* Traducido por P.R. para Rebelion.org
El periodista colombiano Hernando Calvo Ospina vive exiliado en París. Sobre sus experiencias de persecución, tortura y prisión da cuenta en su recientemente aparecido libro «Calla y respira», Ed. Zambon, Frankfurt a.M. 2014, 220 páginas, 12 euros (también disponible en la tienda de jW)». Conversamos sobre la oligarquía de Colombia, las conversaciones de paz con la guerrilla y la influencia de Estados Unidos.
FOTO: L. ACOSTA, AFP/Postal de San Isidro (Caquetá); un niño junto a una guerrillera de las FARC.
A través de su trabajo como periodista, ha conocido personalmente a muchos comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación ELN personalmente. ¿Cuál fue su impresión de los guerrilleros?
A algunos de ellos los conozco desde hace treinta años. No son monstruos, sino personas a las que le gusta reír, que se enamoran, cantan, disfrutan, lloran y discuten. Dentro del sistema, muchos de ellos tuvieron la oportunidad de estudiar o de alcanzar altos puestos en grandes empresas. Renunciaron a eso por el sueño de una sociedad mejor – para personas que no conocen. Y eso, pese qa que muchos están contra ellos. Para mí son personas extraordinarias. En el contexto de la guerra, son soldados, por supuesto, conforman un ejército, para ello tienes que ser duro. Pero los admiro debido a su dedicación. No creo que sea agradable dormir en las montañas -con millones de mosquitos encima de uno y con el pensamiento de la muerte en la cabeza.
Hay una campaña pública contra ellos. Esto está dirigido no sólo contra la guerrilla, sino contra toda la izquierda. Hay muchas personas que tienen miedo de la guerrilla. Yo siempre los he encontrado muy simpáticos, me he reído mucho con ellos y les he dicho si tenía algo que criticar.
Creo que la guerrilla ha cometido muchos errores, algunos de ellos los han admitido y han pedido disculpas. Estos errores no se pueden negar, y menos cuando se trata de una guerra muy cruel. A veces queremos ver estos dos lados independientemente uno del otro. Pero es una guerra contra un estado, una guerra revolucionaria. Sin embargo, los errores no son parte de la estrategia de la guerrilla. Quien sigue una estrategia de terror en esta guerra, es el estado colombiano. En mi opinión, es terrorista como pocos en la historia.
En este momento se desarrollan las conversaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno colombiano en La Habana. ¿Por qué el gobierno se ha embarcado?
Creo que se ha llegado a esta negociación porque tanto el gobierno colombiano como la guerrilla han constatado que nadie puede vencer al otro. Existe un equilibrio militar, aunque el estado colombiano está fuertemente armado, como pocos.
Algunas organizaciones abandonaron al final de la década de 1990 la lucha armada, como el M-19 y el EPL. Sus funcionarios se han convertido en parte del sistema. El gobierno cree que es capaz de hacer lo mismo con las FARC.
Es bueno que el Gobierno haya admitido iniciar las negociaciones. Era él el que no quería negociar, la guerrilla lo deseaba desde la década de los 80. Siempre fueron los gobiernos quienes rompieron los procesos de paz y comenzaron a asesinar a los voceros.
Ya se negoció en los años 80 y otra vez en la década de 1990, pero el diálogo se volvíó a romper. También en el año 2000 hubo conversaciones con las FARC. Todo iba muy bien, pero cuando la guerrilla se fortaleció políticamente, los Estados Unidos dieron orden de romper las negociaciones. En ese momento lanzaron el famoso «Plan Colombia», que supuestamente debía acabar con el tráfico de cocaína, pero en realidad iba dirigido contra los insurgentes. Ha costado miles de millones de dólares, una suma increíble–que fue a parar a las empresas armamentísticas de los Estados Unidos. El tráfico de cocaína continúa y las FARC todavía está ahí.
FOTO: Hernando Calvo Ospina, retratado por la fotógrafa cubana Nadia Inda.
