Otra de las características de la Minga en curso que se desarrolla como un potente movimiento social en el sur occidente de Colombia y en particular en el departamento del Cauca y la estratégica vía Panamericana, es su capacidad de convocatoria de otros movimientos de acción colectiva en el territorio nacional. Llama la atención el […]
Otra de las características de la Minga en curso que se desarrolla como un potente movimiento social en el sur occidente de Colombia y en particular en el departamento del Cauca y la estratégica vía Panamericana, es su capacidad de convocatoria de otros movimientos de acción colectiva en el territorio nacional.
Llama la atención el modo como atrae y contagia la Minga indígena, afro y campesina al resto de la multitud que se desplaza históricamente en el actual periodo en que los movimientos sociales protagonizan y canalizan las demandas de la sociedad en su conjunto asociadas con la implementación del Acuerdo de paz, el rechazo al Plan de desarrollo del uribismo, síntesis de lo más aberrante del pensamiento y la cosmovisión de la derecha fascista. Por supuesto está el rechazo al atropello de la soberanía de la República bolivariana de Venezuela, sometida al asedio del imperio que quiere borrar la experiencia revolucionaria del chavismo.
Tal vez sean los estudiantes y el cuerpo académico y científico de Colombia el más sensible a la heróica lucha de los mingueros caucanos.
Desde la inteligencia y la generosidad universitaria no se ha hecho esperar la solidaridad y el compromiso con la huelga indígena y su pliego de peticiones.
Varias universidades, como la Nacional, la Pedagógica y la del Valle del Cauca han expresado de diversas maneras su apoyo al potente movimiento del sur occidente.
Hace dos días no más, los estudiantes de la Universidad del Valle (con más de 30 mil alumnos), en Cali, organizaron importantes acciones para ampliar la resonancia de la voz indígena, afro y agraria.
Desafortunadamente en ese escenario ocurrió una lamentable tragedia que segó la vida de un militante de la solidaridad popular.
Centenares de universitarios acudieron a los repertorios de la protesta universitaria que, por supuesto, contó con la conocida arremetida violenta de la policía, su nefasto Escuadrón Antidisturbios (Esmad) y la infiltración de topos encargados de la provocación contrarrevolucionaria.
En seguida, después de la muerte del resuelto militante, se dejó venir el consabido vendaval de mentiras, falacias y señalamientos de la prensa local, representada en los principales periódicos de la región, entre ellos El País, conocida tribuna de la ultraderecha local, botafuegos de las camarillas oligárquicas asociadas con la industria de la caña, la ganadería y las mafias de la droga (ver https://bit.ly/2IhBNTB).
Desde este pulpito de la mano negra se ha desatado una rabiosa cascada de imprecaciones y estigmas que no hacen sino repetir la vieja cantaleta del discurso retardatario contra la insurgencia popular y social.
Desde luego, el pedido de más violencia, persecución y atropellos policiales no falto en estos cobardes encopetados de la tradicional elite lloredista caleña.
Están asustados con la reciedumbre de los mingueros y los universitarios de Univalle, para quienes va toda nuestra solidaridad y acogida.
A estos señores hay que decirles que Colombia cambio y nada detendrá la ofensiva y el auge del movimiento popular en curso para desmantelar el modelo neoliberal en sus nuevas versiones del emprendimiento biopolitico y la artificiosa economía naranja que se nos quiere hacer ver como la quintaesencia de las alternativas a la pobreza.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.