Anuncia que los estudiantes chilenos se movilizarán en 2014 y que -sobre todo- harán propuestas de un modelo alternativo de enseñanza, que tendrá como eje una educación gratuita, igualitaria y de cobertura universal. Dice que el nombramiento del economista Nicolás Eyzaguirre como ministro es funcional a una lógica mercantil. En coherencia con lo resuelto por […]
Anuncia que los estudiantes chilenos se movilizarán en 2014 y que -sobre todo- harán propuestas de un modelo alternativo de enseñanza, que tendrá como eje una educación gratuita, igualitaria y de cobertura universal. Dice que el nombramiento del economista Nicolás Eyzaguirre como ministro es funcional a una lógica mercantil. En coherencia con lo resuelto por la Confech en Temuco, se muestra dispuesta a conversar con las nuevas autoridades, aunque con la condición de que entre los temas estén las propuestas de fondo planteadas por los estudiantes. Refiriéndose a la crisis venezolana, opina que los movimientos sociales no son legítimos solo por sacar gente a la calle: también es necesario que defiendan causas justas.
La presidenta de la Fech, Melissa Sepúlveda Alvarado, ha desplegado intensas actividades en el verano. En su periplo ha tomado contacto con numerosas organizaciones sociales que se interesan en trabajar con el movimiento estudiantil. Esa experiencia le ha permitido tener un panorama claro sobre el estado del tejido social en el país, y la posibilidad de levantar instancias de convergencia y coordinación entre organizaciones populares. «Hemos generado mayores lazos con trabajadores portuarios y del cobre y organizaciones territoriales o sociales diversas. Ese ha sido un trabajo silencioso, que nos permite estar optimistas ahora que se inicia un nuevo gobierno».
La Fech abre caminos conjuntos para discutir cuáles serán los contenidos de la educación que quiere el movimiento estudiantil, más allá del tema de la gratuidad; que si bien es importante, es solo un factor más en la búsqueda de la integralidad y coherencia de un modelo educativo que evite la segregación y las desigualdades. Este año los estudiantes han iniciado un debate profundo sobre el contenido de la educación, considerando, por ejemplo, la eliminación de la discriminación de género o sexual, para avanzar hacia una perspectiva de ruptura con una cultura patriarcal en la enseñanza.
También la dirigente estudiantil estuvo en zonas apartadas: «En Pilmaiquén, cerca de Osorno, me impactó la experiencia de jóvenes mapuches, que después de haber crecido en ciudades, han vuelto a repoblar comunidades rurales, rescatando su ser mapuche. Allí he visto cómo un proyecto termoeléctrico intenta destruir un sitio ceremonial ubicado en el entorno de la Cueva de Quintuante, un espíritu ancestral que representa el equilibrio y el ser mapuche, sin que esa empresa logre comprender lo que significa para estas comunidades la relación con la tierra».
-¿Cómo ve la situación de las regiones?
-«Todo el flujo de dinero, cultura y conocimientos está concentrado en Santiago y en algunas ciudades. Hay abandono de otras zonas geográficas, en las que faltan cosas básicas, como personal de salud. Esa realidad ha creado movimientos regionales, que constituyen un componente fundamental de este rearme del movimiento popular. Han obtenido logros significativos a través de la acción colectiva. Que Freirina haya logrado sacar a un grupo económico tan poderoso como Agrosuper de su comuna, es una victoria muy importante.
En la mayor parte de las comunas y barrios de Santiago la concentración de la riqueza sigue siendo la misma que en las regiones. Sobre la cota mil se vive muy bien, pero existe una segregación que nos hace preguntarnos si realmente en Santiago se vive mejor. La saturación de los hospitales de la capital es más crítica que la que se vive en los centros regionales de salud, y lo mismo sucede con el transporte u otros indicadores de calidad de vida».
DESAFIO PARA LOS ESTUDIANTES
-¿Cuál es el desafío para el movimiento estudiantil en este contexto?
-«Pusimos en el centro del debate la educación y hemos contribuido a fortalecer las organizaciones sociales. Al regreso de nuestros compañeros a clases, definiremos la relación con el nuevo gobierno y con otros poderes del Estado, incluyendo nuestro vínculo con los ex dirigentes estudiantiles que hoy son diputados. Reafirmamos nuestra disposición al diálogo, aunque el aprendizaje histórico nos obliga a ser cautos antes de sentarnos a una mesa de negociación. No queremos avalar otro maquillaje del modelo educativo.
