en un movimiento que se ha ido extendiendo por todo el país durante mayo, muchos más liceos, e incluso algún establecimiento de educación básica, están en huelga. La amplitud de la protesta es tal que incluso los colegios privados más caros, se han declarado «en toma cultural» para solidarizar con sus compañeros de los liceos fiscales y particulares subvencionados, en los que estudian los hijos de los trabajadores. Más de 600.000 estudiantes están movilizados.
Los estudiantes de enseñanza media han conseguido que universitarios, los profesores y las asociaciones de apoderados les apoyen. Los medios de comunicación hablan de la mayor movilización estudiantil en 30 años.
Estamos asistiendo a un momento histórico, esta es la primera generación libre del trauma que supuso la derrota de 1973 y la brutal dictadura de Pinochet, y se nota.
Los jóvenes se han organizado de manera autónoma, manteniendo a raya a las maquinas políticas tradicionales, con una organización muy democrática y eficaz. Representantes de los Centros de Alumnos se reúnen en Asambleas, y luego tienen que presentar las propuestas adoptadas a las Asambleas de estudiantes de sus propios colegios.
La respuesta del gobierno a la movilización de los estudiantes
El año pasado el gobierno saliente de la Concertación consiguió mantener controlada la explosión juvenil con «mesas de dialogo». Los estudiantes trabajaron durante meses elaborando sus propuestas, pero finalmente con la excusa del cambio de gobierno, las autoridades aplazaron hacia adelante las conversaciones hasta fines de abril. Cuando finalmente se reunieron con los representantes de los estudiantes, desconocieron todas las conversaciones previas, y el documento elaborado muy seriamente por los jóvenes con sus reivindicaciones y peticiones de cambios en la educación, fue calificado de «simpático».
El gobierno ha quedado completamente desbordado, al comienzo trató el problema como una simple cuestión de «orden público», los medios informaron ampliamente del supuesto vandalismo de los estudiantes, muchas veces un subproducto de la agresión policial, ante la cual los jóvenes responden con indignación y pedradas. La policía de carabineros ha aplicado una represión a todas luces desmedida. Con miles de detenidos en todo el país.
En su discurso tradicional sobre el estado de la nación, el 21 de mayo, la presidenta Bachelet, solamente se refirió al conflicto estudiantil como un problema de violencia, sin entrar a ningún tema de fondo. Desde entonces ha sido la gran ausente en la crisis.
Pero luego los estudiantes cambiaron sus tácticas de lucha con mucho éxito, paradójicamente fue el propio gobierno el que los forzó a ello. Colocando fuerzas policiales con instrucciones de reprimir a un par de cientos de metros de los liceos que encabezaban las movilizaciones, y con un cerco comunicacional etiquetando a los estudiantes de delincuentes y violentos. Obligaron a los jóvenes a replegar su movilización hacia los establecimientos de educación, con una sucesión de tomas y huelgas. A partir de ahí, al gobierno le fue imposible seguir ocultando los problemas de fondo, y los estudiantes comenzaron rápidamente a conquistar las simpatías de la mayoría de la población.
El Ministro de Educación, Martín Zilic, declaró primero roto el dialogo, según él porque no negociaría bajo presión. Pero el movimiento no dejó de crecer.
Los estudiantes de enseñanza media han conseguido que universitarios, los profesores y las asociaciones de apoderados les apoyen. Los medios de comunicación hablan de la mayor movilización estudiantil en 30 años.
Estamos asistiendo a un momento histórico, esta es la primera generación libre del trauma que supuso la derrota de 1973 y la brutal dictadura de Pinochet, y se nota.
Los jóvenes se han organizado de manera autónoma, manteniendo a raya a las maquinas políticas tradicionales, con una organización muy democrática y eficaz. Representantes de los Centros de Alumnos se reúnen en Asambleas, y luego tienen que presentar las propuestas adoptadas a las Asambleas de estudiantes de sus propios colegios.
La respuesta del gobierno a la movilización de los estudiantes
El año pasado el gobierno saliente de la Concertación consiguió mantener controlada la explosión juvenil con «mesas de dialogo». Los estudiantes trabajaron durante meses elaborando sus propuestas, pero finalmente con la excusa del cambio de gobierno, las autoridades aplazaron hacia adelante las conversaciones hasta fines de abril. Cuando finalmente se reunieron con los representantes de los estudiantes, desconocieron todas las conversaciones previas, y el documento elaborado muy seriamente por los jóvenes con sus reivindicaciones y peticiones de cambios en la educación, fue calificado de «simpático».
El gobierno ha quedado completamente desbordado, al comienzo trató el problema como una simple cuestión de «orden público», los medios informaron ampliamente del supuesto vandalismo de los estudiantes, muchas veces un subproducto de la agresión policial, ante la cual los jóvenes responden con indignación y pedradas. La policía de carabineros ha aplicado una represión a todas luces desmedida. Con miles de detenidos en todo el país.
En su discurso tradicional sobre el estado de la nación, el 21 de mayo, la presidenta Bachelet, solamente se refirió al conflicto estudiantil como un problema de violencia, sin entrar a ningún tema de fondo. Desde entonces ha sido la gran ausente en la crisis.
