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No ayudas cuando «apoyas» protestas en naciones perseguidas por el imperio estadounidense

Fuentes: Rebelión

Traducido por Silvia Arana para Rebelión

La revista Truthout publicó recientemente un artículo titulado “La izquierda puede apoyar protestas en China sin ser cómplice del imperialismo estadounidense”, con el subtítulo “los trabajadores chinos y uigures necesitan la solidaridad de los izquierdistas de todo el mundo”. Sin embargo, el texto no presenta ningún argumento que respalde estas afirmaciones.

El artículo incluye comentarios de Rebecca E. Karl, profesora de New York University, con una abundancia de frases supuestamente izquierdistas, como “patriarcado heteronormativo” y “control hegemónico del poder blanco”, pero en ningún momento ofrece sustento a las afirmaciones de que la izquierda puede apoyar las protestas en China sin beneficiar al imperialismo estadounidense o por qué los manifestantes necesitan la solidaridad de los izquierdistas del mundo.

Esto sucede porque las afirmaciones del título y subtítulo no tienen ningún fundamento. He escuchado este tipo de aseveraciones una y otra vez y, cuando a menudo las he cuestionado, nadie ha sido capaz de explicarme coherentemente cuál es el beneficio que se obtiene cuando izquierdistas anglófonos despliegan su “apoyo” o “solidaridad” con la gente que protesta en naciones, como China e Irán, que son atacadas por el imperio estadounidense para inducir un cambio de régimen. Nunca nadie ha podido darme una explicación coherente sobre cómo los izquierdistas podrían dar su respaldo a relatos (narratives) usados en la propaganda contra gobiernos de países atacados por el imperio sin colaborar con esa propaganda.

Esto sucede porque no existe una buena explicación.


Y no quiero poner el énfasis solo en Truthout, pues la demanda de que los izquierdistas ayuden a denunciar a los gobiernos atacados por el imperio está constantemente presente en la mayoría de los medios occidentales y de los medios izquierdistas. En un artículo publicado el mes pasado Jacobin insistía en que “la izquierda internacional debe formular una manera de expresar solidaridad efectiva” con la gente que protesta en Irán y la autora de la “Doctrina del Shock” Naomi Klein presentó el mismo argumento con respecto a las protestas en China. Siempre cuando hay protestas en un país acosado por el imperio estadounidense, aparecen izquierdistas oficiales instigándonos a que sumemos nuestras voces al barullo de los medios masivos apoyando dichas protestas.

Y siempre las razones que nos dan son confusas; no están bien expresadas ni sustentadas. Por lo general, se lo expone como algo que los izquierdistas deben asumir como verdad porque se lo presenta con un vocabulario supuestamente izquierdista, con palabras como “solidaridad”, pero nadie especifica qué beneficios concretos recibe la gente que protesta contra gobiernos de países acosados por el imperio cuando hay expresiones de solidaridad desde el occidente o cómo esos beneficios superan a los efectos negativos de ayudar a ampliar las condenas hacia un gobierno contra el cual el imperio está tratando de fabricar consentimiento para atacarlo.

Por lo general, los medios oficiales de izquierda no explican qué quieren decir con “solidaridad”. Supuestamente, no quieren decir que haya que ir a esos países para proveerles asistencia presencial porque no lo dicen. Entonces, ¿qué quieren decir? ¿Hay que tuitear apoyo con etiquetas relevantes? ¿Hay que sentir sentimientos de solidaridad? ¿La idea es que al expresar “solidaridad” en internet y al sentir solidaridad algo bueno sucederá? ¿Qué es lo bueno que sucederá? ¿Cuál será el beneficio material que se producirá? Nunca lo dicen.
Estoy de acuerdo con el argumento cuando se habla de un tema que no recibe la atención adecuada. Por ejemplo, los derechos del pueblo palestino, un problema que ha sido ignorado y que ha sido, a la vez, objeto de una propaganda activa en su contra; entonces, los esfuerzos desde abajo para exponerlo y enfatizarlo han sido un gran obstáculo para que el apartheid de Israel logre reunir el apoyo que necesita.

Pero cuando se habla de protestas en países cuyos gobiernos son acosados por el imperio, como Irán o China, se habla de un tema que ya está recibiendo el máximo de cobertura de las instituciones gubernamentales y de los medios de prensa más poderosos del mundo anglófono. Esto sucede porque los medios occidentales le otorgan una cobertura ampliamente desproporcionada a las protestas en naciones que Estados Unidos no quiere en comparación con protestas en naciones a las que favorece.

La gráfica muestra la desproporción en la cobertura de New York Times y CNN (Estados Unidos) sobre las protestas en Hong Kong (737 notas) con respecto a las protestas en Ecuador, Haití y Chile (76 notas). No murió ni un manifestante en Hong Kong y murieron decenas en Ecuador, Haití y Chile.

Uno no se puede comportar como si estas campañas de propaganda no existieran. Si uno vive en una de las naciones que integran la alianza de poder que tiene su centro en Estados Unidos, uno no puede hacer de cuenta que las expresiones de solidaridad significan lo mismo que si fueran dichas por alguien en América Latina, Asia o África. No es lo mismo. Las personas que hablan desde el más poderoso imperio que jamás haya existido tienen necesariamente algún tipo de relación con las campañas globales de conquista y las operaciones de propaganda que aceitan sus ruedas.

Por tanto esas personas tienen que hacerse responsables de dicha relación. Si vives en Estados Unidos o en algunos de los países integrantes del imperio como Gran Bretaña, la Unión Europea, Australia o Canadá no es posible para ti sumar tu voz a la causa de la gente que protesta en naciones acosadas por el imperio sin colaborar con las campañas de propaganda imperial. No se puede. Frente a esa realidad, las opciones son tener una relación responsable o no tenerla.

Los izquierdistas occidentales que se esfuerzan para amplificar las protestas que forman parte de una operación activa de propaganda imperial tiene una relación irresponsable frente a la realidad. No están haciendo nada que ayude efectivamente a los pueblos de esos países, pero sí están haciendo algo que puede terminar perjudicando a esa gente. Si fueran honestos consigo mismos, serían conscientes de ello. Pero lo hacen igual porque es bien visto por sus amigos y seguidores en redes sociales (followers) contaminados por la propaganda.

El imperialismo antes de arrojar bombas, arroja relatos. Antes de lanzar misiles, lanza campañas de propaganda. Antes de establecer sanciones, establece estrategias de control de percepciones. Si una persona decide ayudarlo participando en las campañas de propaganda es cómplice de las consecuencias, y tan responsable como el personal militar que las ejecuta. Sin importar cuales sean las justificaciones aparentemente izquierdistas que pueda tener esa persona para hacerlo.

Esto no es un maldito juego. El mundo no es una pasarela para exhibir expresiones de moda como “solidaridad” con el fin de que estas reciban “me gusta” o sean vueltas a tuitear por otros. Si uno vive dentro del imperio, debe hacerse responsable de la relación que mantiene con la propaganda. Si no lo hace, uno se convierte en un imperialista común y corriente con una autojustificación cursi.

Un occidental que “apoya” una protesta en una nación atacada por el imperio es como si alguien empapado con aguas residuales viniera a tu casa para ayudarte a limpiar. Amigo, deja de ayudar y limpia la basura dentro de su propia casa.

“La izquierda puede apoyar protestas en China sin ser cómplice del imperialismo estadounidense.” No, no puede. Basta ya.

Blog de la autora: https://caitlinjohnstone.com/2022/12/20/youre-not-actually-helping-when-you-support-protesters-in-empire-targeted-governments/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.