Consideraremos los acercamientos que ha anunciado el ministro Nicolás Eyzaguirre, pero también vemos en su nombramiento una señal de continuidad del modelo neoliberal. Su designación, e inicialmente la de Claudia Peirano, constituyen expresiones de continuidad del modelo mercantil, que poco tienen que ver los contenidos que proponemos para la educación. Recordamos que Eyzaguirre instauró el Crédito con Aval del Estado (CAE), que involucró a la banca privada en el endeudamiento estudiantil.
La Nueva Mayoría ha hecho una cooptación de nuestras consignas. Su programa habla del derecho social a la educación y de gratuidad; pero existen distintas posiciones entre sus partidos y todavía no sabemos cuáles serán las que predominen. Hemos sido enfáticos en señalar que el programa de Michelle Bachelet no garantiza el derecho universal a la educación, porque continuará la lógica de focalización de recursos sin entregar cobertura universal.
Este será otro año de movilizaciones estudiantiles, pero no solo en las calles; también será el año del debate público, para dotar de contenidos un proyecto de educación realmente construido por el pueblo».
-¿Se manifiestan en Confech las ideas de la Nueva Mayoría?
-«El costo político de haber apoyado a Michelle Bachelet es grande para el Partido Comunista. La Nueva Mayoría tiene escasa presencia en las organizaciones universitarias que, a través de un aprendizaje colectivo, han cuestionado la lógica de relación con los partidos tradicionales. La manipulación de las organizaciones, que sigue ocurriendo en el mundo sindical, ha sido fuertemente criticada por los estudiantes. Nuestros voceros tienen que expresar ahora la reflexión que se genera al interior del movimiento estudiantil y a aquel que no actúe de acuerdo a las decisiones de su base, las asambleas se lo enrostrarán.
Esto ocurre no solo porque nos gusta la democracia directa, sino también porque en 2001 y 2006 ese tipo de liderazgo nos costó muy caro, porque inevitablemente está asociado a prácticas políticas tradicionales».
-Ustedes tienen una gran adhesión ciudadana, pero otros ganan las elecciones…
-«Somos autónomos respecto a las opciones electorales o gobiernos. Un candidato presidencial del movimiento estudiantil habría generado una situación de tensión en su interior; como sucedió en algunos sindicatos, que llegaron a quebrarse por este motivo. En las organizaciones de masas convive gran diversidad de proyectos políticos y es clave para su continuidad el mantener la autonomía».
CAMBIOS EN LA FECH
-Esa diversidad es también volatilidad. Tres corrientes distintas han conducido la Fech desde 2011…
-«Este cambio de conducción no puede entenderse sin analizar los cambios en la sociedad. Hasta hace poco no existían fuerzas políticas importantes a la izquierda del PC y ahora hay varias organizaciones que están presentes en ese espacio, luego del viraje de los comunistas hacia el centro. Son fuerzas políticas que vienen trabajando desde hace años en los centros de alumnos, barrios o sindicatos y que ahora encuentran la oportunidad de crecer.
Cuando exigimos un nuevo proyecto educativo, también estamos proponiendo la participación de nuevos actores en esa construcción. Esa generación de espacios de poder permite que estos actores permanezcan y se hagan parte activa en lo que se construya. Desechamos la tesis de que el problema de la educación en Chile es solo técnico o administrativo. Por el contrario, creemos que los expertos y los tecnócratas son parte del problema de la educación. Por eso queremos tener un protagonismo desde la base social, para que sean las comunidades educativas empoderadas las que puedan tener control sobre lo que se enseña».
-También hay una gran dispersión de esa nueva Izquierda…
-«Es un proceso de prueba y error que a veces cuesta caro. En la coyuntura que se abre a partir de 2014, la dispersión es algo que tenemos que superar. Es fundamental que esta Izquierda resuelva sus diferencias, para construir a la brevedad una alternativa que ofrecer al pueblo, frente a los otros dos grandes conglomerados (Nueva Mayoría-Alianza) que han sido protagonistas de la política hasta ahora.
Tenemos que aprender a trabajar desde los puntos comunes, que son muchos, y las diferencias deben ser tratadas mediante el debate entre los distintos exponentes sociales y políticos que constituyen el movimiento popular».