¿Qué espera de las negociaciones en curso?
Realmente espero que se desarrolle un proceso que traiga la paz a Colombia. No soy pesimista al respecto, pero tampoco optimista. Tal vez se podría decir que soy más papista que el Papa, o más radical que las FARC mismas. Al fin y al cabo sé tan bien como ellas lo que ha pasado con los otros intentos de negociación. Además conozco a la oligarquía colombiana, y no inspira precisamente confianza. Sé que en las negociaciones se han hecho avances importantes en lo que respecta la distribución de la tierra – uno de los mayores problemas-. Ahora dialogan sobre los cultivos de coca y marihuana.
Pero la pregunta es si la oligarquía colombiana va a permitir que se aplique la reforma agraria realmente. ¿Van a devolver los terratenientes los muchos millones de hectáreas de tierra que han robado? ¿A los agricultores, que ahora han tenido que trasladarse a las ciudades y robar o prostituirse? Lo dudo. En mi opinión la guerrilla tendría que haber negociado primero sobre la intransigencia política de los detentadores del poder. No conozco a ninguna oligarquía en el mundo más criminal que la colombiana. Si cualquier persona de izquierda se acerca a disputarles algo de poder, la eliminan, si es necesario, matándola. En este sentido, no sé si es posible que la oligarquía permita una oposición real, es decir que la guerrilla pueda poner diputados y alcaldes.
¿Qué debería haber exigido la guerrilla con respecto a esta intransigencia?
Ellos ya han negociado la participación política, pero no sé cómo quieren implementarlo. En los años 80, la guerrilla creía firmemente que era posible transformarse en un partido político legal. Fundaron la Unión Patriótica, y fueron asesinados 5000 militantes. ¿Qué les quedó a sus miembros? Tenían tres opciones: dejarse matar, irse al exilio o unirse a la guerrilla. Cuando las negociaciones se rompieron, las FARC crecieron enormemente. Estoy convencido de que las FARC querían realmente convertirse en un partido político en aquel momento y entrar al Congreso. Tenían concejos municipales y miembros del Congreso. ¿En qué se convirtieron después de la ruptura de las conversaciones? En comandantes de la guerrilla, uno de ellos, Iván Márquez, negocia hoy en día.
Hay por parte del gobierno colombiano una necesidad auténtica de paz, pero la realidad es diferente. Por lo tanto, la guerrilla dice que están entrando en las negociaciones pero no rinden las armas. Son su seguro de vida. No me sorprendería que el gobierno cancelara las negociaciones otra vez, tan pronto como constate que no puede desarmar a las FARC. Y entonces hay guerra otra vez. También la guerrilla estaría preparada para eso.
¿En qué medida?
La mayoría de los guerrilleros son campesinos y no tienen nada que perder – se mueren de hambre o con un arma en la mano. Muchos han optado por esto último. Este problema debe resolverse- es una paz con justicia social, como dice la guerrilla. ¿Para qué, si no, estos 50 años de la guerra? ¿Para que la guerrilla entre en el Congreso?
Nada cambiará mientras no se pueda hacer política. Es absurdo, pero en Colombia no es posible. Acabar con la guerrilla sería muy fácil, para ello no se necesitan negociaciones. Si se invirtiera en educación y salud para los campesinos el 10 por ciento de lo que se aprueba para la guerra y se realizara una pequeña reforma agraria, la guerrilla pronto se quedaría sin miembros. Eso es lo que quiere la mayoría de la población – es decir un terreno para el cultivo, la posibilidad de poder vender los productos, educación y que los niños no mueran al nacer. Pero los oligarcas no lo entienden.
¿Por qué no pueden simplemente admitir a la izquierda parlamentaria? ¿Por qué es el estado colombiano tan terrorista, como usted ha dicho?
