«Definitivamente, hay que hacer el tránsito absoluto de la formalidad de los derechos de las mujeres a la construcción real, la aplicación cotidiana y la vivencia diaria del ejercicio de esos derechos», asegura a SEMlac Yildalina Tatem Brache, jurista y feminista dominicana.
Invitada como profesora al curso «Mujeres y derechos: una aprehensión necesaria para la igualdad», que concluyó en la capital cubana el pasado 14 de enero, Tatem Brache defiende la validez de este tipo de encuentro, «con muchos deseos de que la realidad cotidiana se reescriba en función de nuestra presencia de pleno derecho en la vida social de todas las sociedades del mundo».
El curso, convocado por la Plataforma #SoyCaribeSoyMujer, con apoyo de la Fundación Frederick Ebert, abordó conceptos generales sobre derechos humanos, los instrumentos internacionales y su eficiencia normativa, la violencia contra las mujeres, el feminicidio, las investigaciones en la región del Caribe y la metodología feminista, entre otros temas.
La Plataforma #SoyCaribeSoyMujer surgió del interés del espacio feminista «Berta Cáceres» del Instituto de Filosofía de Cuba, la Fundación Nicolás Guillén y la Tertulia Feminista «Magaly Pineda» de República Dominicana, ante la urgencia de desarrollar estrategias más integradoras y sistemáticas en áreas de investigación académica y formación de actores con perspectiva feminista e incidencia en procesos educativos y culturales en la región del Caribe.
«Las mujeres hemos sido socializadas en una construcción imaginaria social, colectiva e institucional para ser las otras, para estar en lo alterno, para ser el apoyo», reflexionó la profesora dominicana.
Pero, si hemos nacido libres e iguales en dignidad y derecho, hay que superar esa construcción de las mujeres como personas a las que se puede subordinar y discriminar, que tienen un rol específico en la vida de menor categoría, para introducirnos ya de manera real en la convivencia desde la visión de las mujeres como sujetas totales y absolutas de derecho, agregó.
Cuestión de leyes y más
«Las mujeres deberíamos estar consideradas en la norma cuando se dice que todos los seres humanos nacemos iguales en dignidad y derechos. Pero sabemos que esa es una declaración de principios del mundo ideal. Hay especificidades que seguimos necesitando, por la cadena de las relaciones de poder que subordinan y discriminan», dijo la experta dominicana.
De ahí, agregó, la necesidad de construir otras maneras desde las legislaciones, para evidenciar que la pretendida neutralidad deja fuera demasiados elementos que tienen que considerarse a la hora de ejercer derechos.
«Se dice que un problema social no existe como tal hasta que no se construye como problema», precisó y refirió como ejemplo que fue en la pasada década de los ochenta que comenzó a hablarse de violencia de género, violencia contra la mujer y violencia intrafamiliar. Luego, en los noventa, se empezó a legislar al respecto.
«La violencia siempre ha estado ahí, pero estaba invisibilizada y absolutamente naturalizada. Había que crear los elementos legales que comenzaran a darle visibilidad a una naturalización que ya era absolutamente estructural en la sociedad», añadió.
Junto a comenzar a correr el velo y quitar la ceguera de que en pleito de marido y mujer nadie se debe meter, se debía evidenciar que se trata de un crimen, un delito que se comete al interior de la pareja, la familia o en otros espacios, abundó.
«Detrás se mantiene la construcción de la mujer como propiedad de alguien, que ha estado y sigue estando tan naturalizada, por eso pasa indavertida. Hay elementos de la vida cotidiana que, para dejar de ser naturales, deben nombrarse y evidenciarse como una realidad que no está bien y hace falta transformar».
Datos de Naciones Unidas citados por Tatem Brache indican que en siete de cada 10 hogares hay violencia. «Habría que dejar de darles a niñas y niños la descripción romántica del hogar como lugar seguro, donde están protegidos, porque allí se cometen incestos, violencia, violaciones, golpes…No podemos plantear el ideal como lo que existe porque así tapamos una realidad latente en las familias», aseguró.
Derechos pendientes
A la hora de hacer inventario, la experta dominicana sostiene que los derechos de las mujeres pendientes en la región posiblemente sean los que siguen también pendientes en el mundo.
«Las mujeres seguimos estando en minoría en los índices de participación política y acceso a posiciones de toma de decisiones, sufrimos cifras alarmantes de violencia, vivimos una ola de fundamentalismo que pone en riesgo nuestros derechos sexuales y reproductivos, seguimos estando en situación de mayor desventaja en el acceso a medios de producción y nos mantenemos a cargo de los cuidados y la reproducción de la vida», comentó.
«Ya es tiempo suficiente para que se entienda que los cuidados y las labores de reproducción son una responsabilidad social, estatal y de todas las personas que deben intervenir en ello», acotó.
Tatem Brache reconoció a SEMlac que el feminismo ha abierto trincheras inmensas en este camino y debe seguirse trabajando desde una perspectiva académica, pero también, sobre todo, comunitaria.
«He encontrado en esta aula algo extraordinario, que es la esperanza de trabajar en colectivo para instaurar nuevas dinámicas de poder, de construir ciudadanía y construir Estado», sostuvo.
Yisel Aguilar Pino, investigadora del Centro de Estudios de la Juventud, aprovechó el encuentro una como una gran oportunidad para actualizarse y aprender categorías que desconocía. «Me ha dado una visión crítica de la realidad que seguramente podré poner en práctica en mis investigaciones y trabajo».
Para Marilis Zayas, directora de la revista Muchacha, una de las grandes ganancias del curso ha sido mostrar que cada día son más jóvenes las personas que se interesan por estos debates. «Se han acercado a los temas de manera individual y están en una fase de consolidar conocimientos para organizar sus luchas», argumentó.
En su opinión, se trataron temas muy actuales relativos al proceso de actualización jurídica que vive Cuba hoy, cuando se intenta un acercamiento desde una perspectiva de género a la legislación.
«Fueron momentos para construir, de trabajo, pero sobre todo con la conciencia de que hay que hacerlo desde nuestras comunidades y crear alianzas para ganar espacios de debate, discusión y análisis para temas tan importantes e inmediatos como la aprobación del Código de las Familias en Cuba», opinó Zayas.