Atender a las inequidades que se generan en el proceso de transformación económica que vive el país es uno de los retos en el camino de la lucha por la equidad, coincidieron activistas el pasado jueves 15, en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, en La Habana.
Ello va de la mano con la necesidad de continuar creando espacios para el aprendizaje sobre asuntos como la violencia de género, visibilizar la diversidad de mujeres del país y sus historias personales, trascendió en el espacio Pensar Cuba, organizado por la Asociación Hermanos Saiz (AHS).
La reflexión en torno a los relatos de inequidades, desafíos y plataformas de acción para el enfoque de género acercó a personas de diversos ámbitos, para abordar cuáles son las deudas con el tema y qué hacer para cambiar el estado de cosas.
El panel contó con la participación de Sahay Fajardo, profesora de la Universidad de Oriente e integrante de Diversas; Francisco Rodríguez Cruz (Paquito), activista LGTBIQ y bloguero; Lizette Vila, realizadora audiovisual y fundadora del Proyecto Palomas; así como Sergio Cabrera, su coordinador.
El hecho de que el derecho al aborto no conste en una sea ley, sino en una resolución ministerial, es un asunto que, en opinión de Fajardo, es parte de las deudas y sobre el cual hay que mantener la mirada.
En ese camino, la violencia obstétrica es un tema que debe ser visibilizado y sobre el cual hay que crear mecanismos de denuncia y atención, consideró quien, con su proyecto Diversas -desarrollado en Santiago de Cuba, en el oriente de la nación caribeña, y que busca desmitificar tabúes y conductas misóginas en la sociedad-, brinda apoyo a mujeres que han vivido situaciones de esta naturaleza.
Fajardo marcó igualmente como un reto la persistencia de discursos mediáticos conservadores, que «poco aportan a la necesidad de transformar el pensamiento a nivel social para poder implementar todo lo que queremos y cambiar las realidades que nos afectan».
Trabajar por la independencia económica de las mujeres y mostrar que la violencia física no es la única que perjudica, son también asuntos pendientes, junto a la naturalización de conductas como las relaciones de menores de edad (adolescentes de 15 y 16 años) con adultos de más de 20, precisó.
La realizadora Lizette Vila llamó la atención sobre el hecho de que el Programa para el Adelanto de las Mujeres no llega todavía a toda la sociedad, a pesar de su importancia. Asimismo, remarcó la necesidad de dar visibilidad a quienes tienen diferentes creencias religiosas, las viudas, las lesbianas, las transexuales…
Palomas ha dirigido su artivismo (arte y activismo) a contar sus historias y a hacer públicas realidades duras que están ahí y que debemos cambiar, comentó Vila, quien habló de la producción de un documental nombrado Todos los días son 8 de marzo, que regresa a las luchas de las mujeres, sus demandas, denuncias y la reparación que dieron lugar a esa fecha histórica.
«En un país como el nuestro, que requiere tanto un despegue económico, tenemos que pensar cómo hacer para atender esas desigualdades que afloran en las transformaciones», subrayó Sergio Cabrera. No se puede perder de vista que el avance en el ámbito económico tiene que llevar paralelamente un desarrollo en lo social; sin embargo, muchas veces no se logra trascender la visión asistencialista del trabajo social, acotó.
La idea del bienestar tiene que trascender lo económico, tiene que ver con las libertades y lo humano, agregó, y valoró que «las deudas pasan muchas veces porque las personas no se ponen en la carne de quien sufre». En tal sentido, opinó que una de las claves para resolver estas inequidades está en quienes tienen la responsabilidad, las decisoras y decisores, que deben ser sensibles y escuchar.
Insistir siempre y no cansarse en el activismo fue la recomendación de Francisco Rodríguez, quien puso sobre la mesa la necesidad de dar voz a quienes sufren la violencia de género, especialmente a las mujeres. Los hombres necesitan escuchar, necesitan ser solidarios, enfatizó.
Al respecto, José Enrique, trabajador por cuenta propia, desde el público remarcó como fundamental el papel de ellos en la lucha por la igualdad de género. El machismo está muy generalizado y hay que seguir trabajando en la escucha de las mujeres, en hablarles nosotros a otros hombres sobre estos temas, porque lamentablemente los hombres suelen escuchar a otros hombres y la voz de la mujer se silencia, dijo.
Comentó que hay personas en cargos de dirección que sienten que el feminismo y sus luchas son cuestionamientos a la obra de la Revolución, sin percatarse que justamente se trata de avanzar dentro del proceso revolucionario. Los hombres tenemos mucho que aprender, sobre todo a deconstruir el concepto de masculinidad que tenemos incorporado, apuntó.
La existencia de pocos espacios para dialogar sobre estos temas, o que son poco propicios, fue abordada por Claudia Rafaela Ortiz, periodista e integrante del proyecto Cimarronas, quien fungió como moderadora del panel. A ello también hizo alusión Eva María Guerra, de la sección de Crítica de la AHS.
No se crean espacios acogedores de la infancia a la hora de convocar a las mujeres, para que puedan participar en actividades y venir con sus hijos, detalló. Reflexionó que no se trata solo de colgarnos el cartel de feministas, sino de pensar qué hacemos todos los días para que otras mujeres avancen más en sus derechos, que puedan reconocer situaciones de violencia y cómo las acompañamos para enfrentarlas.
Tenemos que revisar qué estamos haciendo, mirar para el lado y no para arriba, insistió Luis Emilio Aybar, investigador del Centro Juan Marinello. Arriba pueden estar decidiendo políticas públicas que son revolucionarias y muy necesarias, pero no tienen muchas veces el respaldo de base para que el tejido social lleve a la práctica esas ideas y las impulse, incluso siendo beneficiosas.
Debemos lograr que las personas, después de escuchar, hagan algo por cambiar esas realidades que todavía tenemos, significó la afrofeminista Norma Guillard. Las cosas no las va a resolver nadie por nosotros, donde veamos los problemas no solo debemos denunciarlos, sino contribuir a su solución, dijo.