Raymond Carver cuenta entre sus libros con este «¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? Y como es propio de su estilo presenta a los personajes de sus cuentos bien atados a las formas convencionales: dar pocas voces, mantener las distancias físicas y mentales, mostrar como respeto un trato corto, frío, y con el […]
Raymond Carver cuenta entre sus libros con este «¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? Y como es propio de su estilo presenta a los personajes de sus cuentos bien atados a las formas convencionales: dar pocas voces, mantener las distancias físicas y mentales, mostrar como respeto un trato corto, frío, y con el interés personal como medida al cruzarse con otros: es eso lo que la pequeña burguesía, siempre conservadora de las normas, reproduce para caracterizarse, y es eso lo que trata de levantar como barreras entre sus componentes y otras personas de condición social más débil económicamente. En los personajes de Carver hay acritud, desconfianza, agresividad latente bajo la que discurren motivos sociales y subterfugios individuales, hay tristeza, la tristeza de la pequeña burguesía de nuestras sociedades.
Sus personajes hacen la vida en el extrarradio, urbanizaciones de chalets, situados en los límites de los bosques, neblina y cuervos, sus gentes siempre entre el trabajo, vendedores, viajantes, oficinistas, y la pareja e hijos, dando la impresión de ser todo natural, moderno, y precario: el trabajo puede perderse, la pareja y los hijos son inestables, siempre puede haber otra pareja, hay vacío, angustia, y búsqueda del instante en las relaciones. El trato con el mundo se reduce a eso y a la televisión y la cerveza, y la vida es rutinaria, ficticia, y alcohólica para conseguir el amodorramiento. Es la repetición hasta el vacío, es el camino para adocenarse. En ocasiones hay algún libro en las manos de los personajes, apenas un periódico del que no se sabe qué dice, no aparece nunca visión alguna del mundo, ningún pensamiento definido en los personajes, nada extraordinario, nada que despegue de lo inmediato.
Literatura sobre el ralentí. El principio que parece soportar el entramado narrativo es la lazada de la conformidad como modo de vida único de un sector social que queriendo salirse del curso en el que vive se ahoga como pez fuera del agua.
Desde lo particular puede usted imaginar lo general. ¿Se da usted cuenta? Si no toma alguna distancia con lo cotidiano, si no reacciona contra el modo de vida que le provoca la separación de sus intereses de clase, de conjunto, si no tiene visión, horizonte social, se queda encerrado en su casilla; los personajes se pierden en la oscuridad al seguir los cantos de sirena que le convierten en un deudor, confuso, con el miedo inmediato en el tacto triste: «Le desliza los dedos por la cadera y siente el tacto de las marcas del elástico. Son como sendas, y él las sigue por la carne con las yemas. Pasa los dedos por encima, de arriba abajo, las recorre una tras otra. Surcan su carne por doquier, son docenas, quizás cientos…», del cuento titulado «Qué es lo que quiere».
¿Es usted uno de esos personajes que viven para el día, sin saber que cambios vienen a moverle y hacerle sentir frustración o miedo interior?, ¿su paso más inmediato desde la sensación de fracaso está en la amenaza, en pedir con severidad a la persona más cercana que le deje en paz, que le olviden, que no le molesten? Si es así, mal vamos.
Título: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?
Autor: Raymond Carver.
Editorial: Anagrama.