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¿Naciones Unidas, sirve o debe desaparecer?

Fuentes: Rebelión

La cuestión es saber si sus 192 Estados miembros están mejor con NU que sin ella, pero la mayoría y no sólo unos pocos. Está claro que para algunos, es muy ventajoso -le sacan mucho provecho– pero no tanto la mayoría restante cuando hay que sumar, además, la corrupción de la compraventa del voto. Todo […]

La cuestión es saber si sus 192 Estados miembros están mejor con NU que sin ella, pero la mayoría y no sólo unos pocos. Está claro que para algunos, es muy ventajoso -le sacan mucho provecho– pero no tanto la mayoría restante cuando hay que sumar, además, la corrupción de la compraventa del voto. Todo indica en realidad, que la misión esencial de NU sólo es hacer posible un orden económico, cada vez más salvaje, que cada vez provoca más conflictos entre Norte y Sur, ahondando las diferencias. No parece que NU sea otra cosa, ni sirva para más. El BM y el FMI están bien apadrinados en su Consejo de Seguridad.
 
Cuando el máximo organismo responsable de mantener y hacer valer el Derecho Internacional o tan siquiera un mínimo orden internacional, no es capaz de condenar –simplemente condenar, que tampoco era mucho más lo que se pedía– el asesinato premeditado y alevoso por Israel, el pasado 25 de Julio, de cuatro de sus observadores en el Sur del Líbano. Cuando no es capaz de condenar el tráfico de miles de vuelos con secuestrados para ser torturados. Cuando durante años se mantiene Guantánamo (y tantas otras cárceles) más allá del eufemismo del «limbo legal», como centro especializado de tortura. Cuando países como Israel no han cumplido ni una sola Resolución de NU ni de ningún otro organismo internacional y, además viola todos los derechos humanos desde antes de su «fundación» en 1947. Cuando el tráfico internacional de armas y los paraísos fiscales son los que gozan de mayor libertad. Cuando una Organización sólo representa a unos pocos países, de hecho, y sirve para legalizar invasiones, ocupaciones, guerras y las aprueba, tácita o explícitamente, y siempre a favor de los que incumplen los acuerdos.

Cuando estas y tantas otras cuestiones sólo tienen una respuesta tan negativa, cabe plantearse abiertamente si esta Organización debe desaparecer; sólo cabe preguntar ¿A quién perjudicaría? Y no parece necesario citar a qué países les daría lo mismo, para lo que les sirve.

Las calamidades, invasiones y guerras, puede que sean inevitables, pero lo que no puede ser es que se legalicen y bendigan en beneficio de los infractores, para acabar enviando una delegación oficial y a los cascos azules, para que perpetúen la situación.

Las guerras no son accidentes, no son calamidades de la naturaleza, no son catástrofes inevitables y sin control. Las guerras son actos delictivos y criminales, premeditados, valorados y pensados para obtener determinados fines inconfesables e ilegales, donde se juega con millones de vidas humanas. Y, en medio de todo esto, NU, que según dicen somos todos, mira para otro lado según convenga o las ratifica con sus Resoluciones, dándoles carta de legalidad y el visto bueno a los responsables.

Sin NU, los países invadidos, puede que sigan invadidos, pero sólo por la fuerza y no también por la ley, como ahora está sucediendo, y de este modo su lucha sólo sería contra la invasión y no contra la burocracia de NU. Esta legalidad y burocracia es la que también ha invadido a Afganistán, Iraq, Líbano –ahora y en 1972 y de 1982 hasta el 2000– y para qué mencionar ya a Palestina que lleva 58 años ocupada por un país artificial, inexistente creado ad hoc para eso.
Con la venia de la legalidad se perpetúan sanciones tremendas como la de Helms-Barton contra Cuba o la ley D’Amato contra Irán; o las que contra Iraq diezmaron su población durante doce años para terminar con un bombardeo televisado y una ocupación que está arrasando al país.

La legalidad de las intromisiones, golpes de Estado y asesinatos en tantos y tantos países, sin que a NU le haya temblado la mano en sus numerosas Asambleas Generales, no vinculantes –papel mojado– o las del Consejo de Seguridad de mafiosos con su derecho a veto.

Cuando algo no sirve para cambiar nada, no modifica nada y sí sirve para tolerar la tortura, para legalizar las guerras al servicio exclusivo de unos pocos que tienen como único objetivo acaparar mercados y materias primas, es mejor que tal Organización desaparezca y que cada país se busque sus alianzas y sus acuerdos como pueda, pero que no siga confiando y en manos de quién está siendo su enemigo; que rompa con quién sistemáticamente le traiciona, pues no parece que por ello pueda ir a peor.