Pero luego los estudiantes cambiaron sus tácticas de lucha con mucho éxito, paradójicamente fue el propio gobierno el que los forzó a ello. Colocando fuerzas policiales con instrucciones de reprimir a un par de cientos de metros de los liceos que encabezaban las movilizaciones, y con un cerco comunicacional etiquetando a los estudiantes de delincuentes y violentos. Obligaron a los jóvenes a replegar su movilización hacia los establecimientos de educación, con una sucesión de tomas y huelgas. A partir de ahí, al gobierno le fue imposible seguir ocultando los problemas de fondo, y los estudiantes comenzaron rápidamente a conquistar las simpatías de la mayoría de la población.
El Ministro de Educación, Martín Zilic, declaró primero roto el dialogo, según él porque no negociaría bajo presión. Pero el movimiento no dejó de crecer.
Entonces, se mostró dispuesto a negociar, con los estudiantes que no estuvieran en conflicto. ¡Curioso negociador que quiere negociar solo con los que no tienen conflictos! Y el movimiento siguió creciendo día a día.
Luego el Ministro Zilic, dijo que negociaría con los que estaban en huelga pero no en toma. Y los establecimientos tomados, casi siempre con apoyo de apoderados y profesores, pasaron del centenar.
En ese momento, no sin cierta ironía, un portavoz de los estudiantes secundarios, declaró a la radio que el ministro decía que no negociaría bajo presión, y que él le encontraba toda la razón, así que no pensaban negociar con un ministro mientras los presionara e intentara dividirlos.
Para entonces el movimiento era tan fuerte, que además de las reivindicaciones inmediatas los jóvenes habían puesto los temas de fondo que tocan al sistema de educación en Chile, a su privatización y a la desigualdad. Ellos mismos dicen que la movilización ha crecido tanto que ya pueden plantear todos esos temas y exigir la reforma a fondo.
Entonces a través de los medios de comunicación, el ministro de educación llamó a los dirigentes de los Centros de Alumnos, a una reunión en el Ministerio. Los dirigentes de la Coordinadora le pidieron que recibiera a los representantes designados para negociar, y le hicieron ver que no veían como se iba a reunir con más de cien dirigentes. En el Ministerio les respondieron que tenían todo previsto. Resultado; el lunes pasado por la mañana, cerca de doscientos dirigentes de Centros de Alumnos, de todo el país, llegaron al Ministerio. El Ministro ni siquiera se presentó a la reunión, delegó en una Subsecretaria, mientras él se reunía con dirigentes políticos y medios de comunicación, e insistía que no sería él sino la Subsecretaria quien vería el tema con los estudiantes. Al parecer ni siquiera estaba previsto un lugar, ni las condiciones para recibir a tantos estudiantes, y al cabo de cincuenta minutos estos se retiraron.
Finalmente, durante la mañana el Comité Político del gobierno tuvo que reunirse de emergencia, y el Ministro Zilic, se reunió con 25 representantes de los estudiantes de todo el país, que entretanto habían organizado democráticamente su delegación.
Como declaró un político «Es difícil tratar de hacerlo peor que Zilic». Pero a menos de tres meses de su elección es la propia Bachelet la que está siendo abiertamente cuestionada por los estudiantes. El lema de la candidatura de Michel Bachelet era «Estoy contigo», en todos los liceos en toma se leen carteles del tenor de «Bachelet ¿Estás conmigo?», mientras tanto ella calla.
La situación de la educación chilena
Los sucesivos gobiernos de la Concertación han prometido «crecimiento con igualdad», pero la realidad es muy diferente, tal vez sea en la educación donde este slogan mentiroso ha quedado más al descubierto. Después de años de privatización, la educación básica y media cuenta con tres tipos de establecimientos: Municipalizados, propiedad del estado pero administrados por las municipalidades que son gratuitos, privados subvencionados, que reciben subvenciones estatales, pero donde los padres tienen que pagar, y finalmente una minoría de establecimientos privados y caros, en los que estudian los hijos de la burguesía y de la pequeña burguesía más acomodada.
El discurso neoliberal del capitalismo se cae a pedazos cuando se estudia las consecuencias sobre la calidad de la educación chilena.
La calidad de la educación chilena es penosa, perpetua una desigualdad social que se profundiza cada vez más. Los resultados de todos los estudios de medición de la calidad han concluido que hay un fuerte deterioro, solamente el segmento de los colegios privados puede equipararse en resultados a los colegios estatales de países desarrollados.
Cuando terminan su educación secundaria los estudiantes dan una prueba, la PSU, para postular al ingreso a las Universidades tradicionales. El puntaje obtenido permite que menos del 5% de los estudiantes provenientes de colegios fiscales entre a las Universidades tradicionales, si se quitan cinco o seis liceos fiscales de elite, el porcentaje cae aún más dramáticamente.
Pero además para rendir el examen de la PSU los estudiantes tienen que pagar, 20.000 pesos, lo que es alrededor de un sexto del salario mínimo en el país, muy caro para una prueba estandarizada y masiva que se corrige por medios computacionales.
