Las agencias ANNCOL y ABP Noticias han difundido la entrevista que el periodista de Telesur William Parra ha realizado a Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC-EP, sobre diversos temas relacionados con la actualidad de Colombia, entre ellos, la muerte de Manuel Marulanda o la liberación de Ingrid Betancourt. A continuación, GARA reproduce parte […]
Las agencias ANNCOL y ABP Noticias han difundido la entrevista que el periodista de Telesur William Parra ha realizado a Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC-EP, sobre diversos temas relacionados con la actualidad de Colombia, entre ellos, la muerte de Manuel Marulanda o la liberación de Ingrid Betancourt. A continuación, GARA reproduce parte de la extensa entrevista.
«La paz ha sido siempre nuestro principal objetivo estratégico», afirma Iván Márquez, miembro del Secretariado de las FARC-EP. No obstante, remarca que «la lucha armada de la guerrilla está vigente en Colombia porque los problemas políticos, económicos y sociales que la motivaron no han desaparecido».
¿Qué significa la muerte de Manuel Marulanda y cómo han asimilado las FARC la desaparición de su líder histórico?
Significa la ausencia dolorosa de un imprescindible; del constructor del Ejército del Pueblo; del estratega de la Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia; del legendario comandante, artesano de la concepción táctica, operacional y estratégica de las FARC y de la guerra de guerrillas móviles (…)
¿Cómo asimilamos su ausencia? Reafirmando nuestra determinación de lucha, estrechando nuestra cohesión, ratificándonos en nuestros principios, y empuñando con más fuerza el libro y los fusiles del imbatible escudo guerrillero de las FARC.
¿Cuál es el mayor legado que ha dejado Marulanda al país?
Haber sentado las bases para el nuevo poder con la construcción de un ejército popular bolivariano, cohesionado e irreversible en su propósito de toma del poder para el pueblo. Marulanda es ejemplo de convicción, de perseverancia y de lucha inclaudicable.
El mes de marzo fue muy duro para las FARC. Aparte de a Marulanda, también perdieron a Raúl Reyes e Iván Ríos.
Los revolucionarios no escogemos un momento para morir, pero en cualquier lugar donde nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, como dice el Che.
La lucha que libramos es hasta las últimas consecuencias porque «en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera». Los desenlaces dolorosos son previsibles en una confrontación y mucho más si se enfrenta a un enemigo con un gran poder de fuego, que ha llevado la guerra a la degradación y que tiene todo el respaldo de la tecnología militar de punta y los dólares que le proporciona el Gobierno de Estados Unidos en el marco de su expoliadora estrategia de predominio y subyugación. Pero podemos afirmar que pese al triunfalismo mediático, estamos saliendo de la horrible noche de marzo con nuevas experiencias y con un horizonte claro para continuar la pelea por la paz, la justicia social, la democracia verdadera y la dignidad.
Para muchos, estos golpes dejan a las FARC en difícil situación y derrotada militarmente. ¿Están en lo cierto?
No conocen a las FARC. Confunden el deseo con la realidad y se engañan con sus propias fantasías. A estas les sucede lo que a Bolívar, que se crecía en medio de la adversidad. Del fin de las FARC están hablando desde el ataque a Marquetalia en mayo de 1964. En 44 años han lanzado todos los planes y operaciones militares para aniquilarlas.
Luego, desplegaron la operación Sonora que buscaba derrotar militarmente a las FARC en la Cordillera Central, pero no tuvieron en cuenta que enfrentaban a los guerreros de Manuel. Después, lanzaron la Operación Centauro o Casa Verde, pero los agresores tuvieron que regresar con el rabo entre las piernas a Tolemaida, donde los esperaban sus mentores e instructores norteamericanos. A estas agresiones le siguieron como oleadas los planes Thanatos, Destructor 1, Destructor 2, el Plan Colombia, y paralelamente a estos desataron el horror del paramilitarismo, criminal estrategia contrainsurgente del Estado que buscaba destruir lo que consideraban bases sociales de la guerrilla a través de las masacres y las fosas comunes.
