Desde su implantación en Chile a sangre y fuego del modelo económico neoliberal de la dictadura pasando por los gobiernos de la ex Concertación, además del primer gobierno del pinochetismo y la derecha empresarial, junto al actual y hasta nuestros días, han sido incapaces de resolver los problemas derivados de la pobreza extrema, la pobreza […]
Desde su implantación en Chile a sangre y fuego del modelo económico neoliberal de la dictadura pasando por los gobiernos de la ex Concertación, además del primer gobierno del pinochetismo y la derecha empresarial, junto al actual y hasta nuestros días, han sido incapaces de resolver los problemas derivados de la pobreza extrema, la pobreza en sí y la pobreza disfrazada de los estratos socioeconómicos medios.
Después de 45 años entre dictadura militar y gobiernos seudo democráticos, la autodenominada clase política chilena y esencialmente los grupos políticos de extrema derecha (UDI), defensores además del legado criminal y genocida de la dictadura, junto a la derecha empresarial, representada por Renovación Nacional (RN), más la Democracia Cristiana y los neoliberales del PPD y más de algún socialista renovado que abraza el neoliberalismo económico, solo han aplicado políticas de parche y cambios cosméticos que no han contribuido a mejorar de forma integral las condiciones de vida de los sectores sociales con menor poder adquisitivo y que constituyen la gran mayoría del país.
Dicha realidad se puede percibir claramente a raíz de lo que son los ingresos de la mayor parte de la población chilena. Al respecto los medios de prensa chilenos y algunas fundaciones entregan cifras que nos clarifican acerca de los resultados del modelo económico neoliberal vigente en Chile y que nos pretenden vender o mostrar como exitoso.
Las cifras nos señalan que alrededor del 70% de los chilenos tienen un salario menor a 550 mil pesos chilenos (832 dólares), para la supervivencia de una familia promedio de 4 personas.
La información de la prensa además, nos muestra que solo el 15,3 por ciento de los trabajadores en Chile recibe un ingreso superior a 850 mil pesos mensuales (1286 dólares), mientras que el 50,6 por ciento percibe 380 mil pesos o menos (575 dólares), lo que nos advierte claramente que el neoliberalismo chileno, se caracteriza por un considerable atraso salarial, que ni siquiera se ubica en la media de los países más desarrollados de la OCDE.
Esto nos sugiere además que los apóstoles del neoliberalismo chileno, solo se han preocupado de engordar más y más las billeteras del 3% más rico del país, demostrando además la profundización de la brecha entre unos pocos ricos y la gran mayoría que percibe salarios de sobrevivencia y altamente endeudados con créditos de consumo, por los cuales además se pagan altos intereses.
Recordemos que el 1% más rico del país, ya controla alrededor del 50% de la riqueza nacional (PIB), sin que eso haya significado un mejoramiento real de los salarios de los sectores sociales más golpeados por el esquema económico neoliberal, generando así una gran precariedad salarial y de vida, además de una gran desigualdad social.
Por ejemplo, en su último reporte, la Fundación Sol, nos informa que «si tú ganas sobre un millón de pesos en tu trabajo, estás dentro del diez por ciento más rico. Dentro de este 10 por ciento, el uno por ciento acumula el 33 por ciento de los ingresos anuales, Chile tiene uno de los récords a nivel mundial por la alta concentración de ingresos, estamos hablando de una acumulación extrema en un grupo muy reducido de personas. Estas personas, al vivir en un mundo separado dentro del mismo país, al vivir una realidad completamente ajena, tenemos una indolencia moral tremenda. Eso es lo que se observa», se afirma desde la fundación Sol.
En el Chile actual decíamos, una familia promedio compuesta por cuatro personas percibe unos ingresos de 417.348 pesos (632 dólares) mensuales, los que nos muestra que las medidas macroeconómicas del neoliberalismo chileno no contribuyen a que la mitad de la clase trabajadora pueda sacar de la pobreza a su familia. Todo esto avalado por el parlamento chileno y los gobierno de turno, que en su mayor parte, han estado al servicio del poder del dinero.