La obligatoriedad de la educación por doce años y la Jornada Escolar Completa
Después de las mediciones internacionales con pésimos resultados, que dejaron a los empresarios muy preocupados por su significado en términos de capacidad de competencia en la economía globalizada. El gobierno de Lagos propuso dos medidas, convirtió la educación en obligatoria hasta 4° año de enseñanza media, es decir durante doce años en total.
Además decidió alargar la cantidad de horas que los estudiantes están en los establecimientos, a esto se llamó Jornada Escolar Completa (JEC). Se suponía que con estas medidas mejoraría la calidad de la enseñanza pero a poco andar, existe consenso que esto ha sido un mal parche que no ha solucionado los problemas. Estas dos reformas están relacionadas con las reivindicaciones de los estudiantes, así que las examinaremos brevemente:
Se alargó la educación obligatoria de ocho años a doce años de escolaridad. Normalmente los jóvenes tienen que tomar buses para desplazarse a sus lugares de estudio, pero al extender la obligación de años de enseñanza, el gobierno no aumentó el derecho al transporte público gratuito, tal como venían teniéndolo los estudiantes de educación básica, hasta entonces los únicos obligados por ley a acudir a clases. Además, no se pensó en ninguna compensación para los estudiantes de las familias más pobres, que eran los que dejaban de estudiar para trabajar y ayudar a la sobrevivencia de sus familias.
Respecto a la implantación de la llamada Jornada Escolar Completa (JEC), hay consenso en su fracaso. Se suponía que estaría implantada primero el 2005 en todos los colegios, ha habido sucesivas postergaciones, y ahora se habla de 2011. No se tomó en cuenta que no había infraestructura suficiente, porque muchos establecimientos funcionan con dos jornadas. En aquellos que ya se incorporaron a la JEC, además no se asignaron presupuestos suficientes para dar almuerzos a los estudiantes que se tienen que quedar en los colegios, en muchos lugares no hay comedores, y además en general no existe un programa de formación adecuado para esas horas adicionales.
Las reivindicaciones de los estudiantes
No estamos frente a un simple estallido de indignación. Ciertamente hay mucha rabia y frustración entre los jóvenes, pero ellos han tratado seriamente de dotarse de un programa y argumentos para defender sus reivindicaciones. Cuando consiguen espacios en los medios de comunicación los dirigentes de los Centros de Alumnos hablan bien, y defienden sus ideas de manera convincente.
Hemos extractado de la página Web de los estudiantes del Centro de alumnos, Liceo San José, de Maipú, en Santiago, sus reivindicaciones generales, además los estudiantes de cada establecimiento tienen sus reivindicaciones específicas.
«Queremos que la educación deje de ser un privilegio para las clases sociales más acomodadas del país, ya que es un derecho para todos, asimismo dejar un legado e importantes reformas en nuestro liceo para las próximas generaciones.
L.O.C.E. (ley orgánica constitucional de enseñanza). Este modelo educacional provoca que la educación no sea igualitaria para todos los estudiantes, ya que esta privilegia la «Libertad de enseñanza», dejando al mercado distribuir la capacidad de talentos, entre otros. Esta ley no abre paso a la educación de calidad, si no que clasifica y discrimina.
– J.E.C. (Jornada escolar completa) fue creada para aumentar e impulsar un desarrollo integral del alumno, sin embargo, ésta se transformó solo en un parche que condujo al aumento de horas poco significativas, debido a su poca productividad en la formación del alumno.
– La entrega del pase escolar a tiempo y pretendemos que este beneficio sea gratuito, de no ser así, que este tenga un horario ilimitado.
– La gratuidad de la PSU, de lo contrarío que éste sea basado en el ingreso per cápita del estudiante, generando un acceso más justo y factible para los postulantes de recursos bajos y medios.»
El ejemplo a imitar
La movilización de los estudiantes franceses tuvo un gran eco entre sus compañeros de Chile. El que los jóvenes galos se movilizaran autónomamente y tuvieran una victoria parcial, haciendo retroceder los planes desregularizadores del mercado laboral que tiene el gobierno francés, causó un gran impacto. Si ellos pueden ganar, también nosotros podemos.
Mientras escribimos esto podemos leer sobre las movilizaciones de estudiantes argentinos en las ciudades de Rosario y Mendoza. Estamos asistiendo al comienzo de una ola internacional de radicalización y movilización juvenil, que con la globalización de las comunicaciones se influencia y potencia de unos países a otros, de unas regiones a otras. Así por ejemplo, en las pequeñas ciudades de regiones de Chile, tradicionalmente conservadoras, igualmente prendió el movimiento.
Una vez en marcha los jóvenes, aumenta su autoestima, discuten, se politizan. Y contagian de entusiasmo a nuevos sectores. En Chile está apareciendo una nueva generación de la que sin duda saldrán los futuros militantes del nuevo partido de trabajadores, los activistas que reforzaran los movimientos sociales y sindicales, y barrerán las telarañas. Ahora tenemos todo un desafío abierto ante nosotros para ganar a esta nueva generación para el programa socialista y revolucionario.
El autor es militante de «Socialismo Revolucionario»
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