Ha causado indignación mundial el doble atentado terrorista cometido por dos mujeres suicidas el 29 de marzo en dos estaciones del metro de Moscú, que ha dejado, al menos, 39 muertos y 60 heridos, todos ellos civiles indefensos. Resultan más repudiables los actos terroristas cuando están dirigidos contra personas que nada tienen que ver con […]
Ha causado indignación mundial el doble atentado terrorista cometido por dos mujeres suicidas el 29 de marzo en dos estaciones del metro de Moscú, que ha dejado, al menos, 39 muertos y 60 heridos, todos ellos civiles indefensos. Resultan más repudiables los actos terroristas cuando están dirigidos contra personas que nada tienen que ver con las políticas y acciones de los Gobiernos o Estados y cuando buscan que se produzca la mayor cantidad posible de víctimas, como en este caso.
El Presidente Barack Obama llamó al Presidente ruso Dmitri Medvédev para expresarle sus condolencias y su repudio « al extremismo y a los atroces atentados terroristas que demuestran tal indiferencia hacia la vida humana, y condenamos estos actos monstruosos» (El Comercio de Quito, 29/03/2010). Tal declaración era, evidentemente, hipócrita, pues el Premio Nóbel «de la Paz» estaba supervisando la guerra de agresión de su país a Afganistán, en donde ha puesto miles de soldados más que los que envió Bush, junto a las tropas de la OTAN, y donde aplica su estrategia de «atrapar el pez vaciando el lago» (1), sin importarle las vidas de los afganos, como lo prueban los bombardeos indiscriminados de la aviación y artillería de las fuerzas ocupantes. Además, el Premio Nóbel de la Guerra – como lo ha llamado acertadamente Hugo Chávez – en poco más de un año al frente de la mayor potencia del mundo ya tiene en su haber la muerte de por lo menos 700 civiles en Paquistán, a tal extremo que hasta el propio Gobierno de ese país – a pesar de ser aliado y títere de EE.UU. – ha tenido que protestar y pedirle que cesen los bombardeos de sus drones (aviones sin piloto) contra la población civil paquistaní (2); en otras palabras: el genocidio y terrorismo imperial de Obama en Paquistán lo ejerce, incluso, violando la soberanía de este país. ¿Qué sinceridad y autoridad moral puede tener un terrorista de Estado – que, además, tiene la cobardía de atacar y matar personas indefensas con aviones a control remoto – para hablar en defensa de la vida y criticar a otros terroristas?
Su política guerrerista y expansionista – que la disfraza con sonrisas – la está extendiendo por Yemen y Somalia, país africano a donde los soldados estadounidenses acaban de entrar, según denuncia John Pilger (3). En América Latina, ya es de todos conocido que el Falso Profeta ha enviado miles de soldados a Haití tras el terremoto que dejó más de 222,000 muertos, con el pretexto de la «ayuda humanitaria», pero en realidad para ocupar militarmente a ese país y convertirlo en una gigantesca base militar desde la cual cercar y amenazar a Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros países que intenten independizarse del dominio estadounidense. Tampoco olvidemos las 7 bases militares que ha conseguido en Colombia con la complicidad de Uribe; y según ha anunciado el Embajador norteamericano en Colombia, el Gobierno USA también estaría por instalar bases militares en otros dos países latinoamericanos. (¿Será el Perú uno de éstos, y quizás para crear condiciones favorables el Comando Sur de EE.UU. está impartiendo lecciones de cómo responder a emergencias y desastres naturales?; ¿con la experiencia de New Orleans estarán los militares norteamericanos en condiciones de dar lecciones de cómo afrontar desastres naturales?). Para hacer posibles estos y otros despliegues imperialistas, Obama ha otorgado al Pentágono el mayor presupuesto de toda la historia: 750,000 millones de dólares, 100,000 millones de dólares más que el 2009 (4).
Qué contraste entre la política de muerte, genocidio y anexión, que aplican en el mundo los gobernantes de Estados Unidos, con la de defensa de la vida y la salud que desarrolla Cuba. Cuando a fines de agosto del 2005 se produjo el desastre en Nueva Orleans y otras localidades de EE.UU. debido al huracán Katrina, inmediatamente el Presidente Fidel Castro dispuso la formación de una brigada médica (la Brigada Henry Reeve) compuesta por 1,100 especialistas y ofreció a George W. Bush los servicios de ésta para atender a los damnificados (5); sin embargo, Bush nunca autorizó la entrada de los colaboradores cubanos y prefirió que la gente pobre de esa ciudad sucumbiera. Un total de 1836 personas murieron y 705 desaparecieron.
