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¡Mujeres, la lucha continúa!

Fuentes: Rebelión

La lucha de nuestros tiempos sigue vigente, ahora no es sólo contra un imaginario, una práctica machista o un discurso excluyente, el asunto va encaminado al reconocimiento de lo humano, si de esa capacidad de lograr convivir con la otredad y hacer de esta circunstancia una gran oportunidad por construir una ambiente más solidario, afectivo […]

La lucha de nuestros tiempos sigue vigente, ahora no es sólo contra un imaginario, una práctica machista o un discurso excluyente, el asunto va encaminado al reconocimiento de lo humano, si de esa capacidad de lograr convivir con la otredad y hacer de esta circunstancia una gran oportunidad por construir una ambiente más solidario, afectivo y humanamente posible.

Es nuestra época la más insensata pero maravillosa que tenemos al final es la única en que vivimos, bien lo decía el maestro Eduardo Galeano ¿Qué sería del día en donde la mujer tome la palabra? Me imagino llegaría la sensibilidad que necesitamos para actuar, el amor que pareciera que se ha perdido y la sinceridad que cada vez se desvanece en una cultura basada en la corrupción, las ansias de poder y la sevicia de estar por encima del otro. Véase: https://www.youtube.com/watch?v=5lzl1wGLmJw

En efecto, de las mujeres he podido aprender lo que nunca me ha enseñado un libro, las lecciones de nuestras madres, la firmeza de nuestras hermanas, los consejos de nuestras abuelas, y sin dejar a un lado el apoyo, confianza y seguridad que nos ofrecen las tías, primas, maestras y amigas. Son las mujeres ese actor que configuran con vehemencia la otra realidad que necesitamos construir para llevarla a un plano más concreto, una donde sea posible la reconciliación y la construcción de un ambiente de paz que tanto necesitamos.

El día internacional de la mujer es una fecha histórica con un trasfondo político, más no un momento mediantico para hacer de una tragedia un escenario de artificios comerciales. Tiene como punto fundamental la reivindicación política, económica, cultural y social de la mujer en medio de una estructura clasista, machista, racista, xenofóbica y utilitarista, consiste en reconocer por naturaleza no por cuestiones externas que la mujer es un actor fundamental en la construcción de un proyecto democrático en todas sus dimensiones.

Así pues, es necesario pensar en los vacíos y oportunidades de la mujer en nuestra sociedad y específicamente en el «postacuerdo». La tarea es ardua pero el camino es justo ir construyéndolo:

  1. Las mujeres víctimas del conflicto armado debe ser una pieza fundamental para pensar en un tipo de paz estable y duradera, en la reconstrucción del pasado y la visión del futuro no nos podemos quedar con la versión miope de ver solo a la mujer como un víctima más. Por el contrario, el asunto consiste en que el Estado garantice esos espacios de deliberación política de este sector históricamente excluido de los asuntos de interés público.

  2. La constante lucha contra todo tipo de violencia debe seguir siendo la única opción, no existe otro camino contra este tipo de flagelo desde las familias, las empresas, las universidades y cualquier espacio social, la violencia nunca se puede aceptar ni mucho menos naturalizar.

  3. El reconocimiento político, económico y cultural debe ser una bandera de resignificación política, el fuerte machismo de la cultura colombiana que se evidencia en todas las regiones desde el Caribe hasta la Amazonia se convierte en una apuesta por construir otro tipo de cultura, es necesario superar la secuelas de la sociedad patriarcal y pensar en una cultura matrística donde la mujer es un actor político vinculado a nuestros temas públicos.

En conclusión, en estos momentos del llamado «postconflicto» no se puede dejar a un lado las experiencias comunitarias que han realizado las mujeres colombianas. Un claro ejemplo son la ruta de mujeres del Pacifico, la organizaciones de mujeres por la Paz o los colectivos femeninos que buscan construir una tipo de democracia más abierta y llena de espacios de encuentro que vinculen a las mujeres y otras minorías en los problemas que constituye la violencia colombiana, estamos viviendo un proceso histórico que el gobierno nacional no puede obviar desde las madres cabezas de familia, las guerrillas, deportistas, profesoras, investigadoras, policías, militares y demás sectores donde la mujer juega un papel fundamental en la construcción de la paz desde las regiones.

Post-scriptum: no se puede olvidar que el Gobierno Nacional no reconoció el proyecto de vincular legalmente a las madres comunitarias que trabajan en los hogares del Bienestar Familiar, una deuda que pasara a la historia por parte de Juan Manuel Santos nuestro Nobel de paz. Es un gran error no darles un poco de seguridad a estas mujeres que dedican parte de su tiempo, vida y espacio al servicio de nuestra niñez y juventud. Feliz día a todas las mujeres hoy y siempre la lucha continua desde cada uno de sus hogares.

José Javier Capera Figueroa es Politólogo de la Universidad del Tolima (Colombia), Analista político y columnista del Periódico el Nuevo Día (Colombia) y del portal de ciencias sociales rebelión.org (España).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.