Debe de ser por razones históricas. En lo que se refiere a represión, Colombia supera a los Estados Unidos. En los Estados Unidos se implementó la doctrina de la seguridad nacional en 1962, en Colombia ya en 1928 . El objetivo de esta línea recta es el enemigo interno. Los Estados Unidos descubrieron con la revolución cubana, que el enemigo no viene de la Unión Soviética, sino desde dentro. En Colombia, eso ya se sabía en 1928. El país tuvo el primer centro de entrenamiento para la contrainsurgencia en toda América Latina en 1959, incluso antes de que los Estados Unidos construyeran uno en Panamá. La oligarquía colombiana no es sólo es violenta sino también inteligente. En los años 60, 70 y 80, habían golpes de estado en todas partes, en Colombia, los militares llegaban al poder de la mano de un Presidente. Colombia ha sido históricamente el país más democrático en el continente, sin embargo, reinan los militares, con el apoyo de los Estados Unidos. La sociedad está completamente militarizada y nadie lo ha notado. Colombia es una dictadura elegida democráticamente.
La Unión Patriótica participó en las elecciones parlamentarias de comienzos de marzo, así como el Polo Democrático Alternativo (PDA). Ambos partidos de izquierda obtuvieron muy malos resultados. ¿Por qué?
La izquierda casi nunca ha presentado una alternativa en las elecciones de Colombia. Tuvieron los mejores resultados cuando las FARC quería llegar a ser un partido político. Hay varias razones que explican la debilidad de la izquierda: está fragmentada y sus proyectos no son identificados con lo que quiere la gente. Ella no tiene acceso a los medios de comunicación. Además, ella no tenía ningún candidato potente a nivel nacional. Y la gente tiene miedo. Los paramilitares amenazan a los agricultores para que no voten por la izquierda. En Colombia es la cosa más normal del mundo asesinar a la oposición. Toda la maquinaria ha trabajado por la derecha, así que fue la que ganó.
En mayo se celebran las elecciones presidenciales. ¿Qué perspectiva tiene la izquierda?
Todo indica por el momento que el actual Presidente Juan Manuel Santos será reelegido. La izquierda no le hará competencia, eso sería un milagro. El único que puede hacerlo es el ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Los oligarcas hará todo lo posible para evitar su victoria, especialmente porque daña la imagen del país. Creo que su partido no resulta actualmente aceptable porque se basa en la integración de las estructuras paramilitares y narcotraficantes. Además, es una organización de terrateniente y la parte fascista de la sociedad colombiana. Santos no es ningún santo, pero representa a la oligarquía tradicional. Sus miembros también se convirtieron en millonarios gracias a los campesinos asesinados, especialmente aquellos que tenían fincas de café. Quieren tener otra vez el poder en sus manos y no compartirlo con los terratenientes que rodean a Uribe.
¿Qué significa esto para las negociaciones de paz?
La cuestión de si las negociaciones continúan si Santos gana, está todavia abierta. A veces pienso que participa en las conversaciones debido a la campaña electoral -quiere presentarse como un hombre de paz. Espero que continúe después de la votación y que se alcancen acuerdos concretos. Si no continúa la negociación, habrá guerra. Si Uribe gana, de todos modos. Él ha declarado que la guerra continuará, mientras las FARC no se rindan.
¿Cómo reacciona la izquierda colombiana frente a esto?
Hay una parte de la izquierda colombiana que no sabe adónde va, especialmente en relación con el proceso de paz. Le molesta que la guerrilla se les robe el show, quieren ser ellos quienes tengan el protagonismo. La guerrilla sigue siendo la mayor oposición en Colombia. En realidad debería ser los políticos de la izquierda legal, pero si no hubiera guerrilla, los campesinos colombianos hoy serían esclavos. Ella ha defendido a los campesinos. Esta parte de la izquierda desearía negar el papel que ha tenido la guerrilla. Pero lo ha tenido, nos guste o no. Esta izquierda quiere cerrar sus ojos a las razones por las que existe la guerrilla. Dicen que simplemente pasan de la lucha armada. Pero los problemas a partir de los cuales creció la guerrilla todavía existen o incluso han empeorado.