Y ahora con el Plan Patriota diseñado por los estrategas del Comando Sur del Ejército de EEUU, con el uso de sofisticadas tecnologías militares, con satélites, aviones y aparatos no tripulados, con un pie de fuerza que sobrepasa los 400.000 efectivos y miles de asesores y mercenarios gringos, con la «ayuda» militar de Washington, con decenas de helicópteros y 10.000 millones de dólares en el último período, aspiran en un esfuerzo desesperado a derrotar a la insurgencia y el descontento popular. Ni el fuego, ni las bombas de las operaciones militares de las oligarquías y el imperio, ni las marchas manipuladas lograrán desarticular la resistencia y la lucha por una Colombia bolivariana. La lucha armada está vigente y tiene lugar porque los problemas políticos, económicos y sociales que la motivaron no han desaparecido.
En 1984, con el Acuerdo de La Uribe, intentamos la lucha por la vía electoral, pero la alternativa política que planteamos, la Unión Patriótica, fue barrida a tiros. 5.000 fueron los muertos por la intransigencia del régimen que oprime a Colombia.
En las FARC hay gente de principios. Somos indios bravos. No nos seducen con cantos de sirenas. Parafraseando a Bolívar: estamos como el sol; brotando rayos por todas partes.
¿Qué nos puede decir de la versión del presidente Uribe y del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, que insisten en que Marulanda no murió como consecuencia de un paro cardíaco, sino por los intensos bombardeos o por susto?
Con tal ocurrencia tanto Uribe como Santos están haciendo uso de la más increíble como extraordinaria asnalidad. Sólo a un imbécil le podría caber en la cabeza que el legendario guerrillero que se enfrentó durante 60 años a 17 gobiernos y a todos los estados mayores de las fuerzas armadas oficiales en ese lapso, pudiera morir de susto.
¿Cómo se decidió la designación de Alfonso Cano como comandante máximo de las FARC y qué variaciones implica en la conducción de la organización?
Implica la continuidad de los planes. Y en cuanto a cómo se designó a Alfonso como nuevo comandante de las FARC, debo decir que por unanimidad el 27 de marzo, cuando nos enteramos de la infausta noticia del deceso del Comandante en Jefe. Ese mismo día tomamos la decisión también de posponer esta información hasta el 23 de mayo para hacerlo en el marco del 44 aniversario de las FARC.
Muchos afirman que con la llegada de Cano se abren nuevas posibilidades para iniciar una negociación. ¿Qué opinión le merecen estas afirmaciones?
Las políticas de las FARC ya están definidas. La paz ha sido siempre nuestro principal objetivo estratégico.
Los acontecimientos del 2 de julio que desembocaron en la liberación de 15 prisioneros parecieran indicar que los rescates militares son una solución al problema. ¿Que sucedió en las selvas del Guaviare?
En el inesperado rescate de 15 prisioneros de guerra, ni Uribe ni Santos, ni los generales Padilla ni Montoya son los héroes que se reclaman. En la pretendida operación sólo colocaron los helicópteros; todo el trabajo fue realizado por dos traidores, que a su vez resultaron traicionados por los generales y el Gobierno. El suceso fue utilizado a fondo para echarle flores al presidente, a los militares, a la política de Seguridad Democrática y, sobre todo, para tapar la escandalosa ilegitimidad e ilegalidad del segundo mandato del señor Uribe, surgido del delito de «cohecho» que favoreció su reelección inmediata. Buscaba disimular su talante de desaforado dictador que ataca con todos los fuegos de su ira los fallos de la Corte que le son adversos. Actuando por fuera de su propio Estado de Derecho pretende derribar desde el Palacio de Nariño la independencia de la Corte. Ya tiene sometida la rama legislativa del poder público; ahora va por la jurisdiccional.
