2013 fue el año de la eclosión de los movimientos y la izquierda social en Colombia. Después de 33 años, el pueblo y las masas irrumpieron con mucha potencia en el espacio público democrático, confrontando el modelo neoliberal y su Estado oligárquico, el del señor Santos y su Unidad Nacional. Millones de campesinos, agrupados en […]
2013 fue el año de la eclosión de los movimientos y la izquierda social en Colombia. Después de 33 años, el pueblo y las masas irrumpieron con mucha potencia en el espacio público democrático, confrontando el modelo neoliberal y su Estado oligárquico, el del señor Santos y su Unidad Nacional. Millones de campesinos, agrupados en dignidades agrarias, sindicatos y asociaciones campesinas como Fensuagro, ACVC, Ascamcat, Sisca, cumbres agrarias y ligas campesinas, protagonizaron monumentales movilizaciones, paros, bloqueos de carreteras y enfrentamientos con el Esmad y otros aparatos violentos del gobierno.
El paro del Catatumbo, de varios meses, las marchas de los paperos boyacenses y nariñenses y las acciones en las poblaciones adyacentes a Bogotá, sacudieron el altiplano como no ocurría desde hace muchos años.
El magma social se extendió en grandes proporciones y el Jefe de la Casa de Nariño saco miles de soldados para reprimir y disolver la indignación rural, expresión de la cuestión agraria no resuelta.
Bogotá fue campo de batalla y apoyo a los campesinos
En el 2014, los movimientos y la izquierda social han organizado y consolidado su presencia en el espacio público de la Capital. Se trata de múltiples manifestaciones de la protesta, la rebeldía e inconformidad de grupos y segmentos sociales que demandan la solución de sus problemas y el reconocimiento de sus derechos esenciales. Veamos cuál es el panorama de tales acciones colectivas y cual su potencial en la trasformación democrática del sistema social imperante, que tiene en el gobierno de Petro, de la Izquierda de saco y corbata, su principal aliado, pues es el representante del señor Santo, y del gobierno nacional en la ciudad donde viven casi 8 millones de personas.
Primero. En las 20 localidades en que se divide la ciudad existe un poderoso movimiento ambientalista que despliega tareas en defensa de los recursos naturales como el Río Bogotá, los afluentes del mismo, humedales, paramos y reservorios de agua. Dicho movimiento se anotó un importante triunfo recientemente al impedir que los familiares de Petro/Alcocer construyeran un conjunto de apartamentos en un santuario verde de Bogotá, en el humedal y los altos de la Conejera. La familia del Alcalde, los hermanos y cuñados de su codiciosa esposa, han protagonizado recientemente sonados escándalos de corrupción, con el beneplácito del burgomaestre, en procesos de multimillonarias contrataciones en el sistema de transporte y basuras de la ciudad.
Segundo. Por todos los barrios populares y Unidades de Planificación Zonal hay un abundante movimiento de viviendistas que se han organizado, realizan asambleas y hacen eventos en demanda de un techo digno y adecuado para sus familias. Este 29 de noviembre harán, todos los movimientos, una Asamblea distrital para trazar nuevas estrategias y manifestaciones que permitan la recuperación de cientos de lotes de engorde que puedan ser utilizados en la construcción de casas y apartamentos. Los viviendistas reclaman que el gobierno de Petro de cumplimiento a sus promesas electorales para construir proyectos en el denominado Centro ampliado y en la ciudad compacta, que hasta el momento es un globo demagógico utilizado para engañar millones de personas, pues los dineros programados para tal efecto no se invierten debido al acuerdo con los bancos judíos para retener tales recursos monetarios en los depósitos de Tesorería, favoreciendo el lucro y la corrupción de los funcionarios de la Hacienda cercanos al Alcalde.
Tercero. Miles de usuarios de Transmilenio, sometidos al ultraje e incomodidades de un sistema convertido en una cloaca humana, como consecuencia de la mediocridad de los funcionarios petristas, protagonizan diariamente protestas y actos de repudio exigiendo se implementen las soluciones necesarias para garantizar el derecho a la movilidad. En este campo, la administración se mueve en el plano de las promesas incumplidas. Los Transmilenios proyectados, como el de la Boyacá, la 68 y los Cables del sur, son ideas refundidas en los archivos de planeación y de los despachos de las Secretarias encargadas del tema. La realidad es que la movilidad en la ciudad es un caos que atormenta y golpea a millones de ciudadanos. El Metro programado va camino de convertirse en un fiasco financiero, urbano y ambiental. Se escogió la fórmula más costosa con grandes riesgos de corrupción.
Cuarto. La salud es otro campo de movilización popular por causa del fracaso y la corrupción imperante en las empresas prestadoras del servicio. Miles de personas y pacientes, deben realizar todos los días protestas y radicar derechos de petición y acciones de tutela para que vía judicial se atiendan los problemas y necesidades de millones de personas. Gracias al movimiento de la salud, recientemente se han recuperado como bienes públicos los históricos hospitales San Juan de Dios y Materno Infantil. Ojala no sean presa de las manos sucias de los parientes de Petro. Hay que estar vigilantes para impedirlo.
