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Los tripulantes del Mercedes del Mar llevan más de seis meses vivendo en un barco en lucha por su trabajo

«No les importamos nada, de hecho, nos quieren ver muertos»

Fuentes: Directa

José Luís nos recibe en la pasarela del Mercedes del Mar. Ya hace seis meses que vive ininterrumpidamente en el barco y se siente «como en casa», a pesar de los problemas que tienen con el suministro de agua, comida o gasoil. «Eso último es lo peor, pues cuando falta no tenemos ni luz ni […]

José Luís nos recibe en la pasarela del Mercedes del Mar. Ya hace seis meses que vive ininterrumpidamente en el barco y se siente «como en casa», a pesar de los problemas que tienen con el suministro de agua, comida o gasoil. «Eso último es lo peor, pues cuando falta no tenemos ni luz ni agua corriente, y andar por el barco a oscuras es realmente peligroso». Se encuentran así desde que el 27 de junio se declararon en huelga para protestar por el impago de salarios que la empresa Iscomar -que cubría las rutas entre las Baleares y la Península- venía realizando de forma periódica. Después vino una liquidación de la empresa totalmente irregular, pues en ningún sitio de despedir a los trabajadores los presionó para que se marcharan voluntariamente. «La UGT colaboró con esta estrategia -denuncia Pedro, uno de los otros marineros cerrados. – El Comité de Empresa del personal de tierra era de este sindicato y no hizo nada para denunciar todas las ilegalidades de Iscomar. Aquí en el barco vino uno liberado suyo a recomendarnos que nos marcháramos que el Estado se encargaría de pagarnos lo que la empresa nos debía, pero los que lo hicieron caso no han visto un duro y encima han perdido sus derechos para abandonar el puesto de trabajo». Según José Luís esta situación sólo lo aguantan porque son marineros. «Por nuestro trabajo estamos acostumbrados a pasar largas temporadas sin ver a nuestras familias. Vivir en un barco es nuestra cotidianidad». Un optimismo que no puede esconder que de los 32 trabajadores originales del fuselaje, sólo quedan nueve.

Ahora Mercedes del Mar se encuentra amarrado en el puerto de Valencia -ocupando uno de los amarres- y cubierto de pancartas. Como la ley marítima dicta que un barco siempre tiene que mantener a una tripulación mínima por cuestiones de seguridad no pueden ser desalojados. De hecho, en otro barco de Iscomar totalmente abandonado al puerto de Barcelona, la Autoridad Portuaria tuvo que pagar una tripulación de emergencia.

Situación kafkiana

La liquidación del grupo empresarial de transporte naviero Contenemar ha dejado más de un millar de trabajadores a la calle y sin ningún tipo de indemnizaciones. «El doble de los despidos que prevé la Ford» no se cansa de repetir José Luís. La empresa dejó de pagar salarios, dio de baja a la plantilla de la seguridad social sin despedirlos y trata que los trabajadores renuncien a las indemnizaciones pertinentes a cambio de darlos los papeles que les permitirían cobrar el seguro desempleo.

«Para entender esta situación se tiene que saber que tenemos una legislación que permite al empresario dejar de pagar un salario pero no al trabajador dejar de ir a trabajar» explica Enric Tarrida, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Marina Mercante (STMM-CGT). Según Tarrida, la única opción legal es «presentar una demanda por incumplimiento grave del contrato laboral», una vía lenta y muy compleja. Pero lo más extraño de todo es la situación del personal de mar. Para deshacerse de sus empleados Iscomar dejó de pagar los salarios y proveer los barcos con comida, agua o combustible, esperando que los marineros es cansaran y se marcharan, renunciando a los salarios e indemnizaciones. La estrategia ha resultado eficaz excepto en un caso: el de los nueve resistentes del Mercedes del Mar.

«La situación ha sido dura -reconocen- y nos han pasado de todas». Algunas muy peligrosas como a finales de septiembre, cuando los fuertes vientos rompieron las amarras del barco y estuvieron a punto de tener un grave accidente y la empresa se ha negado a enviarles cabos nuevos. «No les importamos nada -se quejan- de hecho, nos quieren ver muertos». «Ahora pero lo peor ya ha pasado -aseguran optimistas- la empresa tiene interés en recuperar el barco antes del 2010 para poder optar a las licitaciones de nuevas líneas, así que ahora el tiempo corre a favor nuestro». Y mientras ya hablan de cómo preparar la Navidad.

Sa Nostra, la familia Seguí y las extrañas relaciones

El grupo Contenemar del menorquín Andrés Seguí no es ningún desconocido del mundo del transporte marítimo, pues es una de las dinastías familiares y empresariales más potentes del sector, con diferentes miembros del clan muy vinculados al PP menorquín.

Y tampoco es ningún desconocido de los juzgados. Ya en los 80 fue procesado por contrabando y falsificación documental y a principios de los 90 se denunció que el banco público Español de Comercio Exterior (BEX) le había condonado un crédito de 1700 millones de pesetas, salvando el grupo de la bancarrota. El caso actual también está lleno de situaciones extrañas. El Mercedes del Mar fue comprado por la caja balear Sa Nostra a Iscomar y acto seguido alquilado a la misma empresa. A pesar que actualmente es propiedad de la entidad bancaria y que Iscomar hace meses que no paga, ésta no ha iniciado ninguna actuación ni ha intentado recuperar el barco o la inversión. «No podemos demostrar nada pero es obvio que hay un trato de favor hacia Iscomar que es difícilmente justificable» cree Enric Tarrida. A pesar de los intentos de CGT, los marineros de Mercedes del Mar o Directa de saber la opinión de Sa Nostra, ésta se desvincula del caso.

Fuente: www.setmanaridirecta.inf

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