A propósito de la liberación del 2 de julio, Fidel Castro ha dicho que las FARC jamás debieron capturar a Betancourt y que tampoco debieron tener en las condiciones de la selva a los soldados y civiles que tenían en su poder. Ésto lo señala como un acto de crueldad. ¿Qué opina sobre ese argumento?
Solamente quiero decir que las FARC están en todo su derecho de buscar por todos los medios la libertad de los combatientes guerrilleros presos tanto en las cárceles del régimen como en las del imperio. Hay que pensar también en la crueldad y en las cadenas que soportan los nuestros en las mazmorras del régimen uribista y en las del imperio, que son las mismas que padecen los 5 héroes cubanos y los miles de prisioneros violentados en sus derechos como ocurre en las cárceles de Abu Graibh y de Guantánamo. Quiero agregar que en Colombia algunos dirigentes políticos son más militaristas y guerreristas que los propios militares.
Uribe habla de cercos humanitarios sobre posibles campamentos donde se encuentran los prisioneros de guerra.
No existen cercos humanitarios, sino cercos militares. Son un engaño para dar la sensación de un control territorial que nunca ha existido. Lo que hay es una orden infame de Uribe a sus generales de rescatar a sangre y fuego a los prisioneros, sin que importen las consecuencias. En estas circunstancias, cualquier desenlace fatal será responsabilidad de Uribe.
El Gobierno francés ha ofrecido recibir a todos los miembros de las FARC que estén incluidos en el intercambio. Si se concreta, ¿estarían dispuestos a dejar que se vayan a otro país?
Ese planteamiento es de por sí una afrenta a la dignidad de los guerrilleros de las FARC. Los verdaderos combatientes no cambian las montañas de la patria ni sus convicciones por un humillante destierro en ultramar.
«La popularidad de Uribe es una farsa»
¿Es posible una negociación con el Gobierno Uribe?
Con él la paz no es más que una quimera. La solución política del conflicto sólo es posible con otro gobierno, y mucho más si es el resultado de un Gran Acuerdo Nacional en el que jueguen papel protagónico las fuerzas del cambio y el pueblo. Un nuevo gobierno que haciendo de la paz su objetivo recoja a las tropas en sus cuarteles y mande a los gringos para su casa.
El actual es un Gobierno narco-paramilitar, ilegítimo e ilegal. Sólo lo sostiene el criminal apoyo de Washington, el terrorismo de Estado, la manipulación de la opinión, las masacres, el despojo de tierras, el desplazamiento forzoso, los fraudes y el cohecho. EEUU necesita un régimen como el de Colombia para el asalto neoliberal al continente.
Afirman que el Gobierno es ilegal e ilegítimo. ¿Por qué entonces se mantiene, según la prensa colombiana, en los más altos niveles de popularidad?
Las encuestas no consultan al 70% de la población que se debate entre la pobreza y la miseria, ni a los más de cuatro millones de desplazados por el terrorismo de Estado. No consultan al 50% de la población económicamente activa que sufre la angustia cotidiana del desempleo y subempleo. No consultan a los sindicalistas perseguidos, ni a los indígenas violentados, ni a los estudiantes reprimidos. El 80% de la popularidad de Uribe es una farsa; el resultado de la más asquerosa manipulación de la opinión.
Según los supuestos computadores de Raúl Reyes, las FARC han sido financiadas por el Gobierno de Chávez.
Si así hubiese sido, ya habríamos tumbado a este Gobierno títere de EEUU. Esa afirmación es un pretexto intervencionista. Lo que debe llamar la atención de Latinoamérica y el mundo son los 10.000 millones de dólares que la Casa Blanca ha dado al Gobierno terrorista de Uribe para masacrar al pueblo, despojarlo, desplazarlo. Colombia es el primer receptor de ayuda militar de EEUU en el hemisferio, y el tercero en el mundo.