Quinto. Los estudiantes universitarios conforman otro robusto movimiento social que se expresa con manifestaciones y plantones en las Universidades Nacional, Pedagógica, Distrital y algunas privadas, como la San Martin, cuyos alumnos y profesores han sido víctimas del fraude de poderosos gremios privados que explotan, con la complicidad del Estado, el derecho a la educación de calidad. Igual está ocurriendo en la Universidad Nacional abierta y a Distancia, objeto del despojo y el asalto por cuenta del clientelismo liberal y santista. Su rector registra un descomunal crecimiento de sus patrimonios, según las denuncias estudiantiles y los medios de opinión.
Sexto. Los educadores son un importante movimiento sindical que ha librado batalles trascendentales contra las políticas neoliberales y privatizadoras del Secretario de Educación, Oscar Sánchez, el agente petrista del Banco Mundial que llego al cargo a destruir los derechos de los maestros implantando sistemas de contratación flexibles y a término, es decir desconociendo la estabilidad y prestaciones sociales de los docentes y administrativos de los colegios.
Séptimo. Las madres comunitarias han organizado un gran movimiento que reivindica sus derechos a salarios justos y a la construcción oportuna y adecuada de los Jardines escolares, paralizados por la ineptitud y negligencia de los funcionarios distritales, enredados en licitaciones oscuras y contrataciones a dedo desde la Unipanamericana, la Universidad de Compensar escogida para el fraude y el saqueo de los presupuestos.
Octavo. Los desplazados y víctimas de la violencia, que en Bogotá llegan a los 700 mil, no reciben las reparaciones de ley, ni sus necesidades atendidas porque los gestores encargados de dar cumplimiento a las normas correspondientes han dado prioridad a sus abultados emolumentos, como la señora Ana Teresa Bernal, y sus parásitos asesores, quienes mensualmente se alzan con cifras millonarias para sus gastos personales. Los desplazados y víctimas de la violencia se han organizado en las localidades y barrios demandando la solución de sus difíciles problemas.
Noveno. Varias entidades y redes hacen la movilización cotidiana alrededor de la solución del conflicto social y armado y la concreción de la paz. En Bogotá hay diversos núcleos que demandan la paz como un derecho fundamental. Hace pocos días se dieron plantones y desfiles exigiendo el funcionamiento de La Mesa de diálogos de La Habana, suspendida arbitrariamente por Santos, y para el día de los derechos humanos, en la primera quincena de Diciembre, se han previsto acciones callejeras para exigir el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo.
Décimo. Una importante red de veedores y defensores de lo público, realiza su movilización en Cabildos populares, Observatorios locales y audiencias públicas, denunciando actos de corrupción protagonizados por funcionarios centrales y alcaldes locales en diversas áreas como el transporte, la política de integración social, en la construcción de colegios y en la compra de alimentos. Esta movilización ciudadana propende por la transparencia y el mejoramiento de la calidad de la gestión pública. En días recientes los habitantes de la Localidad de Kennedy protestaron contra la suspensión de un Cabildo abierto para examinar la Rendición de cuentas, ordenada desde a la Oficina de Petro.
Once. Los campesinos de Sumapaz, Usme, Santa Fe y Suba, se han organizado para exigir a la Secretaria de Desarrollo Económico, que preside un fulano Simancas, la inversión transparente y eficiente de los dineros presupuestados para atender sus necesidades y demandas. Hay muchas denuncias contra este funcionario, pues ha firmado multimillonarios contratos con cooperativas que manejan sus testaferros y cómplices. Digamos finalmente que lo que se requiere es la coordinación y acción mancomunada de todos estos movimientos para potenciar sus demandas y sus resultados. Esperemos que durante el año 2015 ese horizonte sea una realidad.
Nota. Estamos en un periodo preparatorio de las elecciones de Alcaldes y concejales de Bogotá, lo que debe ocurrir el 25 de octubre del 2015, sospechosamente Petro y Rojas, su ficha de bolsillo en Integración social, han nombrado 10 mil promotores de paz. Todo indica que se ha utilizado el tema de la paz para montar una red clientelar a discreción, que funcionará como una maquinaria electorera al servicio de los tres candidatos petristas a la Alcaldía. Obviamente servirá de apoyo a los candidatos al Concejo y las Juntas Administradoras locales. Vamos a exigir, con derechos de petición y tutelas, la mayor transparencia en el manejo de esta telaraña clientelar y politiquera. Que intervengan la Procuraduría, la Veeduría, los Veedores, la Personería y la Contraloría en la vigilancia de este montaje oscuro con fines electorales que le otorgan ventajas ultrajantes a los señalados por el señor Petro, su señora y Jorge Rojas.
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