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No discriminación: Lo que decimos y lo que hacemos

Fuentes: Progreso Semanal

Ya están disponibles los resultados de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en noviembre de 2016. Tal cual se advirtió desde la presentación preliminar, los datos corroboran avances en la equidad de género en Cuba, en comparación con la región latinoamericana y con estudios […]

Ya están disponibles los resultados de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en noviembre de 2016. Tal cual se advirtió desde la presentación preliminar, los datos corroboran avances en la equidad de género en Cuba, en comparación con la región latinoamericana y con estudios domésticos de finales de los años 80 del siglo pasado; pero al mismo tiempo esos progresos no tienen el alcance esperado en cuanto a la eliminación total de la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género.

Las cifras, asegura la ONEI, son estadísticamente representativas de la valoración de la ciudadanía cubana comprendida entre los 15 y los 74 años de edad, la cual opinó sobre cuestiones que más tarde adquirirían un cariz diferente, al llegar a su fase final el proceso de discusión de la nueva Carta Magna. No obstante, los resultados completos de esta Encuesta Nacional fueron publicados cuando ya había concluido el proceso de discusión de la actual Constitución cubana, aprobada en referéndum el pasado 24 de febrero.

Entre otros propósitos la investigación, realizada por el Centro de Estudios sobre la Mujer, quiso «registrar la presencia o no de vivencias de discriminación en la población, por diferentes motivos, en los últimos cinco años». Consecuentemente inquirieron sobre los derechos de las personas homosexuales y si habían evolucionado o no las concepciones y prejuicios al respecto.

El 77 por ciento del total de los consultados consideró que quienes tienen relaciones sexuales con otros de su mismo sexo deben tener los mismos derechos (80,5 por ciento de las mujeres y el 73,3 de los hombres). Al indagar sobre los derechos al matrimonio y la adopción, estos porcentajes disminuyeron. No obstante, confirma la encuesta, «casi la mitad de las personas (49,1 por ciento del total), más las mujeres que los hombres (52,7 y 45,5 por ciento respectivamente), considera que a las parejas del mismo sexo se les debería permitir casarse». Solo se declararon «en franco desacuerdo» el 28,3 por ciento de las mujeres y el 36,7 de los hombres, mientras que un 5,7 por ciento manifiesta «dudar».

La aprobación de la idea de permitir la formalización ante la ley a las parejas del mismo sexo alcanzó casi la mitad de los encuestados. Con respecto a la última encuesta de este tipo, realizada entre 1988 y 1989, se podría afirmar que las políticas de inclusión en Cuba habrían tenido éxito en arraigar los valores de no discriminación durante las últimas seis décadas. ¿Es realmente así?

Toda una mitad de la población encuestada aún se muestra en desacuerdo, por diversas razones, al reconocimiento del derecho a la unión legal entre personas homosexuales. Nótese además que, según la Encuesta, tratándose de la adopción ni siquiera un tercio de los consultados se declaró a favor de que se les admitiera hacerlo a las parejas homoparentales, incluso prácticamente la mitad se declaró en «desacuerdo» si los aspirantes fueran dos hombres. Según la ONEI no hubo diferencias entre los juicios vertidos desde áreas rurales o urbanas, por lo que estamos ante opiniones lo suficientemente homogéneas como para descartar matices relevantes a partir del lugar de residencia.

Equidad ¿sin exagerar?

Un par de años después de la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género la sociedad cubana se enfrentó de un modo diferente a los derechos de los homosexuales en el país. Los cambios que en ese sentido propuso el Proyecto de Constitución trasladaron el tema del ámbito meramente opinativo al práctico. Las personas se vieron frente al reto de transformar en hechos el discurso de respeto a la diversidad que, parecía, abrazaba la mayoría. Ese cambio resultó definitorio.

El saldo que dejó la consulta fue de unos 192 408 planteamientos sobre el tema del matrimonio igualitario (el 24,57 por ciento del total), recogido en una primera versión en el artículo 68. Fue uno de los asuntos que mayor controversia generó en el proceso de discusión popular. Según publicó Cubadebate, con respecto al actual artículo 82, «la mayoría propuso sustituir la unión concertada entre dos personas y volver a que sea entre un hombre y una mujer», como estaba en la antigua Constitución.

La Asamblea Nacional del Poder Popular dio un paso, al lado tal vez, y aduciendo la ausencia del consenso social necesario, sacó del texto constitucional sometido a referendo la frase «entre dos personas», dejó al próximo Código de Familia la responsabilidad de definir todo lo demás, e incluyó la disposición temporal de que esa ley final sea también sometida a referéndum en el país.

De esta redacción:

«El matrimonio es la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común. Descansa en la igualdad absoluta de derechos y deberes de los cónyuges, los que están obligados al mantenimiento del hogar y a la formación integral de los hijos mediante el esfuerzo común, de modo que este resulte compatible con el desarrollo de sus actividades sociales.

«La ley regula la formalización, reconocimiento, disolución del matrimonio y los derechos y obligaciones que de dichos actos se derivan».

Pasó a esta:

«El matrimonio es una institución social y jurídica. Es una de las formas de organización de las familias. Se funda en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges.

«La ley determina la forma en que se constituye y sus efectos.

«Se reconoce, además, la unión estable y singular con aptitud legal, que forme de hecho un proyecto de vida común, que bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley, genera los derechos y obligaciones que esta disponga».

Visto en retrospectiva y contrastado con el cariz del asunto durante consulta popular, esta Encuesta de la ONEI transparenta serias contradicciones en la interpretación de buena parte de la ciudadanía sobre la no discriminación.

Encuesta y consulta coincidieron en oponerse a la discriminación por cualquier motivo lesivo a la dignidad de las personas, incluyendo su orientación sexual o identidad de género. Cierto. Sin embargo, «todavía persisten, a nivel de las subjetividades y prácticas colectivas e individuales, concepciones y estereotipos tradicionales de género propios de la cultura patriarcal», sentenciaron los autores de la Encuesta. Y concluyeron que «algunos de los cambios sociales experimentados por mujeres y hombres no logran contrarrestar completamente creencias y mitos de esta cultura hegemónica, manifestándose entonces en diferentes espacios».

Los datos indican que, tristemente, todavía hoy muchas personas asumen algunos derechos a medias -lo cual es una auto negación-. Es, además, sumamente alarmante que persistan estas opiniones llegado el momento de actualizar el actual Código Familia.

Entonces, dos años. Es la ventana que queda abierta ahora para el activismo, las políticas públicas y las campañas de comunicación que trabajen en pos de concientizar que los derechos, o se ejercen para todos, o no son derechos, sino privilegios.

Fuente: http://progresosemanal.us/20190314/no-discriminacion-lo-que-decimos-y-lo-que-hacemos/