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El dibujante Miguel Brieva y la escritora Silvia Nanclares contestan a los lectores de Diagonal

«No creo que sea censura mandar al limbo a tantas y tantas horas de publicidad y basura catódica»

Fuentes: Diagonal

La escritora Silvia Nanclares («una tía sensible, pero abducida por el lado merengue de la fuerza», según Miguel) y el dibujante Miguel Brieva («aún no preparado para dejar un hueco en blanco en sus dibujos», según Silvia) contestan a las preguntas de los lectores de Diagonal sobre comic, literatura, política, fútbol y sobre el cuento […]

La escritora Silvia Nanclares («una tía sensible, pero abducida por el lado merengue de la fuerza», según Miguel) y el dibujante Miguel Brieva («aún no preparado para dejar un hueco en blanco en sus dibujos», según Silvia) contestan a las preguntas de los lectores de Diagonal sobre comic, literatura, política, fútbol y sobre el cuento Al Final, una joya ilustrada sobre «la asombrosa aventura de la imaginación».

Entrometida Márquez: ¿Son ciertos los rumores acerca de la ‘cuasi-ruptura’ de vuestra relación profesional después de un partido Barça-Madrid y una conversación trascendental sobre Messi-Cristiano al calor de unos boquerones en vinagre? ¿Cómo se conjuga un cuento lleno de imaginación y libertad salvaje con el 11 contra 11? ¿Qué otro tipo de situaciones límite habéis vivido?

Silvia Nanclares: No quiero echar sal en las heridas pero no entiendo por qué no se respeta mi capacidad diferente o madridismo acendrado y no elegido. Sólo quiero visibilizar el reciente barcelonismo de nuestro querido y chaquetero Brieva, que abandona su club de toda la vida, un pujante Sevilla, por el oropel y la eficacia sosa del guardiolismo. Ten amigos para esto. El fútbol es una excusa para pelearnos a gusto. Recuerdo otra situación muy chusca en una estación de servicio de Albacete, pero eso pertenece a mi vida privada. Y no tengo ni idea de cómo se combina el embrutecimiento futbolero con la delicadeza infantil, ¿o era al revés?

Miguel Brieva: Bufff, la vida del cuentero es trepidante y llena de contratiempos inimaginables, y más aún cuando se juntan por parejas a hacer cuentos infantiles, que es como una especie de Starsky & Hutch entrecruzado con el Planeta Imaginario, que da mareo sólo de pensarlo. En cuanto al fútbol, digamos que mantenemos un cordial odio profundo y visceral hacia nuestros respectivos clubs y su modelo de juego. A Silvia, como buena madridista, lo que le interesa es el resultadismo siempre ganador, aún a costa del propio juego y de su cantera, mientras que yo me inclino más por la armonía del equipo, el fútbol de base y la belleza plástica de la triangulación áurea. Es lo que se dice la típica lucha entre el bien y el mal, vaya. Y mira que Silvia parece una tía sensible… pero ha sido abducida por «el lado merengue de la fuerza».

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José Miguel Jorquera: Me gustaría aprovechar esta entrevista digital para felicitar a Miguel Brieva. Algunas cosas suyas son para descubrirse, en fin, materiales didácticos para mis clases de Ciencias Sociales y de Historia. No le conozco suficientemente, pero son numerosas sus tiras gráficas y viñetas que me parecen brillantes, y muy certeras, como la más subrayada en el párrafo: un análisis sangriento sobre el papel de la fuerza y la violencia en la Historia de la Humanidad.

Bueno, ya de paso, aunque quizás hayas hecho algo similar, una sugerencia mínima: me gustaría ver tu lectura de un problema como el que propone El Roto respecto a las prácticas más estandarizadas y ortodoxas en los centros educativos (viñeta de El País, sábado 8 de diciembre de 2007), o respecto al problema de la naturaleza política de la Educación (titulo de una monografía del excelso Paulo Freire).

Y para la otra colaboradora de Diagonal, Silvia Nanclares, pues, aprovechar para hacer llegar mi apoyo y entusiasmo por la publicación (aunque no comparta cierta línea argumental del problema vasco). Seguro que es una crítica televisiva brillante (intuyo que se trata de la aguda Dra. Schmidt de la separata de Culturas).

S. N.: José Miguel, no sé de que me hablas con lo de la tele. Nací en una comuna hippie en el desierto de Tabernas y no he tenido electrodomésticos hasta los 29 años. Y no conozco a esa tal Dra. Smichdt.

