La muerte del anti-poeta Nicanor Parra nos sorprendió a comienzos de año. Tantos años había vivido el anti-vate que ya parecía un eterno patriarca posmoderno. Su muerte, unida a conversaciones que llevaba sosteniendo con un joven historiador sobre la Juventud y la Unidad Popular, gatilló la cuestión de las relaciones entre los intelectuales y la […]
La muerte del anti-poeta Nicanor Parra nos sorprendió a comienzos de año. Tantos años había vivido el anti-vate que ya parecía un eterno patriarca posmoderno.
Su muerte, unida a conversaciones que llevaba sosteniendo con un joven historiador sobre la Juventud y la Unidad Popular, gatilló la cuestión de las relaciones entre los intelectuales y la U.P.
¿Cuál fue la relación de Parra y su «tribu» (Estudios Humanísticos de la Escuela de Ingeniería de la Chile) con el proyecto encarnado por Salvador Allende?
Esta pregunta sirve de marco para las impresiones que despertó la lectura del texto de Gonzalo Schwenke Nicanor Parra: entre la tradición y la sátira
Quisiéramos problematizar el juicio, desarrollado por el artículo, respecto que Parra sería un «poeta popular» por las fuentes que alimentan su obra.
Una vez más…Neruda, el Partido Comunista y Violeta
El autor sitúa bien a los contendores del texto parriano: en un rincón Pablo Neruda, en el otro Nicanor Parra. La pregunta es: ¿cuál de los dos poetas puede ser considerado «representante del pueblo»?
El autor argumenta que Neruda no lo es porque pertenece a la cultura del Partido Comunista. Y el P.C. no era «representante del pueblo», en la época previa al Golpe, porque «constituía una élite que estaba escasamente en contacto con el pueblo chileno, su cultura y, fundamentalmente, su lengua». Nicanor sí lo sería por formar parte del ethos de la familia de Violeta Parra, familia cuyos miembros han cultivado y guardado la lengua popular.
Consideramos erróneo afirmar que el P.C. no fue «representante del pueblo». Más allá que discrepemos o no de las políticas desarrolladas por dicha agrupación a lo largo de su historia, el juicio del autor significa ignorar que el P.C. surgió de la clase obrera y fue la dirección política del movimiento obrero y de los trabajadores. Desde los obreros del salitre, compañeros de Domingo Zárate (alias Cristo de Elqui) hasta los profesores. Entonces, la obra poética de Neruda es representativa de las luchas de la clase obrera, para bien o para mal. Y eso, ¿no la hace popular?
Por otro lado, quién podría negar las mutuas influencias desarrolladas entre los miembros del clan Parra. Sin embargo, eso no garantiza representar la cultura popular.
Ciertamente la obra de Nicanor Parra se nutre de los «códigos de la cultura popular». Pero, nos preguntamos: ¿qué hace con esos códigos? ¿Qué texto produce?
Positivistas lógicos…uníos
Para decirlo de un modo simple e inexacto, sólo para marcar una diferencia: Violeta reproduce conservando, Nicanor reproduce desquiciando.
¿Qué queremos decir con «desquiciar»? Nos referimos a tomar muestras de los códigos populares y manipularlas para generar paradojas lógicas, contradicciones y tautologías.
A modo de ejemplo, consideremos las cuatro primeras líneas del N° XLVIII de los Nuevos Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui.
Yo soy el hombre más feliz del mundo
mentiría si digo que miento
cuando declaro ser
el desgraciado más feliz del mundo
Para quiénes han leído textos lógicos de filósofos como Bertrand Russell o Ludwig Wittgenstein (autor del Tractatus), resulta difícil no escuchar, en dicho sermón, la paradoja de Epiménides el cretense, la cual se genera cuando alguien afirma: «Estoy mintiendo». La paradoja consiste en lo siguiente: si la afirmación es Verdadera, entonces es Falsa. Y si es Falsa, entonces es Verdadera. La filosofía del positivismo lógico, conocida por Parra durante su estadía en Oxford, giró en torno a desarrollar un lenguaje donde dichas paradojas no pudieran surgir.
Se podrían agregar múltiples ejemplos y alusiones presentes en obras como: La Cueca Larga, Obra Gruesa u Hojas de Parra y los Artefactos, que muestran dicha influencia en la obra del anti-vate. Sin ir más lejos, en el Manifiesto de la anti-poesía que es Advertencia al lector se lee:
Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wittgenstein
Pueden darse con una piedra en el pecho
Porque es una obra difícil de conseguir:
Pero el Círculo de Viena se disolvió hace años,
Sus miembros se dispersaron sin dejar huella
Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri di la luna
Desde esta lectura del texto de Parra, la anti-poesía aparece como el ejercicio más elitista (y menos popular) que se podría concebir. Y, ciertamente, el más genial.
Porque, a fin de cuentas, ¿cuál es el negocio de Parra? ¿Es Parra: un (anti)poeta?
Caution: filósofo disfrazado de anti-poeta
Lo que el anti-vate decía para la inauguración de las Obras Públicas, en Telefónica de España, nos entrega unas pistas:
hoy, las frases con sentido, las sentencias filosóficas son imposibles.
El combate de Parra no sería poético, sea lo que esto signifique, sino filosófico.
Y nos atrevemos a plantear la siguiente hipótesis:
La anti-poesía & derivados-varios es la puesta en escena del Tractatus de Wittgenstein, construida sobre el lenguaje de los poetas populares.
Y eso, qué duda cabe, merecía un Nobel.
http://www.carcaj.cl/nicanor-parra-un-poeta-popular/