Poco después, el 8 de octubre del 2005, se produjo un terremoto de 7.6 grados Richter en Pakistán que dejó más de 57,000 muertos y cerca de 80,000 heridos y devastó la región norte de ese país. El Gobierno de Cuba ofreció el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias «Henry Reeve» al Gobierno pakistaní. A diferencia de Bush, el General Pervez Musharraf, entonces Presidente de Pakistán, aliado incondicional de Washington en Asia, aceptó el ofrecimiento de Fidel Castro, sin importarle que la ayuda la ofreciera un enemigo ideológico y político de su principal aliado. Miles de médicos, enfermeros y técnicos internacionalistas del Contingente «Henry Reeve» permanecieron siete meses en territorio pakistaní, en las duras condiciones topográficas y climáticas de la Cordillera del Himalaya, muy distintas a las de Cuba; en ese lapso atendieron a 1’743,244 pacientes, hicieron 14,506 operaciones, 166,262 lesionados recibieron fisioterapia y rehabilitación y otros recibieron prótesis en los hospitales de Cuba; y cuando a fines de mayo del 2006 los médicos y paramédicos internacionalistas se retiraron, el Gobierno cubano donó, generosamente, los 32 hospitales integrales de campaña en los cuales había atendido los colaboradores cubanos (5).
Este 29 de marzo se acaban de cumplir 20 años del inicio de otra magnífica obra en defensa de la vida y la salud de parte de los cubanos. Hace casi 24 años, el 26 de abril de 1986, se produjo el desastre de la central atómica de Chernóbil, en Ucrania, república que formaba parte de la desaparecida Unión Soviética, escapando al ambiente una cantidad de material radiactivo que se calcula entre 100 y 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima. Debido a la exposición a la radiación, 31 personas murieron a los pocos días y alrededor de 150 sufrieron lesiones graves, especialmente los heroicos bomberos militares que evitaron que el incendio se propagara a los demás reactores; al menos 135,000 personas fueron evacuadas inmediatamente y otras 215,000 reubicadas posteriormente. Una inmensa nube radioactiva se extendió por Ucrania, Bielorrusia y varios países de Europa septentrional y central, calculándose que alrededor de 7 millones de personas pueden haberse afectado, de las cuales 600,000 habrían recibido las mayores dosis de radiación; según un informe de la OMS, unas 9,000 personas podrían sufrir cáncer y muerte prematura (6).
El Gobierno cubano ofreció su ayuda solidaria para las víctimas de Chernóbil. Cuatro años después de este desastre comenzaron a llegar a Cuba miles de niños afectados, procedentes de Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Armenia y Moldavia, repúblicas que por entonces integraban la Unión Soviética. Cuba ha atendido gratuitamente durante estos 20 años consecutivos a un total de 25,457 personas, entre ellas 21,378 niños, con diversas afecciones, incluyendo cientos de casos de leucemia, que han requerido trasplantes de médula ósea, tratamientos oncológicos diversos y operaciones quirúrgicas complejas. A pesar de que Cuba perdió el 85% de su mercado externo con el derrumbe de la Unión Soviética y de los países socialistas de Europa Oriental a inicios de los 90, quedando la economía cubana al borde del colapso total, por lo que el pueblo cubano tuvo que soportar enormes carencias materiales durante toda la última década del siglo pasado («Periodo Especial en Tiempo de Paz»), los médicos y personal de salud cubanos nunca dejaron de atender a los afectados de Chernóbil. En reconocimiento a tan alta generosidad, este 27 de marzo el Presidente de Ucrania, Victor Yanukóvich, ha conferido la Orden de Servicio de Primer Grado al ex Presidente Fidel Castro, la Orden Yaroslav Mudry de Primer Grado al Presidente Raúl Castro y la orden Yaroslav Mudry de grado quinto al Ministro de Salud de Cuba, José Ramón Balaguer, que han sido entregadas este jueves 1 de abril por Leonid Kuchma, ex Presidente de Ucrania y enviado especial del actual mandatario de ese país al acto central por el XX aniversario del inicio del programa humanitario de Chernóbil (7).
Así defiende Cuba la vida y los derechos humanos, no sólo los de su propio pueblo, sino los de los pueblos de todo el mundo, al margen de las ideas religiosas y políticas que defiendan, de las barreras idiomáticas y de las distancias.
Referencias:
(1) Véase el artículo del sociólogo estadounidense James Petras en Rebelión: www.rebelion.org/noticia.php?
(2) Entre otras, pueden consultarse las siguientes notas periodísticas: 1) www.radiomundial.com.ve/yvke/
(3) Artículo de John Pilger en Rebelión: http://www.johnpilger.com/
(4) Puede verse al respecto la nota periodística de Marcelo Justo, de la BBC: www.bbc.co.uk/mundo/economia/
(5) Pueden conocerse algunos detalles y vivencias de la extraordinaria ayuda cubana a Pakistán en el siguiente sitio: http://europa.cubaminrex.cu/
También se pueden ver algunas vivencias del contingente médico cubano en Pakistán en los siguientes vídeos: 1) primera parte: http://www.youtube.com/watch?
(6) Un pormenorizado recuento del accidente y sus consecuencias puede leerse en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/
(7) Véanse al respecto las notas periodísticas publicadas por Granma Internacional, en:) www.granma.cu/espanol/2010/
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