Con tristeza recibimos los resultados del plebiscito celebrado el 2 de octubre que desaprobó los acuerdos firmados entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP para terminar la confrontación armada. Y con preocupación recibimos la noticia de que el presidente Santos entiende los hechos como la autorización para negociar con la extrema derecha y recortar lo […]
Con tristeza recibimos los resultados del plebiscito celebrado el 2 de octubre que desaprobó los acuerdos firmados entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP para terminar la confrontación armada. Y con preocupación recibimos la noticia de que el presidente Santos entiende los hechos como la autorización para negociar con la extrema derecha y recortar lo acordado en La Habana. Rechazamos rotundamente el camino de un pacto cerrado y elitista de las derechas, que de nuevo excluya a la gente del común como un camino seguro a un nuevo ciclo de violencia.
No, señor presidente Santos: Los más de 6 millones de colombianos que dijimos Sí al plebiscito, no votamos por el gobierno ni menos por un pacto de esas características; no es el gobierno el que nos representa, ni mucho menos unos partidos de gobierno que no hicieron nada para que triunfara el Si. NO, señor senador Uribe: no todos los colombianos que votaron No son reaccionarios y guerreristas como usted; millones que votaron así también están a favor de la paz y de la salida negociada al conflicto armado, y no es el Centro Democrático el que los puede representar.
Se necesita un acuerdo, sí. Pero no de élites aliadas contra el pueblo y decididas a incumplir los compromisos con las FARC y el ELN. Lo que se impone en el país es un Gran Diálogo por la Paz -que muchos venimos proponiendo de tiempo atrás-, que trascienda las pretensiones de hacer pactos cerrados entre élites gubernamentales y políticas, y acerque todas las fuerzas sociales que seguimos apostando a la construcción de la paz.
Mantener el cese bilateral de las confrontaciones armadas con todas las insurgencias es un buen panorama para iniciar el Gran Diálogo por la Paz, donde quepamos todos los actores sociales, políticos, económicos, espirituales, culturales, entre muchos que seguimos en esta apuesta de un mejor país; ese es el camino más democrático. Donde el protagonismo sea encarnado por la gente de a pie, la gente que votó Sí, los que dijeron No, los que no votaron, los que sueñan un país diferente, en paz y vida digna.
Un Gran Diálogo por la Paz, que deberá terminar en un consenso democrático, es el camino para refrendar los Acuerdos de La Habana, facilitar los diálogos con el ELN y, sobre todo generar una fuerte dinámica participativa, que rompa la marcada polarización evidenciada con el plebiscito, abriendo los diques para la profundización de la democracia.
Invitamos a todos los sectores sociales, ciudadanos, democráticos, a los partidos políticos, al Gobierno Nacional, a las insurgencias, académicos, iglesias, comunidades de fe, empresarios, estudiantes, trabajadores, amas de casa, entre muchos otros, a confluir en ese Gran Diálogo por la Paz. Pero también a movilizarnos e impulsar con más ímpetu la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y el ELN como escenario político oportuno para darle vida al debate de las reformas, los cambios, las transformaciones, con participación de la sociedad, y cuyos resultados serán agendas que complementen y potencien los acuerdos de La Habana ya pactados. La mínima victoria del No, no es una derrota de la salida negociada del conflicto armado.
Llamamos a la unidad de todos los sectores y actores políticos de la vida de Colombia, para seguir defendiendo la bandera de la paz, desde la negociación política como vía para la superación de los conflictos y la participación de la sociedad como motor de la construcción de paz.
Fuente original: http://prensarural.org/spip/spip.php?article20307