¿Por qué niegan estos funcionarios el papel de la guerrilla?
La mayoría de ellos son pequeños burgueses. En última instancia, es una reacción a lo que le ha sucedido a la izquierda en todo el mundo. En particular, se remonta a la caída del muro. Muchos han creído que todos los problemas del mundo desaparecían con ella. Pero son peores. Hay impactos psicológicos e ideológicos, al hecho de que el mundo ha cambiado y la situación ha empeorado todavía más desde los tiempos de la Unión Soviética.
Hablamos mucho sobre los medios de comunicación y cómo nos influyen, pero los primeros que nos dejamos colocar bajo su influencia somos nosotros. La gran mayoría de la izquierda cree lo que los medios dicen. Si ellos repiten constantemente que la guerrilla es mala, que está usando drogas, llega un momento en que comienzas a creerlo. Uno cree cosas que uno sabe que no son verdad.
¿Existe alguna alternativa a las negociaciones?
Creo que no hay ninguna alternativa. O la guerra comienza de nuevo, o el estado acepta que la guerrilla debe ser un partido político, para poder luchar políticamente. Entonces vamos a ver si la oligarquía pierde la Alcaldía de Bogotá o la mayoría del Congreso en favor de la guerrilla.
Hay incluso muchos multimillonarios colombianos que están de acuerdo con que la guerrilla se transforme en un partido político. Porque los Estados Unidos y la oligarquía ganarían. La mayoría de la oligarquía colombiana no puede vivir en Colombia, porque no es seguro y tranquilo. Uno de los más grandes oligarcas en Colombia ha dicho: «Estoy dispuesto a invertir en el proceso de paz y para que los agricultores tengan tierra. Invierto la mitad de mi capital -y en diez años lo habré recuperado». Es cierto.
La guerrilla quiere llegar a un acuerdo, pero no repetir lo ocurrido en El Salvador. Allá cuando las armas dejaron de disparar, explotaron los problemas sociales. Allá hoy causa más muertes la violencia económica y social que la guerra civil de los años ochenta. Los conflictos económicos y sociales existían en Colombia, es un país muy violento por la pobreza. Espero que la guerrilla no entregue las armas por unos pocos escaños en el Congreso, sin que revierta en la mayoría de la población. Eso es lo que ocurrió en El Salvador: tantos muertos por nada.
Pero recientemente en El Salvador ganó el partido de izquierda FMLN. ¿El camino que allí se ha seguido es equivocado?
Lo positivo en El Salvador: tras el armisticio muy pocos mandos en la izquierda fueron asesinados. Espero que lo mismo suceda en Colombia. Pero hoy, El Salvador es uno de los países más brutales del mundo porque no ha cambiado la estructura del estado. La izquierda ha ganado por un margen muy pequeño, lo que es muy bueno. Aquí pero no hay olvidar algo: una cosa es llegar al gobierno y otra detentar el poder del estado. Un presidente con su gobierno es un administrador. Pero si usted tiene el poder del estado, puede cambiar el sistema económico. Usted puede nacionalizar empresas porque cree que es correcto y no ser asesinado al día siguiente. En El Salvador, pero también en Venezuela – a pesar de todos los avances que se han alcanzado allá- el gobierno no tiene aún todo el poder. Y mucho menos en Ecuador ni en Bolivia. El ascenso de la izquierda en El Salvador es muy importante, no lo discuto. Pero ¿hasta dónde pueden realmente avanzar con los cambios? La situación en América Latina es tan difícil que es una victoria, cuando la población frente a Estados Unidos dice «no» y se alza contra ellos. Hasta hace algunos años, los Estados Unidos ponían y destituían ministros y generales. Para los europeos, es muy difícil ver qué clase de dictadura han ejercido los Estados Unidos sobre su «patio trasero» y que en América Latina solamente ocurre algo importante si lo permiten los Estados Unidos.» En un patio trasero haces lo que quieres.