Lo que destaca además en la prensa chilena, es que también se produce una diferencia significativa en el salario que perciben las mujeres, que es un 29,3% menor que el de los hombres. Ahora los trabajadores que viven en regiones y no en la capital chilena, tienden a percibir salarios inferiores a 500 mil pesos (756 dólares) y en muchos casos, menor que eso.
Otro aspecto que se destaca en la información de prensa es que el 16,3 no cuentan con contrato de trabajo y perciben salarios menores a 420 mil pesos mensuales (635 dólares), lo que refleja además que muchos empresarios no respetan las exigencias de la legalidad laboral.
Otro hecho significativo, es lo que ocurre con las generaciones más jóvenes. Según el informe de la fundación Sol, 1,3 millones de personas de entre 18 y 28 años de edad se encuentran ocupados, lo que representa el 16,7 por ciento del total de ocupados en Chile. El 50 por ciento de esta cifra gana menos de 316 mil pesos (478 dólares). Solo un 20 por ciento recibe más de 500 mil pesos al mes. Ahora, si se es joven y mujer, las cifras son aún inferiores, pues el 50 por ciento recibe menos de 300 mil pesos mensuales (453 dólares). Ahora cuando en Chile los neoliberales hacen gárgaras con el crecimiento económico y las ofertas de puesto de trabajo, lo cierto es que los jóvenes y las mujeres están expuestos a actividades laborales temporales, precarias y mal pagadas, todo por obra y gracia de los Chicago Boys y los gobiernos post dictadura.
Ahora la iniciativa del gobierno de los empresarios y el pinochetismo, con su estatuto laboral para jóvenes, aprobada por la Cámara de Diputados del sector de centro derecha, viene a precarizar aún más las condiciones salariales y de trabajo de los jóvenes, dejándolos sin perspectivas de futuro.
En el marco de toda esta realidad salarial, en el parlamento chileno se está dando la discusión acerca de los que debe ser un «salario mínimo», para lo cual la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) estima que dicho ingreso debiera ser de 420 mil pesos (636 dólares) mensuales. Ahora el gobierno de los empresarios con el apoyo de los neoliberales de la DC y otros seudo parlamentarios neoliberales, ofrecen un aumento de alrededor de 286 mil pesos (429 dólares) mensuales, lo que fue aprobado en primera instancia por el Senado del parlamento chileno, pero que al momento de escribir esta nota, no estaba resuelto completamente del todo, debiendo volver la discusión a la cámara baja, por lo tanto el salario mínimo sigue siendo de 276 mil pesos (418 dólares) mensuales.
Ahora el actual mandatario y empresario, Sebastián Piñera, que representa los intereses del gran empresariado y el legado del pinochetismo, según su utopía ofreció en su campaña electoral para alcanzar la presidencia y al mejor estilo Macri, que cuando termine su mandato, se habrá erradicado la pobreza y Chile será un país «desarrollado y moderno».
Sin embargo, el neoliberalismo a la chilena no solo ha generado una gran precariedad laboral, también existe una precariedad en las pensiones, en los salarios, en el sistema de acceso a la vivienda, más de 40 mil familias chilenas aún viven hacinados en campamentos, gran precariedad además en el acceso de un sistema de salud público con muchas carencias, un sistema educacional chileno, que se caracteriza por su mercantilización y malos resultados en el ámbito cualitativo de la educación. En definitiva, Chile sigue siendo un país del «tercer mundo» y subdesarrollado, independientemente de que los neoliberales y sus medios de comunicación, intenten mostrar otra realidad.
Lo cierto es que después de 45 años entre régimen militar y gobiernos post dictadura, cabe acentuar que los neoliberales del sistema y sus parlamentarios solo han ofrecido precariedad salarial y laboral, grandes desigualdades sociales, una brecha cada vez mayor entre unos pocos ricos y la gran mayoría que vive con salarios que no les permite vivir una vida justa, digna y donde se garanticen sus derechos humanos fundamentales, es el Chile real, el Chile post Pinochet.
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