El ex dictador chileno Augusto Pinochet ha muerto a las 14:15 horas (hora de Chile), en el Hospital Militar tras estar una semana afectado de un infarto al miocardio y un edema pulmonar. El ex dictador fue ingresado de urgencia la semana pasada tras sufrir un infarto de miocardio y un edema pulmonar. Tras ser […]
El ex dictador chileno Augusto Pinochet ha muerto a las 14:15 horas (hora de Chile), en el Hospital Militar tras estar una semana afectado de un infarto al miocardio y un edema pulmonar.
El ex dictador fue ingresado de urgencia la semana pasada tras sufrir un infarto de miocardio y un edema pulmonar. Tras ser intervenido quirúrgicamente para serle colocado un by-pass, el mandatario abandonó el jueves la unidad de ciudados intensivos del hospital.
Augusto Pinochet presidió entre 1973 y 1990 un periodo dictatorial en Chile durante el que se cometieron brutales atrocidades por las que ahora la Justicia le reclama.
Bajo su autoridad, los organismos de seguridad hicieron desaparecer a unos 3.000 prisioneros políticos, decenas de miles de disidentes conocieron la tortura y la cárcel, y más de 30.000 chilenos tuvieron que exiliarse. Unos crímenes por los que acumula cerca de 300 querellas criminales por asesinato y secuestro en Chile y otros países, entre ellos España.
La historia de Pinochet comienza en Valparaíso. Allí nació el 25 de noviembre de 1915. Fue uno de los seis hijos de un funcionario aduanero. Sus antepasados habían llegado a Chile desde Gran Bretaña a comienzos del siglo XVIII. A los 18 años ingresó en la Escuela Militar de Chile y durante mucho tiempo no fue más que un oscuro oficial de infantería de perfil bajo, eso sí, con los conceptos de «disciplina» y «obediencia» muy interiorizados.
Se casó en 1943 con Lucía Hiriart Rodríguez, hija de un influyente político del Partido Radical. Con ella tuvo cinco vástagos, tres mujeres y dos hombres. A los varones le puso por nombre Augusto y Marco Antonio, una muestra de su admiración por la antigua Roma. Él mismo se ha comparado en alguna entrevista con Lucius Quincius Cincinnatus, dictador romano del siglo V antes de Cristo.
En octubre de 1972, fue nombrado comandante en jefe, con carácter interino, de las Fuerzas Armadas chilenas en sustitución del general Carlos Prats, quien fue nombrado ministro del Interior en el Gobierno de Salvador Allende. Aunque nunca había manifestado ningún signo de oposición al presidente socialista, cuando éste declaró Santiago de Chile zona militar en respuesta a las huelgas y disturbios, Pinochet anunció que si éstos persistían sacaría el Ejército a la calle.
El 11 de septiembre de 1973 Pinochet y otros mandos militares, entre ellos el almirante José Toribio Merino y el general Gustavo Leigh, perpetraron un golpe de Estado y acabaron con la vida del presidente Allende durante el ataque al Palacio de la Moneda. Pinochet asumió el cargo de Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974 y el 17 de diciembre de ese mismo año fue nombrado presidente.
Pocas semanas después del golpe, un siniestro coronel y amigo de Pinochet, Manuel Contreras, constituyó una organización de policía secreta, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), temida por la población hasta adquirir tintes de leyenda por la brutal actividad de represión y torturas emprendidas contra las fuerzas opositoras de la izquierda.
A lo largo de su mandato, Pinochet vivió periodos de inestabilidad política y disturbios callejeros, como en 1983 y 1984, cuando la crisis económica provocó innumerables protestas populares que hicieron tambalearse al régimen.
Tras perder en 1988 un referéndum sobre su continuidad que él mismo convocó, en marzo de 1990 Augusto Pinochet abandonó la Presidencia de Chile, aunque continuó como jefe de las Fuerzas Armadas. Además, antes de dejar el poder, se aseguró la facultad de nombrar a los jefes de las Fuerzas Armadas y la designación de nueve senadores. En marzo de 1998, cuando dejó la jefatura del Ejército, juró como senador vitalicio, cargo que le aseguraba la inmunidad.
En 1988 el juez español Baltasar Garzón emprendió un proceso judicial sin precedentes, que consiguió la detención de Pinochet en un hospital de Londres, donde había ingresado para una intervención quirúrgica.
Durante 503 días Pinochet permaneció arrestado en Londres para, finalmente el Reino Unido desestimar la petición de extradición solicitada por el juez Garzón alegando razones humanitarias. Ese fue el detonante de una larga serie de causas judiciales que se sucederían después en Chile. De momento, ningún proceso ha fructificado, pero durante los últimos ocho años, el cruel dictador ha tenido que mirar la cara de la Justicia. Los últimos días antes de su muerte estaba bajo arresto domiciliario por orden judicial.