«La educación chilena está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado y competencia para mejorar la enseñanza y el aprendizaje» (OCDE, 2004). Chile es el paraíso del neoliberalismo en América Latina. La educación en este país es un bien de consumo más que se transa en el mercado. […]
«La educación chilena está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado y competencia para mejorar la enseñanza y el aprendizaje» (OCDE, 2004).
Chile es el paraíso del neoliberalismo en América Latina. La educación en este país es un bien de consumo más que se transa en el mercado. Una carrera universitaria cuesta unos 500 dólares promedio donde el sueldo mínimo es de alrededor de unos 400. Y eso no es todo. Para poder estudiar, los estudiantes más pobres del país se han visto obligados a pedir créditos bancarios. Actualmente se estima que hay unos 500.000 jóvenes endeudados, muchos de ellos sin haber alcanzado a terminar su carrera. Ni las Universidades Públicas se salvan, debido al rol subsidiario del Estado, éstas se han visto obligadas al auto financiamiento, y a la reproducción de una lógica de competencia para captar dineros fiscales. El actual sistema universitario de nuestro país es el único en el mundo que financia de la misma forma tanto a instituciones públicas como privadas. Chile invierte 2.5 veces más dinero a instituciones privadas que el promedio de los países desarrollados agrupados en la OCDE. Y a pesar de estar prohibido el lucro en estas instituciones, actualmente hay más de una decena de ellas siendo investigadas por la fiscalía acusadas de burlar la ley. En pocas palabras, por medio del negocio inmobiliario, sobre sueldos y otros mecanismos, un grupo de mercaderes se lleva el dinero de nuestros aranceles y el dinero fiscal directamente a sus bolsillos.
Nuestro país tiene una larga tradición de organización estudiantil unitaria. Las Universidades Tradicionales (las más antiguas), renuevan sus órganos de representación año tras año mediante voto universal y secreto. En medio de las álgidas movilizaciones del 2011 y hasta hoy, las Universidades Privadas comenzaron a organizarse de manera federativa, agrupándose su mayoría y junto a las tradicionales en la histórica Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH). Los estudiantes secundarios también se organizan, participan y se destacan por la masividad en las marchas y por la toma de establecimientos educacionales como forma de lucha. Ambos actores, a pesar de sus diferencias y algunos roces, han sabido mantenerse en bloque para cuestionar las bases del modelo, y luchar por un nuevo sistema educativo. La derecha, tanto en las organizaciones de universitarios como en las de secundarios, tiene escasa o casi nula presencia.
Actualmente, el programa que impulsa el movimiento se puede resumir en los siguientes seis puntos: 1) Sistema Nacional de Educación Pública pertinente a las necesidades de las mayorías de este país, 2) Gratuidad Universal, 3) Fin al Lucro Efectivo, 4) Democracia Universitaria, 5) Mejores Condiciones Laborales, y 6) Condonación de la Deuda Educativa provocada por los créditos CAE, CORFO y Fondo Solidario.
Este acuerdo programático impulsado principalmente por la CONFECH no ha estado exento de problemas. La Nueva Mayoría como coalición gobernante, a pesar de tener la mayoría necesaria para aprobar sus iniciativas en el Congreso sin el apoyo de la derecha, ha preferido pactar con ella «por arriba» ajustes que desnaturalizan sus ya tibias reformas, cerrándole el paso al movimiento social y re editando la denominada «política de los consensos» que caracterizó a los gobiernos de la Concertación (1990-2010) que se hicieron del poder ejecutivo tras el paso de la sanguinaria dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Esta concesión, es muestra de la tensión existente al interior de sus filas, donde los sectores más conservadores ligados a la Democracia Cristiana han sabido imponerse a los sectores más progresistas, caracterizados principalmente por el Partido Comunista, abriendo grietas que una derecha debilitada supo usar para instalarse nuevamente en el debate por la educación.
La Nueva Mayoría anuncia a seis meses de iniciado su gobierno que sus reformas no están orientadas a marcar distancia del modelo neoliberal. El movimiento social tiene en sus manos la decisión de ser continuidad de lo mismo, o luchar por llevar adelante una verdadera reforma en clave de ruptura con el modelo actual.
Cristian García, Encargado de Relaciones Internacionales del Frente de Estudiantes Libertarios de Chile y militante de la Izquierda Libertaria.
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