Tras una vida de lucha por la emancipación y los derechos de las mujeres, la pensadora feminista egipcia más importante del mundo árabe falleció este domingo a los 89 años. Escritora, médica y activista, llegó a escribir más de 50 libros en los que desentrañó el sistema patriarcal y el sexo femenino, además de señalar prácticas como el uso del velo o la ablación. Por ello tuvo que huir de su tierra natal en 1993, antes de volver a ella a inicios del 2000.
La escritora, médica y activista política Nawal el Saadawi falleció este domingo a los 89 años en un hospital de El Cairo, la capital de Egipto, donde residía desde hace más de una década. La prensa egipcia informó de su fallecimiento, que fue seguido del padecimiento de una enfermedad no precisada.
El nombre de Saadawi se conoce especialmente en África y en el mundo árabe por haber sido una guía para muchísimas mujeres. Durante toda su vida fue una gran defensora de los derechos de la mujer y luchó por el futuro de sus libertades. Asimismo, cuestionó abiertamente los sistemas patriarcal y capitalista. Un ejemplo sencillo, pero simbólico, es que en sus últimos años apareció en la escena pública sin maquillaje y sin tinte, con su cabello encanecido, resistiendo al paradigma de eterna juventud que se le exige a las mujeres.
Procedente de una familia acomodada, la pensadora nació en 1931 en una pequeña localidad de Kafr Tahla, en el Delta del Nilo. Allí comenzó a desarrollar su pensamiento y a escribir acerca de la discriminación entre alumnos y alumnas en su colegio.
En concreto, fue a los 13 años que empezó a reflexionar sobre la desigualdad de género y, desde entonces, nunca dejó de escribir al respecto. Ni durante su encarcelamiento en la década de los 80, tras ser acusada por el difunto expresidente y exprimer ministro Anwar el-Sadat de «crímenes contra el Estado», ni en su exilio a partir de los 90 y hasta inicio de los 2000.
Su censura en Egipto y en el mundo árabe avivó su lucha
Graduada de medicina en la década de 1950, Nawal el Saadawi trabajó como médica en su pueblo natal, donde conoció el sufrimiento de las niñas por las prácticas de ablación o mutilación genital femenina, de la que ella misma fue víctima cuando tenía 6 años. El reconocimiento de este dolor la impulsó a dedicar gran parte de su carrera a denunciar el procedimiento y a ayudar a las víctimas de zonas rurales de Egipto.
Especialista en psiquiatría, también llegó a ser directora general de este departamento en el Ministerio de Salud egipcio, momento en el que inauguró la revista ‘La Salud’.
Con más de 50 libros traducidos a 30 idiomas, la pensadora fue condenada por importantes figuras como el Gran Imán de Al-Azhar, la máxima autoridad musulmana sunita de Egipto, por realizar campañas contra el uso del hiyab y señalar la desigualdad en los derechos de herencia islámicos entre hombres y mujeres. Unos temas, como el del sexo o el rechazo a la poligamia, considerados tabú e intocables.
En 2015 dijo a la agencia AFP que no le preocupaban las críticas procedentes de académicos o integrantes del Gobierno, pues nunca fue muy reconocida por ellos. Al contrario, destacó el inmenso amor que recibía de jóvenes de ambos sexos, tanto en el corazón de Egipto como en el extranjero.
En el mismo año, en una entrevista con The Guardian, lamentó el progresivo conservadurismo de su país: «Algo ha sucedido en los últimos 45 años. ¡Los cerebros de las mujeres y los hombres se han arruinado!», dijo quien creía que una persona no podía ser feminista y a la vez aprobar o tolerar el velo islámico.
Saadawi, abiertamente casada y divorciada en tres ocasiones, formó parte de las protestas en la Revolución Egipcia del 2011. A sus casi 80 años, estuvo en la plaza Tahrir, en El Cairo, exigiendo la destitución del líder Hosni Mubarak.
Luego de regresar de su exilio en Estados Unidos, a donde tuvo que huir por amenazas de grupos islamistas, y en donde dictó clases en distintas universidades, Nawal el Saadawi procuró continuar difundiendo su necesario pensamiento rebelde y creativo.