M. B.: Bueno, lo cierto es que no sé específicamente a qué viñeta de El Roto te refieres, pero imagino que su contenido hará referencia al ánimo de adoctrinamiento que subyace casi siempre en todo proceso educativo. Me da la impresión de que eso ha sido siempre así, que cualquier sociedad ha organizado la enseñanza de sus pequeños como un proceso de reproducción de sí misma antes que como un tránsito al desarrollo verdadero de la persona, de sus potenciales críticos y creativos. A lo largo de la historia ha habido varios intentos pedagógicos para hacerlo mejor, algunos muy esperanzadores, pero la aplicación de estos modelos de manera extendida sólo parece ser posible con un cambio muy radical de los objetivos generales de nuestra sociedad.

Muy posiblemente, como dice Ferlosio, una educación aséptica de doctrinas y lugares comunes no requeriría ni libros de texto, ni siquiera casi asignaturas, pues de la lectura inteligente de cualquier texto, ya sea un documento histórico o científico, se pueden derivar un sin fin de conclusiones enormemente instructivas.

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Nonai: Para Miguel… ¿Tienes ganas de tener un hijo?

M. B.: En realidad lo que me gustaría es tener nietos, puesto que creo tengo unas aceptables aptitudes para ser abuelo (como la ciática o la simpatía por las palomas). El problema es llegar a abuelo sin pasar por ser padre. Creo que actualmente eso sólo se hace en una clínica privada de Nebraska, así que estoy juntando la vuelta de comprar el pan en una caja de zapatos y cuando reúna lo suficiente viajaré hasta allí y me haré la operación.

Luego está el proceso, digamos, natural de hacerlo, pero esto compete también a mi pareja, y en lo que a ella respecta no parece querer hijos ni nietos, sino en todo caso un koala o un carro de combate lanza-misiles. Lo estamos hablando.

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Alexandre: Para Miguel Brieva… ¿Cuáles són tus autores, pensadores, filósofos a los que lees con mas frecuencia y gusto?

Gracias y saludos.

M. B.: No soy un lector muy tozudo, la verdad. Leo poca narrativa, pero los ensayos sí que me atrapan si hablan de las cosas de verdad, pellizcándole los michelines a la enjundia de las cosas, como hacen Rafael Sánchez Ferlosio, Agustín García Calvo, Santiago Alba Rico, Carlos Fernández Liria, Jorge Reichman, Günther Anders, Witold Gombrowicz, Antonio Machado, Pessoa, Kafka…

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Encarni, la vecina de la entrañable doctora: Para Silvia… ¿Qué tiene que decir acerca de su responsabilidad en la muerte en extrañas circunstancias de la doctora Schmidt, colaborardora habitual de Diagonal?

S.N.: Encarni, te debo una visita a la corrala. Tengo un táper con rosquitos de anís de los que te gustan. Con ello espero sobornarte burdamente y acabar con los insidiosos rumores que me conectan con el secuestro y posterior desparición de la Dra. ¡¡Yo no sé nada!! Perdonad, me llama Jorge Javier Vázquez por el tablet.

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Robin Jud: Jau compas, tras la interesante entrevista colectiva a Guillermo Toledo, me gustaría preguntar esto a Miguel Brieva:

«Ya que para llegar hasta aquí habrán pasado por tus ojos y manos un montón de tebeos y novelas ilustradas,… ¿Nos descubres algunos autores que quizás nos podrían gustar a las lectoras de DIAGONAL?»

M. B.: Bueno, a las lectoras y a los lectores, imagino. Para mi hay tres autores fundamentales, entre muchos otros buenísimos. El primero es Winsor McCay, el padre de Little Nemo, que es la primera obra cumbre del formato historieta (1906), apenas 10 años después del nacimiento del género. Actualmente existe tanto en una edición compacta de un volumen como en otra hiperlujosa e hipercara en su tamaño tabloide original. Los otros dos autores son Robert Crumb, padre del cómic underground de los ’60 (del cual recomendaría todo lo de Mr. Natural, mi personaje favorito), y por otro lado, en versión europea, Moebius, del que destacaría El Incal, una gran saga espacial-psicodélica creada al alimón con Alejandro Jodorowsky. Aparte de estos tres monstruos, recomendaría encarecidamente Los Pasajeros del Viento, de Bourgeon, Klezmer o El gato del rabino, de Sfar, Palomar, de Beto Hernández, Como un guante de seda, de Daniel Clowes, Paracuellos y Los Profesionales, de Carlos Giménez, El prolongado sueño del señor T, de Max y El Manual de mi mente, de Paco Alcázar. Pero hay muchos más, claro está.

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Roberto Hermoso: Para Miguel. Hablando de Dostoevsky… ¿cuántas veces has visto Amanece que no es poco?

Eso es todo, gracias.

M. B.: 357 veces. Aproximadamente. Aquel año se alinearon los astros correspondientes con el anillo inferior izquierdo de Saturno y, no se sabe bien cómo ni por qué, el cine español alumbró una de sus películas más originales e inclasificables: un clásico.

