La noche del primero de abril de este año, en el norte de Chile, se aplicaron oportunamente las medidas que no funcionaron en el terremoto y tsunami del 2010. Las comunidades, que juntas hicieron casi un millón de personas, supieron cómo evacuar, dónde dirigirse y lo hicieron con conformidad. Las alertas de las instituciones de […]
La noche del primero de abril de este año, en el norte de Chile, se aplicaron oportunamente las medidas que no funcionaron en el terremoto y tsunami del 2010. Las comunidades, que juntas hicieron casi un millón de personas, supieron cómo evacuar, dónde dirigirse y lo hicieron con conformidad. Las alertas de las instituciones de la Armada y otras también fueron competentes.
Los medios de comunicación hicieron un primer plano a Bachelet y es innegable que buscaban legitimarla con ello, pues legitiman así también la institucionalidad chilena. Sin caer en el oportunismo del oficialismo, es indiscutible que se han invertido mayores recursos económicos, tecnológicos, técnicos y humanos.
Pero esas inversiones no han venido del gobierno de la Nueva Mayoría, sino del propio Piñera. Desde 2012 se han firmado importantes contratos para mejorar las instituciones relacionas con los sismos en el país.
¿Qué demuestra esto? Que no son los oportunismos de los medios oficialistas ni la «eficiencia» y la «eficacia» del piñerismo (que dejo mucho que desear) los que están tomando la iniciativa, sino que se ha evidenciado, a nivel nacional, una necesidad estructural de mayor protagonismo tanto del Estado como de la Sociedad Civil organizada.
Esto ha sido así desde los movimientos estudiantiles exigiendo educación pública, gratuita y de calidad, las asambleas territoriales, como Freirina expulsando una gran empresa privada y contaminante, Aysén protestando contra el centralismo y los altos impuestos a regiones y Chiloé demandando un hospital público.
Atrás están quedando los tiempos donde todo se dejaba al Mercado, salvo las políticas focalizadas, mezquinos abracadabras de la ex-Concertación. La cuestión es hoy cuánto protagonismo asume el Estado y la Sociedad Civil. El proyecto de la Alianza consiste en que asuman el menor protagonismo posible.
Mientras la Nueva Mayoría espera que el Estado y la Sociedad Civil asuman el protagonismo necesario para asegurar la gobernabilidad, la fidelidad de los Luksic, Agelinis y Mattes, y asegurar la subsistencia del propio modelo neoliberal, aunque haya que modificar ciertos elementos orientados a disminuir la grosera injusticia social (reforma tributaria, regionalización, etc.).
Pero no son cambios cosméticos los que se necesitan. Se requieren verdaderas reformas estructurales, que el Programa del bacheletismo no incorpora (nacionalización de los recursos naturales, especialmente del cobre; Asamblea Constituyente; reconocimiento constitucional de los pueblos y naciones indígenas; educación, salud y previsión social publica, gratuita y de calidad, etc.).
Y así como los movimientos telúricos de los últimos años han evidenciado la necesidad de invertir más recursos tanto en el Estado como en la Sociedad Civil organizada, y potenciarlos por sobre los intereses del Mercado y los grandes empresarios, las demandas sociales, la justicia social, la autonomía de los pueblos, la organización y movilización, avanzaran ahondando las contradicciones del continuismo neoliberal de la Nueva Mayoría.
FLD/ Puente Alto- abril del 2014
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