-Sectores del movimiento estudiantil se han mantenido al margen de las elecciones. ¿Qué piensa?
-«Mi decisión personal de no votar responde al hecho de que existe una institucionalidad cerrada, que impide la transformación dentro de ese escenario político. De mi parte no hay rechazo a priori a las elecciones, como lo hacen algunas corrientes del movimiento ácrata. Mi postura es que no existe ahora una posibilidad de disputa real del poder a través del sistema político y que participar significa -en este contexto- más bien un desgaste.
Una apuesta electoral debe estar condicionada a objetivos políticos concretos y en este momento no hay posibilidad de disputar la institucionalidad por dentro. Todavía no tenemos fuerza suficiente para lograr una Constitución favorable a los intereses de la mayoría el pueblo. En otros momentos de nuestra historia, como cuando finalizaba la dictadura, la fuerza del movimiento estudiantil y social terminó validando una institucionalidad que no le convenía».
LA REALIDAD DE VENEZUELA
-¿Cómo ven la realidad de Venezuela?
-«Como latinoamericanos, la situación de Venezuela no nos deja indiferentes. Debimos pronunciarnos como Fech por las comparaciones que se hicieron entre el movimiento estudiantil chileno y los estudiantes venezolanos.
Nosotros hemos defendido una educación que beneficie a una gran mayoría del pueblo y el nuestro no ha sido un movimiento de oposición a un gobierno determinado. En Venezuela se trata de estudiantes que carecen de una organización que los agrupe y sus manifestaciones se sitúan en un contexto político muy distinto al nuestro. Los movimientos sociales no son legítimos solo porque sacan personas a la calle, también importa su orientación. Durante la Unidad Popular hubo manifestaciones callejeras para desestabilizar al gobierno de Salvador Allende, y la Fech estuvo contra ellas.
Nos sorprende el silencio de muchas organizaciones políticas y sociales chilenas sobre Venezuela. Hay una clara complicidad de los medios de comunicación con los intentos de desestabilización de la democracia venezolana. Después de la nuestra, salieron declaraciones de apoyo de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y de otras federaciones estudiantiles; pero durante varios días fuimos la única organización social que tomó posición y debimos soportar las críticas de la derecha y de los medios que controla. Tampoco nos ha sorprendido la reacción de la directiva de la Democracia Cristiana, que ya antes ha apoyado golpes de Estado en América Latina.
Resultó grotesco el intento de mostrar a la Fech en igualdad de condiciones con sectores claramente minoritarios del movimiento estudiantil chileno, como el llamado ‘gremialismo’, que representa a un sector ínfimo del estudiantado de la Universidad de Chile. Se han utilizado argumentos falaces, como decir que la Fech está avalando violaciones a los derechos humanos en Venezuela o que éste es el episodio más triste vivido por la federación, en circunstancias que en 1973, los militares clausuraron la Fech y designaron una directiva compuesta por los mismos estudiantes ‘gremialistas’ que ahora avalan un golpe de Estado en Venezuela».
-¿Hay suficiente información en Chile sobre lo que ocurre en Venezuela?
-«Hay una campaña mediática cruzada por declaraciones falsas e imágenes trucadas, que ni siquiera corresponden a ese país. Nuestro respaldo es sobre todo al pueblo venezolano, y responde a un llamado a la paz formulado por varias organizaciones, para restablecer el orden alterado por sectores de derecha minoritarios.
Nosotros conocemos bien la receta de la desestabilización, del bloqueo económico, el desabastecimiento, las marchas callejeras y la utilización de las redes sociales para distorsionar la realidad de lo que ocurre en un país. No queremos que esto pase, sea cual sea el lugar del mundo donde suceda. Si la derecha quiere disputar el poder en Venezuela, debe buscar la vía electoral. Ellos han perdido numerosas elecciones, dentro de un sistema que ha sido calificado por múltiples organismos internacionales independientes como uno de los más transparentes del planeta. Estamos muy atentos a la manipulación de lo que sucede en Venezuela, porque la mayoría de la población en Chile no está organizada ni tiene acceso a contrainformación y solo recibe las noticias que los medios masivos le entregan».
Publicado en «Punto Final», edición Nº 800, 21 de marzo, 2014
Fuente original: www.puntofinal.cl