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Joan (Barcelona): ¿Son ciertos los rumores? ¿Es verdad que la doctora Schmidt es del Real Madrid?

S. N.: Es una tara como otra cualquiera. Sólo pido respeto para la familia.

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M. L. Cox: ¿Ha tenido alguna influencia en tu creatividad el encontrar algo distinto a lo que esperabas en el meat drawer de la nevera de tu mejor amigo, allí por los 9 añitos?

Gracias.

M. B.: Vaya, me alegra que me hagan esa pregunta, pues efectivamente fue allí donde empezó todo. Cuando era niño, en mi familia se llevaba un rollo como de austeridad de posguerra, tipo churros congelados como la gran fiesta del paladar, porque mis padres habían leído en una revista de tendencias de la época que eso era lo que molaba. Pero un día, visitando a un amigo, tuve la visión deslumbrante de la sociedad de consumo husmeando entre los estantes de su nevera. ¡Sí, oh revelación celestial! No sólo existían los cereales, si no que además había… ¡varias marcas! En ese momento caí postrado ante la magnitud de mi hallazgo, y en ese mismo estado de embeleso y maravilla sigo aún viviendo hasta el día de hoy. Amén.

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Antoñita La Fantástica: Para Silvia. Miguel ilustró el cuento a partir de su texto. ¿Qué te parecería escribir un nuevo cuento a partir de los dibujos de Miguel, y así hasta el infinito? Y, al margen de la genial propuesta, ¿qué proyectos tienes ahora entre manos?, ¿qué es lo que más te apetecería hacer?

S.N.: No me imagino una pesadilla peor, Antoñita. ¿Has pensando prestar tus servicios como guionista a David Lynch? Claro que me gustaría ilustrar con palabras algún texto gráfico de Miguel, pero para eso debería dejarme algún hueco en blanco en los dibujos y no sé si está preparado aún. Ahora estoy con una colección de relatos ilustrados con collages titulada Una Ola Africana que espero autoeditarme en breve. También quiero irme a vivir al sur de Portugal, vaguear como una perra y en los momentos de ocio entre vagueo y vagueo: escribir, escribir y escribir.

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Tulhi: Miguel, ¿qué pasó con el proyecto que tenías para ilustrar los libros de educación para la ciudadanía?

M. B.: Estamos precisamente en ello. Para marzo que viene estarán ya los libros de 3º de la ESO y 1º de bachillerato. El de 4º de la ESO ya salió, aunque ha tenido muy poca acogida por motivos variados. Y el de 2º de bachillerato, que es el menos urgente, irá después de estos tres. Tengo la impresión de que están saliendo unos libros bastante bien hechos y originales, aptos no sólo para estudiantes sino para cualquier persona interesada, porque se alejan del tono aleccionador y en definitiva intrascendente de casi todos los otros manuales.

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Yedrael: ¿Cómo es posible mantener el sentido del humor, a sabiendas de la situación de la sociedad actual? o dicho de otra forma… ¿es compatible la crítica mordaz del mundo que nos rodea con el mantener un estado de ánimo más o menos «saludable»? Gracias de antemano y enhorabuena por vuestros trabajos.

Saludos a todxs los que hacéis posible Diagonal.

S. N.: Yo creo que no es sólo compatible, es necesario. Como no saquemos el estupor por algún lado, preferiblemente tirando al humor o a la belleza, no hay lugar para la candidez y vitalidad que solicita el día a día.

M. B.: En mi caso, creo que es precisamente gracias al humor que soy capaz de conceptualizar y asumir plenamente muchos aspectos de la realidad que de otro modo serían demasiado abrumadores. Es como un air-bag mental que uno se pone para que la conciencia no le quede arrollada por ese aluvión desalentador. Es decir, que habría que darle la vuelta a tu pregunta: ¿cómo asumir el estado actual del mundo sin hacer uso -un uso casi clínico- del humor?

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Gonzaga: ¿Creéis que las clasificaciones por edades de libros, películas, videojuegos y programas de televisión son útiles para educar a los niños o son moralistas y contraproducentes? Si lo primero, ¿cómo deberíamos regular su acceso, desde los poderes públicos hasta la familia? Si lo segundo, ¿cuál es la alternativa?

Gracias, un saludo.

S. N.: La verdad es que es un tema en el que no me he parado mucho a reflexionar, Gonzaga. Lo pensaré un poco.

M. B.: Es un tema complicado. La actualidad es bipolar en este sentido. Por una lado hay unos contenidos dequiciados en la televisión, al margen de los horarios y sus espectadores. En ese punto yo exigiría una regulación bastante drástica, y no creo que pudiéramos hablar de censura y atentado a las libertades cuando lo único que haríamos sería mandar al limbo a tantas y tantas horas de emisión de publicidad amoral y basura catódica, algo que tan sólo afectaría a la rentabilidad de ciertas empresas. Por otra parte, la hiperespecialización de los mercados y una mala interpretación de lo «pedagógico» ha ido parcelando cuentos y juegos a rangos de edad cada vez más específicos y absurdos, generando como un patrón de conducta por edades totalmente antinatural. En fin, que entre esos dos polos hay que moverse, tratando de buscar siempre lo que es más de sentido común.

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David Zarzaejo: Buenas, la pregunta es doble… En primer lugar, a qué público va dirigido la publicación de Al final. Por otro lado, quería hacerle una pregunta a Miguel Brieva: sigo tus cómics desde hace unos años, desde las primeras publicaciones de Dinero, Bienvenido al mundo, etc.., todo lo que he visto me parece buenisimo, muy ácido, irónico y sarcástico, con mucho mensaje y denuncia, pero sin caer en la ñoñería y los tópicos fáciles, a veces se me ha ocurrido la idea de coger alguna viñeta tuya, fotocopiarla y dejarla sin más, en sitios públicos, como en el metro o el bus, para que alguien anónimo, lo cogiera, lo leyera y quizá se le despertara alguna reflexión… querría saber cuál es tu opinión sobre la posibilidad de hacer acciones como ésta. Gracias

S. N.: Hola, David, creo que la edad ideal es de a partir de 2,5/3 hasta los 9/10 años. Luego, espero que lo guarden y lo vuelvan a flipar a partir de los 26. 🙂

M. B.: Me parece una idea estupenda lo de dejar viñetas por ahí para ver si la gente reacciona de alguna manera, por si se fija, se ríe o hace un avioncito de papel con ellas. En cuanto a la primera pregunta, Al Final es un cuento pensado para niños, para su disfrute y embeleso, pero que no deja de ser un poema de Silvia ilustrado, y además un poema que podría ser igualmente para adultos. Yo también he sembrado el dibujo de guiños para los más mayores, pero vamos, si yo tuviera que elegir una edad para leerlo, serían los 6 años o así.

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Rodolfo Vega: Hola Silvia, me encantó el texto que hiciste sobre semana santa para Diagonal, siempre he sido un capillita y gracias a ti supe que estaba dentro del armario, dejé la casa de mi madre y hoy vivo en la calle, debajo de un puente, aunque me he teñido el pelo de rubio y soy súper feliz (menos cuando llueve). Mi pregunta es ¿gastas el mismo humor vitriólico en los cuentos de Al final? ¿Crees que la literatura infantil tiene que tratar a los niños como retrasados mentales o es mejor ningunearlos y hacer un tipo de producto que sea grato para los padres?

S. N.: Gracias, Rodolfo, me alegro de haber contribuido a tu outing cofrade. La verdad es que en Al Final me disfrazo más de poeta prosista esencialista con el deseo de incitar a los niños a fantasear. Y a que sean el mayor tiempo posible lo que les dé la gana, que no tengan que ser lo que se espera de ellos y que se atrevan a estar el máximo tiempo posible en la parra de la infancia. Está claro que el libro lo compra el padre pero como ahora los padres cada vez son más enrrollados, se puede escribir para niñ*s directamente, pronto serán será los niño el que elija las lecturas de sus paters.

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Clarence Cambio: Hola Miguel, ¿vas a dejar alguna vez en paz a la gente de Moratalaz? No quería hacer un pareado, estoy muy cabreado.

M. B.: Todo en este mundo tiene una explicación perfectamente razonable. Moratalaz es la cuna de Silvia, y es por tanto un homenaje permanente a sus orígenes. Para la gente que vivimos a ESTE lado de la M-30, los moradores de el OTRO lado son como una especie austral rara, como un escalón indefinido de la evolución, tipo el neandertal. La mención reiterada de ese singular barrio no es más que un canto arapajoe a la comunión entre pueblos, razas y especies animales. Pero en realidad no es más que para chinchar a la Silvia.

S. N.: Se lo tengo dicho, Clarence. En realidad son críticas ocultas y sangrantes hacia mi persona, una chica de Vinateros, línea 9.

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Catódica (Matalascañas): ¿Hay vida más allá de la TDT? ¿Cómo se entretiene ahora que no tiene tele la doctora Schmidt?

S. N.: He descubierto la entomología de cucarachas, la masturbación espiritual, los blogs de satanistas, algunas series que merecen la pena, el Silencio antes de Bach y la lectura en profundidad del discutido punto 7 de la revista ¡Hola!, proyectos todos que tenía aparcados debido a la media de cuatro horas diarias que dedicaba a la tela de la tele.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/No-creo-que-sea-censura-mandar-al.html